Tres años después de nuestro primer viaje a Omán y los Emiratos Árabes Unidos volvimos al sudeste de la Península Arábiga para visitar regiones y lugares que nos quedaron pendientes en aquel viaje y también para ver otros que ya habíamos visto.
En aquel primer viaje el objetivo principal fue el Sultanato de Omán, aunque dedicando también unos días a recorrer seis de los siete emiratos que conforman los Emiratos Árabes Unidos.
En este, por el contrario, centramos nuestro viaje en los Emiratos Árabes Unidos, sobre todo en los emiratos de Abu Dabi y de Dubái, y con una fugaz visita a los pequeños emiratos de Umm al-Qaywayn y Ras al Jaima.
Y completamos la ruta con una escapada a la península de Musandam, un territorio perteneciente a Omán, pero separado del resto del país por territorio de los Emiratos Árabes Unidos. Este es un lugar que teníamos muchas ganas de visitar.
Por eso, esta guía y relato de viaje se complementa perfectamente con el mencionado anteriormente, puesto que entre los dos se cubre la mayor parte parte de ambos países.
Recordamos que los Emiratos Árabes Unidos (E.A.U.) son una federación de siete emiratos: Abu Dabi, Dubái, Sharjah, Ajman, Umm al-Qaywayn, Fujairah y Ras al Jaima.
Todos ellos suman una extensión de 83.600 km² y una población de más de 4 millones de personas, de la que solo un 20% son emiratíes de pura cepa, mientras que un 50% son del sur de Asia, sobre todo de India.
Omán, por su parte, es un sultanato que ocupa el extremo sudeste de la Península Arábiga, además de algunas islas en el mar Arábigo y una pequeña zona a la península de Musandam, separada del territorio principal por un capricho en el trazado de fronteras durante la descolonización de la zona.
Es el tercer país de mayor extensión de la Península Arábiga con una superficie de 309.500 km², mientras que la población es de poco más de 3 millones de personas.
Del 31 de diciembre de 2009 al 11 de enero de 2010.
Día 1: Barcelona → → Estambul (TR) → → ...
Día 2: ... → → Dubái - Yas Island - Saadiyat Island - Abu Dabi
Día 3: Abu Dabi
Día 4: Abu Dabi - Al Ain
Día 5: Al Ain - Jebel Hafeet
Día 6: Jebel Hafeet - Al Ain - Umm al-Qaywayn - Khatt (R.A.K.)
Día 7: Khatt - Bukha (Omán) - Khasab (Musandam)
Día 8: Khasab → → fiordos de Musandam → → - Khasab - Dubái
Día 9: Dubái
Día 10: Dubái → → ...
Día 11: ... → → Estambul → → Barcelona
La moneda oficial de los Emiratos Árabes Unidos es el dirham E.A.U. (o AED), de paridad fija con el dólar (1 US$ = 3,67 AED). Los euros pueden ser cambiados en todas las oficinas de cambio de divisas. El pago con tarjetas de crédito está muy difundido.
En Omán la moneda de curso legal es el rial omaní (o RO), pero en la península de Musandam, a pesar de que es territorio omaní, se acepta sin problema el AED (dirham de E.A.U.) para cualquier pago.
Así, si ya disponéis de AED en efectivo y vuestra estancia en la zona del Musandam omaní es corta, entonces no merece la pena cambiar de euros a RO porqué podréis pagarlo todo con los AED. Pero deberéis tener la precaución de pedir que os devuelvan el cambio también en AED para no encontraros en el bolsillo con RO que después difícilmente podréis recambiar fuera de Omán.
En las fechas de este viaje el cambio relativo entre ambas monedas era de 1 RO = 10 AED, por lo que ante un precio en RO era suficiente con multiplicarlo por 10 para obtener la cantidad en AED (o dividir por 10 la cantidad en AED para obtener RO). Esta relación de cambio entre AED y RO se mantiene más o menos alrededor de 10.
El cambio medio obtenido en este viaje fue de 1 AED = 0,1934 € / 1 € = 5,17 AED. Podéis consultar el cambio oficial actualizado en los enlaces Eur → AED (de euros a dirhams E.A.U.) y Eur → RO (de euros a riales de Omán).
+ 491 € (vuelo internacional Barcelona-Estambul-Dubái, ida y vuelta)
+ 11,5 € (visado Omán)
+ 120 € (50% alquiler coche 9 días + seguro extra Omán + otros)
+ 27 € (50% gasolina coche: 1.660 km)
+ 256 € (50% alojamiento)
+ 160,5 € (50% comida/bebida, entradas, otras)
= 1.066 € (total por persona)
En los Emiratos Árabes Unidos (E.A.U.) los ciudadanos de la Unión Europea solo deben presentar un pasaporte en regla, con más de seis meses de vigencia desde la fecha de entrada al país. En cualquiera de los aeropuertos del país y en sus fronteras terrestres se obtiene un sello de entrada gratuito, válido durante 90 días.
Más información actualizada en la web oficial Visit visas, work permits, entry permits, residency visas and Emirates IDs.
En Omán también es necesario presentar un pasaporte con una validez mínima de 6 meses. En las fechas de este viaje, en 2009, era necesario también un visado para entrar al país. Las autoridades omaníes concedían visados con una validez de 1 mes y una sola entrada en frontera (en aeropuertos y en las fronteras terrestres con los E.A.U.).
El coste del visado de Omán era entonces de 6 RO (o 30 AED), pero si se entraba a Omán a través de la frontera terrestre de Hatta (con el emirato de Dubái) entonces el visado omaní era gratuito, aunque no el resto de pasos terrestres, entre los cuales se incluía el de Al-Darah/Tibat, el único punto de entrada posible en aquel momento para extranjeros en el territorio omaní de la península de Musandam.
En el momento de escribir esta actualización, junio de 2024, los ciudadanos de más de 100 países (incluyendo la mayoría de países europeos) están exentos de presentar un visado de entrada para estancias en Omán de hasta 14 días. Para el resto de casos hay que solicitar en linea un visado de entrada a través del sistema eVisa.
Más información actualizada sobre los visados de entrada a Omán en la web oficial Omán entry visas.
• Vuelo internacional. Elegimos Dubái como aeropuerto de entrada y salida, puesto que la gran oferta de compañías aéreas que vuelan a este destino (Dubái es un auténtico hub regional) suelen propiciar el encontrar muy buenas ofertas, bastante más económicas que volar a Abu Dabi, por ejemplo.
En cuanto a la compañía aérea nos decantamos entonces por Turkish Airlines, con un vuelo Barcelona-Dubái con escala en Estambul, que compramos a través del portal LastMinute por el módico precio de 491 €/pax precio final, aunque además del precio pesó también el hecho de que nos resultaba la combinación de vuelos más óptima en tiempo efectivo total.
• Coche de alquiler. Dado el escaso y errático transporte público que hay en la zona (o inexistente para algunos puntos de interés) lo más recomendable para desplazarse por los Emiratos Árabes Unidos y la península de Musandam es alquilar un vehículo, y más teniendo cuenta el coste tan económico del propio alquiler y de la gasolina en la zona.
Con un coche de alquiler nos aseguramos el poder movernos con total libertat, sin estar sujetos a horarios ni a otras limitaciones. Incluso en las ciudades, como Abu Dabi, Dubái o Al Ain, el coche de alquiler es insustituible, ya que las distancias entre puntos de la misma ciudad son kilométricas y el transporte urbano no llega a muchos lugares.
En la ciudad de Dubái, por ejemplo, se había estrenado entonces una novísima red de metro que en aquel momento era solo operativa a medias y de alcance bastante limitado. Ahora, en 2024, ya cuenta con más líneas y alcance.
En este viaje alquilamos un Toyota Yaris automático de la compañía Budget a través del portal Booking.com por un periodo de 9 días y pagamos 181,5 €, incluyendo un seguro a todo riesgo especial para eliminar la franquicia). Este alquiler tuvo una inmejorable relación calidad/precio !!.
Otros aspectos a tener cuenta en el alquiler de un coche en los Emiratos Árabes Unidos y en Omán:
Seguro especial obligatorio para conducir en Omán. Nuestra intención era, y así lo hicimos, entrar con el coche en territorio de Omán (península de Musandam), lo cual suponía sacar el vehículo fuera de los Emiratos Árabes.
Por esta razón tuvimos que contratar, en el momento de recoger el vehículo, un seguro especial obligatorio para Omán, el coste del cual era de una cantidad fija de 125 AED (unos 24 €), más el 50% del coste diario del alquiler del coche (80 AED o 15 € en nuestro caso) por el número de días previstos en Omán.
Este tipo de seguro tiene que incluir una carta que muestre la autorización de la compañía de alquiler para sacar el coche del país, ya que este documento suele ser requerido por la policía fronteriza (como así fue en nuestro caso).
Este seguro no era barato, pero entonces no había transporte público hasta Khasab, la capital de la parte omaní de Musandam, y había que contratar un transporte privado para entrar y salir de la zona.
Por otro lado, el alquiler de un vehículo en Khasab era muy caro entonces y también era una misión casi imposible encontrar uno, o al menos esto nos comentaron unos viajeros que lo habían intentado sin éxito. Así las cosas, pagar este sobreprecio en el seguro nos valió mucho la pena.
Conducir en los E.A.U. y en Omán. El estado de las carreteras en los Emiratos Árabes Unidos es bueno, son casi siempre autovías de varios carriles y la señalización es correcta. En el caso de Musandam aún había muchas pistas no asfaltadas fuera de los circuitos habituales, pero las carreteras estaban bastante bien.
La velocidad en los E.A.U. está limitada y se señalizan a menudo los controles de radar, pero esto no parece tener efecto sobre los conductores emiratíes, ya que normalmente éramos los únicos que no pasábamos de los 120 km/h.
Claro que en los coches de alquiler un silbato avisaba insistentemente si se rebasaba dicha velocidad, mientras que para los locales, con sus coches y SUV de alta gamma, ir a 120 km/h les debe saber a muy poco (!!).
En cualquier caso, en el emirato de Abu Dabi la velocidad máxima en autovías es superior a la del resto de emiratos, llegando a los 160 km/h. Por lo tanto, a la hora de conducir por los E.A.U. hay que tener en cuenta el afán por la velocidad que muestra la población local, también por las maniobras de adelantamiento o cambio de carril.
Y tanto en los E.A.U. como en Omán conviene acostumbrarse a las rotondas (roundabout o R/A) y cambios de sentido, tanto en ciudad como en carretera, por el hecho de que encontraréis un gran número de autovías de varios carriles.
Precio de la gasolina en los E.A.U. y en Omán. El precio de la gasolina 95 en los E.A.U. en las fechas de nuestra visita (finales de 2009) era de 1,48 AED/l (0,286 €/l), mientras que en Omán aún era más barata: 1,25 AED/l (0,24 €/l). Llenábamos el depósito del coche pagando el equivalente a unos 10 €. Sin comentarios.
En la actualidad (junio 2024) el precio de la gasolina 95 en E.A.U. es de 3,02 AED/litro y el gasóleo 2,88 AED/litro. En Omán los precios son 0,239 RO/litro de gasolina 95 y 0,258 RO/litro de gasóleo.
A causa de las peculiaridades del alojamiento en los E.A.U. y a nuestra propia experiencia del viaje anterior en la zona, esta vez reservamos todos los hoteles por Internet, a través del portal Booking.com, a pesar de que solo reservamos desde casa la primera noche en el país y el resto lo fuimos haciendo sobre la marcha, a veces de un día para otro.
Esto es así porque el tipo de alojamiento para viajeros internacionales que habitualmente hay en los E.A.U., excepto algún caso aislado, es de nivel mediano-alto. De hecho, se dio la circunstancia que en la ciudad de Al Ain solo había, en las fechas de nuestra visita, cinco hoteles y todos eran de 5*.
Por suerte, los precios que encontrábamos a través del mencionado portal eran muy asequibles, bastante mejores que directamente en la web del propio hotel o en la recepción del hotel, pagando una media de unos 60 € por una habitación doble con desayuno en un hotel de categoría de cinco estrellas.
En Khasab, la capital del Musandam omaní, la cosa era muy diferente. La oferta era entonces muy escasa y muy dispar en calidad, pero en todos los casos los precios eran bastante más elevados que los equivalentes en los E.A.U., por lo que su relación calidad/precio era bastante peor. En cualquier caso, el mejor hotel de la zona era entonces el Golden Tulip Resort Khasab, ahora llamado Atana Khasab Hotel, y situado a 5 km de Khasab, en un emplazamiento elevado sobre el mar.
Las condiciones de seguridad en los E.A.U. y en Omán son muy buenas, dando una sensación de seguridad total. Dicho esto, conviene tomar las precauciones habituales y utilizar el sentido común, estando siempre vigilantes, sobre todo en lugares públicos muy concurridos.
Por otro lado, en ambos países la Ley Islámica impone en las costumbres ciertas restricciones que hay que respetar y tener en cuenta, como por ejemplo el consumo de alcohol o la vestimenta.
No hay ninguna vacuna obligatoria y ni siquiera recomendable. Las condiciones sanitarias en ambos países son buenas, pero en cualquier caso es altamente recomendable viajar con un seguro médico internacional de amplia cobertura y que incluya también la repatriación en caso de necesidad.
En ambos países, sobre todo en verano, es conveniente extremar las precauciones para evitar insolaciones y la deshidratación.
En las fechas de nuestro viaje a la zona, al inicio del invierno, tuvimos unas temperaturas muy agradables, las cuales se movían en un rango de entre 23 y 26°C durante el día y de 15 a 18°C por la noche. Conviene evitar el verano, tanto sí como no, a causa de las altísimas temperaturas y las posibles tormentas de arena.
No tuvimos lluvia ningún día, excepto cuatro gotas mal contadas en el primer día en Abu Dabi.
Durante el horario de invierno europeo hay una diferencia de +3 horas, tanto en los E.A.U. como en Omán. Por otro lado, en las fechas de nuestra visita amanecía sobre las 6:45 de la mañana y se hacía oscuro a las 18:05 horas.
Tanto en Omán como en los E.A.U. el voltaje de la red eléctrica es de 220/240 V y la frecuencia de 50 Hz, por lo que no es necesario llevar ningún adaptador de voltaje.
En cuanto al tipo de enchufe es posible encontrar de dos o tres tipos diferentes, pero los que más abundan son los de tres clavijas (tipos G, como el inglés), por lo que es recomendable llevar un adaptador (o comprarlo allá in situ) que nos permita conectar nuestros dispositivos eléctricos a la red.
Oman, UAE & Arabian Peninsula Travel Guide, de Lonely Planet Pub. (2.ª edición, Sep-2007, en inglés). A través de la web de Lonely Planet compramos, en formato digital Pdf, solo los capítulos de esta guía necesarios para nuestra ruta.
Esta guía cubría todos los países de la península Arábiga, dedicando más contenido a los E.A.U. y a Omán, pero aún y así se echaba de menos más información.
Arenas de Arabia, de Wilfred Thesiger (Editorial Península).
Un clásico de la literatura de viajes con la descripción de los casi cuatro años que este autor y explorador británico empleó viajando entre la gente nómada del sur de la península Arábiga (Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Omán, entre otros) a finales de los años cuarenta del pasado siglo, poco antes de que llegara la fiebre del petróleo.
En esta obra narra las aventuras vividas en la llamada zona vacía de Arabia Saudí o la Ar-Rub Al-khali, uno de los desiertos menos conocidos y más duros del continente, acabando su periplo en el oasis de Liwa, actualmente territorio del emirato de Abu Dabi.
Iniciamos este viaje tomando un vuelo de la compañía Turkish Airlines de Barcelona a Estambul. Tras 2 horas y 45 minutos de vuelo, y de recorrer 2.300 km, en un B-737 aterrizamos en el aeropuerto Atatürk, el cual era entonces el principal aeropuerto internacional de Estambul. Desde mediados de 2019 ha sido sustituido por el nuevo aeropuerto internacional de Estambul.
Después de una rápida conexión en este aeropuerto embarcamos en el vuelo hacia Dubái, también de Turkish Airlines.
Se dio la curiosa circunstancia que estábamos en el último día del año 2009 y nuestro avión empezó a rodar por la pista a las 23:50, situándose en la cabecera de pista poco después. Entonces el comandante de nuestro avión esperó a que fueran las doce en punto para anunciar el acontecimiento por la megafonía del avión y nos deseó a todos un feliz año nuevo 2010 y a continuación dio toda la fuerza a los motores para iniciar el despegue.
A las 5:45 del primer día del año 2010 aterrizamos en el aeropuerto internacional de Dubái tras un vuelo de 3 horas y 45 minutos y una distancia recorrida de 3.007 km desde Estambul.
Recordamos que la hora local en Dubái, y por extensión la de los Emiratos y Omán, durante el horario de invierno europeo es de +3 horas respeto la de Barcelona.
Al pasar el control de inmigración nos sellaron al pasaporte con un visado gratuito de 30 días. Después de recuperar el equipaje facturado cambiamos una pequeña cantidad de euros a AED, la moneda local, en una pequeña oficina que había en la misma sala de equipajes. Al salir de esta, en la terminal de llegadas, había otras opciones para cambiar dinero, pero comprobamos que el cambio aquí era ligeramente peor.
A continuación nos dirigimos, en la misma terminal de llegadas, a la agencia de alquiler de coches con la que habíamos reservado a través del portal Booking.com., donde nos entregaron las llaves de un Toyota Yaris de tres volúmenes, muy nuevo, por el que pagamos unos 240 € por un alquiler de 9 días, incluyendo un suplemento de 25 € para el seguro a todo riesgo y otro de 71 € por el seguro especial obligatorio para conducir por Omán durante 3 días.
Recordamos en este punto, tal como hemos explicado anteriormente, la necesidad de presentar un carné de conducir internacional, además del carné de conducir del país de residencia.
Saliendo con el coche desde el aeropuerto de Dubái, muy cercano al barrio de Deira, y yendo en dirección hacia Abu Dabi fuimos encadenando autovías hasta conectar con la gran avenida Sheikh Zayed, la principal arteria de la ciudad y que transcurre de norte a sur, más o menos paralela al mar.
Conduciendo por esta avenida vimos, por primera vez vive y en directo, el altísimo rascacielos Burj Khalifa, así como otros 50.000 edificios, a cual más espectacular, pero muchos de ellos aún en construcción en aquellas fechas, que se iban sucediendo a lo largo de esta enorme avenida.
También vimos el viaducto de la nueva línea de metro que aún se estaba construyendo. Desde nuestra última estancia en Dubái, tres años atrás, pudimos apreciar muchos cambios.
Tras dejar atrás Jebel Ali, el enorme puerto dubaití, situado a unos 35 km de Deira, ya se acaba la ciudad de Dubái y empieza el paisaje desértico, dejando atrás el espejismo urbano que supone esta ciudad salida del nada.
En general las indicaciones para conducir por Dubái son buenas y no es difícil encontrar la ruta hacia Abu Dabi. La avenida Sheikh Zayed al final se transforma en la autovía E11 o Sheikh Khalifa Bin Zayed Al Nahyan Int'l Road que va en dirección suroeste, hacia Abu Dabi y la frontera con Arabia Saudí. Esta autovía tenía cuatro carriles por cada lado y la velocidad máxima permitida era de 120 km/h, aunque éramos los únicos que la respetábamos.
Unos 40 km antes de llegar a Abu Dabi tomamos la salida Yas East para visitar la zona de la isla de Yas.
Acabada esta visita cogimos la autovía Shahama-Saadiyat que, a través de una zona de humedales e islas artificiales, nos condujo directamente a la zona del Meena, ya en la ciudad de Abu Dabi.
Por el camino pudimos ver las faraónicas obras que se estaban llevando a cabo en la isla de Sadiyat, donde entre otras muchas cosas, se estaban construyendo entonces los museos Louvre Abu Dhabi y Guggenheim Abu Dhabi.
También pudimos ver por fuera ver el impactante y futurista edificio circular Aldar HQ. En las fechas de nuestra visita todavía se estaban llevando a cabo las obras de urbanización de su entorno, ya que el edificio no se inauguró hasta el año 2010, unos meses después de nuestra visita. Con sus 110 metros de altura y 23 plantas es el edificio circular más alto de su tipo en el mundo y el primero de Oriente Medio.
Este edificio se encuentra ubicado en la zona costera de Al Raha, en las afueras de la ciudad de Abu Dabi, y es visible desde la autovía E11 que conecta Dubái y Abu Dabi.
Finalmente llegamos al centro de Abu Dabi, donde se encuentra el hotel que habíamos reservado por Internet. La distancia entre Dubái y Abu Dabi es de unos 125 km por la autovía E11.
En Abu Dabi nos alojamos en el Crowne Plaza Abu Dhabi, situado en la calle Sheikh Hamdan, en pleno distrito financiero, y a corta distancia de varios puntos de interés de Abu Dabi, como la Corniche.
En el momento de escribir esta actualización este hotel ha cambiado de nombre y ahora se llama Millennium Downtown.
El Crowne Plaza Abu Dabi era un hotel de categoría 5 estrellas en el que pagamos 392 AED/noche (unos 75 €), incluyendo la tasa turística y cargos por servicio, pero sin desayuno. Nuestra habitación era enorme, de 60 m², con jacuzzi y todas las comodidades y amenities de un hotel de esta categoría. También tenía aparcamiento privado gratuito para el coche.
Como el desayuno bufete del hotel no estaba incluido en el precio de la habitación y era bastante caro, una de las pocas opciones en esta zona de Abu Dabi para desayunar a la europea era la cafetería de la cadena Starbucks que había en la misma calle Hamdan, a solo 150 metros al este.
La mejor opción (y más económica) para comer en Abu Dabi suelen ser los restaurantes indios y también los chinos, pero no siempre. También están los restaurantes de los hoteles, muy caros, y cadenas de comida rápida, así como los restaurantes de los centros comerciales.
De los restaurantes que probamos recomendamos el Gulf Palace Restaurant, a solo 100 metros del hotel Crowne, con buena comida y a un precio razonable. Otro restaurante recomendable es el libanés Automatic Restaurant, en la esquina de las calles Hamdan y Najda, con deliciosos shawarmas muy baratos.
ABU DABI. La ciudad de Abu Dabi es la capital federal de los Emiratos Árabes Unidos y la principal ciudad del emirato de igual nombre, el emirato de Abu Dabi, pero la segunda del país en tamaño después de Dubái.
La ciudad de Abu Dabi está situada sobre una isla en la costa occidental de los Emiratos Árabes, en el Golfo Pérsico, aunque está separada del continente sólo unos 250 metros. Hay varios puentes que la unen a tierra firme, así como a otras islas vecinas, como la isla de Saadiyat.
Principalmente gracias al petróleo no sorprende que Abu Dabi haya sido definida como la ciudad más rica del mundo.
Desde el año 2004, con la llegada al poder del jeque Jalifa bin Zayed Al Nahayan, el cual fue el presidente de los E.A.U. y emir de Abu Dabi hasta el año 2022, pasó a competir con su vecino Dubái en obras y proyectos faraónicos con el fin de atraer turismo e inversores.
En las fechas de nuestra visita a Abu Dabi la ciudad estaba experimentando un gran boom de la construcción, aunque, eso sí, algo más moderado que el de su vecina Dubái.
Es cierto que la ciudad de Abu Dabi no tiene gran cosa a ver desde el punto de vista histórico y cultural, al menos hasta que no se inauguren los nuevos museos Guggenheim y Louvre, pero para el viajero curioso hay unos cuántos puntos de interés que hacen recomendable la visita a esta ciudad, y con la ventaja de que la mayor parte de ellos son gratuitos.
Dadas las dimensiones y configuración de la ciudad de Abu Dabi y los alrededores son pocos los lugares accesibles a pie sin recorrer distancias kilométricas. Por eso conviene disponer de coche de alquiler o bien usar los autobuses y/o taxis disponibles en la ciudad.
En la zona central de Abu Dabi destaca el Qasr al-Hosn, el edificio de piedra más antiguo de la ciudad, ya que data de 1761. Fue la residencia real y sede del gobierno hasta el año 1966.
Está situado a lo largo de la calle Sheikh Zayed First, junto al complejo Cultural Foundation. En el momento de nuestra visita el Qasr al-Hosn estaba en restauración y solo pudimos verlo por fuera.
La Corniche, por su parte, es un largo y bonito paseo marítimo, de unos 8 km, con un agradable camino peatonal, con jardines y actividades para niños y adultos, e incluso algunas playas de arena.
A su espalda se encuentra el vistoso skyline de Abu Dabi. Merece la pena recórrelo a última hora de la tarde para ver la puesta de sol y encontrarse con la numerosa población local que pasea sobre esa hora. Desde este paseo hay buenas vistas sobre la zona del rompeolas y la isla artificial Al Lulu, que entonces aún estaba vacía.
Fuimos hasta el hotel Le Royal Meridien Abu Dhabi, ubicado en la calle Khalifa bin Zayed, a 500 metros de la Corniche, y subimos hasta el restaurante giratorio Al Fanar para disfrutar de sus espectaculares vistas de 360° sobre la ciudad y el mar. En este restaurante se podía tomar una copa, comer/cenar o solo disfrutar de las vistas. En la actualidad, junio de 2024, este restaurante se denomina Stratos Revolving Lounge Bar & Grill.
De vuelta a la Corniche y en la agradable zona del rompeolas vimos el altísimo màstil de la bandera de los E.A.U. (U.A.E. flag en inglés) que, con 123 metros de altura, está entre los más altos del mundo. Es imposible no ver la enorme bandera de los E.A.U. que ondea sobre él.
Muy cerca de aquí está el Heritage Village, donde se muestra como era la vida en un poblado tradicional del oasis en el pasado. Se trata de un museo al aire libre, con demostraciones de artesanos tradicionales o con el esquema de un falaj, un sistema de irrigación tradicional de la zona. No hay mucho que ver, pero es interesante y agradable de visitar. Además, proporciona excelentes vistas sobre la playa y la silueta urbana de edificios de la Corniche.
Desde aquí vale la pena andar otros 400 metros hasta el final de esta península, donde se encuentra el bonito edificio del Abu Dhabi National Theatre.
Por otro lado, la calle Khamis Bin Zaal Al Rumaithi, un tramo de carretera que recorre esta estrecha península del rompeolas, más o menos de 1 km de longitud, es el lugar preferido de los hombres locales para hacer ostentación de sus lujosos y potentes coches deportivos y 4x4.
Aquí vimos, por ejemplo, un gran muestrario de Ferraris, Lamborghinis, Maseratis, BMW x6, Hummers H2, o Toyotas FJ Extrem, entre otros muchos, además de motos de muy alta cilindrada. Impresionante... Es evidente que aquí sobra el dinero y el precio de la gasolina no es problema :-)
En esta zona del rompeolas también se encuentra el magnífico e impresionante hotel Emirates Palace, un super hotel de lujo que fue inaugurado a finales de 2005. Es propiedad del gobierno de Abu Dabi, pero gestionado por el grupo Kempinski hasta el año 2020, cuando pasó a manos del grupo Mandarin Oriental). Es uno de los hoteles más caros del mundo jamás construido.
Todo en él es mastodóntico y puro lujo. Tiene más de 100 Ha. de jardines, 1.3 km de playa privada y un parking subterráneo para 2.500 vehículos. El exterior del hotel tiene hasta 114 cúpulas que llegan a los 80 metros de altura. Tiene suites exclusivas para miembros de la familia real del emirato, así como otras reservadas para jefes de gobierno, decoradas con oro y mármol.
Solo el árbol de Navidad que colocan en su impresionante atrio está valorado en más de 11 millones de dólares USD.
Si os queréis permitir un capricho ya os podréis imaginar que los precios de las habitaciones en este hotel están en consonancia con el lujo y ostentación del lugar.
Al acercarnos al hotel Emirates Palace con el coche lo primero que encontramos fue su entrada monumental, de estilo mogol, que solo se abre en ocasiones solemnes para clientes muy ilustres.
Continuando unos 500 metros por la calle Corniche West llegamos hasta la entrada ordinaria, donde el conserje nos saludó y preguntó si íbamos a visitar el hotel, a la cual cosa le contestamos afirmativamente y nos dejó pasar sin problema.
Ya dentro del recinto cruzamos una zona ajardinada y llegamos a la entrada cubierta que daba acceso al edificio principal. Aquí dejamos el coche y dimos las llaves al personal del hotel para que nos lo aparcaran en el aparcamiento subterráneo. A cambio nos dieron un nº para recoger el coche a la salida.
Una vez dentro del edificio no dejamos de alucinar. Creíamos haberlo visto todo en hoteles de lujo, pero este es enorme, muy lujoso, aunque elegante, y con personal por todas partes. Realmente impresionante el atrio bajo la cúpula principal.
Se podía visitar libremente la zona pública del hotel. En cualquier caso podéis haceros una idea aproximada de este hotel único a través de este tour virtual por el Emirates Palace.
En nuestra visita al hotel aprovechamos para ver, en una zona del hotel habilitada como museo, una exposición de pintura con obras maestras de la colección permanente de los museos Guggenheim, así como otra con fotografías, maquetas y paneles explicativos sobre los proyectos culturales que estaban en curso en la isla de Saadiyat.
En resumen, el Emirates Palace es un lugar recomendable 100% en toda visita a Abu Dabi, con la ventaja de que la visita es gratis (o al menos lo era entonces), aunque siempre tendréis la posibilidad de tomar una bebida o snack en alguno de sus bares o lounges). Y recomendamos ir al hotel tanto de día como por la noche, porque la iluminación nocturna de las fuentes, jardines y edificios es realmente fantástica.
Los centros comerciales, verdaderos templos modernos del consumismo en todo el mundo, pero más en los países del Golfo, son un buen lugar para ver a la población local (autóctonos y expatriados) en su salsa.
El Marina Mall, situado en el rompeolas, a escasa distancia del Emirates Palace, era quizás el centro comercial más glamuroso de Abu Dabi en las fechas de nuestra visita. En él había un hipermercado, más de 400 tiendas, restaurantes, cines, una bolera y una pista de hielo, por ejemplo.
La Gran Mezquita Sheikh Zayed (Sheikh Zayed Grand Mosque en inglés), situada unos 15 km al sudeste del centro de la ciudad de Abu Dabi, es la mayor mezquita del país y la sexta del mundo, pudiendo acoger más de 40.000 fieles.
Se inauguró en diciembre de 2007 y tuvo un coste de construcción de unos 525 millones de dólares US$.
Todo en ella es lujo y superlativo. Por ejemplo, su patio interior, con un delicado diseño floral, tiene una superficie de 17.000 m² y está considerado como el mayor ejemplo de mosaico de mármol en todo el mundo.
También la alfombra de su sala de oración principal está considerada como la mayor del mundo y está hecha en Irán. Sus enormes lámparas contienen millones de cristales Swarovski. Y así muchas cosas más...
Comparándola con otras grandes, nuevas y lujosas mezquitas que hemos visto en otros países, como por ejemplo la Mezquita Hassan II (Casablanca, Marruecos) o la Gran Mezquita de Sultán Qaboos (Mascate, Omán), pensamos, es nuestra humilde opinión, que la Gran Mezquita Sheikh Zayed no es tan original ni está hecha con tan buen gusto como aquellas, pero aun y así bien es verdad que nos pareció extraordinaria en varios aspectos.
Por eso creemos que vale mucho la pena visitarla si viajáis a Abu Dabi.
La entrada es gratuita y se puede visitar a partir de las 9:00-10:00 diariamente excepto los viernes por la mañana. Recomendamos ir tan pronto como abren por la mañana para disfrutar de una visita relajada y tranquila, porque a medida que transcurre la mañana se va llenando de tours. Es conveniente hacer una reserva en linea para asegurarse la entrada a la hora deseada.
Lógicamente, para la visita a la mezquita hay que vestir de forma respetuosa, como en la visita a cualquier otro lugar de culto. Las mujeres, además, deben vestir una abaya que cubra todo el cuerpo y un pañuelo en la cabeza, disponibles en la entrada de la mezquita.
Llegar a la mezquita desde el centro de Abu Dabi es fácil: en coche basta con coger la vía rápida en dirección al aeropuerto y salir en la salida adecuada, pero también se puede ir en autobús o taxi. Los accesos y alrededores de la mezquita aún estaban en obras en el momento de nuestra visita.
La única razón de nuestra visita al complejo Zayed Sports City fue que en las fechas de nuestra visita a Abu Dabi tenía lugar en él el campeonato mundial de tenis Capitala World Tenis Championship (posteriormente llamado Mubadala), un torneo de exhibición que aquel año tuvo lugar del 30 de diciembre al 1 de enero.
Además, la edición de aquel año 2009 fue la primera de este campeonato de exhibición y en ella se jugaba la final de consolación entre David Ferrer y Roger Federer y la gran final entre Rafa Nadal y Robin Soderling.
Aunque finalmente no pudimos conseguir entradas porque ya estaba vendido todo desde hacía meses, sí pudimos recorrer libremente el Village del torneo, ver los entrenamientos y disfrutar del gran ambiente que había.
El Zayed Sports City está situado unos 3 km antes de llegar a la Gran Mezquita Sheikh Zayed, yendo desde el centro de la ciudad de Abu Dabi. Y para volver al centro desde este complejo deportivo (o desde la Gran Mezquita) recomendamos tomar la avenida 30th que bordea la costa occidental de la isla sobre la cual se asienta Abu Dabi.
Esta avenida pasa por el distrito de las Embajadas, por delante del ADNEC Centre Abu Dhabi, y la zona de Al Bateen, con sus bonitos jardines e impresionantes mansiones.
La isla de Yas (Yas Island en inglés) está situada a unos 30 km del centro de la ciudad de Abu Dabi y ocupa una superficie de 2.500 Ha, de las que dos tercios están destinadas a diferentes proyectos de ocio, comerciales y turísticos, algunos ya realizados y otros que aún estaban por hacer en aquellas fechas.
En la actualidad la isla de Yas aloja un circuito de Fòrmula 1 y motociclismo, hoteles, parques temáticos, centros comerciales, puerto deportivo, campos de golf, apartamentos y chalés de lujo, etc.
En las fechas de nuestra visita ya pudimos ver completado el bonito Circuito Yas Marina de Fórmula 1, inaugurado dos meses antes de nuestra visita y en el cual se celebra desde entonces el Grand Prix de Abu Dhabi de Fórmula 1.
Integrado en el circuito Yas Marina está el impresionante y curioso Yas Marina Hotel (ahora denominado W Abu Dhabi), un hotel de cinco estrellas con un diseño único, mitad sobre la tierra y mitad sobre el mar, siendo el primer hotel del mundo construido sobre un circuito de Fórmula 1.
Pero quizás su característica de diseño que más llama la atención es su cubierta en forma de caparazón, de vidrio y acero, y que cuenta con un sistema de iluminación formado por 5.389 paneles LED que cambian de color, haciéndolo visible desde kilómetros de distancia.
Se puede pasear libremente por algunas zonas alrededor del circuito y del hotel, suficiente para alucinar con el conjunto. También se puede entrar en el hotel y tomar una bebida o comer en sus bares o restaurantes.
En este hotel nos topamos por casualidad con el tenista suizo Roger Federer, el cual participaba aquellos días en el torneo de tenis Capitala World Tenis Championship de Abu Dabi.
Junto al lado norte del circuito Yas Marina está el enorme y llamativo Ferrari World Abu Dhabi, el primer parque temático que se construyó en el mundo dedicado íntegramente a la marca italiana. Su enorme techo de color rojo, de 200.000 m², hacía de él el parque temático cubierto más grande del mundo.
Nos limitamos a verlo por fuera porque entonces aún estaba en construcción. Fue inaugurado en noviembre de 2010.
Recomendamos, por lo tanto, que si visitáis Abu Dabi os acerquéis hasta la isla de Yas, ya sea de día o por la noche.
Para llegar a la isla de Yas desde el centro de Abu Dabi se puede tomar la salida sur por la carretera que va deAbu Dabi a Dubái (ruta I10) o bien por el norte (recomendada) tomando la autovía Shahama-Saadiyat que cruza las islas de Sadiyat y Bisrat Fahid antes de conectar con la de Yas. Si venís de Dubái por la autovía E11 basta con tomar la salida Yas East.
La isla de Sadiyat (Saadiyat Island en inglés), situada a solo 500 metros de la costa norte de la ciudad de Abu Dabi, es otro mega-proyecto de las autoridades del emirato y que se esperaba que estuviera finalizado en 2020, pero en el momento de escribir esta actualización (2024) aún no ha sido completado.
Aunque también tendrá usos comerciales, residenciales y de ocio, la idea es que sea el centro cultural (de lujo) de Abu Dabi. En las fechas de este viaje se estaba construyendo el Louvre Abu Dhabi, una polémica filial del conocido museo parisiense. Su inauguración estaba prevista para el año 2012, pero finalmente se produjo a finales de 2017.
Y otro de los proyectos estrella (y también controvertido) sobre esta isla es el Guggenheim Abu Dhabi, otra filial del museo-franquicia neoyorquino. Estará alojado en un espectacular edificio del arquitecto Frank Gehry. Se esperaba inaugurarlo en 2013, pero sucesivos retrasos han pospuesto la fecha prevista hasta el año 2025.
También había empezado ya la construcción de un campus de la New York University, el cual se inauguró finalmente en 2014. También había planes para construir un centro de artes escénicas de nivel mundial y una sala de conciertos.
Finalmente, para llegar a la isla de Sadiyat basta con cruzar el largo puente que parte de Al Meena, en el extremo nordeste de la isla donde se encuentra el centro de Abu Dabi.
El gran oasis de Liwa está formado por un conjunto de pequeños asentamientos y oasis situados a unos 150 km al suroeste de la ciudad de Abu Dabi, siendo la zona habitada más al sur de los E.A.U., ya que está a solo 16 km de la frontera sur con Arabia Saudí. El centro geográfico y económico de Liwa es el asentamiento de Muzayri.
Las familias reinantes hoy en día en los emiratos de Abu Dabi (el clan Al Nahyan) y de Dubái (el clan Al Maktoum) son descendentes de la tribu Bani Yas, con origen en el oasis de Liwa.
El escritor y explorador británico Wilfred Thesiger, según recogió en su conocido libro Arenas de Arabia, visitó el oasis de Liwa en sus dos travesías por el inhóspito y vasto desierto de Rub al-Jali que, con una extensión de 650.000 km², es uno de los desiertos de dunas más grandes del mundo (también es conocido con el alias de Territorio Vacío).
Liwa marca el extremo nordeste de este enorme desierto y es su puerta de entrada por el lado oriental.
Quizás por la lectura de este libro o bien por la fascinación que nos produce el desierto y sus extensiones de dunas, lo cierto es que nos llegamos a plantear la visita a Liwa en este viaje, pero finalmente no pudo ser por falta de tiempo (este es un problema que Thesiger no tenía...!).
En cualquier caso, si queréis una buena excusa para justificar el viaje a Liwa, debéis saber que allí se encuentra la duna Moreeb o Tal Mireb, que con 300 metros de altura es una de las dunas más grandes del mundo. Está situada unos 22 km al sur de Muzayri (22°59'N 53°47'E) y, al parecer, el camino para llegar a ella ya merece la pena por sí solo.
En el oasis de Liwa también se pueden hacer otras actividades relacionadas con el desierto.
Dejamos atrás la ciudad de Abu Dabi después de cruzarla en su totalidad, de noroeste a sudeste, y siguiendo las indicaciones conectamos con la autovía nº 22 en dirección hacia Al Ain.
Desde Abu Dabihasta Al Ain hay unos 150 km por la ruta E22. Se trata de una autovía en mitad del desierto y con pocos núcleos habitados a lo largo de la ruta, como Al Khatim o Al Khaznah, por lo que es un trayecto algo aburrido.
Solo los últimos 15 km antes de llegar a Al Ain, con sus numerosas rotondas y sorprendente vegetación en este entorno, animan la conducción.
En las fechas de nuestro viaje a Al Ain las posibilidades de alojamiento en la ciudad eran bastante limitadas y todas pasaban por hoteles y apartamentos de lujo y semi-lujo, con precios a partir de los 70 €. Con posterioridad fueron apareciendo algunos nuevos establecimientos que han incrementado la oferta disponible, siempre bueno para obtener mejores precios.
En Alojamiento en Al Ain podréis encontrar las diferentes posibilidades y precios en esta ciudad y alrededores.
Nosotros nos alojamos en el hotel Hilton Al Ain y que ahora se llama Radisson Blu Hotel & Resort, Al Ain. Está ubicado en el distrito Al Sarooj de Al Ain. En este hotel pagamos 377 AED, impuestos y servicios incluidos, por una estupenda habitación con baño privado y desayuno bufete incluido.
Los jardines y piscinas que rodeaban el hotel eran un plus, especialmente para familias con niños, y su único punto negativo era que ya tenía unos años y necesitaba de una cierta reforma y acondicionamiento. Quizás la nueva cadena propietaria ha llevado a cabo la reforma que necesitaba.
En las fechas de este viaje este hotel tenía la mejor relación calidad-precio en el alojamiento en Al Ain por debajo de 90 €/noche.
Para comer en Al Ain recomendamos el restaurante Golden Fork, en Khalifa St. Se trata de una cadena de restaurantes presente también en el resto de emiratos y que ofrecía buena comida. Otro lugar muy recomendable, donde se comía de lujo, es el restaurante Al Diwan, en la misma calle, delante del anterior. Sirve excelentes especialidades iraníes, chinas, indias, etc. Es algo más caro que el anterior, pero también con más clase.
AL AIN. La ciudad de Al Ain está situada en la parte oriental del emirato de Abu Dabi y es la segunda mayor ciudad de este emirato, siendo la que concentra la mayor proporción de población autóctona de los Emiratos.
Al Ain también es conocida con el alias de la «Ciudad Jardín del Golfo» gracias a su abundate vegetación y zonas verdes en forma de oasis, parques, árboles en las calles y rotondas decoradas con césped y flores, fruto de la abundante agua procedente de los oasis. Además, una estricta normativa urbanística prohíbe levantar edificios de más de siete plantas, lo cual da más visibilidad a los árboles.
Posiblemente poco viajeros que visitan los Emiratos Árabes se acerquen a esta fascinante ciudad, lo cual es una verdadera lástima. Al Ain no solo tiene suficientes puntos de interés como para justificar su visita, sino que además aquí es más fácil encontrar una atmósfera y cultura árabe tradicional y más auténtica que en las ciudades de la costa.
Y entre visita y visita por la zona uno siempre puede relajarse en uno de sus oasis o parques.
En el año 2011 y bajo el nombre común de Lugares culturales de Al Ain, puntos de la zona de Al Ain como Hafit, Hili, Bidaa Bint Saud y zonas de los oasis fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por el hecho de constituir un testimonio de la presencia y ocupación humana de esta zona desértica desde el Neolítico, con vestigios de muchas culturas prehistóricas.
El Al Ain National Museum es el museo más antiguo del país y muestra al visitante, a través de objetos arqueológicos y etnográficos, las tradiciones y cultura de los pueblos que han habitado esta área desde hace 8.000 años.
Entre los objetos mostrados hay varios artefactos de la Edad de Bronce procedentes del lugar arqueológico de Hili, el más importante de los E.A.U.. Este magnífico museo es muy interesante y ameno.
El museo está situado en el interior del fuerte Al Hosn. La entrada costaba entonces 3 AED y cerraba los lunes, así como los viernes por la mañana. Junto al aparcamiento del museo está el antiguo mercado de animales, ahora trasladado a las afueras.
El oasis de Al Ain cubre una área de 1.200 Ha y es el mayor de los siete oasis de la ciudad. Contiene más de 147.000 palmeras datileras. Las ocho entradas al oasis abren al amanecer y se cierran a las 18:30, tras la puesta de sol.
Nuestra recomendación es entrar por la puerta oriental, la que hay junto al Al Ain National Museum, y salir por la del lado occidental, a solo 250 metros del Al Ain Palace Museum.
El interior del oasis es un laberinto de caminos y, aunque hay bastantes rótulos que indican las direcciones, no es difícil perderse. Una vez dentro del oasis, aparte de la lógica tranquilidad (solo se oyen los pájaros) y la buena temperatura que provee, hay varios puntos de interés para el visitante, como los recipientes donde se almacenaban los dátiles, los cereales y el agua, los restos de una antigua fortificación o la mezquita de Al Nasseri.
También pudimos ver aquí el uso del falaj, un antiguo sistema de irrigación que data de miles de años atrás y es muy usado en países como Omán, E.A.U., Irán o China. Todos los huertos están separados por muros.
El Al Ain Palace Museum ocupa el fuerte Qasr al-Ain, uno de los fuertes mejor restaurados en todo el emirato de Abu Dabi. Fue construido en 1937 por el jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, donde vivió hasta el año 1966.
Tras convertirlo en museo, en 2001, se buscó mostrar fielmente la vida en este palacio, ya que las habitaciones fueron restauradas según su uso original y se colocó en el patio una réplica de la tienda beduina para invitados. Además, el museo muestra retratos de miembros de la familia Al Nahyan, emires de Abu Dabi desde hace 80 años.
Se trata de una visita muy recomendable. Este museo está situado en la calle Al Ain, justo en el lado oeste del Oasis de Al Ain. La entrada es gratuita y cierra los lunes.
Aparte de los dos fuertes ya mencionados, ahora convertidos en museos, en Al Ain hay otros interesantes construcciones fortificadas que merecen al menos una rápida visita.
Uno de ellos es el fuerte de Al Jahili, una preciosa edificación (restaurada) situada junto a un cuidado jardín público con césped y flores, a unos 750 metros al oeste del Al Ain Palace Museum. En su interior, actualmente vacío, se suelen hacer conciertos de música al aire libre.
Otro lugar destacable es el fuerte Mujairib, situado en la calle Al Jimi St, formado por un fuerte principal y otro más pequeño, rodeados por un bonito jardín y una zona de juegos para niños, y quizás por eso solo se permite la entrada a las mujeres.
Puede parecer extraño que en esta guía figure una referencia a las rotondas (roundabout o R/A) entre los lugares de interés de una ciudad, pero es que en casi cada cruce de avenidas de la ciudad de Al Ain encontaréis una con motivos temáticos distintos, esculturas, figuras, zonas ajardinadas y fuentes. Son realmente fascinantes y curiosas.
El mercado de camellos de Al Ain, el único de este tipo que queda en los Emiratos Árabes, atrae a criadores y compradores de todo el país. La animación y ajetreo del mercado da la oportunidad de ver a los comerciantes vender los méritos de sus preciados animales y discutir y negociar los precios de compra/venta.
Hoy en día los camellos son utilizados para la cría o para obtener carne y leche, además de su uso en deportes tradicionales o en las carreras de camellos, muy populares en los E.A.U..
Según nos dijeron el precio de un camello oscilaba entonces entre los 25.000 y los 60.000 AED (entre los 5.000 y los 12.000 € al cambio de 2010), pero este precio es cuando se trata de un camello común, porque si es un verdadero Fórmula 1 para las carreras entonces puede valer millones.
Nos hubiera gustado comprar alguno para llevar a casa, pero no nos cabía en el equipaje y finalmente desistimos :-)
El mercado de camellos abre cada día de 6 de la mañana a las 7 de la tarde y está a unos 7 km al sur del hotel Radisson Blu Hotel & Resort, junto a la carretera Zayed bin Sultan St.
A su lado hay un mercado de otros animales, como cabras y ovejas, y que años atrás estaba en el centro de la ciudad.
Continuando otros 11 km hacia el sudeste del mercado de camellos se llega al Al Maqam Camel Racing Track, el lugar donde actualmente se celebran las carreras de camellos de Al Ain. Se hacen los viernes a primera hora de la mañana, pero solo de octubre a marzo. El acceso es gratuito.
Es importante tener en cuenta que las carreras de camellos son el deporte favorito de los emiratíes.
Ninguna visita a la zona de Al Ain estaría completa sin subir hasta la cima de la montaña Jebel Hafeet, muy próxima a Al Ain, para ver la puesta de sol y disfrutar del trayecto. Ver información específica en el siguiente apartado.
El trayecto desde el centro de Al Ain hasta la cima de Jebel Hafeet, donde teníamos el alojamiento para aquella noche, es de unos 25 km.
En el centro de Al Ain tomamos la calle Sheikh Khalifa Bin Zayed hacia el oeste (calle 135 y es la misma ruta E22 que va hacia Abu Dabi) y tras pasar junto al llamado Deer Park, a unos 10 km del centro, giramos a la izquierda en una rotonda para continuar por la calle Hazzaa Bin Sultan (o calle 138), la cual sigue hacia el sur.
Unos 11 km después, ya en las afueras de Al Ain y dejando atrás una gran empresa cimentera, giramos a la izquierda en una rotonda llamada Rams para tomar la carretera Jebel Al Hafeet, una de las más espectaculares del mundo según una prestigioso web sobre coches.
Al cabo de unos 3 km merece la pena desviarse a la derecha para visitar el parque Green Mubazzarah, ni que sea brevemente. Siguiendo por la misma carretera unos 8 km más, ya con pendientes muy pronunciadas y curvas excavadas en la roca de la montaña, llegamos a la entrada del hotel Mercure Grand Jebel Hafeet, el alojamiento que teníamos reservado.
Y continuando otros 3 km hacia arriba por la misma carretera se llega finalmente a la cima de Jebel Hafeet, situada a 1.249 metros de altura, lugar donde finaliza la carretera.
Nuestra idea inicial no era pernoctar en Jebel Hafeet. Estando a solo 25 km de Al Ain podíamos haber llegado hasta aquí en cualquier momento del día con el coche, visitarla y marchar. Pero pasó que solo habíamos reservado una noche en el hotel Hilton Al Ain y cuando intentamos extender la estancia un día más el precio ofrecido por el hotel era bastante más alto del que habíamos pagado por la primera noche.
Por este motivo buscamos una alternativa en Al Ain y alrededores. Buscamos un hotel recorriendo el centro de la ciudad, pero los pocos que encontramos eran muy caros o no nos convencieron.
Finalmente buscamos hotel usando un buscador en linea y se dio la circunstancia de que la mejor opción disponible para aquel mismo día era el hotel Mercure Jebel Hafeet.
En el hotel Mercure Grand Jebel Hafeet (en Jebel Hafeet, a 915 metros de altura) pagamos 406 AED (unos 78 €), impuestos y servicios incluidos, por una magnífica habitación doble con baño privado y estupendas vistas, pero sin desayuno.
Como que el desayuno bufete del hotel era caro, la mejor opción para desayunar bueno y barato aquí era comprar algo el día anterior en la tienda de una gasolinera, por ejemplo, y comer por la mañana siguiente en la habitación, ya que en esta había utensilios para hacerse un té o café gratuitos.
Tened en cuenta que no hay ningún café a menos de 25 km de aquí, ya que el más cercano está en la ciudad de Al Ain.
JEBEL HAFEET. Se trata de una montaña, situada a pocos kilómetros al sur de la ciudad de Al Ain, que con sus 1.249 metros de altura es la segunda montaña más alta de los Emiratos Árabes Unidos, aunque es la más conocida y popular de todas. La frontera con la vecina Omán pasa por esta montaña.
Esta montaña es popular entre locales y visitantes por varios motivos. Primeramente por sus impresionantes vistas sobre Al Ain y el desierto circundante (incluyendo grandes dunas de arena roja), así como sobre territorio omaní.
También es muy popular por sus fantásticas puestas de sol, siendo el momento del día en que más gente se reúne en su cumbre, o por su temperatura, bastante más suave que en la planicie donde se encuentra la ciudad.
Y finalmente, pero no menos importante, también es muy popular por su extraordinaria carretera, la cual asciende 1.219 metros en solo 11,7 km, con una pendiente media del 8%. Tiene 21 curvas y tres carriles (dos de subida y uno de bajada). Toda ella está iluminada, cosa que la hace visible desde Al Ain.
La entonces popular web automovilista Edmunds.com la definió en un artículo como la mejor carretera del mundo para conducir, lo cual nos pareció algo posiblemente exagerado, pero si que podría estar entre las mejores.
Esta carretera también es un buen lugar de entrenamiento para ciclistas por sus rampas tan pronunciadas. La carretera finaliza en un gran parking, donde se nota, por las marcas sobre el asfalto, que los locales con sus potentes coches y motos vienen hasta aquí para quemar rueda.
Sobre la montaña solo hay un hotel, el llamado Mercure Grand Jebel Hafeet, y un palacio que es propiedad de la familia del monarca actual de los E.A.U..
Y a los pies de la montaña de Jabal Hafeet se encuentra el Green Mubazarah Park, un parque recreativo con un lago artificial alimentado por riachuelos provenientes de manantiales de agua caliente y con varias piscinas de agua natural separadas para hombres y mujeres. También cuenta con grandes extensiones de zona verde regadas de forma artificial.
En resumen, si váis a Al Ain, y aunque no pernoctéis en Jebel Hafeet, vale muchísimo la pena subir con el coche a esta montaña, preferiblemente a última hora de la tarde. Muy recomendable.
Desde Jebel Hafeet, donde habíamos pernoctado, hasta la pequeña población montañosa de Khatt, perteneciente al emirato de Ras al Jaima y a poca distancia de la frontera con la península omaní de Musandam, hay un largo trayecto de unos 260 km que nosotros hicimos en algo más de medio día, teniendo en cuenta que hicimos varias paradas y visitas por el camino.
Iniciamos este trayecto volviendo de nuevo hasta el centro de Al Ain desde Jebel Hafeet, donde habíamos pasado la noche. Seguimos prácticamente la misma ruta que habíamos hecho el día anterior cuando llegamos a Jebel Hafeet.
Después de hacer alguna visita más por el centro de Al Ain salimos de esta ciudad con el coche en dirección norte, hacia Dubái, siguiendo la calle Mohammed Bin Khalifa (también calle 120 e inicio de la ruta E66).
Durante algunos kilómetros esta calle/autovía transcurre paralela y pegada a la frontera con Omán. De hecho, a unos 5 km del centro de Al Ain siguiendo esta calle está el lugar fronterizo Al Ain/Buraimi entre E.A.U. y Omán. Este paso es la ruta más corta para ir a la ciudad omaní de Nizwa desde Abu Dabi e, incluso, desde Dubái).
Unos cuántos kilómetros más adelante la calle Mohammed Bin Khalifa se transforma en la carretera Emirates (calle 113 y también ruta E66). Siguiendo esta carretera la distancia entre Al Ain y Dubái es de 128 km. Por cierto, huelga decir que cualquier parecido de esta con la famosa Ruta 66 norteamericana es pura coincidencia.
Antes de llegar al llamado Dubai Silicon Oasis, un parque tecnológico situado en las afueras de Dubái, a unos 20 km del centro, nos desviamos a la derecha para coger la ruta E611, un tipo de cinturón de ronda que evita entrar en Dubái si el destino final es otro emirato, como era en nuestro caso.
Siguiendo la carretera 611 hacia el nordeste durante unos 60 km, fuimos dejando a nuestra izquierda los emiratos de Dubái, Sharjah y Ajman.
Esta carretera 611 desemboca en la ruta E55, que va de oeste a este, y en aquel punto giramos a la izquierda para tomar la ruta 55 con dirección oeste, hacia el emirato de Umm al-Qaywayn, porque antes de continuar más al norte nuestra intención era visitar brevemente la parte antigua de su capital, situada al final de una península.
Si no tenéis interés en visitar Umm al-Qaywayn o de ir bordeando la costa, para continuar viaje hacia Ras al Jaima es mejor tomar la ruta E311 porque es más rápida.
Finalizada nuestra visita al centro histórico de Umm al-Qaywayn volvimos al inicio de la península para conectar con la ruta E11, la cual va bordeando toda la costa de los Emiratos Árabes Unidos.
Continuamos por la carretera 11 en dirección norte y al cabo de unos 50 km, ya a la entrada de la ciudad de Ras al Jaima y tras pasar junto a la gran mezquita de la población de Al Nadiyah, nos desviamos a la derecha para conectar con la carretera Sheikh Rashed bin Said y que 9 km después, al llegar a una enorme rotonda, conecta con la ruta E18 (Airport Rd), y que nosotros tomamos hacia el sur.
Tras recorrer 10 km más, esta carretera pasa junto al aeropuerto internacional de Ras al Jaima y continúa ahora con el nombre de Digdagga Rd.
Unos 3 km después del aeropuerto llegamos a una rotonda. Aquí dejamos la ruta E18 a nuestra derecha y continuamos recto por una carretera secundaria que 4,5 km después llega a la zona de Khatt, donde se encontraba nuestro hotel.
Llegar hasta aquí puede parecer complicado, pero ayudan mucho las indicaciones que anuncian el hotel a lo largo de los últimos 30 km.
En el Khatt Springs Hotel and Spa, ubicado en la pequeña población de Khatt, pagamos 250 AED/noche (unos 48 €) por una estupenda habitación doble con baño privado y un desayuno bufete muy completo.
Además, pudimos disfrutar gratuitamente del spa del hotel: piscina de hidromasaje, sauna, baño turco, etc. El hotel también dispone de una piscina exterior de aguas termales situada a 100 metros del hotel y de uso también gratuito. Eso sí, tanto el spa interior como la piscina exterior tienen zonas separadas para hombres y mujeres.
Este hotel de 5* fue, sin duda, el de mejor relación calidad-precio de todos los hoteles de este viaje, ya de por sí con un nivel alto. La única desventaja de este hotel, por decir alguna, era su ubicación. Estaba situado en una zona rural en mitad de la nada del emirato de Ras al Jaima y no venía de paso para ir a ninguna parte.
Pero viste positivamente, solo estaba a 30 km de la carretera E11 que va de Dubái a Ras al Jaima y Musandam, y la zona alrededor del hotel es muy bonita, con las impresionantes montañas Al Hajar junto al hotel y una gran vista sobre extensos palmerales, la pequeña aldea rural de Khatt, el desierto y antiguas torres de vigía.
Por otro lado, este hotel era visible de lejos por su curiosa forma (se asemeja en un castillo tipo Camelot) y por encontrarse sobre una pequeña elevación del terreno.
Para comer en la zona (sin hacerlo en el propio hotel) se podía coger el coche para ir hasta la ciudad de Ras al Jaima, situada unos 27 km hacia el oeste.
Otra opción era ir a alguno de los restaurantes y cafés de centros comerciales de la zona, como el Safeer Mall (situado junto a la carretera Sheikh Rashed bin Said, a 1,5 km del cruce con la ruta E11 y a unos 24 km del hotel Khatt Springs) o el Al Hamra Mall (situado junto a la ruta E11 de Dubái a Ras al Jaima, unos 8 km al sur del cruce con la E311 y a unos 40 km del hotel Khatt Springs).
KHATT (pronunciado Jat). Se trata de una pequeña población situada a los pies de las montañas Al Hajar, a unos 25 km al sudeste de la ciudad de Ras al Jaima. En el pasado fue conocida por su larga historia de guerras tribales entre los emiratos de Ras al Jaima y Fujairah, pero actualmente lo es por sus dátiles y, sobre todo, por sus manantiales de aguas sulfurosas.
Tal como hemos dicho antes, el pueblo montañoso de Khatt es famoso por sus aguas termales. En total hay tres manantiales de aguas sulfurosas que nacen en la base de las montañas Al Hajar. La temperatura del agua llega a los 40°C y son conocidas sus propiedades medicinales para la piel y para combatir el reumatismo. En las fechas de nuestra visita estos manantiales formaban parte del complejo hidrotermal del Khatt Springs Hotel & Spa.
Por otro lado, Khatt tiene grandes extensiones de palmeras datileras, así como numerosas torres de vigía y algunas ruinas arqueológicas del pasado. A pesar de todo, Khatt tiene un aire de pueblo adormilado, donde se respira una gran tranquilidad.
Como ya hemos dicho, el motivo de nuestra visita a Khatt fue que el hotel que habíamos reservado en Internet se encontraba aquí, pero si este no es vuestro caso entonces quizás no valga la pena ir expresamente hasta este rincón del emirato de Ras al Jaima, sobre todo si vuestro tiempo es limitado.
En nuestro trayecto desde Al Ain hasta Khatt nos desviamos de la ruta para visitar brevemente la ciudad de Umm al-Qaywayn, la capital del emirato de igual nombre.
La ciudad de Umm al-Qaywayn es la capital del emirato de Umm al-Qaywayn (UAQ) y está situada en la costa oeste de los Emiratos Árabes Unidos, entre los emiratos de Ras al Jaima y Ajman. Ocupa una superficie de 750 km² y es el menos poblado de los siete emiratos que conforman la federación de los E.A.U.
Tradicionalmente la economía de este emirato se ha basado en la pesca y el cultivo de dátiles y aunque en los últimos años se había desarrollado y modernizado un poco, lo cierto es que, al menos en las fechas de nuestra visita, seguía a años luz de la riqueza y el glamur de emiratos como Dubái o Abu Dabi.
La ciudad de Umm al-Qaywayn está situada sobre una península de unos 2,5 km de anchura por 10 km de largo. En nuestra corta visita a la ciudad llegamos hasta la ciudad vieja de Umm al-Qaywayn, situada en el extremo norte de la península.
En esta parte de la ciudad pudimos ver por fuera el fuerte de Umm al-Qaywayn. Este fuerte fue en el pasado el hogar del emir, además de defender la entrada a la ciudad vieja, pero ahora es un museo que muestra objetos de la historia del emirato.
Junto al fuerte se encuentra la mezquita Juma y 250 metros al sudeste el puerto viejo, donde aún se podían ver algunos artesanos construyendo dhows, las embarcaciones tradicionales de la región.
Alrededor del puerto también se pueden encontrar antiguas casas construidas con piedra de coral y que muestran características de la arquitectura original, así como complejos trabajos en tiza.
Desde el lado oriental de la península se pueden ver algunas islas de arena rodeadas de densos bosques de manglares y separadas por calas. La más grande de las siete islas es la isla de Al Sinniyah.
Y esto es todo lo que nosotros vimos de la ciudad de Umm al-Qaywayn.
Finalmente, si os interesa y hay coincidencia de día, tenéis también la opción de ver una carrera de camellos en Umm al-Qaywayn. Se llevan a cabo en la pista de carreras de camellos de Al Lebsa los jueves y viernes por la mañana de los meses de invierno (de octubre a marzo). El acceso es gratuito.
Esta pista se encuentra unos 45 km al sudeste de la ciudad de Umm al-Qaywayn, siguiendo la carretera E55, y al parecer está situada en un paraje precioso, junto a grandes dunas de arena.
Lo que nosotros sí vimos, por casualidad y conduciendo desde Umm al-Qaywayn en dirección a Dubái, fue una caravana de camellos cruzando un desierto de dunas, cosa nada extraña, ya que así son trasladados los camellos de pista en pista de carreras por los Emiratos Árabes.
Entre Khatt, en la esquina sudeste del emirato de Ras al Jaima, y la ciudad de Khasab, capital de la península omaní de Musandam, hay unos 80 km, pero hay que contar al menos unas 4-5 horas de viaje.
El motivo principal son los trámites en el lugar fronterizo Al-Dhara/Tibat entre E.A.U. y Omán, pero también a causa de las numerosas paradas que haréis a lo largo de la carretera que va desde la frontera hasta Khasab para disfrutar de las vistas, hacer fotos y ver algún fuerte que hay por el camino.
Salimos de Khatt por la misma ruta que llegamos, o sea la ruta E18, pero ahora en dirección norte, hacia la ciudad de Ras al Jaima (RAK City). La diferencia es que al llegar a la enorme rotonda donde finaliza la ruta Airport Rd, a unos 16,5 km de Khatt, conectamos con otra autovía hacia la derecha, denominada Sheikh Saqr Bin Mohammad Al Qasimi, pero que sigue indicada como ruta E18.
Al cabo de unos 7 km esta carretera entra en la zona urbana de la ciudad de Ras al Jaima y pasa a llamarse Al Rams Rd. Y continuando por ella hacia el norte durante unos 35 km más se llega a la frontera Al-Dhara/Tibat.
En el lado fronterizo de los Emiratos Árabes pagamos 25 AED/pax en concepto de tasa de paso, mientras que en el lado de Omán eran 60 AED/pax por el visado de entrada al país. En total tardamos unos 30 minutos en formalizar todos los trámites aduaneros, incluyendo la documentación para pasar el coche de alquiler de un país a otro.
Desde la frontera Al-Dhara/Tibat hasta Khasab son 40 km más de carretera en muy buen estado.
Si bien la ruta desde Ras al Jaima hasta la frontera es más bien insulsa y aburrida, una vez en territorio omaní la cosa cambia radicalmente a causa de sus extraordinarios paisajes (ver el apartado Ruta Tibat-Khasab).
Tras una parada en Bukha para visitar su interesante fuerte y alguna parada en ruta para maravillarnos con las vistas sobre el Golfo Pérsico y las montañas Al Hajar, finalmente llegamos a Khasab, la capital de la península de Musandam que es territorio de Omán.
La oferta de alojamiento en Khasab era, en las fechas de este viaje, muy escasa y con una relación calidad-precio bastante mala. Las opciones entonces eran las siguientes:
Descartamos el Golden Tulip y los apartamentos Esra por el precio de las habitaciones que nos ofrecieron (800 AED y 650 AED respectivamente). También encontramos caros los 350 AED que nos pidieron en el Hotel Khasab tras ver la habitación.
Finalmente nos alojamos en el Lake Hotel, el único que quedaba. Está situado a la entrada de la parte vieja de Khasab y muy próximo al fuerte y al puerto. Aquí pagamos 250 AED por una habitación doble con baño privado.
Las habitaciones, y el hotel en conjunto, eran muy básicas. En una sola noche habíamos pasado de un hotel de cinco estrellas a uno de una estrella (y gracias!), pero pagando lo mismo en ambos casos... Esto da una idea de la pésima relación calidad-precio que comentábamos.
Después de probar el Lake Hotel la verdad que no lo recomendamos, porque independientemente de que fuera más o menos básico y espartano, también era ruidoso por la noche (al menos esta fue nuestra experiencia). Con toda probabilidad ahora nos decantaríamos por el Khasab Hotel.
Para comer en Khasab recomendamos ir a la parte nueva de la ciudad, junto al zoco, donde hay más oferta de restaurantes.
En cualquier caso, Khasab no sería el mejor destino para sibaritas, para compradores de centro comercial (a pesar de que entonces ya estaba en construcción el que iba a ser el primer shopping-mall de la península de Musandam) y para los amantes de la vida nocturna en general.
KHASAB (pronunciado Jasab). La pequeña ciudad de Khasab es la capital de la península de Musandam, territorio del Sultanato de Omán, y está situada a unos 500 km al norte de Mascate, la capital del país. Fue fundada por los portugueses a principios del siglo XVII con el fin de tener un puerto en la zona para sus barcos.
La península de Musandam, con una superficie de 1.800 km², es un entrante en el Estrecho de Hormuz, el angost punto de entrada que da acceso al Golfo Pérsico desde la península Arábiga.
Este hecho proporciona a Omán un importante control estratégico sobre la zona, aunque compartido con Irán.
Desde el punto de vista territorial está separada del resto de Omán por la costa este de los Emiratos Árabes Unidos y esto, unido a su orografía extrema, ha dado lugar a un aislamiento secular de sus habitantes, con poblaciones costeras a las que solo se puede llegar en barco.
Pero en los últimos años este aspecto ha ido mejorando poco a poco, con la creación de una línea de ferry súper rápido entre Mascate y Khasab, además de nuevas líneas de transporte e infraestructuras terrestres.
La complicada orografía de esta península tiene su origen en el choque de placas tectónicas de la corteza terrestre, en el que la placa árabe es empujada lentamente bajo la placa euro-asiática. Su escarpada costa se asemeja a las de las regiones polares, aunque en este último caso los fiordos fueron esculpidos por los glaciares.
Por este motivo a Musandam se la conoce con el alias de «la Noruega de Arabia».
La ciudad de Khasab está formada en realidad por la parte vieja (Old Khasab), con el puerto y el viejo zoco, y la parte nueva, donde se encuentra el zoco nuevo y la mayor parte de servicios. Ambas partes están separadas unos 3 km.
El acceso a Khasab por tierra fue virtualmente imposible hasta hace pocos años, cuando fue construida la moderna carretera costera entre las poblaciones de Khasab y Tibat, esta última en la frontera occidental con los Emiratos Árabes.
Esta vía ha permitido el rápido acceso a Musandam desde los Emiratos, haciendo de ella un destino de fin de semana popular entre los habitantes de ciudades como Dubái o Sharjah.
Poco antes de nuestra visita el gobierno omaní había iniciado la construcción de otra carretera, esta vez en la costa oriental, que uniera Khasab y Dibba, en el extremo sudeste de la península y frontera con el emirato de Fujairah.
Esta carretera asfaltada venía a sustituir la pista que ya había, pero que solo era accesible para vehículos 4x4 y que solía estar cerrada frecuentemente a causa de inundaciones en los uadis por los cuales pasa, recortando además el trayecto en más de 100 km.
En el momento de escribir esta actualización, julio de 2024, el trayecto de 21 km entre Khasab y Al-Khalidiya ya están construidos, pero no se ha continuado el asfaltado más hacia el sur y no hay una fecha de finalización de la obra para el resto.
Para ir a Khasab desde el resto de Omán lo más fácil y práctico es, por ahora, hacerlo en avión, con un vuelo regular de la compañía Oman Air (unos 45 minutos), o bien con ferry, con un servicio regular de la compañía NFC.
El año 2008 la compañía de ferrys NFC empezó a operar la ruta en ferry rápido entre Mascate y Khasab, tardando unas 6 horas en recorrer el trayecto. Pero ahora mismo este servicio ya no existe y Khasab solo está conectada al resto de Omán a través del puerto de Shinas, situado unos 260 km al noroeste de Mascate. Esta ruta marítima Khasab-Shinas es operada por un ferry de tipo catamarán que parece ser el ferry de motor diésel más rápido del mundo.
En cualquier caso consideramos totalmente recomendable la visita a la península de Musandam y en nuestro caso fue uno de los puntos imprescindibles de este viaje. Pero, a menos que tengáis interés en hacer submarinismo o en recorrer las montañas de Musandam en 4x4, con 2-3 días es más que suficiente para visitar la zona.
Lo más destacable en esta zona de la ciudad es el fuerte de Khasab, situado junto al puerto.
Fue construido por los portugueses en el siglo XVII como almacén de dátiles y agua, suministros vitales para sus barcos en tráfico por la zona. Este bonito fuerte hospeda un interesante museo etnográfico que merece la pena visitar. El fuerte abría de 9 a 16 horas y la entrada valía 5 AED.
Si tenéis tiempo podéis recorrer algunas de las calles que hay en la parte posterior del fuerte (dirección sudeste) para encontrar curiosas casas modernas decoradas con llamativos motivos marineros, como la réplica de un dhow marinero a escala.
En el puerto de Khasab, siempre ajetreado, conviven los tradicionales dhows marineros para la pesca y las excursiones turísticas con las modernas lanchas fuera borda de los contrabandistas.
Y es que el contrabando con Irán es una de las principales fuentes de riqueza de Khasab: al amanecer llegan las embarcaciones al puerto de Khasab con ovejas y cabras iraníes para el mercado de los Emiratos Árabes Unidos y de Arabia Saudí y al atardecer hacen el viaje a la inversa, hacia la costa iraní, la cual dista a menos de 60 km de este puerto, cargadas de productos electrónicos y cigarrillos norteamericanos.
Con el aumento de las sanciones de Estados Unidos contra Irán este tráfico de mercancías se volvió aún más lucrativo.
De esta parte de la ciudad solo destacamos su preciosa y elegante mezquita Sultán Qabus, construida pocos años antes de nuestra visita. Fue un regalo a la ciudad del entonces sultán de Omán, Qabus ibn Said Al Said.
La mejor forma de ver y disfrutar de la belleza y tranquilidad de los fiordos, aquí llamados khor, y del mar alrededor de la península de Musandam es mediante un crucero en un dhow marinero tradicional.
Estos cruceros no son baratos y hay que contratarlos a través de un operador turístico, pero lo cierto es que valen mucho la pena y deberían figurar en la agenda de todo viajero a esta zona. Es una experiencia del todo gratificante, o al menos así lo fue para nosotros.
En Khasab había varias agencias turísticas que organizaban cruceros de medio día y de un día completo por los fiordos de Musandam. Los de medio día incluían la navegación hasta la isla Telegraph y una parada para hacer esnorquel. La de día completo incluía también la navegación hasta Seebi, al final del fiordo, además de otra parada para hacer esnorquel y una comida.
En ambos casos estaba incluido también el avistamiento de delfines y el disponer de frutas y bebidas durante la excursión. Las excursiones y los precios de estas, en las fechas de nuestro viaje, eran más o menos los mismos en todas las agencias de Khasab: 125 AED/pax la de medio día y 175 AED/pax la de día completo.
Nosotros contratamos la de medio día por recomendación de otros viajeros, ya que nos habían comentado que la de día completo no aportaba gran cosa más a la de medio día, aunque lógicamente alguien podría no estar de acuerdo con esta afirmación.
La contratamos el día anterior en una pequeña agencia que hay junto al Lake Hotel. Cómo hemos dicho antes, pagamos 125 AED/pax por la excursión de medio día.
Nos recogieron a las 9:15 en nuestro hotel y nos llevaron hasta el muelle donde están amarrados los dhows. En la embarcación que nos asignaron éramos unas 15 personas, pero íbamos muy cómodos y con mucha amplitud para movernos.
Nuestro dhow era de madera y de forma tradicional, aunque con motor. Tenía un toldo de lona para protegerse del sol y alfombras y almohadas de estilo beduino en la cubierta, así como bancos de madera.
Salimos del puerto puntualmente a las 9:30 y la embarcación puso rumbo hacia el norte para después virar hacia el este y entrar en el Khor Ash Sham, uno de los fiordos más profundos de Musandam, con una longitud de 17 km y flanqueado por altos acantilados que se precipitan sobre el mar.
Al cabo de poco rato ya pudimos ver delfines nadando junto a nuestra embarcación, en grupos de dos, tres o más. Como las aguas del fiordo son cristalinas y sin oleaje se puede ver a los delfines mucho mejor que en mar abierto.
Por otro lado el paisaje es sencillamente espectacular y es realmente fascinante ver las formaciones rocosas de infinidad de formas, colores y tipos que emergen del agua.
Durante la navegación pudimos ver los asentamientos de Nadifi, Qanafa, Maqlab y Sham, un puñado de casas de pescadores a lado y lado del fiordo y a los que solo se puede llegar por mar.
Al cabo de unos 90 minutos de navegación llegamos a la isla Telegraph (Jazirat Mazlab), donde fondeamos. Se trata de una pequeña isla rocosa llamada así porque los ingleses establecieron aquí en el año 1864 una estación y un cable submarino telegráfico para hacer más rápidas las comunicaciones entre Gran Bretaña y la India. Actualmente en esta pequeña isla se pueden ver las ruinas de la antigua estación telegráfica, así como algunos restos del viejo cable en el fondo marino.
En este lugar los cruceros fondean para que, quién lo desee, pueda bañarse o hacer esnorquel (en el dhow llevaban gafas, aletas y flotadores para todos los pasajeros que lo desearan). Junto a esta isla estuvimos parados casi una hora, antes de iniciar la navegación de regreso hacia Khasab.
Al poco de dejar atrás la isla Telegraph encontramos un numeroso grupo de delfines a los cuales fuimos siguiendo un rato hasta perderlos la pista, pero mientras tanto pudimos disfrutar de sus juegos.
El camino de retorno es similar al de la ida, pero esta vez por el lado norte del fiordo en vez del lado sur. Así tuvimos la oportunidad de ver más de cerca la preciosa estampa que forman los estratos rocosos de distintos colores que forman las montañas que hay junto al poblado de Sham.
Finalmente llegamos al puerto de Khasab sobre las 13:10, finalizando así esta maravillosa excursión por los fiordos de Musandam. Repetimos que no era una excursión barata, como ninguna de las actividades turísticas organizadas en Omán, pero valía cada euro que se pagaba y nuestra recomendación es que la contratéis si vais a Khasab.
Para visitar el interior de la península de Musandam existía la posibilidad de contratar excursiones en 4x4 por las montañas Al Hajar, como por ejemplo a Khor an-Najd, a Jebel Harem o a Rowdah Bowl. Eran actividades de medio día o de un día entero y costaban entonces entre 250 y 500 AED por persona.
En caso de disponer de coche (no 4x4), una alternativa más light para hacerse una idea del recorrido por las montañas es hacerlo por nuestra cuenta, aunque lógicamente no podremos acceder a los mismos lugares. Esto es lo que hicimos nosotros.
Salimos de Khasab con dirección sur por la carretera que cruza la parte nueva y pasa junto al aeropuerto, a 6 km de la parte vieja de Khasab. Unos 2 km más allá del aeropuerto se acababa el asfalto y empezaba una pista de tierra. Era el trazado de la nueva carretera que entonces se estaba construyendo hasta Dibba.
Continuamos conduciendo 12 km más por esta pista, la cual va siguiendo el curso de un uadi entre montañas. El paisaje es realmente espectacular y dramático por la soledad de estos parajes y lo agreste de las montañas circundantes. Solo vimos alguna casa aquí y allá y, muy de vez en cuando, nos cruzamos con algún vehículo.
Unos 6 km más adelante llegamos al cruce de donde sale la pista que lleva a Khor an-Najd, el único khor o fiordo de Musandam que es accesible por tierra. En aquel momento el sol ya se había escondido detrás de las montañas y decidimos dar media vuelta para volver hacia Khasab antes de que se hiciera oscuro.
Hay que tener presente que no es buena idea conducir por la noche por estas pistas tan aisladas. Al menos hasta el punto donde llegamos nosotros la pista de tierra era factible para un coche no 4x4 ni SUV, aunque había que conducir con precaución.
Por otro lado, siguiendo unos 2 km la carretera asfaltada en dirección hacia Tibat desde la parte vieja de Khasab, y justo antes de llegar al hotel Golden Tulip, se encuentra la playa de Bassa. Esta playa está equipada con sombrillas y lavabos y es posible bañarse en ella. No es especialmente bonita, pero las vistas desde ella están bien.
El trayecto por carretera entre Tibat, en el lado omaní de la frontera con los Emiratos Árabes en la costa oeste, y Khasab está considerado como uno de los más escénicos de esta parte del planeta, tanto por la belleza del paisaje (montaña, mar y pequeños pueblecitos), como por la carretera en si, una maravilla de la ingeniería.
Solo así se puede definir la dificultad de excavar una carretera en las imponentes paredes de roca de las montañas Al Hajar que caen a plomo sobre las aguas del Golfo Pérsico.
Se trata de una carretera asfaltada de dos carriles que bordea la línea de costa, muy irregular aquí por los continuos entrantes y salientes del mar (fiordos o khor). Por ello no debería sorprendernos el encontrar curvas cerradas o subidas y bajadas tan pronunciadas que cortan la respiración, y todo ello conduciendo entre la pared rocosa de la montaña a un lado y un muro de cemento al otro.
Sencillamente espectacular y emocionante. Y, como no, es una ruta ideal también para recorrer en moto.
El recorrido total entre Tibat y Khasab es de unos 40 km de carretera en muy buen estado. Además de las paradas en ruta para extasiarnos con las vistas y hacer fotos (e incluso para bañarnos en una de sus playas de arena blanca y aguas de color verde turquesa), vale la pena detenerse en Bukha.
Esta población, situada a unos 16 km del lugar fronterizo de Tibat, es conocida, sobre todo, por el bonito e imponente fuerte de Bukha, situado entre una bahía y las propias montañas de Al Hajar.
Fue construido por los portugueses en el siglo XVII y renovado en el año 1990. Desde él se puede disfrutar de estupendas vistas sobre los alrededores. La entrada era gratuita.
Continuando en dirección hacia Khasab encontraréis a lo largo de la ruta muchos lugares donde os querréis parar para disfrutar de estos fantásticos paisajes donde las montañas Al Hajar se unen con el océano Índico.
La sola posibilidad de recorrer el trayecto de la ruta entre Tibat y Khasab ya justifica por sí sola la visita a la península de Musandam, pero este no es ni mucho menos el único aliciente para hacerlo.
La distancia del trayecto por carretera entre la ciudad de Khasab, en el extremo norte de la península de Musandam, y la ciudad de Dubái, en el emirato del mismo nombre, es de unos 160 km.
Buena parte de este trayecto es la misma ruta que habíamos seguido para llegar a Khasab desde Khatt, ya que actualmente es la única vía posible.
Salimos de Khasab y empezamos por recorrer los 40 espectaculares kilómetros de la ruta E02 hasta Tibat, no sin antes (otra vez) hacer múltiples paradas en ruta para hacer fotos y fijar en la retina este magnífico lugar.
Al cruzar la población de Bukha, y antes de llegar a Tibat, nos paramos en una gasolinera para llenar el depósito del coche, ya que en esta parte de Omán la gasolina era aún más barata que en los Emiratos Árabes, que ya era decir!!!. Pagamos unos 9,28 € por un total de 38,4 litros de gasolina sin plomo.
Tras cruzar los lugares fronterizos de Tibat y Al Dhara, esta vez sin pagar nada, ya volvíamos a estar nuevamente en territorio de los Emiratos Árabes Unidos, concretamente en el emirato de Ras al Jaima.
Continuamos durante 35 km más por la E11 en dirección suroeste, dejando atrás la ciudad de Ras al Jaima, y 10 km más adelante, pasado ya el hotel-resort The Cove Rotana Resort, nos desviamos a la izquierda para tomar la autovía E311, una vía más rápida que la E11 para llegar al centro de Dubái.
Esta ruta, la E311, nos sorprendió con algunos bellísimos paisajes de dunas rojas, manadas de camellos y una cierta vegetación. En las zonas de dunas vimos algunos vehículos 4x4 y boogies practicando sandboard sobre la arena (descenso de dunas). La E311 bordea los emiratos de Umm al-Qaywayn, Ajman y Sharjah antes de llegar a Dubái.
Al llegar a la altura de Dubái nos desviamos a la derecha para conectar con la E44 (Al Awir Rd), la cual pasa junto al Ras Al Khor Wildlife Sanctuary, una zona de humedales que cubre 620 Ha. que llanuras de sal, lodo, manglares, lagunas y piscinas naturales, a medio camino entre el Golfo Pérsico y el desierto de Al Awir.
En invierno este santuario natural sirve de refugio para 20.000 aves acuáticas de 67 especies diferentes en su migración entre África Oriental y Asia Occidental. Esta reserva se encuentra dentro de los límites de la ciudad de Dubái y es un importante destino eco-turístico.
Además, sobre todo al atardecer, ofrece una maravillosa imagen con la silueta de los rascacielos de Dubái al fondo, de entre los cuales destaca, naturalmente, la torre Burj Khalifa. En las fechas de este viaje aún se estaban construyendo muchos de los rascacielos que ahora pueblan el horizonte de Dubái.
Cuando entramos con el coche en el casco urbano de Dubái fuimos siguiendo las indicaciones a Al Satwa y Jumeirah para llegar a nuestro hotel, el destino final de este trayecto.
En Dubái nos alojamos en el Holiday Inn Express Jumeirah (Al Mina Rd, Bur Dubai). Pagamos 300 AED/noche, incluyendo impuestos, por una habitación doble muy correcta (bastante mejor de lo que nos habíamos imaginado, teniendo cuenta los precios de Dubái), con baño privado y desayuno incluido. El parking para el coche era privado y gratuito.
Para presupuestos modestos este hotel de dos estrellas es una opción que nosotros recomendamos en Dubái pero, eso sí, hay que disponer de vehículo propio porque está un poco alejado del centro (a unos 10 km del barrio de Deira), si bien es cierto que, ya entonces, existía la posibilidad de subir a la nueva línea de metro (estación World Trade Centre a 1 km del hotel).
En Dubái las opciones para comer son infinitas y para todos los gustos y bolsillos, desde sofisticados restaurantes de lujo en los lugares más exclusivos (como el restaurante At-mosphere, situado en la planta 122 de la torre Burj Khalifa, siendo el restaurante más alto del mundo), hasta modestos y baratos chiringuitos indios, chinos y libaneses, situados principalmente en las zonas de Deira y Bur Dubai.
DUBÁI. La ciudad de Dubái, capital del emirato con el mismo nombre, es la más poblada de los E.A.U. y está situada en la costa norte del emirato, bañada por el Golfo Pérsico.
En el pasado la principal fuente de ingresos de la economía dubaitiana era el petróleo, pero actualmente lo son el turismo y los negocios inmobiliarios y financieros, emergiendo Dubái como una ciudad global y un importante centro financiero, atrayendo la atención mundial con sus faraónicos proyectos y acontecimientos deportivos.
De todos modos, con la crisis financiera de 2008, y la consiguiente recesión mundial, el mercado inmobiliario de Dubái (y por tanto los ingresos del emirato) sufrieron un durísimo revés.
Tanto es así que la torre antes conocida como Burj Dubái, de momento el rascacielos más alto del mundo, cambió su nombre a Burj Khalifa en el mismo día de su inauguración en honor al presidente de los Emiratos Árabes Unidos, el jeque Khalifa bin Zayed al Nahyan... Y esto fue así porque éste, en su rol de emir de Abu Dabi, había concedido una importante suma económica a Dubái para salvar en el último momento el impago de un crédito.
Nosotros ya habíamos visitado Dubái en un viaje anterior, justo tres años antes. En aquel viaje no disponíamos de coche de alquiler en la ciudad y nos centramos a conocer el barrio de Deira y alrededores, accesible a pie, y visitar algún otro punto más alejado usando el transporte público que había en esa época.
Pero esta vez sí disponíamos de vehículo, muy recomendable en una ciudad tan extensa como Dubái, y ello nos permitió visitar lugares a los que no pudimos llegar entonces, además de lugares nuevos y de repetir alguno que ya habíamos visto.
Así que la siguiente descripción de puntos de interés visitados en Dubái es un complemento de la ya publicada en la entrada correspondiente a esta ciudad que encontraréis en Guía y relato de viaje a Omán y Emiratos Árabes (2006).
El rascacielos Burj Khalifa (pronunciado Burch Jalifa) es, desde su inauguración el 4 de enero de 2010, la construcción más alta del mundo gracias a sus 828 metros de altura, superando al rascacielos Taipeh 101 (en Taipeh, Taiwán) con sus 509 metros de altura y que venía ostentando esa marca desde 2004.
Además de ser la construcción más alta del mundo también ostenta otros numerosos récords mundiales, como ser el edificio con más plantas (160), tener los ascensores más rápidos (64 km/h) o la plataforma de observación al aire libre a más altura (a 452 metros, en el piso 124).
Este rascacielos es la pieza central de un mega-complejo urbanístico que incluye más 30.000 viviendas, 9 hoteles, 3 Ha. de parques, 19 torres residenciales, el centro comercial Dubai Mall, y un lago artificial de 12 Ha. Este complejo, denominado Downtown Dubai, está situado junto a la avenida Sheikh Zayed, cerca del distrito financiero de Dubái.
Además de ver este espectacular edificio neofuturista por fuera, desde todas las perspectivas y distancias posibles, quizás lo más atrayente de Burj Khalifa es la posibilidad de subir hasta el mirador At The Top, una plataforma de observación al aire libre que está situada en la planta 124 del edificio, a una altura de 452 metros sobre el suelo.
Nosotros visitamos el rascacielos Burj Khalifa solo tres días después de su inauguración y en aquel momento las entradas para subir al mirador se podían comprar en las taquillas situadas en la planta inferior del centro comercial Dubai Mall o bien en linea a través de la página Burj Khalifa - Book tickets online.
La entrada con reserva de día y hora (hasta un máximo de 30 días antes de la visita) valía entonces 100 AED, mientras que la entrada que permitía acceder al mirador de forma inmediata costaba nada más y nada menos que 400 AED.
Por eso convenía reservar para una fecha y hora específicas, teniendo en cuenta que las horas más buscadas suelen ser las que permiten ver la puesta del sol desde el mirador, de 17 a 19 horas. Una vez en el mirador pudimos estar todo el rato que quisimos, aunque se calcula una hora como el tiempo medio de estancia en él.
El mirador At The Top abría solo desde las 17:00 horas hasta media noche todos los días de la semana, pero actualmente el horario es mucho más amplio porque va de las siete de la mañana hasta medianoche.
Se dio la circunstancia de que el día de nuestra visita al Burj Khalifa solo funcionaba uno de los dos ultramodernos ascensores que suben directamente hasta el mirador a causa de un problema eléctrico, por lo que tuvimos que esperar más tiempo del habitual para subir. La capacidad del ascensor es de 15 personas en cada viaje y calculamos en unos 75 segundos el tiempo que tarda en subir los 452 metros.
Pero los problemas de verdad vinieron una vez estuvimos arriba, ya que con el paso de las horas y el cuello de botella que suponía un único ascensor en funcionamiento, se fue acumulando más y más gente en el mirador, llegando hasta las 100 personas o más. Cada vez que se abría la puerta del ascensor (que subía a más gente) se producía un auténtico alud humano para intentar conseguir una plaza en el viaje de bajada, dando lugar a una situación de fuerte tensión y malas maneras como resultado de la angustia y nervios de algunas personas producida por la sensación de estar atrapados a tanta altura.
Mientras tanto, el escaso personal de seguridad presente estaba claramente desbordado por la situación. Cuando alguien de seguridad empezó a gritar «Please, babies and ladies first», algunas de las personas presentes entraron irracionalmente en pánico y nos vinieron a la cabeza escenas de las películas Titanic o El coloso en llamas. Realmente no había para tanto, pero...
Finalmente, los responsables de seguridad optaron por desalojarnos del mirador a través del montacargas de emergencia de los bomberos, mucho menos glamuroso que los ascensores oficiales, pero con más capacidad e igualmente rápido.
Cuando llegamos a la planta baja, en una zona del edificio que aún estaba en obras, los numerosos obreros sur-asiáticos que estaban trabajando allá en aquel momento se nos quedaban mirando con evidente cara de sorpresa. Afortunadamente para nosotros todo quedó en una anécdota, pero podía haber sido mucho peor.
Más adelante nos enteramos de que casi un mes después de nuestra visita se tuvo que cerrar el acceso al mirador At The Top porque uno de los ascensores se quedó parado entre dos plantas y dejó atrapados a un grupo de visitantes durante 45 minutos, hasta que fueron rescatados por los bomberos. Tras revisar y solucionar los problemas con estos ascensores de última generación se volvió a abrir el acceso al mirador el 4 de abril de 2010.
Es, hasta cierto punto, comprensible que puedan ocurrir este tipo de problemas técnicos al principio en un edificio que implementó tecnologías tan innovadoras que no se habían utilizado nunca antes.
Tal como hemos dicho antes, Downtown Dubai es el nombre de un gran complejo urbanístico, del cual el rascacielos Burj Khalifa forma parte. Pero otra de sus principales atracciones es, sin duda, la Dubai Fountain.
La Dubai Fountain es una enorme fuente que representa varias veces en el día un espectáculo coreográfico de música, luz y color. Está situada sobre el lago artificial que hay a los pies de Burj Khalifa y ha sido diseñada por la empresa norteamericana responsable también de las conocidas fuentes del hotel Bellagio Las Vegas (EE.UU.).
Tiene una longitud de 275 metros y es capaz de lanzar el agua a una altura de 150 metros. Tiene 6.600 luces y 25 proyectores de color. El espectáculo es acompañado por un tema de música clásica, música árabe contemporánea o música internacional.
El espectáculo de la Dubai Fountain se representaba diariamente a las 13:00 y a las 13:30, así como cada 30 minutos entre las 18:00 y las 22:00 de domingo a miércoles y entre las 18:00 y las 23:00 de jueves a sábado. Y se puede ver gratuitamente desde cualquier punto a lo largo del paseo que rodea el lago o bien desde muchos de los edificios vecinos.
En cualquier caso, si tenéis la oportunidad, recomendamos verlo también desde el mirador At The Top del rascacielos Burj Khalifa, ya que proporciona una perspectiva totalmente vertical y diferente del espectáculo. Pero desde cualquier perspectiva es un espectáculo que merece la pena ver varias veces, con diferentes coreografías, y mejor por la noche.
En nuestra cuenta de Youtube tenemos publicados los videos The Dubái fountain musical light show at Downtown Dubai y también The Dubai Fountain show from At The Top (Burj Khalifa), donde podréis ver la representación completa en video de algunas de estas coreografías que grabamos tanto desde el lago Burj Khalifa como desde el mirador del rascacielos Burj Khalifa respectivamente. Aquí tenéis los dos videos:
En cuanto al resto del complejo Downtown Dubai merece la pena dar una vuelta por la zona llamada The Old Town, junto al lago, y dónde veréis la preciosa entrada del hotel The Palace The Old Town, el cual ocupa un antiguo palacio tradicional.
Y muy cerca de él llama la atención también el rascacielos del hotel The Address, Downtown Dubai, que con una altura de 306 metros e iluminado por la noche no pasa nada desapercibido.
Jumeirah es una zona residencial costera de Dubái, al sur del puerto Al Mina, donde encontramos viviendas de poca altura, desde lujosas propiedades a casas más modestas, además de parques, clubes, hoteles, etc.
En esta zona, donde antiguamente vivían pescadores, buscadores de perlas y comerciantes, ahora viven muchos de los expatriados que trabajan en el emirato y, en general, es una de las zonas más exclusivas de la ciudad.
En este barrio visitamos la bonita mezquita de Jumeirah, construida según el estilo fatimita tradicional, pero con materiales modernos. Está ubicada en la calle Jumeirah Rd, a unos 2 km al sur de Al Mina. Está considerada como la mezquita más atractiva de Dubái.
Su interior solo es visitable por los no-musulmanes si se hace a través de una visita organizada y guiada por el Sheikh Mohammed Centre for Cultural Understanding. De hecho, esta mezquita es de las pocas mezquitas abiertas a los no-musulmanes en los Emiratos Árabes.
Estas visitas se hacían entonces los sábados, domingos, martes y jueves a las 10:00 y costaban 10 AED/pax. Actualmente (06/2024), hay visitas guiadas a las 10 de la mañana y a las 2 de la tarde, de sábado a jueves, y el coste de la visita es de 40 AED/pax.
Por otro lado, la playa de Jumeirah, situada unos 13 km al suroeste de la mezquita de Jumeirah y a solo 500 metros del famoso hotel Burj Al Arab, es muy concurrida por parte de expatriados y turistas para bañarse y tomar el sol. Desde ella hay vistas fantásticas sobre el mencionado hotel.
Continuando con la visita a este barrio fuimos con el coche a Palm Jumeirah, un archipiélago artificial con forma de palmera situado unos 8 km al suroeste del hotel Burj Al Arab.
Este archipiélago está formado por un tronco, una corona con 16 frondes y una isla con forma de media luna alrededor. El tamaño total es de 5x5 km y el tronco está conectado a tierra firme por un puente de 300 metros de largo, mientras que la media luna conecta con la parte superior de la palmera a través de un túnel submarino.
Este mega-proyecto urbanístico, auto-proclamado como la «Octava maravilla del mundo», incluye hoteles de lujo, villas, edificios de apartamentos, playas, puertos, restaurantes y centros comerciales.
En la zona del tronco, junto a la avenida que lo recorre, se encuentran los apartamentos, mientras que las villas de lujo están en las ramas. En la isla con forma de media luna, denominada The Crescent, se encuentra el hotel Atlantis, The Palm
Desde el tramo final de la parte derecha de la media luna, Crescent West, hay una vista fantástica de la silueta de los edificios más emblemáticos de Dubái, con el hotel Burj Al-Arab en primer término.
Bur Dubai es el distrito histórico de Dubái, situado sobre el lado occidental del khor de Dubái (Dubai Creek en inglés), mientras que en el lado oriental se encuentra Deira, el cual en el pasado fue el centro de la ciudad.
En esa zona del Golfo Pérsico un khor es el nombre que recibe un entrante de agua que forma una ría o un conjunto de pasos marítimos hacia el interior.
En Bur Dubai encontramos, por ejemplo, la Corte del Soberano de Dubái, la Gran Mezquita, la Mezquita Iraní, el templo de Shiva y Krishna Mandir (el único templo hinduista del país) o el fuerte Al Fahidi, el edificio más antiguo de Dubái y que actualmente aloja el interesante Dubai Museum.
También hay un zoco textil, situado junto a la estación de abras (transporte acuático) y que se llama Dubai Old Souq.
Pero quizás la zona más interesante de Bur Dubai, al menos para nosotros, sea el histórico barrio de Al Bastakiya, una de las zonas residenciales más antiguas de Dubái, puesto que su construcción empezó en el año 1890.
El que lo hace único es su arquitectura, ya que todas sus casas, separadas por estrechos callejones, tienen torres de ventilación (barjeel en árabe). Estas torres captadoras de viento son un elemento arquitectónico de origen persa y el número de barjeels que tenga una casa es un indicador de la riqueza de la familia propietaria.
Tras décadas de abandono toda esta zona ha sido renovada y merece la pena recorrer sus callejones y hacer alguna parada en uno de sus recogidos cafés o restaurantes.
También recomendamos seguir el paseo que transcurre junto al Dubai Creek desde el palacio The Ruler's Court y en dirección hacia el este, hasta llegar a la estación de abras de Al Seef.
Una alternativa al paseo a pie seria navegar por el propio khor alquilando una abra como taxi. Esta embarcación tradicional es un aímbolo muy característico de esta zona de Dubái.
En cualquier caso, con este paseo tendréis la oportunidad de apreciar el tráfico de abras, dhows de carga y otras embarcaciones por el khor, así como ver lujosos veleros y yates amarrados en las orillas de este entrante de agua salada.
También merece la pena fijarse en algunos edificios característicos de la zona, sobre todo en la orilla de Deira, como el de la sede del National Bank of Dubai, el más alto de Deira (125 metros), con una forma inspirada en la forma curvada del casco de un dhow tradicional. Los reflejos sobre su fachada de vidrio curvada proporcionan buenas oportunidades fotográficas.
Si hay algo en la que Dubái va sobrada es en el número de centros comerciales (shopping mall en inglés). En las fechas de este viaje había casi 70 ya en funcionamiento y otros 10 que estaban en construcción.
Además, es justo reconocer el afán de superación en innovación y creatividad a la hora de diseñarlos: cada nuevo centro comercial es más en algún aspecto que los anteriores o aporta algo realmente original.
En cuanto a las marcas internacionales representadas en ellos son más o menos las mismas que encontraríamos en cualquier otro lugar del mundo.
Si sois compradores compulsivos, Dubái puede ser la perdición total, la bajada a los infiernos del consumismo.
Pero si solo os pica la curiosidad y queréis tener, además, un fiel retrato socioeconómico del país, como era nuestro caso, entonces os recomendamos un recorrido por algunos de los centros comerciales más representativos de Dubái, al menos en aquellas fechas. De hecho, este sería el momento friqui del viaje.
El Mall of The Emirates es el segundo centro comercial de Dubái en superficie total y en nº de visitantes después del Dubai Mall. Lo que hace realmente único a este centro comercial es la impresionante Ski Dubai, la primera pista de esquí indoor de Oriente Medio y una de las áreas de esquí más grandes del mundo.
Dentro de las instalaciones, perfectamente herméticas para mantener la temperatura a -1 °C durante el día y -6 °C por la noche, hay una montaña artificial de 60 metros de altura con cinco pistas de diferente inclinación y dificultad, incluyendo una pista negra de 400 metros de longitud.
También tiene una área específica para snowboarders, así como remontadores y telesillas, y una zona de juegos que comprende pistas de trineo y toboganes de hielo, torres de escalada, una galería para tirar bolas de nieve, una cueva de hielo o una área para hacer muñecos de nieve.
Desde unos ventanales laterales y frontales se puede ver el interior de estas instalaciones sin pagar la entrada. Es realmente espectacular (si obviamos el gran gasto energético que implica y su efecto en el cambio climático, a pesar de que, en Dubái en general, este tema no parece preocupar demasiado).
Este centro comercial está situado junto a la avenida Sheikh Zayed, unos 3 km al sudeste del hotel Burj Al Arab (metro: estación Mall of the Emirates).
El Ibn Battuta Mall es un centro comercial que recibe su nombre del famoso viajero y explorador marroquí del siglo XIV. Tiene seis áreas temáticas diferenciadas y relacionadas con él: China, India, Persia, Egipto, Túnez y Andalucía.
Cada una de ellas está decorada con elementos representativos de la zona en cuestión, hecha con más o menos gusto. Quizás las más conseguidas sean las de Persia, India y China. Es curioso, sin más. Está situado junto a la gran avenida Sheikh Zayed, unos 15 km al suroeste del hotel Burj Al Arab (metro: estación Ibn Battuta).
Llegados al final de este viaje, ya solo nos quedaba ir con el coche desde el centro de Dubái hasta el aeropuerto internacional de Dubái y formalizar la devolución de este en el aparcamiento de coches de alquiler correspondiente. En este viaje recorrimos un total de 1.660 km con el coche de alquiler.
En la terminal de salidas del aeropuerto recambiamos a euros los pocos dirhams AED que aún nos sobraban.
Un vuelo de Turkish Airlines de casi cinco horas nos transportó hasta el aeropuerto Ataturk de Estambul, donde enlazamos con otro vuelo de la misma compañía hasta Barcelona, con una duración de 3 horas y 15 minutos de vuelo.
Y aquí finalizó este tranquilo y bonito viaje por territorios de Emiratos Árabes Unidos y de Omán.