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Bandera de Uzbekistán

UZBEKISTÁN

Relato de un viaje de 21 días al Uzbekistán

Marianne y Arantza
Published on Data viatge: 2011 | Publicat el 31/07/2012
Darrera actualització: 04/2022
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Introducción

Este es el relato de un viaje de tres semanas a Uzbekistán, país del Asia central que formó parte de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas hasta 1991, año en que accedió a su independencia tras la disolución de la URSS. Su capital es Tashkent.

Hay quien hace el camino de Santiago por etapas anuales y nosotras hacemos la Ruta de la Seda a saltos (ver nuestros anteriores relatos de viaje a Irán y Azerbaiyán, ambos publicados también en esta misma web Viatgeaddictes).


Ficha técnica del viaje

Fechas del viaje

Del 10 al 30 de agosto del 2011.

Itinerario

MAPA UZBEKISTÁN - (+) Ver mapa más grande

Día 1: Donostia - Madrid - Tashkent
Día 2: Tashkent
Día 3: Tashkent - Samarkanda
Días 4-5: Samarkanda
Día 6: Samarkanda - Shajrisabz - Samarkanda
Día 7: Samarkanda - Termez
Día 8: Termez
Día 9: Termez - Bujara
Día 10: Bujara
Día 11: Bujara - Jiva
Días 12-14: Jiva
Día 15: JIva - Moynaq - Nukus - Jiva
Día 16: Jiva- Bujara
Días 17-19: Bujara
Día 20: Bujara - Tashkent
Día 21: Tashkent - Madrid - Donostia

Dinero

La moneda uzbeka es el cym (léase sum). Circula en billetes de 100, 200, 500 y 1000. Se debió acuñar moneda, pero ahora apenas circula. El país está tan desmonetarizado que en un súper nos dieron el vuelto en caramelos.

El cambio oficial en agosto de 2011 era de 1 euro = 2.495 cym. Pero en el mercado negro era, a nuestra llegada, de 3.300 cym/euro y a nuestra partida de 3.400 cym/euro. Evidentemente conviene cambiar en el mercado negro. Se os acercarán por la calle y si no, en general, cambian en los B&B y en las tiendas de recuerdos. El cambio medio que citamos en este relato es 1 € = 3.300 cym

Nuestra guía era del 2009 y los precios en dólares han sufrido un incremento normal, pero los precios en cym se han cuadriplicado (para que vayáis calculando la inflación en el país!).

Fuera de Tashkent no hay cajeros automáticos y si no son grandes hoteles y grandes almacenes de alfombras no aceptan tarjetas. En Tashkent, los pocos cajeros que hay están dentro de la sucursal, por lo que sólo funcionan en horario comercial. Hay cajeros y oficinas de cambio en los hoteles importantes, pero al cambio oficial (usar sólo en caso de desesperación).

Presupuesto

+ 459,59 € (vuelo Madrid-Tashkent-Madrid)
+ 572 € (transporte, alojamiento, comida, entradas, etc)
= 1.031,59 € por cabeza.

Visado

Es necesario un visado para visitar Uzbekistán. Podéis bajaros el formulario PDF con la Solicitud del visado o bien accediendo a él desde la propia web de la Embajada de Uzbekistán en España (Pº de la Castellana 45, 4º dcha. - 28046 Madrid; tel. 91 310 16 39).

El precio del visado depende del número de días de estancia en el país (en el mismo formulario lo especifica), pero por ejemplo un visado multi-entrada de hasta 30 días cuesta 80 €.

El personal de la Embajada es correcto y eficiente, aunque su dominio del castellano es muy disparejo. En la página anteriormente citada se incluye un listado de las empresas de mensajería con las que trabajan.

Salud

No es obligatoria ni necesaria ninguna vacuna.

Seguridad

Total. Y lo de siempre: no fotografiar instalaciones policiales, militares ni estaciones de metro, autobús etc. Hay bastantes controles militares por los caminos y en las entradas de metro y estaciones. No olvidéis que el régimen político actual del país es una dictadura.

Transporte

Aéreo: En las fechas de este viaje había un vuelo directo desde Madrid a Tashkent de la compañía Uzbekistan Airways, con salida los martes. La representación y venta de billetes en exclusiva en España está en manos de Airmat Airlines (tel. 91 401 52 39). Tanto Olga como Lourdes son muy simpáticas, competentes y con muuuucha paciencia.

Para vuelos interiores en Uzbekistán hay aeropuertos en Tashkent, Fergana, Bujara, Samarkanda, Andijon, Karshi, Navoi. Nukus, Termez, y Urgench y despachos de venta de billetes por doquier.

Por carretera. La carreteras de Uzbekistán se dividen en dos tipos: las que están en fase de construcción y las que están en fase de destrucción, lo que evidentemente convierten los viajes por carretera en largos, incómodos y tediosos. Por ejemplo, Bujara y Jiva, dos de las ciudades más turísticas del país, están a 466 km por carretera (388 en línea recta) una de la otra y con un buen coche y un conductor suicida se puede hacer en 6 horas y media, pero lo normal es emplear entre 8,30 y 9 horas.

Aviso para los que circulen en coche propio o alquilado: en el oeste del país a pie de carretera junto a los vendedores de melones se suelen apostar otros con garrafas de plástico con un líquido verdoso. No es ningún licor local, es gasolina. Uzbekistán tiene petróleo en el este, pero no oleoductos, por lo que el transporte hay que hacerlo por carretera y hay pocos conductores que quieran hacerlo dado su estado, ergo en el oeste del país la gasolina escasea y es cara.

Autobuses interurbanos. Hay servicio estatal y compañías privadas. Estos últimos son más caros y parece que más cómodos. No llegamos a usarlos. Desde las mismas estaciones de autobús parten las mashrutkas, unos minibuses y monovolúmenes de entre 8 y 15 viajeros, con precio y ruta fija y que salen en cuanto se llenan, circulan durante todo el día e incluso entre los autóctonos son la forma preferente de viaje, junto con los taxis colectivos.

Autobuses urbanos. En la mayoría de las ciudades turísticas los monumentos están cerca unos de otros y las distancias son abarcables a pie. Sólo hemos cogido el autobús en Tashkent y Samarkanda. No hay peradas señalizadas, cualquier esquina sirve y el cobrador vocea las calles por las que va a pasar. Después de observar un poquillo el manejo entre el aeropuerto y el centro de Tashkent llegamos a la conclusión de que hay un precio único (no sabemos si es cierto, pero a nosotras nos sirvió) y respecto a cuánto se paga al bajar nos limitamos a mirar, sin disimulo, cuanto pagaban los demás y a dar lo mismo. Ventajas de un país sin moneda: los billetes son fácilmente reconocibles. Los autobuses son baratos y un tanto viejos.

Taxi colectivo interurbano. Salen de las paradas de los autobuses. Hay que fijar el precio antes de salir y dejar muy claro si es por cabeza o por coche. Al igual que las mashrutkas estos salen en cuanto se llenan. Si tarda en hacerlo al chofer siempre se le ocurre la gran solución de que, como los turistas somos ricos, paguemos la diferencia, cosa a la que siempre nos negamos y una vez estuvimos más de una hora esperando y aguantando las presiones del chofer y de una señora que tenia prisa, pero que no pensaba apoquinar ni un cym de más. Vosotros mismos. Todo taxista que se precie tiene un móvil que sacará en mitad del regateo para llamar a no se sabe quién, el cuál os asegurará que ese precio es el justo y correcto. A veces el oráculo se pasa e intenta hacer creer que el taxista tiene tan buen corazón que incluso os está ofreciendo un precio demasiado barato. También vosotros mismos.

Taxi urbano. No tienen taxímetro, hay que fijar el precio antes de subir. El que esté ocupado no es razón para no coger más pasajeros que vayan en la misma dirección (a veces hasta son útiles porque pueden guiar al taxista). También hay espontáneos que por un módico precio os acercan adonde queráis.

Ferrocarril. Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho no es sorprendente que el tren sea un medio de locomoción muy popular. Hay vagones de primera y de segunda, pero la diferencia de precio no se justifica. Lo que sí que hay que tener en cuenta es que hay tren rápido y normal. El rápido ya es bastante lento. La red fue diseñada desde Moscú, por lo que hay ciudades con tren que no están comunicadas entre sí y ciudades que sí lo están, pero dando un pequeño rodeo por el extranjero.

En todas las estaciones que conocemos hay controles policiales a la entrada. Se pueden comprar los billetes en la propia estación o en agencias de viajes locales (aconsejamos esto último).

Metro: Sólo conocemos el de Tashkent. Es barato (600 cym, unos 0,18 € la ficha), pero no muy extenso, hay muchas zonas a las que no llega. En toda boca de metro hay control policial, después el despacho de fichas. Si cuando lleguéis os encontráis con la señorita atendedora echada de bruces sobre el mostrador, no preocuparse, está echando una cabezadita, una costumbre local.

Con las fichas podréis pasar un torno, en él habrá dos policías y dos miembros de seguridad del metro, a menos de que estén muy aburridos no os harán ni caso y finalmente en el andén habrá dos o más miembros de seguridad del metro.

La estación que más éxito tiene entre los turistas es Kosmonavtlar, con azulejo "metro de Paris", vidriado en azul con varios tondos a modo de ojo de buey de cosmonaves desde las que nos observan los más grandes cosmonautas soviéticos, incluida Valentina Tereskova.

Hoteles

No hay problemas de alojamiento (y menos en Bujara). En las ciudades turísticas muchas casas del barrio antiguo se están convirtiendo en B&B (Bed&Breakfast) o en hoteles con encanto, según el estado de conservación y/o inversión de los propietarios. Les gusta cobrar en divisa y muchas veces funcionan también como oficina de cambio.

Por supuesto también hay hoteles neutros, de los que pueden estar en todas partes, y antiguos hoteles soviéticos mejor o peor conservados. Estas dos últimas categorías cobran en cym. En muchos, sobre todo en los folklóricos, el colchón es de gomaespuma cinco centímetros, o sea camas duras, pero por lo demás suelen estar bien.

No os olvidéis de pedir y llevar siempre encima la registration card, un papelico con el sello del hotel donde hace constar que estáis alojados allí. Cualquier uniformado aburrido por la calle tiene derecho a pedíroslo y llevarlas todas siempre. Si está muy aburrido puede darle por ordenarlas por fechas y como no le cuadren... ¿Qué queréis? ¿Qué se les cuelen unos perroflautas que se dediquen a la mendicidad y duerman en cualquier banco? Ah! No!.

Comida y bebida

La mayoría de la población uzbeka es de religión musulmana, pero no parece que estén muy fanatizados. Coincidió nuestra visita al país con el Ramadán, pero era normal ver a la gente comiendo u bebiendo alcohol sin ningún tapujo y a cualquier hora.

En Uzbekistán no hay establecimientos diferenciados para comer o beber. Los restaurantes (chayjané) abren por la mañana y siguen de servicio hasta que a las 23:30 pasa la policía. A lo largo del día uno puede sentarse a tomar un té, una cerveza, una sopa, una comida de tres platos... Lo que no hay son pastelerías ni dulcerías ni nada que se le parezca (de hecho de mis dos galerías de los horrores, las tartas y los trajes de novia, sólo consigo adquisiciones para la segunda). En Tashkent hay alguna boutique del pan con algo de bollería.

La comida típica uzbeka es el plov (arroz con carne, verduras o frutos secos). También se come laghman (espagueti), sashlyk (kebab de cordero) y beshmarmak, una especie de sopa con tagliatele y carne de caballo. De postre melón o sandia. La carne es cara, un solo plato de guisado es más caro que dos plov y dos cervezas de medio litro.

La bebida nacional es la cerveza, la especialidad del Alt Stadt Lagman Centre de Samarkanda es la cerveza casera no filtrada, dulzona y turbia. No hay ningún problema en que las mujeres tomen cerveza en público. El té puede ser verde o negro y sin azúcar, en los establecimientos populares lo sirven por teteras, en los chic por tazas, en los locales más turísticos entenderán que pidáis azúcar, pero nunca-nunca se os ocurra hacer la guarrería de añadirle leche. No hay café, a lo máximo en algún hotel caro y algún local con ínfulas podéis conseguirlo liofilizado (sin leche, of course).

La carta de los bares/restaurantes puede estar en alfabeto cirílico, exclusivamente. En caso de hambre perentoria y poca liquidez, en las mezquitas e imanzadés las almas buenas dejan pan y galletas. Lo normal es coger un pedacito, pero si lo cosa está muy mal...

Ropa

Ya hemos dicho que no son musulmanes muy practicantes, ergo la que queráis. La única vez que nos tropezamos con un barbudo en el patio de una imanzadé lo que nos dejo claro es que había que descalzarse, del pelo no nos dijo nada y no conseguimos ni una mirada de aprobación cuando sacamos nuestros pañuelos para cubrirnos.

Clima

Continental extremado: inviernos muy frios y veranos muy calurosos. Llueve poco y nieva en invierno.

Diferencia horaria

En verano son tres horas de adelanto respecto a la España peninsular.

Teléfono

No hay cabinas por la calle, pero en las PTT todavía hay centralitas públicas. Si queréis veros inmersos en los tiempos del Checkpoint Charlie se aconsejan la de Samarkanda y la de Jiva (ni las han pintado desde entonces). La tarifa para Europa es de 1.140 cym/minuto (0,34 €).

Para los que tenéis móviles liberados las compañías Ucell, Beeline y MTS venden tarjetas SIM. Para los que no, la oficina de la calle Vokhidov en Tashkent dispone de personal especializado que lo liberará rápidamente. Con los SMS no hay ningún problema.

Guías de viaje

Asia Central, de Lonely Planet, en inglés, italiano y francés. Guía genérica para todos los países ...stan. Puede conseguirse como libro o en formato PDF a través de Lonely Planet. En este último caso pueden comprarse capítulos sueltos (en inglés a 3,5 €, en francés a 3,49 € y en italiano a 6,5 €) Nosotras tenemos sólo el capítulo de Uzbekistán.

Ouzbékistan, editada por Guides Olizane/Décourverte, en francés, y escrita por Colum MacLeod y Bradley Mayhev.

Uzbekistán, de la colección Guía Azul y editada por Gaesa, en español, y escrita por Luis Mazarrasa.

Notas

• De noche sólo se encienden las farolas en las calles principales y aún en éstas, pocas. Se aconseja llevar linterna.
• No hay oficinas de turismo. Sólo hay una, privada, en Jiva.
• A lo largo de los siglos en Uzbekistán se ha escrito en los alfabetos árabe, cirílico y latino. ¿Qué que nos importa?. El árabe nada, porque solo se ve en los museos. Respecto a los otros dos...: los uzbekos mayores de 35 años fueron alfabetizados en cirílico y a partir de la independencia en el alfabeto latino, y los avisos, menús y carteles pueden estar indistintamente en cualquiera de los dos, muy pocas veces en ambos.
• Los uzbekos son gente encantadora y amistosa... siempre que no haya negocios por medio, en ese caso se vuelven implacables, dignos hijos de los mercaderes de la seda. Lo que más les gusta es que les hagan fotos.
• Si un uzbeko cruza los antebrazos delante de la cara no es que vaya a transformarse en ningún superhéroe, es que os está diciendo que algo está "prohibidísimo".
• En muchas calles faltan los rótulos con los nombres y los ciudadanos tampoco se las saben.
• En los museos se paga entrada extra para poder sacar fotos. Una entrada por cámara y controlan, vaya que si controlan!.


DIARIO DE VIAJE AL UZBEKISTÁN

Día 1: Donostia - Madrid - TASHKENT

Llegamos a Tashkent hacia las nueve de la mañana. En el avión nos han hecho rellenar un folleto con nuestros haberes e intenciones. Sobre las preguntas de si lleváis armas o tenéis intenciones de atentar nos limitamos a recordaros que una de las características universales de la policía es su nulo sentido del humor. En cuanto a dinero nos aconsejaron (y aconsejamos) declarar de más y los efectos electrónicos con exactitud.

Al salir a la terminal de llegadas la oficina de cambio está cerrada, pero se acerca un señor que nos propone cambiar a 2.500 cym/euro y deja claro que el cambio oficial es más bajo. Nosotras, siempre tan legalistas, ni caso. Tardamos como una hora en recorrer el aeropuerto completo sin dar con ninguna oficina de cambio abierta y el señor pisándonos los talones.

Al final entramos en una salita en que no debíamos porque aparece un uniformado que nos hace salir, a nuestra pregunta de cambio, llama por teléfono y... sí señor, aparece él, el cambista negro, pero eso sí, ha subido el cambio a 2.900 cym/euro. Moraleja: no perdáis la mañana y tiraros al mercado negro.

Tashkent en una ciudad difícil, no tiene propiamente un centro, y entre los barrios no es que haya zonas verdes, hay auténticos descampados. No ponerse nerviosos en el autobús pensando que os habéis salido de la ciudad. Tiene algo de "aldea Potemkin": una avenida muy ancha flanqueada por edificios altos mejor o peor conservados pero en cuanto uno se mete en las calles paralelas se está en un típico pueblo de Castilla con sus casas unifamiliares y sus mecedoras a la fresca.

El servicio de autobuses es bueno, barato (600 cym, unos 0,18 €) y necesario. El metro cuesta lo mismo, pero no llega a todas partes. Dado el urbanismo de la ciudad nos pasamos la mañana en el autobús buscando hotel. En una de estas, dos caballeros se ofrecen a ayudarnos, no tienen ni idea de dónde está el hotel que buscamos, pero nos cogen la guía y llaman por teléfono. para informarse.

El Hotel Rovshan es neutro, con poca personalidad, pero con limpieza y trato correctos. Desayuno buffet, pero poco variado, wi-fi gratis y colchón nacional. Cuesta 110.000 cym (34 €) la habitación.

Por la tarde vamos visitamos un centro comercial ex-soviético y el bazar Chorsu y paseamos por la zona del Parlamento y la Ópera.


Día 2: TASHKENT

Aprendemos a movernos por Tashkent en metro. Cambiamos legalmente en un banco y juramos "nunca mais". Por primera vez nos encontramos con la costumbre local de "empleados echando un sueñecito", apoyados en los mostradores.

Por la mañana vamos al museo de Artes Aplicadas, antigua casa particular devenida en museo y situada en un barrio "en auge" en el que se están construyendo muchas casas de nuevos ricos. Los amantes (y los detractores) de lo kistch no se la pueden perder.

Imagen de Tashkent
Imagen de Tashkent

Una característica de los museos uzbekos es que están poco especializados, hay un poco de todo. Otra es que las encargadas aprovechan los ratos perdidos para hacer gorritos de lana y pulsera de nudos que intentan vender a los visitantes.

A primera hora de la tarde vamos a la estación de tren a comprar los billetes para Samarkanda (hay que pasar dos controles policiales para entrar!!). Primero no encontramos la taquilla, preguntamos y nos llevan a una sala que pone VIP. Esperamos unos 10 minutos, aparece una señorita, recoge los pasaportes de todos, nos pide la registration card, no tenemos, tuerce el morro, apunta adónde quiere ir cada uno, coge los pasaportes y se va. Esperamos 45 minutos, aparece con dos pasaportes en la mano, va llamando de uno en uno, ratifica el pedido, se va, vuelve con los billetes, coge el dinero, se va, aparece con otros dos pasaportes, se repite el ritual...

En resumen, nos sentamos en la sala VIP a las 13:50 y salimos a las 17 h. pasadas, después de haber jurado varias veces que sí, seguro; queremos ir a Samarkanda, mañana y nos da lo mismo que el tren sea VIP. Hay que estar en la estación una hora antes. El billete cuesta 30.000 cym (unos 9 €).

Después visitamos el complejo Shaij-Hovendi-Tahir: mezquita, medersa y mausoleo de ladrillo rojo, cúpulas azules sobre tambores poligonales, alfiz de cerámica vidriada, también azul y tumbas encaladas. Dentro del mausoleo hay un tronco de árbol desramado y descortezado.

A continuación perdemos mucho tiempo buscando la PTT para llamar a casa. Después de cenar volvemos andando al hotel. La gente está sentada por doquiera charlando y tomando la fresca.


Día 3: Tashkent - SAMARKANDA

El tren a Samarkanda sale de Tashkent con 55 minutos de retraso.

Samarkanda parece más impoluta incluso que Tashkent, con edificios mejor cuidados y más jardines, con aire de escenario de opereta. La cosa se debe a Gulnara Karimova, cantante, diseñadora de joyas (a la que no dejan desfilar en NY) y sobre todo hija del dictador que ha convencido a su papuchi de que los barrios antiguos dan mala imagen ante los turistas y la gran solución ha sido rodearlos con un muro con unas prácticas puertas correderas que se pueden cerrar si la visita es muy importante.

Si sois de los que les gusta alardear de visitar ciudades a las que no va nadie más, Samarkanda no es vuestro destino. Todos los italianos que están huyendo de las hordas yanquis han venido a refugiarse aquí.

En Samarkanda nos alojamos en el Antica B&B, como todos lo que venimos con la guía Lonely Planet. Es una casa del barrio antiguo a la que se han ido añadiendo estancias y se está expandiendo por el barrio, un jardín tan lujurioso que parece abandonado, desayuno pantagruélico y una ama de casa que lo mismo cambia dinero que organiza una cena tradicional o te consigue un taxi. Cobra en euros y preferentemente en dólares. Pagamos 41 € por la habitación, pero el colchón es ¡ay! nacional. Wi-fi de pago.

El autobús urbano cuesta 800 cym (0,24 €). Paran en la plaza que hay delante de la estación y en las esquinas de las calles. El 22 os deja enfrente del Gur-Emir, a dos pasos del Antica. En la parte vieja hay algunos hoteles más del mismo estilo.

A la tarde visitamos el mausoleo y la mezquita de Bibi-Khanym, la esposa china de Tamerlan. Es de estilo persa, azulejado en azul y otra característica ex-soviética: muy mal cuidados, algún intento están haciendo, pero no llegan a todo. En el patio de la mezquita hay un atril de piedra gigante al que ni nos acercamos, pues dice la leyenda que arrastrándose debajo hasta la más estéril de las mujeres se queda preñada (Utikan!).


Días 4 y 5: SAMARKANDA

Día 4: Hoy es nuestro día de monumentos en Samarkanda, pues visitamos el conjunto del Registan, el mausoleo de Gur-Emir, el mausoleo de Aq-Saray, el de Rujubod, y el mausoleo de Shah-i-Zinda. La mayoría son de estilo persa, azul y dorado, lo que no quiere decir que no nos dejan boquiabiertas. Algunas están peor conservadas que otras.

Vista de la parte vieja de Samarkanda,<br />con la muralla de la verguenza
Vista de la parte vieja de Samarkanda,
con la muralla de la verguenza

Hay medersas por todas partes, pero muy pocas siguen en uso como tales, la mayoría se han convertido en centros comerciales para turistas (ej. las del Registan), algunas pocas en hoteles e incluso en talleres de carpintería o mecánicos.

Nos gusta especialmente el complejo de Shah-i-Zinda, con mausoleos de la época del gran Tamerlán y, sobre todo, el de su hija, con unos preciosos paisajes chinescos en blanco y azul. Después de tanto oro un poco de sencillez viene bien.

Con la fresca del atardecer nos damos una caminata de casi dos kilómetros para ver el observatorio de Ulug-Bek, nieto de Tamerlán y al que se estudia en la historia de la astronomía moderna. Se conserva una parte de su astrolabio, al lado hay otro de esos museos que tiene un poco de todo: libros de Ulug-Bek, libros occidentales en los que se le menciona, maquetas de edificios, instrumentos de astronomía, útiles de escritura...

Día 5: Por la mañana visitamos el mausoleo de Hoja Abdi Darum. A ambos lados hay una serie de estancias en reconstrucción: el ala derecha ya está casi terminada, en lo que denominaríamos estilo musulmán internacional, con mocárabes blancos muy mono, mientras que el ala izquierda es un estilo más típico, gracioso y colorista. Todavía no hemos decidido si cuando lo acaben quedará muy mono o sin ninguna personalidad. El patio está ocupado por una alberca octogonal escalonada y el mausoleo propiamente dicho es de exterior cuadrangular e interior de cruz griega encalada en blanco. Como es el primero nos llama la atención, pero luego resulta ser el modelo nacional. Al difunto sólo se le puede ver desde una ventana exterior con su correspondiente cola de caballo (señal de que es un hoja, un peregrino. Justo enfrente está Ishrat-Khana, casi completamente derruido.

A la tarde subimos a Hazrat-Hizr, bonita y sencilla mezquita blanca con jazmines de colores y estrellas azules en los mocárabes de planta cuadrangular. Después, aprovechando que hace como unos 45 grados a la sombra, nos lanzamos a caminar por una carretera sin arboles hacia Afrosiyab, unos 2,2 km de nada.

En Afrosiyab se han encontrado los restos más antiguos de Samarkanda. Todo el museo está hecho por y para una pintura mural del siglo VI. La pintura está bien y el museo es del tipo nacional: hay un poco de todo, sin mucho orden ni mucho concierto. En los alrededores somos incapaces de encontrar las prospecciones arqueológicas y como sigue haciendo calor nos vamos andando otro kilometro para ver la tumba del profeta Daniel.

La tumba del profeta Daniel está en un alto, pero a sus pies hay una fuente de agua fresca y milagrosa de gran predicamento. Después de esperar un ratito a que esta buena gente llene sus garrafas y botellas de agua tomamos un sorbito para refrescarnos. ¡Es agua de Carabaña!. El mausoleo no tiene ningún interés arquitectónico, únicamente el catafalco cubierto de terciopelo negro. Dice la leyenda que Daniel sigue creciendo después de muerto y por eso durante siglos cada x años se ha aserrado y alargado y van ya por los 18 metros. Parece ser que cuando llegue a una determinada altura (que no se sabe cuál es) este buen hombre resucitará, pero tampoco parece que el hecho vaya a tener ulteriores consecuencias (como el fin del mundo y esas tonterías)

Día 6: Samarkanda - Shajrisabz - SAMARKANDA

Cerca de la plaza de Registon conseguimos un taxi que nos lleva a Shajrisabz, pueblo natal y capital del imperio del Gran Tamerlán y que tan maravillado dejó a Ruy González de Clavijo. Nos cobra 50.000 cym (unos 15,15€) por llevarnos, esperarnos y regresar. Compartimos taxi con una pareja a la que cobra 20.000 cym por la ida. ¡Ah.... El plus de feminidad!.

Mezquita Dorut Tilyavat (Shajrisabz)
Mezquita Dorut Tilyavat (Shajrisabz)

Del palacio del gran Tamerlán (Aq-Saray) sólo quedan las torres que flanqueaban la puerta. Se pude subir a una de ellas (3.000 cym) y así conoceremos otra costumbre local: la de las parejitas que aprovechan las oscuras y estrechas escaleras de caracol de los monumentos nacionales (torres, minaretes, etc) para hacer manitas.

Por lo demás hay un par de bodas que se están haciendo las fotos al pie de la estatua del gran héroe. Shajrisabz es un pueblico bastante pequeño con mucha gente por el mercado y las medersas-tiendas.

La mezquita del complejo de Dorut Tilyovat es alta, airosa, blanca con murales azules de aire chinesco y... llena de palomas. Nos gusta mucho.

Al otro lado del patio hay un mausoleo con tres tumbas, una de ellas de ónice negro sobre la que hay varias tazas. Veamos, las familias vienen aquí con los niños, vierten agua en un hueco que se ha formado por desgaste sobre la piedra y después se la hacen beber a las criaturas para que crezcan sanos y felices.

Atravesando el jardín se llega al mausoleo del Iman Jazrati, donde están enterrados dos hijos del Tamerlán. Es blanca y azul, con planta de cruz griega interior y su correspondiente alberca.

A la vuelta nuestro taxista está enfadado, hemos tardado mucho... ¡Ah, las mujeres somos así de curiosonas, tenemos que verlo todo! (sobre todo si nos cobran de más).


Día 7: Samarkanda - TERMEZ

Después de ajustar cuentas, nuestra patrona nos ofrece los servicios de un taxista que nos lleve a la estación de autobuses (a 6 km) y nos ayude a conseguir un taxi colectivo a Termez. El taxista resulta ser uno de los varones de la familia y nos cobra 14.000 cym (4,2€).

El taxi para Termez nos cuesta 100.000 cym (30 €). Para cuando se completa el taxi y salimos son casi las 11:30. El paisaje es árido y amarillo. Nuestras acompañantes hacen algún intento de incluirnos en su conversación, pero nos abandonan a mitad de camino y nuestro taxista muy dicharachero no es, así que me quedo dormida.

Me despierta un grito horrorizado de Marianne: enfrente hay una barrera de paso a un nivel y una roulotte de la que baja un mozalbete en calzón corto y chanclas que viene sonriente hacia nosotras. Estamos en la frontera con Tayikistan!!. La roulotte es la oficina de aduanas y el de la pantaloneta, el señor aduanero. El taxista nos hace señas de que bajemos y crucemos ¡de una p... vez! y le dejemos en paz. Nosotras nos negamos, hemos pagado por ir a Termez, no al Tayikistán.

Como es preceptivo (y más aquí que es un villorrio de mala muerte) nos rodean montones de lugareños que ¡oh, que extraño! se ponen todos del lado del taxista. Uno de ellos abre la puerta en plan conciliador: "no problema" le pagamos 50 dólares y nos lleva a Termez... y lo dice sonriente, como quien espera que le besemos los pies por ofrecer tan gran ayuda. Nos enrocamos en el taxi, pero saben que el viejo adagio árabe de "sienta en la puerta de tu casa..." es cierto: no podemos pasarnos el resto de nuestra vida en ese taxi. Al final lo único que conseguimos es rebajar a 20 dólares el tramo extra. Eso sí, al llegar a Termez nos deja en la puerta del hotel.

El Hotel Surjon es un antiguo hotel soviético remodelado (más por fuera que por dentro). Es limpio, bastante cómodo, con colchón de muelles, cuarto de baño nuevecito y sabanas muy gastadas. Como todo hotel soviético se paga cada día. La habitación cuesta 35.000 cym (10,6 €) sin desayuno.


Día 8: TERMEZ

Según la guía, Termez es una adusta ciudad fronteriza de contrabandistas. Contrabandistas seguro que los hay (estamos a sólo 8 km de Afganistán), pero la gente es tan amable como en el resto del país.

A dos bocacalles del hotel hay un puesto de juma, una especie de buñuelos gigantes rellenos de carne, verduras o puré de patatas. Dicen que también los hay de crema, pero no los hemos catado. El precio de 4 jumas y una tetera es de 1.200 cym (0,36 €).

Cuidadoras del museo de Termez
Cuidadoras del museo de Termez

Visitamos el museo arqueológico, por fin uno especializado y bien surtido. En una de las salas, las pizpiretas cuidadoras están sentadas en una de las peanas y con los brazos grácilmente apoyados en unas vasijas neolíticas.

Después vamos a Zaurmala (una estupa de adobe casi deshecha), así como al mausoleo de Al-Hakim Al-Termizi (de estilo persa, ladrillo por fuera, azul y dorado por dentro).

También visitamos Fayoz Tepe, los restos de un templo budista del siglo III en los que hay un pequeño museo aledaño. Por problemas con la red eléctrica, no entendemos si estructurales o coyunturales, el guardián nos enseña los tesoros a la luz de su móvil.

Proseguimos visitando Kyr Kiz (una fortaleza de adobe, solo reconstruida por fuera), Kokildor (la casa de los sufíes, edificio pequeño cuadrangular por fuera, cruz griega por dentro y total y absolutamente blanca).

Y por último el complejo de mausoleos del Sultan Saodat, una calle de edificios persas recubiertos de azulejo vidriado azul.


Día 9: Termez - Karshi - BUJARA

Ya lo cantaba Miguel Ríos: "Vivo en la carreteraaaaaaaaaaaaa". Queremos ir a Bujara (377 km en línea recta, 436 km en coche) pero no se puede. Hay que ir a Karshi y de allí coger otro taxi colectivo porque no hay ni mashrutka ni autobús directo.

Ahora que ya hemos cogido el truqui de la inflación hemos calculado de deberíamos pagar 15.000 cym por cabeza (20.000 con el plus de feminidad). Empezamos bien, el primer taxista nos dice 40.000 cym, pero por cabeza. Ni hablar. Buenooooooooo le hemos caído bien y se ablanda, 35 y no se hable más. Ni hablar. Estamos hartas de que todos los taxistas del mundo (excepto los iraníes) se crean con derecho a timarnos sólo porque viajamos sin concurso de varón.

El oráculo telefónico jura por sus muertos que el precio es más que barato, pero nosotras buscamos a otro, el taxista viene detrás ¡está admirado de nuestro regateo y nos lleva por 30.000!. Y nosotras, hartas del cachondeo, seguimos buscando otro taxista hasta que le vemos levantando tres dedos. Vaya por Dios, se acaban de confabular contra nosotras.

No nos arredramos, preguntamos en todos los autobuses y siempre nos mandan adonde esté esta buena gente, que no nos pierde vista con la sonrisa en la boca. Lo intentamos con un taxi pequeño, aunque paguemos el doble, pero atrás no volvemos. Dignidad ante todo. Estamos a punto de echar a andar (si hace falta lo hacemos andando), cuando aparece la salvación en forma de mashrutka que no se llena. Por 1.000 cym (0,30 €) nos leva a un pueblo en el que podemos coger un taxi a Karshi. 30 céntimos ¡he ahí el precio de nuestra dignidad!.

El taxi colectivo de Karshi a Bujara también son 20.000 (6 €).

Ya en Bujara nos alojamos en el Hotel Minzifa, en la parte vieja. Pertenece a la clase de hoteles con encanto: patio agradable y decorado con gusto, colchón de muelles, desayuno más que cumplido, y wi-fi gratis. Se paga en divisa: 44 €.


Día 10: BUJARA

Bujara es la ciudad de los hoteles y las albercas. En casi todas las plazas hay una de agua no muy limpia en la que se bañan los muchachos de la ciudad.

Nuestro plan es ir a Jiva y visitar Bujara a la vuelta, o sea que hoy es nuestro día de relax.

En el paseo entramos en la medersa Nadir Divanbegi (estilo persa, azulejo azul, convertida en tiendas para turistas, en el alfiz de entrada una vez más el sol y los tigres, el islam venciendo a Zoroastro). Enfrente está Nadir Divanbegi Janaka (lo mismo, mal conservada por dentro) y en medio la medersa Kukeldash (mismo estilo, actual museo de marionetas).

Entramos en lo que parece la única pastelería de Uzbekistán, la Silke Road, una familia con visión comercial ha cubierto el patio de su casa y puesto mesas corridas. Sirven (no se elige) Silke Road halva, una especie de turrón blando, sésamo halva, un como tofe duro recubierto de sésamo; azúcar cristalizado; frutos secos y una taza de té especiado. 10.000 cym (3€) por persona, un timo si tenemos en cuenta que una tetera (4/5 tazas) son 2.000 cym (0,60€).

Si alguien quiere probar los halva, en el Bazar Koljoz los venden, además de pimientos de todos los colores, requesón con y sin especies y unos riquísimos huesos de albaricoque tostados y salados.

El Toki Sarrafon está especializado en turistas, pero tiene café expreso y turco y ensaladas de frutas frescas.


Día 11: Bujara - JIVA

En total tardamos 8 horas y media en llegar a Jiva desde Bujara. Nos cobran 65 dólares por el viaje. Nada más partir nuestro chofer nos enseña un mapa de España con montones de X rojas, son los sitios en los que ha sido emigrante. Por otra parte el paisaje es cada vez más desolado.

Jiva es una ciudad pequeña para los turistas, ya que dentro de la muralla está casi todo lo que hay que ver. Los edificios son de los siglos XVIII y XIX.

Nuestro hotel está fuera de la zona amurallada y se llama Sahir Arkandi. En realidad es una ampliación de negocio de un B&B que hay intramuros. Este, nuestro edificio, es un hotel de carretera, sin ninguna personalidad, que podría estar perfectamente en el km 7 de la carretera Burgos-Palencia. Es limpio, colchón nacional y al desayuno le ponen ganas (todos los días será diferente a ver qué nos agrada), pero no... Pagamos 35 dólares.


Días 12, 13 y 14: JIVA

Torre del silencio zoroastriana
Torre del silencio zoroastriana

Día 12: Cuando estamos en la oficina de turismo aparecen dos mozalbetes, uno de ellos es español, y están buscando gente para llenar un taxi para ir a ver las fortalezas y la torre del silencio, en los alrededores de Jiva.

Pagamos 70 dólares entre todos. Visitamos Ayaz Qala, Topra Qala y Kyr Kiz Qala: fortalezas de adobe bastante bien conservadas. Al pie de la primera hay un campamento de yurtas con una mini estación de placas solares.

La Torre del Silencio se yergue en medio de la nada, el circulo de los hombres y el osario se pueden reconocer, a un lado, a falta de árbol, hay un trípode de metal gigante al que atar las cintas exvoto. En la remota antigüedad esta zona fue conquistada por los persas y la religión oficial fue el zoroastrismo.

Día 13: En los soportales de la puerta principal de la muralla de Jiva se puede comprar por 20.250 cym (6,13 €) un ticket que sirve para todos los museos de la parte amurallada, excepto la Torre de Guardia, el minarete de Islom Hodja y el mausoleo de Pahvalon Mahmud (3000 cym, 0,9 € cada uno). Es válido para dos días.

De lo visto lo que más nos gusta es la mezquita Juma Masjidi Minorari, de paredes blancas y una sala de oración con 218 columnas de madera, todas ellas diferentes. El palacio Tosh Holvi es laberintico y sin muebles y el resto de las medersas son tiendas, la sede de un espectáculo de equilibristas, carpinterías y museos que, como siempre, tienen un poco de todo a batiburrillo.

Interior de la mezquita Minorari
Interior de la mezquita Minorari

En el museo de la Música nos ceden el mando del audio para que escuchemos lo que más no apetezca. El estilo, como siempre, persa de azulejo azul y dorado. Eso sí la gente, mientras no quiera vender algo, sigue siendo encantadora.

Día 14: Al llegar a Sayid Allani nos encontramos con un montón de jovencitos vestidos de folklóricos, unos bailando, otros esperando y una señora que no sabemos para que quiere el micrófono si con las voces que da se la debe estar oyendo hasta en Donostia.

Cierto, el 1 de septiembre se celebra el vigésimo aniversario de la independencia de Uzbekistán y alguien nos comentó que iba a venir la tele a grabar. Perdemos casi toda la mañana viendo el espectáculo.

Después visitamos varios museos más y el Nurulabay Saray, palacio de verano del emir de la zona. La Lonely lo define como "palacio expoliado", y realmente sólo quedan una cama y dos gigantescos espejos de metal bruñido. El techo y las paredes son una mezcolanza naif de historicismo musulmán y modernismo parisiense. Nos chifla. Aunque técnicamente este palacio está fuera de la muralla, se puede entrar a él con el ticket general.


Día 15: JIva - Moynaq - Nukus - JIVA

Hoy nos vamos de excursión, primero a Moynaq a ver el cementerio de barcos y a la vuelta parada en Nukus para ver el museo Savitsky. Nos cobran 88 € por coche. Como no encontramos interesados, lo hacemos y pagamos nosotras solitas.

Salimos de Jiva a las 6 de la mañana, atravesamos el río Amu Daria por una pasarela de pontones y llegamos a Moynaq hacia el mediodía. Moynaq era antiguamente una ciudad portuaria a orillas del mar de Aral, pero con el descenso del nivel del agua del mar a partir del año 1960 ahora se encuentra en secano.

Cabras triscando en lo que fue el fondo del mar Aral
Cabras triscando en lo que fue el fondo del mar Aral

Bueno, pues allá, sobre la arena, están los barcos y los postes eléctricos con las cabras paseando entre ellos. Está todo tan seco que resulta difícil imaginar que hubo mar hasta que se mira abajo y se ven conchitas por todas partes.

En el pueblo hay un museo naval, pero no se nos permite la entrada porque hoy está cerrado. Nos comenta el taxista que siempre está cerrado para los turistas, al parecer a la guardiana del museo no le gustamos.

El museo Savitsky, en Nukus, estaría muy bien si se especializara. Es importante su colección de pintura rusa post revolucionaria, pero en el primer piso convive con "vida tradicional", en el segundo con reproducciones de arte mundial y en el tercero con escultura. Respecto a los cuadros hay autores que hasta nosotras los conocemos, como Ilia Popova, pero están colgados a razón de 6 u 8 por pared y parecen colgados por orden de adquisición. Resulta abrumador.

En las orillas del río Amu Daria hay chiringuitos de pescado frito y en uno de ellos paramos a comer/merendar. Un kilo de pescado frito con salsa de tomate picante, pan y te cuesta 18.000 cym (5,45 €).


Día 16: Jiva - BUJARA

Vivo en la carreteraaaaaaaaaaaa. Hoy han sido 6,30 horas de trayecto de vuelta a Bujara desde Jiva. Pagamos 45 €.

Cuando llegamos a Bujara damos varias vueltas a la ciudad porque nuestro suicida, perdón, chófer tiene el prurito de dejarnos en el hotel y como no sabe donde se encuentra pregunta y pregunta y cada vez que pregunta le mandan en dirección contraria a la anterior. Al final nos deja en Lyabi-Hauz (la plaza mayor) sin dejar de disculparse en ningún momento.

Nos alojamos en Grand Nodirbek Hotel, uno de los muchos B&B de la parte vieja. Es limpio y con personal muy joven y simpático, uno de ellos se empeña en hablarnos en francés para practicar, solo que no sabe. La habitación es más bien pequeña, pero se las han arreglado para meter dos camas, una silla, una mesa, un mini frigorífico, una televisión y un aparato de aire acondicionado. Colchón nacional. El desayuno abundante y la finesse de la casa es papilla de harina de arroz (sí, papilla, de la que se le da a los bebés). Está rica. Pagamos 20 dólares por la habitación.


Días 17, 18 y 19: BUJARA

Día 17: Bujara es mi ciudad favorita, hay montones de boutiques "integrales" para novias: vestido, peinado y maquillaje y unas dependientas simpatiquísimas.

Visitamos la mezquita Kalon, la medersa Ulughbek y la mezquita de Bolo Hauz, todas de ladrillo cara vista, azulejos azules y mocárabes coloridos. También visitamos el Ark palacio del emir, con su mezquita y todo. La mezquita es muy coquetona, con paredes blancas y con su mihrab y su arcada ciega coloreados. Hoy en día es museo (y tienda). En la sala de exposición de cerámica nos da corte entrar porque están las cuidadoras de picnic, con un mantel en el suelo y calentándose la sopa en un infiernillo, pero se empeñan en que pasemos mientras ellas siguen comiendo tan ricamente.

Por la tarde visitamos el mausoleo de Ismail Samani, un edificio del siglo X, de ladrillo sólido y pesado. También el mausoleo Chashma Ayub, sin ningún interés, pero en su interior hay una fuente de agua nacida de un golpe de bastón de Job; justo enfrente está el Koljoz Bazar.

Antes de cenar pasamos por el Nughay Caranvenserai donde una enóloga retirada ha puesto un pequeño negocio de degustación y venta de vinos nacionales. La enóloga es una auténtica señora que domina el tema y se hace entender, aunque no domine ni el inglés, ni el francés, ni el italiano y los mezcle todos. Nos cobra 30 € por la degustación y dos botellas de vino.

Día 18: Las mashrutkas paran en Lyabi Hauz y delante del hotel Asia, pero no el nº 70, que es el necesitamos para ir a Sitorai Mohi Hosa, palacio de verano del emir. Pero el conductor del 61 se ofrece a llevarnos. Son 500 cym/cabeza (0,15 €).

El Sitorai Mohi Hosa o palacio de verano son varios edificios alrededor de un patio, rodeados por un jardín (muy bien cuidado) y un poco más lejos el edificio del harem (hoy día magasino dei tappeti) con una hermosa piscina. Dentro del edificio principal se conservan los muebles y las fruslerías (ropa, botas bordadas, juegos de té... del último emir. Otra interesante mezcolanza de oriente (porcelana china) y occidente (lámparas de lágrimas)

Mercado del oro de Bujara
Mercado del oro de Bujara

La mashrutka nº 70 (500 cym) nos deja en el auto-vokazal donde cogemos el nº 235 (500 cym) para ir al mausoleo de Bajautdin Naqshbandi, un santón local de gran predicamento. Es un complejo de edificios con una mezquita, mausoleo del señor y mausoleo de la señora madre del señor y un amplio jardín con un tronco petrificado al que dar tres vueltas en el sentido contrario al reloj y que también sirve para atarle las cintas exvoto. También hay un depósito con el agua bendita que este santo varón trajo de La Meca. Hoy es domingo y hay mucha gente.

De vuelta, la mashrutka nº 60 (500 cym) nos deja enfrente del Arq. Por la tarde vamos a la casa-museo de Fayzulla Joyaev, héroe de la revolución rusa devenido en traidor con la independencia (fue el que conspiró con Lenin para derrocar al emir, y Stalin se lo agradeció a su manera: lo mandó a Siberia). Una vez más se demuestra que los jefes revolucionarios suelen ser de extracción económica más alta de aquellos a los que piensan salvar. Es una casa bonita y bastante bien conservada. En una de las salas hay ropa típica con que vestiros si queréis. No olvidéis pedir a las encargadas que os enseñen el sistema orinalario de la cuna.

Callejeamos por la parte nueva de Bujara (nada interesante) y compramos los billetes de tren para Tashkent en la zona comercial de Kryty Rynok. El billete de tren cuesta 56.600 cym (17,15 €).

Día 19: Ultimas visitas en la ciudad de Bujara. En Char Minar, convertido en tienda, por 1000 cym (0,30 €) se puede subir a la cúpula. Después nos perdemos buscando los mausoleos de Saifuddin Bujarzi y Buyan Juli Khan: ladrillo cara vista en el exterior y paredes encalas en el interior con la consabida cola de caballo en el del hoja.

Justo detrás de esos mausoleos se encuentra la que fue la mayor fábrica de Bujara, con su correspondiente cuadro estalinista de "todos a una" en la entrada.

Seguimos con la visita a la mezquita de Hoja Zayniddin. Lastima que esté en tan mal estado, reconstruida será una de las más grandiosas de Uzbekistán.

Y terminamos con una visita al Zidon, la cárcel con su sala de torturas. Tiene su aquel. En el pozo hay dos maniquíes que representan a Stoddart y Conolly, dos ingleses apresados y decapitados por el último emir. El primero cometió la indelicadeza de presentarse a caballo ante tan augusto señor y el segundo dar la lata para liberar al primero.


Día 20: Bujara - TASHKENT

La estación de tren de Bujara está a 9 km y el taxi nos cobra 10.000 cym (3 €) para llegar a ella desde el centro. A la entrada de la estación encontramos el control rutinario. Cuando subimos al tren ya sabemos porque el billete es tan caro: vamos en primera.

Llegamos a Tashkent a las 14 h. Nos alojamos en el Grand Tashkent Hotel, un hotel sin gran encanto, pero con un personal con muchas ganas de agradar, limpio y cuidado, colchón nacional y colchas muy discretas. Pagamos 90.000 cym (27,27 €).

Para pasar la tarde vamos (y volvemos) andando a la iglesia ortodoxa rusa, del siglo XIX, azul y blanca con cúpula dorada. Cuando llegamos a ella están en misa, pero no les importa que nos quedemos.


Día 21: Tashkent - Madrid - Donostia

Hemos bajado a las 7:00 a desayunar, aunque desgraciadamente no se sirve hasta las 7:30. Pero como ya sabemos, el uzbeko es de natural amable y el recepcionista llama a la cocina. No hay problema: nos darán de desayunar y además es un buen desayuno.

Un espontáneo nos cobra 4.000 cym (1,21 €) por llevarnos al aeropuerto.

Una vez en el aeropuerto hay que rellenar de nuevo el mismo folleto que a la entrada en el país, pero esta vez hay que decir la verdad. A la salida sí controlan que los datos coincidan, es más hay que entregar los dos folletos y ay de vosotros como tengáis más dinero que a la entrada o en la cartera más de lo declarado (recordad que Uzbekistán tiene frontera con Afganistán, el mayor productor de opio del mundo). ¿Entendéis ahora porque se aconseja echar de más al entrar?.

Y deberéis llevaros los mismos objetos electrónicos que traíais o presentar un certificado de la policía de que habéis presentado denuncia por pérdida o sustracción. Es una dictadura. A mí sí me registran la mochila, pero a Marianne no. Como siempre depende del poli que te toque.

La siguiente novedad es que cuando aterricemos a las 9 en Donostia a Marianne le han perdido la maleta.


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Relat d'un viatge a Uzbekistan - Paco Lozano [2008]