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Bandera de Mali

MALI

Relato de un viaje de 20 días a Mali

Antonio y Trini
Published on Data viatge: 2007 | Publicat el 19/05/2008
Darrera actualització: 04/2022
2.8 de 5 (264 vots)

Introducción

Mali es un país fantástico para viajar y aunque tampoco tiene excesivas cosas a ofrecer, las que tiene son aceptablemente accesibles. La entrada al país es realmente incómoda, pues la mayoría de vuelos llegan de madrugada a la capital de país más fea que hemos visto nunca. Bamako es sucia, desordenada, caótica y llegar a ciertas horas la hacen ver aún peor.

Pero sólo es una entrada, pues el resto del país es amable y fácil, acentuado por el hecho de que toda la población habla francés, por lo que, mucho o poco, te puedes entender con todos. La segunda cara, la que supongo no ven los tours organizados, o la ven desde sus potentes 4x4 climatizados, es la enorme cantidad de niños famélicos que se pelean por un trozo de pan que das cuando sales de un restaurante.

Gran parte del año hace un calor insoportable, pero cuando nosotros estuvimos hacía frío y los niños de la calle viven tiritando y mendigando que algún turista le regalase algo de ropa. Un pilar del Islam es dar al pobre: en Mali se pueden hacer muchos números para alcanzar el paraíso.


Ficha técnica del viaje

Fechas del viaje

Del 21 de Diciembre de 2007 al 7 de Enero de 2008.

Itinerario

Día 1: Barcelona - ...
Día 2: ... - Bamako
Día 3: Bamako - Mopti
Día 4: Mopti
Día 5: Camino a Djenné
Día 6: Djenné
Día 7: Tumbuctú
Días 8-10: Pinaza bajando en Niger
Día 11: Mopti
Días 12-15: Trekking por el país Dogón
Día 16: Mopti
Día 17: Segou
Día 18: Segou - Bamako
Día 19: Bamako - Casablanca
Día 20: Casablanca - Barcelona

Moneda

La moneda de Mali y de muchos países de su entorno es el franco africano, conocido como CFA. Su cambio era de 1 € = 655 CFA, aunque este cambio sólo se puede obtener en Bamako, pues en el resto del país lo máximo que se consigue es de 1 € = 640 CFA. En Bamako, Mopti, Segou vimos cajeros automáticos, pero sólo en Bamako vimos casas de cambio.

Nivel de vida

Supongo que para la gente que viven allí todo debe ser muy barato, pero para el turista es todo muy caro. El agua vale, como mínimo, 0,75 € la botella en la calle, pero en muchos sitios llega a más de 1,25 €. Los hoteles limpios están por 30 € la habitación doble y la comida a 6 € el plato.

Coste por persona

Billete de avión hasta Mali con Royal Air Marroc: 580 euros cada uno. Los demás costes están reflejados en el relato.

Visado

El visado se puede conseguir en frontera (23 euros o 15000 CFA) para 30 días, pero aunque te lo hagan debes confirmarlo en Bamako o en Mopti. Allí te hacen pagar como si hicieses una extensión (5000 CFA). Mucha gente, de hecho todo el avión menos nosotros, se lo había sacado en las embajadas correspondientes, que en nuestro caso es la de Paris.

Salud

Es obligatoria la vacuna de la fiebre amarilla y te pueden pedir su carnet a la llegada al país, cosa que ponen en muchos países, pero que nunca he debido enseñar. Muy importante tomar la profilaxis de la malaria (os evitaré la polémica sobre cual es mejor), tifus, meningitis, etc... Hay que consultar con los expertos pues las condiciones sanitarias del país no son nada buenas.

Seguridad

En las guías pone que en Bamako de noche y o en el paseo al lado del río en Mopti puede haber algún problema, pero la sensación general es que el país es muy seguro. Los niños, y no tan niños, te acosan en todo el país pidiendo de todo, pero ninguno hace ningún amago de coger algo que no sea suyo.

Transporte

Avión. Hay un vuelo entre Mopti y Toumbuctú, 2 veces por semana, que ahorra la paliza polvorienta de hacer el trayecto en 4x4.

Taxis. Los trayectos de un par de kilómetros valen 1.000 CFA, pero habitualmente son compartidos, por lo que son mucho más baratos. En Mopti los taxistas piden más, pero en el resto del país son bastante honrados.

Autobuses. Hay multitud de compañías y todas al comprar el billete te piden el nombre por lo que subes al autobús por riguroso orden de inscripción, te van llamando. El único problema es que a los turistas les extorsionan (1.000 CFA) con el tema del equipaje para meterlo en el maletero o subirlo al techo.

Bacheés. Son furgonetas muy baratas para moverse, pero sobrecargadas y en condiciones precarias. En Bamako valen 150 CFA.

Electricidad

Los enchufes son los normales de toma europea a 220 Voltios.

Clima

Dicen que en verano se llega a los 50 grados en la sombra, pero no en Navidad y por eso fuimos en esa época, ya que la temperaturas son muy agradables, siendo necesario un buen forro polar para las mañanas en la pinaza por el Níger.

Diferencia horaria

Es 1 hora menos al horario peninsular.

Guía de viaje

Muy recomendable la guía Bradt, que está en inglés, y la Lonely Planet West Africa, también en inglés. Hay una Laertes en español, Mali y Mauritania, que no sirve para mucho.


DIARIO DE VIAJE A MALI

Día 1

Cogemos el bus al aeropuerto de Barcelona a las 18:15 que cuesta 3,95 €. Hay una enorme cola y mucha gente lleva exceso de equipaje (les hacen pagar a 8 €/kg). Hay que consignar que la Royal Air Marroc te permite 40 kg de facturación y 20 de mano.

El avión sale con media hora de retraso, con lo que dudamos que podamos coger el siguiente vuelo porque sólo hay una hora entre los 2 vuelos. Nos dan de merendar unos bocadillos de salmón con cerveza y luego pastel con café.

Tardamos 2 horas en llegar a Casablanca, como ya tenemos la tarjeta de embarque del siguiente vuelo no tenemos nada más que correr a coger el siguiente vuelo. Hay una hora de diferencia con España. El aeropuerto es muy moderno y está todo muy nuevo. En el vuelo de Casablanca a Bamako nos dan de cenar a escoger pescado o carne y también nos dan cerveza.


Día 2

Llegamos a las 3 de la mañana a Bamako y como no tenemos visado, en el mismo aeropuerto hay, antes de pasar el control, una pequeña oficina donde un policía muy simpático te hace el visado para 5 días. Cuesta 15.000 CFA, y si no los tienes, que es lo habitual y los bancos están cerrados, como nos pasó a nosotros pues pagas en euros, 25 € por persona. Las fotos las llevábamos, pero al final no hicieron falta. Mientras rellenaba los datos el policía nos dijo que fuéramos a buscar el equipaje, con lo cual entras y sales con total libertad. Igualmente somos los únicos que no tenemos visado, ya que el resto ya lo lleva.

Como es una hora muy intempestiva (las 4:30 de la madrugada), nos esperamos en una sala de espera que hay a que se haga de día y nos tumbamos. En la misma sala hay un cajero automático donde sacamos 50.000 CFA para ir tirando. Es de los pocos cajeros que se ven en Mali ya que nosotros vimos otros en la capital, pero no en exceso.

Se hace de día y un chaval que tiene un taxi nos esta esperando para llevarnos a donde queramos. Le decimos que nos lleve a la estación de autobuses de Sogoninko ya que queremos coger un autobús que nos lleve a Mopti. Nos dice que ese día no hay autobús porque es la fiesta del Tabaski y nosotros como ya hemos oído eso otras veces pensamos que nos está tomando el pelo. Nos dice que el nos lleva sin problema, nos pide 5.000 CFA hasta allá y si no hay buses como el dice, nos lleva al hotel que nosotros le digamos por 2.500 CFA más.

En un momento llegamos porque no hay nada de trafico y hay una especie de autovía, bastante vacía por cierto. En la estación de autobuses no hay nadie y en un país africano es muy raro, ya que la mayoría de la gente que se desplaza va en transporte publico y eso ya nos empieza a inquietar. También recordamos que en Barcelona en estos días los musulmanes celebraban esa fiesta con lo que la idea de que nos tendremos que quedar un día en Bamako va entrando en nuestra cabeza. Para rematar vemos furgonetas con corderos que van siendo comprados por personas que se los llevan en sus motillos. Preguntamos en una compañía que nos dice que "a lo mejor" sobre las 10 de la mañana cuando acabe la oración en la mezquita si hay gente interesada se podría llenar un autocar.

Nos insisten en que nos sentemos a esperar, pero nosotros tenemos ganas de explorar y movernos por allá. Dejamos las mochilas allá, damos una vuelta y ya nos damos cuenta que es un día especial. Todas las tiendas están cerradas, la mezquita está a tope de gente limpísima con sus mejores galas rezando. Las mujeres en un lado y los hombres por otro. Es una gozada ver a las niñas pequeñas con sus conjuntos de ropa estrenados para la ocasión y sus peinados con gomitas de colores, cintas y todos los adornos que pueden encontrar. También llevan muchas pulseras de bolitas de colores muy típicas de la región.

Algunos hombres nos invitan a que entremos en la mezquita, pero nosotros desistimos porque no nos gusta invadir esos espacios privados de oración. Cuando llevamos unos minutos la calle se convierte en la continuación de la sala de oración porque la gente ya no cabe dentro.

Volvemos a la estación y todo sigue igual. Nos invitan a que nos sentemos a esperar. No hay prisa, esto es África. Preguntamos si hay mas gente y nos dicen que In Shalah («si Dios quiere»). A las 10 ya nos dicen lo que ya sospechábamos hacia rato y es que ese día no hay autobús, pero que al día siguiente a las 7 de la mañana si que habrá.

Para ir al centro de Bamako podemos coger un taxi-brousse por 150 CFA. Te pones en la carretera y cuando pasa uno lo paras y te metes dentro. Paras en el momento que quieres, pero nosotros vamos hasta el final, el mercado al lado del Centro de Artesanías (Artisanat). Queremos ir al Foyer d'Accueil de la Mission Catholique, que está en la calle Bagayoko con la 361. Preguntando y volviendo a preguntar llegamos, lo cual no es fácil porque la mayoría de calles no tienen el nombre, aunque la gente te ayuda mucho. Nos atiende una monjita muy amable que habla inglés y francés, la cual nos ofrece o un dormitorio o una habitación doble con ducha y lavabo, pero con el water fuera, por 10.000 CFA que cogemos. Son unas habitaciones espartanas, pero limpias y no hay agua caliente, como en la mayoría de hoteles del país.

Hace un calor infernal, debemos estar a mas de 35 grados y el sol cae a plomo, con lo que decidimos quedarnos un poco en el hotel a descansar y a esperar que baje un poco el calor. Estamos más atontados de lo habitual y desanimados porque nuestra previsión ya no se cumple, aunque un viaje no organizado es esto, en el que van cambiando las cosas según va fluyendo todo.

Hay mosquiteras en la habitación y cuando vaya anocheciendo nos daremos cuenta que son básicas ya que hay muchos mosquitos y eso que no estamos en la temporada alta de riesgo de malaria.

El agua de litro y medio cuesta 500 CFA y los refrescos 200 CFA. Delante del hotel, que todo sea dicho, es muy seguro porque siempre está cerrado con llave la cancela exterior, hay una pequeña tienda de comestibles con una nevera que nos salva al vender todo tipo de bebidas frescas, incluso cervezas de 650 cl por 1000 CFA.

Sobre las 3 de la tarde nos atrevemos a salir de la paz de nuestro hotel y nos encontramos con la dureza de una ciudad africana tan pobre como esta. Calles sin asfaltar con las alcantarillas que discurren a lado y lado de la calle con una suciedad y un olor nauseabundo. Encontramos otro cajero y sacamos más dinero porque como todo está cerrado, preferimos asegurarnos de que tendremos moneda local. Vemos a la gente que viene de la fiesta del cordero después de haber comido y nos saludan con alegría llamándonos tubabu, que significa blanco.

Muchas chicas llevan extensiones en el pelo porque les gusta largo, pero ellas lo tienen rizado y cortito. En cualquier calle montan la peluquería y se acicalan horas y horas y la verdad es que quedan muy guapas. Por la calle vemos cabezas de cordero y de vacas asándose en unos hornillos de carbón, ya que allí evidentemente se aprovecha todo.

La sensación de calor sigue siendo terrible y la sequedad del ambiente te deja la boca seca y necesitas beber y beber continuamente. No queremos saber lo que será en verano, cuando no bajan de los 40 grados...

En un día que no sea festivo se puede visitar el Museo Nacional, donde exponen textiles, técnicas para hacerlos y todos los días excepto los lunes hay una película sobre la cultura de Mali. El museo de Bamako no vale la pena, pues hay unas cuantas fotos sin ningún interés y unas cuantas túnicas. Hay un museo dedicado a la mujer, llamado Muso Kunda, el cual fue fundado por la mujer del presidente. No es muy interesante aunque es testimonial en un país donde las mujeres cuentan tan poco. Para comprar artesanía se puede ir al Artisanat, al lado de la Gran Mezquita, donde venden máscaras, figuras de madera, instrumentos musicales, trabajos en piel, joyas, etc. Muy cerquita tenemos el mercado de medicina tradicional donde se pueden ver huesos y pieles de animales que se venden para curar enfermedades, para hacer conjuros de buena suerte y cosas así.

Volvemos al hotel y como tenemos algo de comida cenamos en la misión con bebida fresca del chiringuito de enfrente (cierra a las 12 de la noche).


Día 3

Ponemos el despertador para salir a las 6 de la mañana, pero como es de noche nos esperamos un rato a que se haga de día. Cogemos una taxi-brousse de los verdes que nos lleva a la estación de autobuses por 150 CFA. Vemos muy poca gente y nos da mala espina. Nos dicen que nos sentemos que ya llegará el autobús. Como no nos fiamos, uno de nosotros va a buscar otras opciones. Nos aseguran que sí nos iremos y nos llevan a otra compañía donde hay un bus que nos dicen que va a Mopti.

Cogemos las mochilas y allá vamos a comprar el billete. Nos cuesta 8500 CFA, más 500 CFA por la mochila que va en el techo. Esta ultima cantidad solo se la exigen a los extranjeros porque ellos llevan de todo y no les cobran nada.

El sistema de autobuses en Mali es curioso, porque cuando compras el billete apuntan tu nombre en una lista y luego van llamando por el orden de compra del billete. Te llevas una alegría cuando te llaman porque ya crees que saldrás. Hemos tenido suerte y quedan unos asientos en la penúltima fila, un poco rotos, para nosotros.

A las 10 de la mañana sale el autobús con unas 10 personas sin asiento y que como buenamente pueden con unas bolsas que les dejan algunos pasajeros o bidones de agua y gasolina se van acomodando para el viaje en el medio del pasillo del autobús. El calor es sofocante allí dentro porque las ventanillas están cerradas y hace un sol de justicia.

El viaje se eterniza porque continuamente para y deja viajeros y coge otros, también cuando cualquiera quiere comprar algo de comida o tiene que hacer sus necesidades... Llegamos a Ségou a las 14:30, cuando en teoría se tardan sólo 3 horas.

A las 21:30 ya estamos en Mopti, donde cogemos un taxi por 1.000 CFA para ir a un hotel que se llama Y A Pas De Probleme, muy cerca del Hotel Kanaga. La habitación doble con ducha y ventilador cuesta 18.000 CFA y con aire acondicionado cuesta 27.000 CFA y también tiene el baño dentro. El hotel es de unos franceses y lo tienen muy bien acondicionado, con artesanía por todos sitios que está a la venta. Está todo muy limpio. Además, en la terraza que hay en la azotea hay un restaurante donde hacen poca variedad de platos, pero muy buenos.

Nosotros esta noche (casi no hemos comido nada en todo el día) nos pedimos unos espaguetis y una cerveza fresquita (1.000 CFA). El agua vale lo mismo.


Día 4

Descansamos hasta las 8:30 porque el viaje nos ha dejado destrozados: ya tenemos una edad!!.

En la terraza se puede desayunar café o té, leche en polvo, un trozo de pan, mantequilla y mermelada. Todo esto por 1.500 CFA. Hay una agencia justo al lado y los que trabajan allí siempre están buscando clientela en el bar. Nosotros decimos que este día es para descansar y para organizarnos. Como debemos hacer la extensión del visado nos llevan en el coche a la comisaría de policía donde un amable policía nos da un impreso que debemos rellenar con todos nuestros datos. Luego nos pide una foto y 5.000 CFA.

Resuelto el principal problema, que no ha sido tal, nos vamos paseando a la orilla del Níger, donde poco a poco nos vamos impregnando de lo que es esta parte del mundo, con sus niños desnutridos, la suciedad, las mujeres vendiendo cualquier cosa para poder ganar algo de dinero, o sea pobreza en estado puro sin maquillaje. Es uno de los cincos países mas pobres del mundo, de lo cual damos fé.

Foto de sombreros de pastor en Mopti
Foto de sombreros de pastor en Mopti

Comprobamos que los datos asépticos que vemos en los informes de Desarrollo Humano del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) tienen cara, siendo personas con una esperanza de vida de 40 años, una mortalidad infantil de más del 60%, una tasa de alfabetismo de sólo un 20% (la mayoría niños, ya que las niñas no necesitan ir al colegio...), un índice de fecundidad de 8 o más hijos por mujer... y así un largo etcétera de datos macroeconómicos y microeconómicos que los ves de diferente manera que en Europa, desde tu tranquila casa y tus comodidades.

No hay alcantarillado, con lo que las cloacas discurren por las calles con el peligro que conlleva de enfermedades como la malaria o el tifus. En las escuelas hay que pagar, por lo que estas numerosísimas familias tienen que elegir un hijo y el resto queda sin educación. Si tienen la desgracia de caer enfermo alguien en la familia, si están en época de recogida de la cosecha o llevan al enfermo al medico que a lo mejor tardan unos días y el resto de la familia se morirá de hambre porque no han recogido el mijo que es su sustento o se deja morir al enfermo. Estas terribles decisiones se deben tomar porque son muy, pero que muy pobres. También aquí el sida es una espada de Damocles que pende sobre toda la población, porque como hay tanta incultura no se ponen los medios para pararla.

Seguimos nuestro paseo y, como siempre, una bota se empieza a despegar, por lo que buscamos a un zapatero que nos la arregle. Por 1000 CFA la cose a conciencia, por ahí seguro que no vuelve a romperse.

Llegamos al Restaurante Bozo, una institución en Mopti, por el sitio donde está, en una curva que traza el rio Níger y tu estás sentado viendo como pasan las pinazas, la gente, etc. Este día no hay apenas turistas, pero otros días que también iremos no cabe ni un alfiler y es un gueto de turistas organizados que los llevan allí a comer. La comida hay que reconocer que está muy buena, sobre todo el capitán, un pescado muy abundante en el río y que se puede degustar en todos los sitios, mejor o peor cocinado.

Volvemos al hotel porque cae un sol de justicia y esperamos hasta la tarde, pues hemos quedado 6 personas para ver si cogemos una pinaza para ir a Djenné durante un día por el río Níger y al día siguiente ver el mercado del lunes que es famoso en todo Mali.

Después de regatear duro nos dejan el viaje en pinaza por 135.000 CFA, con la comida incluida. Ya que estamos con el dueño de la agencia contratamos para el martes subir a Tombouctu en 4x4 y bajar en pinaza durante 3 días de vuelta a Mopti. Esto nos cuesta 85.000 CFA por persona. Tenemos la precaución de reservar la noche que estemos de vuelta en Mopti, lo cual nos permite dejar una parte del equipaje en el hotel e ir así más ligeros. La reserva luego se ve que es necesaria, porque compañeros que no lo hicieron tuvieron que ir a buscar otros sitios porque estaba lleno.

En el mismo hotel se puede cambiar dinero a 640 CFA/€. No vemos muchos sitios para cambiar. De hecho, ese primer día está todo cerrado.


Día 5

Salimos a las 7:30 de Mopti con la pinaza. Tiene 2 motores, pero uno no lo pone en marcha ya que es por seguridad. Vamos bajando por el río Bani y a esas horas el aire es fresco, con lo cual se agradece un jersey que echarse encima. Como estamos en la época seca el río va muy bajo y a veces debe ir preguntando a otras barcas por donde ir para no rozar. También el otro chico que va en la barca, con una vara larga va comprobando la profundidad.

Por estas fechas los pastores van con sus rebaños buscando nuevos pastos y han de cruzar el río con lo que vemos muchas cabezas de ganado de un lado a otro. Esto de la pinaza es muy relajado porque no hay nada que hacer, lees, haces fotos, miras el paisaje que, aunque siempre es lo mismo, pasas por pueblecitos, las mujeres moliendo el mijo que van a necesitar para comer ese día, los niños saludándote desde la orilla, etc.

Sobre la una del mediodía nos dan de comer el menú oficial de las pinazas que es pasta o arroz o cuscus con una salsa de tomate con verduras. También nos dan algo de fruta. Llegamos a las 20:30 a Djenné. Hace 2 horas y media que se ha hecho de noche y gracias a que hay luna llegamos a la orilla. De hecho Djenné está a unos 2 km del rio, con lo que debemos coger algo de transporte para llegar a la ciudad.

Niños en Djenné
Niños en Djenné

Nos salen a recibir unos autóctonos y nos piden 1.000 CFA a cada uno para la entrada a la ciudad de Djenné. Nos hacemos los locos y le decimos al taxista que nos lleve a la ciudad, y a los pocos minutos una moto nos persigue a toda velocidad y hace parar al taxista. Le pagamos y nos da un ticket como justificante. El taxista nos cobra 5.000 CFA en total y nos avanza que hay muchos turistas. Nosotros pensamos que exagera porque hasta este momento no hemos visto apenas turistas. Pero desgraciadamente tenía razón. Todos los hoteles están llenos y no queda una sola habitación en Djenné. Vamos al hotel Mafir, al Campament y no hay suerte.

Un lugareño nos dice que la única solución es ir a una casa particular, lo cual la verdad no nos hace mucha ilusión. Nos lleva a una y nos dice que no hay sitio. Llegamos a otra que es de un juez de Bamako que la alquila en estas ocasiones. Nos pide 10.000 CFA por persona, pero al final nos lo deja por 5.000 CFA. Hay 2 habitaciones dobles y nos las quedamos las 2 parejas. Los otros 2 chicos, Darren y Yogui, duermen en el tejado a pesar de que les ofrecemos compartir las habitaciones. Luego se arrepentirán porque hace frío por la noche y no tienen mantas, ni saco de dormir. El lavabo es un agujero sin agua para echar después de su uso, y la ducha está en otra habitación y es un cubo de agua que te echas por encima y ya está. Sencillo, pero visto lo visto, ya nos está bien.

Djenné es un laberinto y no tenemos ni idea de cómo se sale para llegar al centro del pueblo. Menos mal que nos acompaña un niño a un restaurante donde cenamos, para variar, cuscus con salsa de verduritas. Menos mal que las cervezas están frias. Nos acompañan también a la vuelta, porque sino no hubiésemos encontrado el camino.


Día 6

Por la mañana vamos a desayunar a Le Campament por 1.500 CFA.

A Djenné la han declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1998. Esto es una buena y una mala noticia. La buena es que la mayoría de la población es inaccesible para los coches y hay muy pocos sitios con electricidad, con lo cual no se ve afeada con cables ni hilos eléctricos. La mala es que muchas casas se han dejado caer o se han demolido para hacer casas nuevas. La razón es que no se puede cambiar nada de las antiguas casas y son muy bonitas para visitarlas, pero para vivir en ellas no son precisamente cómodas. Otra razón es que en su construcción y remodelación se necesita un montón de agua y después de años de sequía era más barato dejarlas caer y volverlas a construir con cemento o ladrillos.

Más allá de la mezquita, Djenné es un laberinto con unas callejuelas que culebrean y bifurcan de una manera anárquica. Tampoco hay alumbrado publico en la mayoría de calles, por lo que hay que llevar una linterna si no quieres acabar dentro de una zanja por donde van los desperdicios de los baños (es un decir) y de las cocinas.

Por la noche es espectacular ir por las calles oscuras y entrever las casas de barro con formas caprichosas, con esquinas redondeadas, con ventanas tapadas por celosías y sus puertas de madera que copian el estilo marroquí, con sus grandes cerraduras y sus remaches de cobre. También hay otras casas que son del estilo Tukulor, que se caracterizan por tener un tejadillo sobre la puerta principal. El material con el que están hechas las casas es barro mezclado con paja de arroz y aceite, llamado bancó. Las casas son sencillas: todo es de barro excepto las camas que son de madera y algunos utensilios de cocina que son de cáscaras de calabaza.

Este tipo de arquitectura es obra de los Bari, una casta de albañiles trashumantes que recorren la zona interior del Níger, sin herramientas excepto una barra de metal que utilizan para alisar las paredes. Trabajan sin planos, sin utilizar una plomada, amasando el bancó con los pies y extendiéndolo con las manos. Se transmite de padres a hijos o ayudantes que se convierten también en casi hijos. Las casas suelen ser rectangulares de 1 piso y con un patio interior donde van a parar todas las habitaciones. Los hombres ocupan la parte frontal de la casa teniendo ventanas y puertas que dan a la calle. Las mujeres están en la parte de atrás y aisladas del mundo exterior.

Mezquita de Djenné
Mezquita de Djenné

La obra cumbre de estos genios es la mezquita de Djenné, el edificio de barro más grande del mundo y la muestra más importante de la arquitectura sudanesa. Tiene un entramado característico de madera que sirve de soporte y permite a la estructura soportar los cambios de temperatura, aunque también se utiliza para remozarla cada año y reparar los daños que provocan las lluvias. Sólo tiene una antigüedad de 100 años, pero ocupa el lugar de otras dos anteriores, una del siglo XIII que se construyó a instancias del rey local Koi Komboro que destruyó su palacio para levantar el templo cuando se convirtió al Islam. La segunda del siglo XIX construida por orden de Cheiku Ahmadú. Actualmente es imposible para los infieles entrar en la mezquita debido a que un fotógrafo francés hizo unas fotos en el interior de la mezquita a unas modelos con una colección de ropa interior.

Djenné tiene una población de unos 10.000 habitantes, aunque el lunes, que es el día de mercado, se puede multiplicar por 4 o por 5. Desde hace muchos siglos se conoce este mercado y antiguamente se comerciaba e intercambiaba la sal que venia de Tombuctú por oro, nueces de cola y esclavos.

Otra cosa que se puede visitar es la tumba de Tapama Djenepo. La tradición oral cuenta que cuando se empezaban a construir las casas en Djenné al poco tiempo se caían y los marabouts (hechiceros) se comunicaron con los espíritus buenos para que les dieran una solución. Ellos dijeron que debían quemar a una chica virgen en las murallas de la ciudad. Le toco la lotería a una joven bozo llamada Pama Kayamtao y así se pudo construir la ciudad. Se encuentra situada justo detrás de la mezquita.

Nuestra visita al mercado es alegre y triste al mismo tiempo, pues ves a la gente en su salsa con gritos, risas, vendiendo desde pescado seco, dátiles de Argelia, carne de cordero, arroz, sal, mijo, calabazas de distintos tamaños que sirven como cucharones, depósitos de agua, fuentes para preparar la comida, etc. También hay puestos donde se venden abalorios desde pulseras de bolitas, pendientes, o collares, ya que las mujeres de Mali se embellecen con todo lo que tienen a mano y son muy coquetas. Los niños, por su parte, te piden cadeaux, bic, bombom, o lo que sea.

Después de unas horas decidimos que ya hemos tenido suficiente mercado y vamos a coger una bachée para volver a Mopti. Cuesta 1.750 CFA y no sale hasta que está llena. Vamos como sardinas y cuando pensamos que ya no coge nadie más, ¡sorpresa!, aún cogen 3 personas más. Creo recordar que íbamos 24 personas, bien juntitas.

Debemos coger un trasbordador que nos lleve a la otra orilla del río, con lo cual nos bajamos de la furgoneta y no nos aburrimos porque hay un montón de tiendecitas donde venden todo tipo de artesanías y ya dice el refrán que si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. Pues eso: los vendedores te persiguen con toda su mercancía a ver si compras alguna cosa.

Hay controles en la carretera de la policía que pide los papeles a los autóctonos y en cambio a nosotros (los turistas) no nos pide nada. Si no llevan la documentación les hacen bajar de la furgo y les ponen una multa.

Tras 3 horas de diversión llegamos a Mopti y nos vamos al restaurante Segui, que está delante del río, y nos pedimos unos platos de capitán con patatas fritas, ensalada y 2 cervezas grandes que nos cuesta todo 9.400 CFA.

De vuelta al hotel nos quitamos todo el polvo africano que llevamos con nosotros y descansamos porque al día siguiente tenemos un día también completo ya que salimos hacia Tombuctú.


Día 7

A las 5 de la mañana ya estamos preparados para salir, pero esto es África y el tiempo es relativo. Somos 11 personas esperando y un solo 4x4, lo cual no nos gusta demasiado. El conductor llama a Michael, el responsable de la agencia Mali Experience Tours y dice que está viniendo. Cuando llega se van 3 con el otro 4x4 y nos quedamos 8 en otro. Van 2 delante con el conductor, 3 detrás y otros 3 en el ultimo asiento. Se va fatal y lo digo por experiencia ya que se bota mucho y los tres vamos muy achuchados.

A las 2 horas y media llegamos a Douentza, donde desayunamos. Ha sido una carretera asfaltada y no ha ido mal, pero nos han dicho que lo que falta es más durillo. Aquí la botella de agua vale 600 CFA, los cafés con leche 150 CFA y los bocadillos de tortilla francesa te los hacen al momento y tienen muy buena pinta. Hay muchos niños que se echan encima de nosotros para conseguir un trozo de galleta, o un poco de pan, lo que sea pues están hambrientos.

Seguimos camino y es horroroso como vamos de rápido y los botes que damos los que vamos al final. Otro inconveniente es el polvo que entra por todas las rendijas y en poco tiempo nos deja totalmente impregnados y sucios. También hay abundancia de baches que, a la velocidad que vamos, nos hace temer por nuestra integridad física.

Hay controles policiales y en uno de ellos nos quieren requisar una cámara de fotos porque, según el policía, hemos hecho fotos de la caseta de control. El conductor le dice que hemos hecho sólo de las montañas, que son muy bonitas (parecidas a Montserrat) y al final todo se queda en nada.

Paramos un momento después de un control y el coche decide que no quiere seguir funcionando, con lo cual estando los 9 dentro del coche nos empujan un montón de hombres y consiguen arrancarlo. La pista discurre por 195 km de pesadilla hasta que llegamos al embarcadero en Korioumé. Debemos esperar unos minutos hasta que llega el ferry y nos deja en la otra orilla.

Llegamos a Tombuctú sobre las 2 del mediodía y vamos al Hotel Bouctou, donde tenemos reservada habitación. Cuesta 22.500 CFA (más 500 CFA de tasa turística) con desayuno incluido. La habitación es muy grande, con el cuarto de baño dentro, pero un poco destartalada y con muebles del siglo XV. A pesar de todo, como estamos molidos, nos parece una suite.

Visto lo visto, recomendamos encarecidamente que, a poder ser, se coja un avión que en una hora te lleva de Mopti a Tombuctú y evitar así el martirio chino del 4x4.

Tombuctú, es el nombre de la sexta región de Mali creada en 1977, pero ha sido desde siempre uno de los sitios más emblemáticos y famosos en el mundo. Es la región más grande, pero como la mayoría del territorio es el desierto del Sahara, los pocos habitantes que tiene se concentran a orillas del río Níger, aunque realmente el río está a 19 km, en el poblado de Korioumé.

Tiene 3 impresionantes mezquitas y las casas de los antiguos exploradores, que son Patrimonio de la Humanidad, pero está totalmente rodeada por el desierto y ha perdido toda la espectacularidad que se presupone que tenía en tiempos pretéritos. Es una ciudad como adormilada, que tiene trazos de su antiguo esplendor, pero que ahora hay que hacer grandes esfuerzos para intuir lo que fue.

Las placas de sal han sido una mercancía codiciada desde antiguo. Todavía hoy las caravanas cruzan el Sahara para obtener el preciado mineral. Viene de las minas de Taudeni a lomos de camellos y antiguamente se cambiaba por esclavos y por oro. Según los relatos árabes se vendía por su peso en oro. De vuelta se llevaban esclavos a las minas de sal, uno de los lugares más espantosos del mundo. El viaje actualmente dura un mes, y se hace a partir de noviembre igual que se ha hecho durante cientos de años. Los camellos vienen cargados con barras de sal cuyo peso oscila alrededor de los cincuenta kilos.

Mezquita en Tumbuctú
Mezquita en Tumbuctú

La fundación de Tombuctú data de principios del s. XII, por nómadas tuareg que seguramente la utilizaban como almacenes de grano mientras ellos estaban en el desierto. Era solo un oasis para los viajeros que cruzaban el desierto, estratégicamente importante, pero no el lugar tan importante en que luego se convertiría. Su apogeo estuvo entre 1493 y 1591, ya que al estar a solo 10 km del río Níger podían traer mercancías del sur como oro, nueces de cola, marfil, plumas de avestruz y esclavos y desde el norte sal, cobre, ropas y caballos. En esta época gobernaba Sonni Ali Ver que lo había conquistado para los Songhay, y como era musulmán tuvo un interés muy grande en que la religión se propagase y fuese un lugar de enseñanza religiosa del Islam. A mediados del s. XVI había 150 escuelas coránicas y los estudiantes venían tanto del norte de África como del medio Oriente. Hay grandes estudiosos del Islam que surgieron de sus escuelas, como Ahmed Baba, que produjo más de 50 trabajos relativos a temas religiosos y jurisprudencia.

Durante el s. XV en España, como ya sabemos, hubo una persecución de los musulmanes a los cuales se echó de todos los territorios de la península ibérica. Muchos de ellos fueron a parar a Tombuctú. Una de las familias fue la Kati, expulsada de Toledo, y se llevó toda su biblioteca en su exilio forzado. Llegó a la zona y poco después emparentó como el emperador Askia Mohamed por matrimonio. Esto hizo que los manuscritos imperiales se añadiesen a la ya abundante biblioteca de la familia. A lo largo del siglo XVII se fueron dispersando pues los herederos se llevaron valiosos manuscritos y se perdieron muchísimos. No fue hasta 1999 que otro descendiente de la familia Kati quiso recuperar y agrupar los manuscritos familiares. En la actualidad se han recuperado más de 3.000 manuscritos con la ayuda de la Junta de Andalucía que ha puesto mucho dinero y empeño para recuperarlos, y que en algunos casos ha costado mucho esfuerzo y dedicación. Faltan más de 4.000, que todavía no han sido recuperados, pero que tampoco se podrán recuperar todos debido a que algunos se han destruido o estaban en tan mal estado que es imposible su recuperación. La joya de la colección es un Corán escrito en piel de corderos no nacidos que no tienen pelo y de los cuales hay solo unos pocos ejemplares en todo el mundo. Se ha habilitado una casa para guardar la colección Kati que por un módico precio se puede visitar.

Hay tres mezquitas, todas ellas restauradas recientemente por la embajada americana en Bamako: la Djingareiber Mosque es la más antigua e interesante. Se construyó en 1325 por un andaluz arquitecto y poeta, Es Saheli, a las ordenes de Kansan Moussa que acababa de volver de la Meca lleno de fervor religioso. Está coronada como con una pirámide y en la base tiene torres cónicas. Las otras dos mezquitas fueron construidas sobre el s. XV, la Sankore Mosque y la Sidi Yehia Mosque. En Sankore también había una universidad famosa en todo el territorio musulmán.

Las casas de los exploradores son las que habitaron Gordon Laing, René Caillié, Heinrich Barth, Oscar Lenz y otros. Los escritos sobre una ciudad pavimentada en oro calentaron las mentes de los occidentales que comenzaron a considerarla una ciudad prohibida. Numerosos aventureros soñaban con descifrar uno de los secretos mejor guardados por el continente africano. La Royal Society decidió enviar a Mungo Park. El médico escocés se internó por estas tierras en dos ocasiones, la primera vez en solitario, ayudado por gente humilde que le ofrecieron su hospitalidad y le atendieron cuando cayó enfermo de fiebres. Tenía tan pocas cosas que acabó pagando la comida con botones de su camisa. Regresó al mando de una expedición militar la cual fue menguando por la malaria y por la hostilidad de las gentes que los veían como invasores. Murió en unos rápidos del Níger sin haber llegado a Tombuctú, ya que el rio no pasa por la ciudad. Como había mucho interés en encontrar estos reinos repletos de oro, la Sociedad Geografica de Paris ofreció 10.000 francos al primer europeo que llegase y trajese noticias de la ciudad. Salieron Laing y Caillé. Llegó primero Laing, pero cuando regresaba le atacaron unos bandidos en el desierto y lo mataron. Caillé, dos años después alcanzó el objetivo y volvió para contarlo cobrando la recompensa. Ya en Paris desmontó las teorías sobre la ciudad diciendo que era todo lo contrario a una villa fastuosa y repleta de oro. Algunas de las casas se pueden visitar, pero la mayoría son particulares y por supuesto o te haces amigo del dueño o no la puedes visitar.

Cerca de la casbah marroquí se encuentra el Institut de Hautes Etudes et des Recherches Islamique Ahmed Baba, donde se guardan de 20.000 a 30.000 manuscritos, los cuales están siendo restaurados y estudiados por estudiantes de postgrado de diferentes países árabes. El interés para visitarlo es ver la cuidadosa restauración que se está llevando a cabo por especialistas.

Hay un pequeño mercado muy agradable donde se ve la diversidad de etnias que han ido a parar a esta ciudad, pues encuentras tuareg, fula, bozo y descendientes de marroquíes o incluso de personas que vivían tiempo ha en España. Ves mujeres tapadas hasta los ojos y otras que van con escote y minifaldas. Los hombres, como van vestidos de forma parecida, no llaman tanto la atención. Nos siguen los niños, como en todos sitios, y también se ofrecen como guías, lo cual agradecemos, pero pensamos que no es necesario.

Queríamos ir a cenar al Hotel Azalay, pero cuando vamos a preguntar entra en la cocina el recepcionista y nos dicen que no tienen comida. Este es el hotel más lujoso de la ciudad, lo cual da una idea de lo poco visitado que está. Al final también cenamos en el Hotel Bouctou, unas brochetas de carne con patatas fritas y cerveza por 11.000 CFA. Aquí las cervezas cuestan 1.500 CFA (suponemos que por la dificultad del transporte). Se puede elegir entre la brocheta, espaguetis y sopa.

Unas dos semanas después de estar nosotros se celebraba el Festival de Música del Desierto y este año iba La Companyia Elèctrica Dharma que es un conjunto catalán y que por la tele salió una de sus actuaciones.


Día 8

A las 6:30 ya estamos desayunando nuestro pan con mermelada y café. En teoría se sale a las 7, pero esto es África y vemos que faltan 3 personas, que ya estaban en la ciudad y que van a compartir nuestra pinaza. El conductor que nos debe llevar no sabe quienes son, ni la habitación donde están alojados ni nada. Después de muchas llamadas telefónicas (gracias a Dios por el móvil) del conductor, nos dice que se han ido a dar un paseo en camello para ver la salida del sol y que hasta las 8:30 no volverán.

Para hacer tiempo nos dice que si queremos nos lleva a la oficina de turismo y que allí nos pondrán el sello de la ciudad gratis. Allá vamos, pero cuando nos lo han puesto nos quieren cobrar 1000 CFA y nosotros nos negamos porque en la guía pone que es gratis. Al final no pagamos, pese al enfado del funcionario que suponemos quería un extra.

Vuelven los 3 extraviados y los restantes, que somos 7, los miramos un poco mal. No sabemos de donde son y al final nos enteramos que son 2 noruegas y un inglés. Salimos con la pinaza a las 9, después de comprar agua porque nos dicen que es necesaria. Compramos para 3 personas 12 botellas de agua por 10.000 CFA.

Comenzamos la navegación y hace bastante frio porque la brisa es helada, con lo cual nos ponemos encima toda la ropa de abrigo que llevamos. Después, cuando sale el sol, se está un poco mejor. A las 12:30 nos dan de comer arroz con salsa de verduras que deja bastante que desear. Nuestro cocinero no es muy bueno y deja que el arroz hierva una hora y luego queda como una pasta. Pasamos bastante lejos de las orillas, y aunque vemos poblados están muy apartados. Son similares, con chozas hechas de barro con techos de hojas de palmera y pequeñas mezquitas de estilo sudanés para la oración.

Llevamos un motor bastante ruidoso y las horas se hacen muy largas, con lo que si se es nervioso no es muy recomendable.

Para cenar nos dan espaguetis con la misma salsa. Paramos en la ribera del rio para plantar las tiendas, ya es de noche y no se ve nada. Queremos hacer un poco de fuego, pero no hay leña, solo unos arbustos que se queman en seguida. A las 9 ya estamos durmiendo porque no hay nada mejor que hacer. Nosotros somos 3 en la tienda y estamos un poco apretados, pero tenemos unas colchonetas que hacen que no sea tan incomodo.


Día 9

A las 6 de la mañana ya estamos navegando y como hace un frio que pela nos ponemos el saco de dormir por encima para no quedarnos congelados.

Al mediodía paramos en Niafunke, donde nació uno de los músicos de blues más famosos de Mali, Ali Farka Touré. Es un pueblucho como todos los que hemos visto antes sin nada a destacar. También aprovechan para comprar algo que necesitaban los barqueros. Nos dan de comer pasta con un poco de carne que debe de ser de camello por lo dura y correosa.

El río Níger es algo más que un rio. Es la arteria principal del país y por él navegan miles de personas. Todo tipo de mercancías son transportadas por allí, todo está muy vivo, siempre pasan cosas y sólo toca observar. Nos cruzamos con varias pinazas públicas, llenas a rebosar de todo tipo de cosas, fardos de algodón, sacos de arroz, cestos con frutas y verduras, grandes bloques de sal, motos, bicicletas, jaulas de madera con gallinas, cabras, calabazas, cualquier cosa se puede llevar en la pinaza. Se puede ver como la gente va al rio a lavar la ropa, lavarse ellos, lavar los cacharos de la cocina, lavar el coche, los animales también se van a lavar, los hombres pescan, etc.

El rio Níger tiene una longitud de 4.200 km, de los que 1.700 discurren por territorio de Mali. Su curso es plácido y en él mueren pequeños afluentes. Nace en Guinea Conakry, en las montañas de Futa Djalon, y sube rumbo al desierto, pero al llegar a Tombuctú traza una gran curva hacia las aguas del Océano Atlántico, en el Golfo de Guinea.

Pinaza pública
Pinaza pública

Nunca se dice no a nada ni a nadie, y si 200 personas tienen que esperar porque está llegando una tardona, no pasa nada. El tiempo no es como el nuestro, nadie se queja por salir más tarde. Están acostumbrados y lo aceptan. La línea de flotación de la pinaza va casi rozando el agua debido al peso que lleva. Conocimos a unos holandeses que hicieron la travesía en pinaza pública desde Mopti a Tombuctú, y les tocó hacerlo encima de unos sacos de arroz, durante los 2 días que dura la travesía.

Cuesta acostumbrarte a este ritmo tan lento. Por cierto, nuestra pinaza turística tiene un lavabo muy rustico, pero lavabo al fin y al cabo, donde debes hacer unos equilibrios interesantes para no caerte.

La llegada de la pinaza a un poblado levanta una gran expectación. Los niños te persiguen diciendo tubabu, cadeaux, bombom.

Durante la navegación divisamos en la lejanía pescadores con su pértiga de madera propulsando una larga piragua.

Paramos sobre las 6 de la tarde, pero esta vez si que hay un poblado muy cerca y al instante nos vemos rodeados de chiquillos pidiendo de todo. Después de nosotros llegan 2 pinazas turísticas más, que también acampan a nuestro lado, pero no nos relacionamos con ellos. Para cenar pasta con salsa, la cual ya estamos aborreciendo. Toda la noche tenemos música a toda potencia, pues deben tener un casete y con el silencio que hay retumba como si lo tuviésemos dentro de la tienda.


Día 10

Volvemos a salir a las 6 de la mañana y cuando nos despertamos vemos que ya se han ido las otras 2 pinazas.

Paramos en un pueblo llamado Saba, donde hay una mezquita muy espectacular y también miles de niños a los cuales les damos camisetas ya que van medio desnudos. Pasamos por el lago Debo que tiene de lado a lado unos 30 km de ancho y en algunos tramos no se ve la orilla. Parece un mar y el agua tiene un oleaje que empeora cuando hace viento. En teoría hay hipopótamos, pero no vemos ninguno, solo se ven garzas, ibis y bastantes pájaros destacando el martín pescador de varios tipos, aunque parece que cuando se ven mucho pajaros es en Febrero.

Llegamos a Mopti sobre las 6 de la tarde. El hotel está a tope y, gracias a que habíamos reservado, tenemos habitación. Parece mentira, pero a pesar de no haber hecho nada en 3 días estamos cansados.


Día 11

Hoy nos tomamos el día de relax y lo único que debemos hacer es reservar el tour por el País Dogón, que contratamos también a Mickael de Mali Adventures. El tour (4 días-3 noches) nos cuesta 100.000 CFA por persona. Está todo incluido, excepto la entrada a un festival de máscaras que se celebra en Nombori y cuesta 4.000 CFA que deberemos pagar cuando lleguemos. Desde el 26 de Diciembre al 6 de Enero, cada día hacen el festival para los turistas.

Preguntamos cuando sale el autobús a Segou para cuando volvamos del treking y nos dicen que sale cada mañana a las 6:30, habiendo varias compañías y se puede reservar con antelación. Resuelto este tema nos vamos a Komoguel, el barrio antiguo de Mopti, donde hay un mercado y venden algo de verdura, pescado, cacahuetes y poco más. En la calle hay unas señoras que te fríen el pescadito y tiene muy buena pinta. Hay unos carteles con un dibujo donde se pide que la gente tire los desperdicios dentro de las papeleras, lo cual es una utopía si te fijas en el estercolero que es toda la ciudad.

Mopti es la capital de la quinta región de Mali y hasta el s. XIX fue un pequeño poblado de pescadores Bozo. El emperador decidió poner su sede aquí en detrimento de Djenné y los franceses también trajeron sus negocios, con lo cual empezó a convertirse en lo que es hoy, la segunda ciudad de Mali, tras Bamako. Tiene unos 100.000 habitantes, los cuales son principalmente de las etnias Bozo, Peul, Dogon, Tuareg, Songhay y Bambara.

El puerto es la visita más importante en Mopti, ya que es un hervidero de gente siempre, con los talleres de fabricación de barcas al lado, donde construyen las pinazas, las cuales pueden llegar a transportar 150 toneladas de carga.

Se puede ir en pinaza a los poblados bozo que hay en las cercanías, pero nosotros decidimos que ya hemos tenido suficiente pinaza en este viaje y no lo hacemos. Luego nos comentan algunos compañeros que sí lo hicieron que realmente no valía la pena. El comentario que nos hizo nuestro amigo Darren fue escueto, pero claro: Nothing to see.

A unos 12 km está la ciudad de Sevare donde tienen su base la mayoría de ONG's que trabajan en la zona, pero no hay nada que ver, aunque hay 2 hoteles que están bien, el Hotel Ambedjele y el Mac's Refuge. El primero es de unas catalanas y es de súper lujo: la habitación cuesta a partir de 40.000 CFA y el restaurante es tan caro como en España. Eso sí, puedes fiarte de todo lo que comes porque es muy estricto en cuestiones de sanidad. El Mac's Refuge es de un señor que se llama Mac, que sus padres fueron misioneros en Mali y el se quedó y montó este hotel que es recomendable. El restaurante es original, porque cada día hace una noche temática y puedes degustar comida francesa, americana, italiana, maliense etc.

Nosotros vamos a comer al Restaurante Seguí, donde nos espera un vendedor para que le compremos un sombrero cónico de los que llevan los pastores de piel de cabra. Al final se lo compramos por 7.000 CFA.

Nos vamos a descansar y a la tarde paseíto en la ribera, pero vamos en dirección norte hasta un punto en que nos prohíben seguir andando unos carteles que dicen que es zona militar. Nos vuelven a ofrecer todo tipo de baratijas y si no muestras interés se cansan rápido y te dejan en paz, el problema es si te interesas por algo, aquí si que has pringado!!. A nosotros nos pasa con un collar que tiene la moneda antigua de Djenee, que al final acabamos comprando por agotamiento.


Día 12

A las 7 ya estamos preparados para salir, como nos habían indicado el día anterior, pero como siempre debemos esperar porque se ha dormido el Mickael. Vamos en un Peugeot 505 atrotinado al hotel Mac's Refuge, donde recogemos a una pareja de ingleses que hará el treking con nosotros. Ya viene con nosotros nuestro guía Dogón que se llama Abdulá. Tiene 24 años y está casado desde hace 3 años, pero no tiene hijos y sus amigos se burlan porque dudan de su hombría. Es huérfano de madre desde hace 10 años y de padre desde hace 7 años, con lo que es el cabeza de la familia teniendo que cuidar de su 5 hermanos y de la abuela. Su ilusión es tener 10 hijos, pero sólo con una mujer porque se lo prometió a su padre que no se casaría más de una vez, a pesar que su religión le permite 4 esposas y hay gente del país Dogón que se casa con más mujeres incluso.

En las guías se aconseja ir con un guía del país Dogón porque ayuda a relacionarse con los jefes de los poblados y entender muchos tabúes y ritos que nosotros por ignorancia romperíamos.

Expresiones en lengua Bambara

Buenos días = ani sogome
Buenos días (de 12:00 a 15:00) = ani telé
De 15:00 a 18:00 = ani ula
A partir de las 18:00 = ani su
¿Como va la familia?= ¿somoko kakoné?
¿Cómo va la salud? = ¿erasira?

Expresiones en lengua Dogón

Buenos días = Agapo
Medio día = naitegopo
Tarde = daguenopo
Noche = dagapo
¿Qué tal? = Sewo
¿Qué tal la familia? = ¿umanasewo?
Gracias = Birapo

El País Dogón está en la falla de Bandiagara y la primera parada precisamente es en la ciudad de Bandiagara, que no tiene nada a visitar, pero nuestro guía debe comprar algunas cosas y como nos dice que no ha desayunado pues encarga un bocadillo de tortilla fantástico. Al rato ya salimos en dirección a Djiguibombo. La pista es bastante mala y ya nos encontramos gente que va andando de vuelta del treking. Tardamos sobre una hora en llegar, por una zona prácticamente desnuda de vegetación en la que en ocasiones aparecen extrañas rocas erosionadas por el viento y árboles con formas imposibles.

Lo primero que llama la atención es la forma de los graneros, con muros de adobe y con techos de paja cónicos, y la distribución espacial de las edificaciones. Su disposición teórica debe presentar una forma oval, simbolizando un cuerpo humano con todos sus miembros. En la parte de la cabeza estarían la herrería y la toguná o casa de la palabra; las ginnas que son los grupos de viviendas donde viven todos los descendientes de un ancestro común ocuparían el emplazamiento de los pechos; sobre las manos encontraríamos las casas en las que se aíslan las mujeres durante la menstruación; un poco más abajo, dos altares identificarían el órgano masculino en forma de cono y el femenino una piedra cóncava, y otros pequeños altares estarían sobre los pies.

La casa de las mujeres es el único edificio circular grande a las afueras del pueblo y cuando les llega el periodo se aíslan en ella durante 5 días, el ultimo lavan los vestidos, se purifican, untan sus cuerpos con aceites y salen al encuentro del marido. También la toguná es característica, pues tiene un grueso techo de paja y tallos de mijo sostenido por ocho pilares de piedra o madera.

En el interior de los graneros Dogón existen ocho compartimentos que se corresponden con las variedades de cereales que cultivan, con sus ocho antepasados míticos y con las ocho partes en que dividen el cuerpo humano. Los Dogón no han vivido siempre aquí. Parece que hacia el s. XIV vinieron a la región procedentes del Mandé, gobernado por los emperadores Keita, y desplazaron de los acantilados a los bana o tellem (hombrecillos rojos), que vivían de la caza cuando el bosque crecía hasta el mismo borde de los roquedales. Fueron los tellem los que construyeron esas casas que hoy se pueden ver colgadas en las paredes. Se accedía a ellas mediante cuerdas trenzadas con fibras vegetales que descendían hasta el suelo, estando las distintas plataformas igualmente comunicadas por cordajes y escaleras. El conjunto era seguro e inexpugnable.

Los Dogón han guardado sus costumbres ancestrales a pesar de la influencia del Islam en torno a la religión tradicional expresada en una cosmogonía cuyos símbolos ocupan a decenas de estudiosos.

Mezquita del Kani-Kombolé
Mezquita del Kani-Kombolé

Kani Kombole no está construida en la misma falla, sino en la misma esquina donde empieza. Sin embargo tiene una mezquita muy atractiva en estilo sudanés debido a la gran cantidad de pueblo dogón que se ha convertido al Islam. Allí compramos nueces de cola, que nos asegura el guía que es necesario para dar a los ancianos que nos encontremos estos días y a los jefes de aldea. Compramos un kilo por 6.000 CFA, aunque parece ser que en Mopti lo hubiésemos podido comprar por la mitad de dinero. Luego nos sobrarán porque no son tan importantes.

Al lado de la mezquita hay un sitio donde solo trabajan niños que están construyendo ladrillos de adobe. No les gusta nada que queramos hacerles fotos.

De allí el siguiente pueblo por donde pasamos es Telli, a 4 km, con habitaciones tellem, que ahora se utilizan como graneros o para enterrar a los muertos. Vemos huesos y calaveras incrustados en los muros de barro, paredes con dibujos geométricos de colores, grandes cantaros, etc.

Antes los dogón vivían en los acantilados por seguridad, para protegerse de los depredadores, como hienas y leones, o de otras tribus. Hace unos 60 años, cuando los franceses dejaron de ser una amenaza para ellos, se desplazaron a vivir a los pies del acantilado, pues era costoso para las mujeres subir cada día el agua que necesitaban por la pared, ya que a pesar de que han hecho una especie de escalones de piedra sigue siendo difícil y peligroso. Todavía hace 10 años vivían familias arriba, pero ahora ya no queda ninguna. Esos pequeños habitáculos están restaurados y pagando una pequeña cantidad se puede subir y ver la panorámica.

Abajo se ve la pequeña iglesia, bastante fea por cierto, porque el techo es de hierro corrugado. También la pequeña mezquita de adobe y todo esto mezclado con las creencias animistas que todavía se conservan dan idea de la tolerancia religiosa que hay en estos lugares.

A 4 km de aquí nos encontramos Ende, donde nos deja ya el coche y comenzaremos a andar. Hoy ha habido mercado, pero ya ha acabado porque son más de las 12. Los mercados en el país dogón se celebran cada 5 días ya que allá las semanas sólo tienen 5 días, lo cual hace difícil saber cuando hay o no. Aquí todavía vive uno de los 4 hogón que quedan en el país dogón. El hogón es el interprete y depositario de todo el saber de su sistema de creencias y es al mismo tiempo, sacerdote y jefe de poblado. Preside las ceremonias religiosas, administra la justicia, reside en una casa ornamentada con los símbolos que le corresponden y se halla liberado de trabajos físicos. Sus tierras las cultivan por riguroso turno los hombres de la comunidad y se halla sujeto a tabúes como el de no caminar descalzo. En el caso de hambrunas el granero de los hogón constituye una reserva de seguridad para los vecinos. Cuando visitas al hogón hay que recordar que no lo puede tocar nadie, tampoco su asiento, que sirve como altar para sacrificios. Es recomendable llevarle unas nueces de cola y dejárselas a sus pies.

Ende está dividida en 4 barrios. Hay tiendas donde venden bogolans, unas telas con dibujos en colores terrosos, que tienen un proceso de elaboración bastante lento desde el cardado de la lana hasta el proceso de decoración. Hay que tenerlo en cuenta a la hora de regatear los precios.

Comenzamos a andar bajo un sol de justicia en un suelo arenoso que dificulta nuestros pasos, pero como estamos empezando lo llevamos bien. Después de 2 horas de camino llegamos a Yabatolou donde nos dan de comer un arroz muy bueno con pollo. Comenzamos a andar, tras un rato de siesta, por un camino de arena que nos lleva a Indelou. Este pueblo es completamente animista y nuestro guía dice que son peligrosos y que no nos podemos acercar. Parece ser que siguen haciendo sacrificios con animales y algunas paredes no pueden ser tocadas. De aquí tenemos otros 3 km hasta Begni Mato, subiendo por la falla y hay algunos sitios donde falta la respiración porque a pesar que el desnivel es de solo 100 metros se hace difícil y debes utilizar 3 puntos de apoyo.

Llegamos cerca de las 6 de la tarde y hay unas vistas impresionantes de la falla. Nos enseñan nuestra habitación, una choza con el suelo de tierra y un colchón encima. Al momento es noche cerrada y debemos utilizar nuestras linternas porque no hay nada de luz. Empieza a refrescar bastante con lo que nos ponemos toda la ropa que llevamos. Nos dan de cenar cuscus con la salsa de siempre y muy pronto nos vamos a dormir, ya que estamos un poco resfriados y tampoco hay mucho que hacer. Los lavabos son un agujero en el suelo que cae directamente debajo de la falla y las duchas son unos cubos de agua que te pueden calentar una poco para la ducha, aunque con la poca leña que tienen nosotros decidimos no hacer gasto, ya nos ducharemos otro día.


Día 13

Cuando nos levantamos vemos una caravana de mujeres con recipientes en la cabeza, llenos de agua, que han ido a buscar al fondo de la falla. Cada día lo mismo y varias veces al día si hay turistas, porque gastamos mucho más que ellos.

Estamos en la época seca y la temperatura por la noche y cuando está amaneciendo y no ha salido el sol es muy fría y ellos lo pasan mal ya que no tienen ropa de abrigo. Allá te acuerdas de la cantidad de ropa que tenemos nosotros y todo lo que tiramos y que a ellos les haría tanta falta. El problema es que tú, como turista mochilero, llevas muy poca ropa y en estos días menos porque vas acarreando tus mochilas y el peso se hace notar. Su vida es muy dura.

A las 7 de la mañana estamos desayunando un pan tostado (el primero que nos dan), quesitos, miel, mermelada, café y leche en polvo. El menú es el mismo en todos los tours. Hay muy poca variedad en Mali. En este campamento somos unas 12 personas, de distintos grupos, que hacen el mismo recorrido, pero que luego no te los encuentras porque van parando a distintas horas o en distintos pueblos.

Después del desayuno empezamos a andar y hacemos 7 km hasta Dourou. Antes pasamos por Indeli, donde hay plantaciones de cebollas que son muy apreciadas en todo Mali y también se exportan a los países de alrededor. Pasamos por dunas de color rosa y naranja con vistas a la llanura de Gondo. A Douro se puede llegar también en coche desde Bandiagara. Aquí nos dan de comer arroz con pollo. Una novedad es que nos dan papaya de postre que está muy buena. Aquí se nos acopla un niño del pueblo que le lleva la mochila a nuestro guía. Abdula dice que tiene la espalda mal y que por eso la lleva este niño.

Bailarines en Nombori
Bailarines en Nombori

Cae un sol de justicia, pero salimos porque hemos de llegar a Nombori a las 3 de la tarde, pues empiezan las danzas. Hemos de bajar por una garganta complicada, ya que es muy empinada y resbala. Cuando llegamos a Nombori nos cobran 4.000 CFA por persona, la entrada para ver las danzas. Al principio sólo bailan las mujeres que están vestidas con unas túnicas de índigo azul que sólo usan para las danzas. Son muy monótonas, pero al poco salen los hombres con las máscaras y es mucho más animado. También salen unos danzantes sobre unos zancos de unos 3 metros de altura. Estos bailes tienen una simbología muy complicada, pero nuestro guía no nos explica casi nada porque habla muy poco inglés.

A las 17:00 se acaba. Vamos a nuestro Campament, que se llama Baobab, y está en lo más alto, con unas vistas maravillosas de todo el pueblo y de la llanura.

Aquí, como es Nochevieja, nos ofrecen una fiesta particular con danzantes, pero como la noche anterior la hemos pasado muy mal declinamos la oferta. Igualmente la hacen, empieza sobre las 20:00 y dura hasta las 12 de la noche, cuando empiezan a gritar Bon année, durante media hora seguida y pican en la puerta de la habitación. Tienen tanto aguante porque todo el mundo bebe cerveza de mijo y están bolingas. Es gracioso porque con un cacharro imitan las campanadas de las 12 y hacen la cuenta atrás.


Día 14

En Nombori han hecho un museo con el que se pretende que no se expolien las antigüedades de estos pueblos, ya que han llegado anticuarios que se han llevado puertas, máscaras, esculturas etc, y se están quedando sin nada. Con las entradas ganan algo de dinero y sobre todo se dan cuenta de la importancia de su cultura.

Empezamos a andar y toda la gente que nos vamos encontrando nos va saludando y deseándonos un buen año. Pasamos por Ydeli Na, Komokani y al mediodía llegamos a Tereli, donde nos dan unos colchones para después de comer descansar un poco de la caminata (unos 8 km).

Cuando ha bajado un poco el sol llegamos a Amani (3 km) donde hay una charca llena de cocodrilos sagrados (unos 20), no muy grandes, pues miden 1,5 metros. Este pueblo es sagrado para el pueblo dogón, pues están guardadas las máscaras que se utilizan en el Festival Sigui, que se celebra cada 60 años. Es la fiesta relacionada con la transmisión de la lengua secreta -sigui so- que usan los miembros de la sociedad de las máscaras. En ella tienen un gran papel los iniciados que ya vivieron uno de estos acontecimientos en su juventud. Ellos se ocupan de instruir a los jóvenes que deberán dirigir los preparativos de la siguiente. Son días de canciones, danzas y rituales. Luego las máscaras volverán a las cuevas donde las conservan los hombres de la sociedad. El próximo festival es en el año 2027.

Para hacer fotos, en teoría, hay que pagar 1.000 CFA, pero nosotros no pagamos nada. Los cocodrilos están muy parados y solo se mueven si pagas un pollo y se lo tiran. Tras 3 km llegamos a Ireli, donde dormiremos. Aquí tenemos camas, todo un lujo. La ducha es un bidón con un grifo, y en los lavabos tienes una vasija con agua para echar después del uso. Este campamento si que está lleno, pues somos más de 30 personas. La mayoría prefiere dormir en las terrazas viendo las estrellas, aunque los lugareños dicen que por la noche hace bastante frío. El agua cuesta 1.200 CFA y las cervezas 1.250 CFA.

En 1930 unos jefes de poblado explicaron todas sus tradiciones al antropólogo francés Marcel Griaule, el cual quedó alucinado con algunas de las explicaciones de los dogón. Conocían los anillos de Saturno o las lunas de Júpiter, imposibles de ver a simple vista. Más sorprendente fue la adoración a una estrella llamada Sirius que es la que brilla más desde la tierra. Sirius de hecho son 3 estrellas, 2 de ellas invisibles desde la tierra, aunque en su tradición oral ya se habla de las 3, desde hace cientos de años.


Día 15

Cuando acabamos de desayunar subimos por la falla para ver las antiguas viviendas de los Tellen. El acantilado es muy escarpado y se entiende porque cambiaron sus viviendas abajo, ya que para acarrear el agua arriba era muy complicado. Hay tanta pendiente que los dogón pensaban que los tellen volaban.

Graneros en la Falla de Bandiagara<br />de uno de los pueblos Dogón
Graneros en la Falla de Bandiagara
de uno de los pueblos Dogón

Después de 4 km de camino llegamos a Banani. El camino es dificultoso y nuestra compañera inglesa lo está pasando mal, ya que tiene vómitos y diarrea con lo que aquí deciden coger un 4x4 que les lleve a Sanga, donde nos espera el taxista del primer día. Les cobran 10.000 CFA.

Después de comer visitamos el pueblo que tiene un poco de todo: arquitectura Tellem, cuevas mortuorias, graneros, togunas, etc. Subimos a la cresta de la falla por un camino que hace que el corazón se te salga, aunque los lugareños suben como si fuera todo plano. Aquí, cerca de Omani, tiene su casa Miguel Barceló, con unas vistas espectaculares a Banani.

Después de 3 km llegamos a Sanga, punto final de nuestro treking. Aquí están comiendo nuestros compañeros y cuando acaban nos metemos en el taxi, para hacer 40 km horrorosos por los baches que hay y por lo incomodo que son los asientos porque están rotos. Tardamos más de 2 horas en hacerlos.

Poco después de Bandiagara, a 11 km, encontramos el desvío a Songho, un pueblo típico por las sábanas y las colchas de algodón. También se visita porque tiene unas grutas y unas pinturas en las rocas que representan los diferentes clanes de la región. Cada 3 años, en esas grutas se hace la circuncisión a los niños. Otros días se hace la infibulación a las niñas. El gobierno de Mali lo ha prohibido, pero ante mi pregunta a nuestro guía, nos dice que ellos no hacen caso al gobierno. Nos lo justifica porque, según él, si no lo hicieran, las mujeres se irían con cualquiera. Yo le digo que a mi no me lo han hecho y soy fiel.

Este pueblo ha construido un campament que pertenece a todo el pueblo y el dinero que se recauda se utiliza para poner paneles de energía solar, el mantenimiento de la escuela o de la carretera que llega al pueblo. También hay que pagar una tasa turística, pero a nosotros no nos la piden porque en teoría está incluido en nuestro precio.

A partir de aquí la carretera es buena y en poco rato llegamos a Sevaré, donde nos despedimos de nuestros compañeros de viaje y llegamos a nuestro hotel en Mopti con su ducha y nuestra cama limpia. Pedimos unas colchas porque por la noche refresca mucho. Ha habido un cambio respecto a los primeros días. El pollo rustido nos sabe a gloria en el restaurante que hay en la azotea, después de tanta pasta. Esta noche vemos muchos mosquitos, por lo que utilizamos la mosquitera.


Día 16

Después de desayunar vamos a comprar los billetes para Ségou. Nos cuestan 6.000 CFA y vamos con la Bani Transport, que nos dicen que es de las mejores compañías. Incluso nos dan unos tickets.

Como es jueves nos vamos al mercado, que está muy concurrido aunque lo que venden no es demasiado interesante. Hay pescado fresco y seco, sal, que llega de Tombuctú por el Níger que van cortando con un cuchillo y vendiéndolos. La sal, en un país como este donde la gran mayoría no tiene electricidad, es muy importante. Otros artículos a la venta son calabazas, telas, mantas, ropa usada, frutas, tomates y cebollas. Los sastres en un momento te hacen un modelito como tu quieras. Con los pocos recursos que tienen, las mujeres van muy elegantes, con turbantes y adornos de todo tipo.

Nos vamos a comer al restaurante Bozo: brocheta de capitán, capitán a la plancha con patatas fritas y cerveza, Todo nos cuesta 9.000 CFA. Casi no tenemos sitio, pues hay decenas de turistas, y compartimos mesa con unos catalanes que habíamos conocido en Sanga. Mientras esperas la comida no te aburres, pues van pasando vendedores con collares, pulseras, CD, etc. También puedes ver las pinazas que van tan abarrotadas que parece mentira que no se hundan.

Enfrente del hotel tenemos la asociación de inválidos de Mopti y han montado una fiesta para unos cuantos turistas y nosotros desde la azotea la podemos ver.


Día 17

Puesta de Sol en Segou
Puesta de Sol en Segou

A las 5:30 tenemos un taxi que nos lleva, por 1.000 CFA, a la estación de autobuses. No hay nadie y pensamos que a lo mejor no salimos de Mopti. A nosotros nos habían dicho que salía a las 6 de la mañana, pero la gente no pica y empieza a llegar sobre las 6 y cuarto, más o menos. A las 7 salimos y llegamos a Ségou sobre las 12:30. Nada que ver con el viaje de ida. Este autocar es más moderno y más cómodo. No hace casi paradas y llegamos en un momento.

Hemos leído en la guía que el Hotel Djoliba es muy recomendable y lo lleva una pareja alemana. Tienen habitación doble con baño dentro por 21.000 CFA. El restaurante también tiene un menú del día muy sabroso por 4.000 CFA.

Ségou es la capital de la cuarta región y la segunda ciudad de Mali. Hay bastantes industrias afincadas aquí, lo cual hace que sea una ciudad más cuidada que Bamako y más limpia. También es muy tranquila para pasear, aunque no hay nada que ver. Es famosa por su cerámica negra que las mujeres modelan toda la semana y el domingo se ponen a hornear. Para cenar vamos al Restaurante Le Golfe, en la Plaza Da Monzón, donde hay un camarero muy simpático y la comida no está mal. Como está acabando el viaje nos pedimos unas ensaladas que están muy buenas.


Día 18

Después de desayunar en nuestro hotel, donde nos dan una clavada de impresión, pues nos cuesta el desayuno completo 3.750 CFA. Por esta cantidad de dinero te dan una loncha de queso que se transparenta, un poco de jamón dulce, un vaso de zumo de naranja, café y tostadas con mermelada y mantequilla.

Nos vamos a ver los edificios coloniales de Ségou, que ahora son sede de ministerios, empresas y ONG. El día pasa con tranquilidad y por la noche, como es sábado, en nuestro hotel hay pizza. Te dan un papelito y tu marcas todos los ingredientes que quieres que te pongan. Vale lo mismo, 4.000 CFA, independientemente de lo que incluyas. Está impresionantemente buena aunque el aceite que le ponemos pica un montón.


Día 19

Como no venden los billetes por anticipado a las 7:30, Antonio va a comprar los billetes para el bus. Cuestan 3.000 CFA. Nos dicen que saldremos sobre las 10 de la mañana y al final lo hacemos a las 11, pero salimos.

Llegamos 2 horas y media después a Bamako, a la estación de autobuses de Sogoninko. Cogemos un taxi que nos lleve a la misión católica. Cuando llegamos les pedimos a las monjitas si nos pueden guardar las mochilas unas horas hasta que nos vayamos al aeropuerto. No ponen ningún problema y nos vamos a buscar algún sitio para comer y dar una vuelta. Las horas se hacen muy largas, porque Bamako es una ciudad que para nosotros no tiene ningún interés. Al final nos vamos a la misión católica y nos sentamos a leer un rato.

Enfrente mismo hay un chico que nos llevará al aeropuerto por 5.000 CFA en el momento que le digamos.

A las 10 de la noche ya estamos hartos y aunque el avión no sale hasta las 3 y media de la madrugada nos vamos a la sala de espera del aeropuerto. No hay ninguna tienda donde gastar las CFA que nos quedan, pero enfrente hay una casa de cambio que las cambian, aunque el tipo de cambio no es demasiado bueno.

Los controles son muy exhaustivos, ya que nos revisan 3 veces antes de subir al avión, nos hacen abrir las mochilas de mano y revisan todo el interior.


Día 20

El avión se retrasa una hora, por lo que dudamos que podamos coger el enlace en Casablanca.

Cuando llegamos a Casablanca vamos corriendo, aunque luego nos dicen que no hay prisa porque también viene con retraso el avión de Barcelona. Al final salimos con tres horas de retraso. Y a las 3 del mediodía ya tenemos las mochilas y vuelta a casa.


Viatge a Mali i Burkina Faso - Marc & Pilar [2006]
Viatge a Mali i Burkina Faso - Sergi Obón [2005]
Antonio y Trini por el mundo : la web de los autores de este relato.