Del 22 de junio al 17 de julio de 2005.
Cambio de moneda: 1 euro = 650 CFA (franco africano)
Para entrar en Mali hace falta un visado que no se puede conseguir en el aeropuerto. Nosotros lo obtuvimos en la Embajada de Mali en París (43 Rue Chemin Vert, 750011 París; Tel. 33 1.48.07.85.85; Fax. 33 1.45.48.55.34). Llevando el pasaporte, dos fotos y el billete de avión te lo hacen en el mismo día. El precio es de 28 euros.
Para entrar en Burkina Faso también es necesario un visado que se puede conseguir en la Embajada de Burkina Faso en Bamako (capital de Mali). El precio es de 25.000 CFA.
Es obligatorio vacunarse contra la fiebre amarilla, al entrar a Mali y a Burkina Faso te piden el carné de vacunación. A parte recomiendan vacunarse contra la hepatitis, el tétanos, la fiebre tifoidea y la meningitis, además de la profilaxis contra la malaria.
En Mali se desaconsejan las zonas del desierto próximas a la frontera con Mauritania y con Argelia, así como la zona próxima a la frontera con Níger. En Burkina Faso se desaconseja también la zona próxima a la frontera con Níger. A nivel ciudadano son dos países tremendamente seguros, parece imposible que te pueda pasar algo. A pesar de todo no está de más tener las precauciones normales que se tienen en cualquier parte (especialmente las grandes ciudades).
Nosotros fuimos al principio de la estación de lluvias que va desde junio hasta finales de año. Hace calor pero es soportable y casi cada día llueve un rato. La estación seca es mucho más calurosa, especialmente en las zonas próximas al desierto.
Durante nuestro verano es de -2 horas.
Nota de Viatgeaddictes
Para antes, durante o después del viaje a Mali y Burkina Faso recomendamos la lectura del libro Tubabu. A la Corba del Níger de Carme Villabona (de momento editado sólo en catalán). Además, los beneficios obtenidos en la venta del libro se reinvierten en proyectos solidarios en la zona.
Llegamos de madrugada, alrededor de las tres de la mañana, en un vuelo desde Casablanca con Royal Air Maroc.
Debido a la hora de llegada contratamos la primera noche de hotel desde Barcelona en el Grand Hotel. Es un hotel de los mejores de la ciudad y el precio es de acuerdo a esto, 90 euros por la habitación triple. Para la segunda noche vamos a una Misión Católica, el trato es muy agradable y el precio de 12.000 CFA por la habitación triple. El gran inconveniente es la presencia de gran número de ratas paseándose por el patio.
Bamako es una ciudad que no tiene apenas nada para ver. Nosotros empleamos el día para ir a la Embajada de Burkina Faso en la ciudad para obtener el visado. Por otro lado, pasearse por sus calles resulta agradable y, aunque caótica, no llega al extremo de otras capitales africanas.
Tomamos un autobús desde la estación de autobuses de las afueras de Bamako donde habíamos reservado el billete el día anterior. Después de trece horas, y tras pasar la frontera, llegamos a Bobo Dioulasso, ya en Burkina Faso.
Nos alojamos en el hotel Hamdalaye por 9.000 CFA. El lugar es muy básico, pero está bastante cuidado. Nos indican un lugar para cenar, un chiringuito justo al lado del hotel donde nos dan un plato de spaghetti con tomate.
Bobo Dioulasso. Etimológicamente el nombre de la ciudad significa la tierra de los Bobo Dioulas. La ciudad se ha modernizado mucho (es la segunda más grande de Burkina) y ya no mantiene nada de la tradición de esta etnia. Por eso contratamos un coche con conductor por 25.000 CFA para ir a dos aldeas de los alrededores, Koro y Koumi. En Bobo Dioulasso se puede visitar el Gran Mercado y la Gran Mezquita, de estilo sudanés.
En la estación situada en el centro de Bobo Dioulasso tomamos un autobús de la compañía Sotrakof que nos lleva hasta Banfora en unas dos horas.
Nos alojamos en el Hotel Fara por 10.900 CFA la habitación triple. El hotel aunque básico es muy bonito y tiene un patio muy agradable en el que estar tanto de día como de noche. Cerca de allí está el restaurante Yankadi, donde se puede comer bastante bien y muy económico.
Banfora. La ciudad en si tiene muy poco que ver a parte del bullicioso mercado, pero es un lugar muy tranquilo en el que es muy agradable pasear. Los principales atractivos del lugar son sus alrededores, como el lago Tangrela.
Lago Tangrela. El lago se encuentra a nueve kilómetros de la ciudad. Para ir tomamos un taxi por 5.000 CFA que nos deja a dos kilómetros del lago, desde allí vamos andando. La entrada al lago es de 2.000 CFA por persona con recorrido en piragua incluido. En este recorrido te acercan al principal atractivo del lago, el avistamiento de hipopótamos. También es muy agradable pasearse por los alrededores del lago y acercarse a alguno de los pueblos que viven de la pesca en él. Para volver a Banfora vamos andando por el camino de nueve kilómetros. Realmente muy agradable recorrer esta pista de tierra roja pasando por gran número de pueblos y conversando con los habitantes locales que amablemente se acercan a saludarte.
Muy cerca de nuestro hotel en Banfora está la estación de minibuses. Desde allí, cuando está lleno, tomamos uno para Gaoua. La distancia es de 197 kilómetros y tardamos seis horas y media en recorrerla. Por suerte el camino es muy bonito por una pista de tierra que cruza la selva.
Las opciones de alojamiento son escasas. Nosotros nos alojamos en el Hotel Hala donde pagamos 20.000 CFA por noche por la habitación triple. El hotel, situado a las afueras, es muy tranquilo aunque las instalaciones son limitadas para el precio.
Gaoua. La ciudad no tiene excesivo interés en si misma, salvo su ubicación en medio de la selva y que es un buen punto de partida para visitar el País Lobi.
País Lobi. Los Lobi constituyen el mayor tesoro etnográfico de Burkina. Para visitarlo contratamos un coche con conductor por 32.500 CFA para todo el día. Durante el día visitamos algunos pueblos Lobi de los alrededores de Gaoua, mercados y podemos ver también a las mujeres buscadoras de oro.
Cogemos el autobús para Ouagadougou desde la estación de Gaoua situada a las afueras de la ciudad en la misma carretera donde se encuentra el Hotel Hala. El viaje dura unas seis horas y por una vez hemos ido a gran velocidad.
Nos alojamos en el hotel Delwende situado cerca del antiguo mercado. La habitación triple nos cuesta 12.900 CFA, es bastante grande y cuidada. Además el personal es muy amable y hay una terraza donde se puede comer o tomar algo.
Ouagadougou es una ciudad con muy poco por ver. El mercado se quemó hace algún tiempo y parece que se trasladó a la calle. Así entre el tráfico, las aceras tomadas por los puestos callejeros y los vendedores que salen a tu paso, dar una vuelta resulta una experiencia bastante agobiante. Si se tiene tiempo se puede visitar la mezquita pero tampoco resulta de mucho interés.
Tomamos el autobús para Ouhigouya desde una estación situada cerca del centro de Ouagadougou. Llegamos a Ouhigouya en unas dos horas y media.
El Hotel Dunia se encuentra lejos de todo, pero salvo cuando llevas la mochila, no importa mucho porque es agradable pasear por la ciudad. Además, el hotel, regentado por una pareja de sirios, es muy agradable con un patio lleno de lagartos.
Ouhigouya. Se podría decir que la ciudad no tiene nada, aparte del gran número de buitres que habitan en sus calles. Es quizá esta ausencia de todo la que hace que no eches nada en falta. Resulta muy agradable andar por sus calles y la gente aquí es extremadamente amable. Ouahigouya es uno de esos lugares que a menudo dudamos que todavía existan.
Tomamos un autobús en la estación de Ouhigouya. En él cruzamos la frontera hasta Koro, ya en Mali. Allí conocemos a un guía que nos acompañará por el País Dogón. Tomamos un minibús hasta Bankass, uno de los lugares de entrada al País Dogón. La mejor manera para moverse por la zona es a pie e ir solo parece bastante complicado.
En casi todos los pueblos del País Dogón hay algún lugar habilitado como alojamiento. No se puede considerar hotel, simplemente es un lugar donde te dan algo de comer y te proporcionan un colchón, que a veces tienes que poner directamente sobre el suelo. Se puede pernoctar al aire libre o en una habitación que es un espacio completamente vacío, pero por lo menos no te mojas si llueve.
El País Dogón está formado por un gran número de pueblos situados junto a la falla de Bandiágara. Durante los cuatro días que estuvimos en la zona pudimos visitar algunos de ellos. Destaca la amabilidad de sus gentes que, aunque más acostumbrados al turismo que en otros lugares de Mali, mantienen sus arraigadas costumbres.
Desde Bankass fuimos a Telli, donde se pueden ver las casas de los Tellem, etnia que habitó la falla hasta el siglo VII. También es interesante ver alguno de los mercados locales, eso en parte es cuestión de suerte y de coincidir con el día de mercado. Nosotros lo pudimos ver en Endé.
Un pueblo que me resultó especialmente bonito es Begnetowo, situado justo arriba de la falla, pienso que si se tiene oportunidad no se debe dejar de visitar. La mayoría de los Dogón han adoptado el Islam aunque hay algunos que son cristianos y otros animistas. Éstos últimos todavía mantienen la forma de vida y tradiciones que llevaban siglos atrás. Nosotros estuvimos en Indelu.
En total fueron cuatro días en el País Dogón y a mi personalmente me supo a poco, pero bueno, la duración de la estancia siempre es algo muy personal. Me resultaba especialmente agradable cuando después de cenar, el guía o alguien de allí, te empezaban a contar las historias sobre el pasado de su pueblo o sus tradiciones y te sumergías en un mundo en el que, a menudo, no sabías donde estaba la frontera entre la realidad y la fantasía.
Desde Dourou, en el País Dogón, tomamos un coche hasta Bandiágara, en el otro extremo de la falla. Allí tomamos un taxi compartido hasta Mopti donde llegamos en una hora y media.
Parece mentira que en un lugar tan concurrido como Mopti haya tan poca oferta hotelera. Nosotros nos alojamos en el Hotel Campement, donde pagamos 21.000 CFA por una habitación triple. El hotel es espacioso y agradable.
No es que haya demasiados lugares para visitar, pero resulta muy agradable pasear por sus calles a orillas del Níger y visitar los mercados de pescado que hay en la ciudad.
En Mopti cogemos un billete de barco para ir hasta Tombuctú. La travesía dura cuatro días y dista mucho de tratarse de un crucero. En el barco debemos dormir sobre sacos de cemento y sin apenas espacio.
Río Níger. Durante el trayecto en barco de Mopti a Tombuctú se pueden ver gran número de pueblos de pescadores y sus redes de pesca, aunque la tónica general es de una orilla desierta. Pudimos ver también un grupo de hipopótamos, aunque por lo que decían no es muy frecuente en esta zona. Hacia el final del primer día o inicio del segundo se llega al lago Debo, lugar donde, por unos momentos, desaparece la orilla y da la sensación de que se navega en mar abierto. Cuando te vas acercando a Tombuctú se empiezan a ver dunas en la orilla.
El barco que tomamos en Mopti nos deja en el puerto de Koroumé, situado a unos 20 kilómetros de Tombuctú. En la carretera paramos un coche que nos lleva hasta la ciudad.
Nos alojamos en el Hotel Buctou donde tenemos habitación triple con baño por 20.000 CFA. El hotel tiene un patio interior muy bonito y un bar con unos sofás donde descansar y esconderse en las horas de más calor.
Tombuctú es seguramente la ciudad de nombre más mítico en Mali. Se trata de una ciudad llena de polvo, con calor asfixiante y medio destruida. A pesar de esto, en Tombuctú se pueden visitar las mezquitas de Sankoré y Djingareiber (la única que se puede visitar por dentro) y las casas donde estuvieron los primeros occidentales que llegaron a la ciudad.
Tombuctú está a la entrada del desierto y se pueden hacer numerosas actividades de todo tipo. Como nosotros íbamos justos de dinero y de días fuimos a pasar una noche en la tienda de unos tuareg para volver al día siguiente a la ciudad.
Tomamos un coche en Tombuctú que nos lleva por un camino de tierra lleno de baches. Tardamos unas once horas en llegar a Mopti.
Como llegamos muy entrada la noche, repetimos en el Hotel Campement.
En esta segunda etapa en Mopti no vemos absolutamente nada. Llegamos a las once de la noche y salimos al día siguiente por la mañana. Se trata sólo de una escala en el viaje.
Tomamos un taxi compartido en la terminal que está muy cerca de nuestro hotel en Mopti. Tardamos unas tres horas en llegar a Djenne.
Djenne. El principal atractivo es su mezquita, la mayor mezquita de estilo sudanés que existe. También es de destacar el mercado que se hace en la plaza justo delante de la mezquita, pero para verlo hay que ir un lunes.
Desde Djenne tomamos un coche hasta el cruce con la carretera principal. Allí paramos un autobús en dirección Bamako. En total unas once horas de viaje.
Nos alojamos en la Misión Libanesa. La verdad es que está bastante hecha polvo, pero es soportable y económica.
Estos dos últimos días de viaje en Bamako los aprovechamos para confirmar los billetes, hacer las compras, etc. Hay un mercado donde se pueden encontrar todo tipo de objetos tradicionales del país y así saborear la esencia de todos los rincones de Mali antes de tomar el avión de vuelta.