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Bandera de Libia Bandera de Túnez

LIBIA / Túnez

Guía y relato de un viaje de 15 dies a Libia y Túnez

En este viaje semi-independiente de 15 días a Libia y Túnez, recorrimos Ghadames, la ruta de Ghadames a Ghat, el Tadrart Acacus, los lagos Ubari, Leptis Magna, Sabratha y Trípoli en territorio libio. Y en Túnez visitamos la isla de Djerba, Càrtago, Sidi Bou Said y Túnez.

Yolanda y Toni (Viatgeaddictes)
Published on Data viatge: 2007/08 | Publicat el 05/02/2008
Darrera actualització: 04/2022
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Introducción

Libia, cuyo nombre completo en árabe es nada menos que Jamahiriya al-Arabiya al-Libiya ash-sha'biya al-Ishtirakiya al-Uzma (algo así como Gran Jamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista), está situada en el norte de África, con Egipto al este y Argelia y Túnez al oeste, y con el mar Mediterráneo al norte. El país se divide a su vez en tres regiones: Tripolitania cubre el noroeste del país; Fezzan todo el sur de Tripolitania; y Cyrenaica el este. Por otra parte, la densidad de población de Libia es de las más bajas del mundo, con menos de 3 habitantes por km².

Como destino para el viajero Libia cuenta con muchos e importantes atractivos: la belleza y espectacularidad de los paisajes del Sahara, el desierto más grande del mundo; dos de las mejores ciudades romanas que aún se pueden ver en el mundo, además de restos griegos y bizantinos; preciosas medinas antiguas; y sobre todo el hecho de ser un país aún muy poco «vendido» al turismo, por lo que el viajero no debe temer para nada el asedio de los vendedores. La contrapartida a tanta cosa buena es la práctica imposibilidad actual de poder viajar por Libia de forma independiente y la arbitrariedad de las normas impuestas por el gobierno libio para la obtención del visado de entrada al país (ver Ficha técnica del viaje). No todo iba a ser bueno...!!

Levantado ya hace años el embargo internacional que pasaba sobre el país por la presunta colaboración del gobierno libio en el atentado a un Jumbo de la compañía Pan-Am, la confianza en un futuro mejor animan a la población libia a medida que numerosas empresas extranjeras vuelven a invertir en el país. Este apertura al mundo también debería favorecer una mayor afluencia del turismo internacional, pero de momento el gobierno libio da un paso adelante y dos atrás en lo que a facilitar la vida al sufrido viajero a Libia se refiere.

Túnez es uno de los países más pequeños del norte de África, enclavada entre Argelia y Libia, pero su estratégica posición lo ha convertido en escenario de importantes capítulos de la historia: fenicios, romanos, vándalos, bizantinos, árabes, otomanos o franceses han intentado conquistar sus tierras y dominarlas en diferentes épocas históricas. En nuestro caso Túnez fue una mera escala en el viaje a Libia, ya que tanto a la ida como a la vuelta volamos usando Túnez, la capital tunecina, como parada intermedia. A la vuelta nos reservamos un día entero para visitar algunas cosas de interés en Túnez y alrededores.


Ficha técnica del viaje

Fecha del viaje

Del 22 de diciembre de 2007 al 5 de enero de 2008.

Itinerario

mapa

Día 1: Barcelona - Túnez - isla de Djerba
Día 2: Djerba - Ras el-Jedir - Djerba, vuelo Djerba - Túnez
Día 3: Vuelo Túnez - Djerba, Djerba - Ras el-Jedir - Ghadames
Día 4: Ghadames - Wadi Lewanad (Hamada al-Hamra)
Día 5: Wadi Lewanad - Idehan Ubari
Día 6: Idehan Ubari - Birg Takioumet
Día 7: Birg Takioumet - Ghat
Día 8: Ghat - Al-Awainah - Wadi Erazar Melen (Tadrart Acacus)
Día 9: Wadi Erazar Melen - Wadi Tinezzrin
Día 10: Wadi Tinezzrin - Ramla Wan Caza
Día 11: Ramla Wan Caza - Germa - Gebraoun (lagos Ubari)
Día 12: Gebraoun - Trípoli
Día 13: Trípoli - Leptis Magna - Trípoli
Día 14: Trípoli - Sabratha - Trípoli, vuelo Trípoli - Túnez
Día 15: Túnez - Carthago - Sidi Bou Said - Túnez - Barcelona

Nuestra decisión de entrar a Libia a través de Túnez en vez de hacerlo directamente por Trípoli, la capital libia, fue debida a la gran diferencia en el precio entre los vuelos a un lugar y a otro (190 € el billete de ida y vuelta BCN-Túnez contra 700 € la opción más barata BCN-Trípoli cuando nosotros lo miramos). Así, a la ida volamos de Barcelona a Túnez, donde conectamos con un vuelo interior a la isla de Djerba y entramos a Libia a través de la frontera terrestre de Ras el-Jedir. Y a vuelta tomamos un vuelo de Trípoli a Túnez, donde nos reservamos un día entero para visitar la ciudad antes de tomar un nuevo vuelo Túnez-Barcelona.

El segundo día de viaje era el previsto para entrar en Libia a través de la frontera libio-tunecina de Ras el-Jedir, pero un inoportuno "problema" con el visado nos hizo tener que volver ese mismo día a la capital tunecina para solucionar el contratiempo a través de la Embajada española en Túnez, con lo que entramos en Libia al día siguiente, con un día de retraso sobre el plan previsto, lo cual nos obligó a replantear la ruta inicial para adecuarla a las nuevas circunstancias.

Visado

Servicios consulares de Libia y Túnez

Embajada de Libia en España
C/ Pisuerga, 12 - 28002 Madrid
Tel. 91 563 57 53 / Fax 91 564 19 04

Embajada de Túnez en España
Avda. Alfonso XIII, 64-66-68 - 28016 Madrid
Tel. 91 447 35 08 / Fax 91 593 84 16

Embajada de España en Túnez
Av. Dr. Ernest Conseil 24, Cité Jardin, Túnez
Tel. (prefijo desde España 216): 71 782 217, 71 787 796

AVISO: La información de este apartado ha sido actualizada en Marzo de 2008.

Para entrar en Libia es necesario un pasaporte (con validez mínima de 6 meses y un mínimo de 2-3 páginas libres), además de un visado. El visado puede solicitarse en la Embajada libia en Madrid, presentando la solicitud con al menos 20 días de antelación al viaje, teniendo en cuenta que los visados para turismo son generalmente denegados para viajes que no hayan sido contratados con una agencia turística libia (o a través de una agencia española con algún contacto allí). Además, el pasado 11 de noviembre de 2007 el gobierno libio empezó a aplicar de forma rigurosa, y sin previo aviso, la exigencia de tener la página de identificación del pasaporte traducida al árabe, independientemente de si se dispone de visado o no. Esta exigencia ya es antigua, pero en los últimos años esta norma se había relajado y no solía aplicarse. Esta traducción, que debe ir pegada al mismo pasaporte y no en una hoja aparte, debe ser hecha por un traductor jurado (no la realiza la Embajada libia) y su firma legalizada posteriormente (!!).

Desde marzo de 2005 también se puede obtener el visado en un puesto fronterizo oficial libio (aéreo, terrestre o marítimo), pero para ello hay que contar, además de lo especificado anteriormente, con una carta de invitación remitida por la agencia libia con la que hayamos concertado el viaje, directa o indirectamente (incluso parece ser necesario que algún representante de la propia agencia tenga que estar presente en el momento de nuestro paso por la frontera para responder por nosotros!). Con todo ésto debería ser suficiente, pero por propia experiencia os podemos asegurar que, aún y así, es posible que el funcionario de turno en la frontera libia pueda denegar la concesión del visado argumentando cualquier nueva reglamentación que se haya sacado de la manga el gobierno libio sin previo aviso.

Por todo ello, al menos mientras Libia no sea un país serio en esto de los visados, nuestra recomendación es que gestionéis la obtención del visado a través de la Embajada libia en Madrid. Y si esto no es posible también existe la opción, sobre todo si vuestro trayecto a Libia pasa por Túnez, de obtener una traducción al árabe legalizada en la propia Embajada de España en Túnez (ver cuadro adjunto), ya que su personal está al tanto de esta problemática. Su horario de trabajo es por las mañanas de lunes a viernes.

Para más inri, desde el 7 de enero de 2008, las autoridades libias exigen que todo turista extranjero que desee entrar en Libia acredite a su entrada la posesión de medios económicos por valor de un mínimo de 1.000 dólares americanos o su equivalente en otra divisa convertible, para cubrir sus gastos de estancia. Esta obligación se aplica a todos, incluso a aquellos que lo hagan en grupos organizados a través de agencia, y es independiente de la obligación de obtener el correspondiente visado. La no exhi- bición de esta cantidad en metálico, si es requerida en frontera, puede suponer la denegación inmediata de entrada en Libia.

Ya veis que, en este momento, Libia debe ser uno de los países más exigentes y caprichosos en cuanto a los requisitos de entrada en el país. No hace muchos meses leímos que, levantado ya el embargo internacional que pesaba sobre el país, el gobierno libio pretendía fomentar el turismo hacia Libia, pero visto lo visto podemos afirmar rotundamente que no va en la línea correcta.

En cambio, para viajar a Túnez sólo es necesario el pasaporte en vigor, ya que los ciudadanos españoles están exentos del requisito de visado para estancias inferiores a 90 días.

Agencia de viajes

Dada la exigencia actual del gobierno libio de que una agencia de viajes local libia avale y acompañe al viajero, condición necesa- ria para la obtención de un visado turístico, decidir con cuál contactar puede ser la pregunta del millón. Y es que a día de hoy, al menos sobre el papel, es imposible moverse por libre en territorio libio, tanto en el desierto (lo cual parece lógico) como en el resto del país debido a las restricciones gubernamentales. De hecho, lo más parecido a viajar por libre en Libia que hemos oído es la obtención de un visado de tránsito que da derecho a cruzar el país entre las fronteras de Egipto y Túnez (o viceversa), sin necesidad de contratar una agencia, pero este visado sólo sirve para ese supuesto y es concedido para un máximo de 10 días.

Iniciamos el proceso de preparación del viaje diseñando una ruta adaptada a nuestro gusto personal y teniendo en cuenta los días disponibles de viaje, sobre la base de que éramos un grupo de 4 viajeros, por lo que desde el principio descartamos apuntarnos a un viaje organizado. Con la ruta diseñada recopilamos información en foros y portales en Internet sobre agencias de turismo libias que pudieran hacernos un viaje a medida, y enviamos correos electrónicos con nuestra propuesta a varias de ellas, aunque finalmente sólo cuatro de ellas nos contestaron (ya sabíamos de la poca formalidad, en general, de las agencias libias en lo que a responder se refiere). Tras intercambiar varios correos con esas cuatro (era difícil conseguir que concretaran detalles de su oferta) conseguimos que tres de ellas nos dieran algo parecido a un presupuesto para nuestra ruta hecha a medida.

En paralelo contactamos también con dos agencias de Barcelona especializadas en este tipo de viajes y con experiencia en Libia para que, a su vez, nos hicieran un presupuesto sobre la misma ruta personalizada (ambas agencias venden ruta propias, pero nosotros exigimos el trabajar con la nuestra para que se adecuara totalmente a nuestras fechas y gustos). Tras analizar detenidamente todas las ofertas recibidas finalmente nos decidimos por una de las agencias de Barcelona puesto que su precio era muy parecido al de las agencias locales libias, pero la proximidad, fácil comunicación y seriedad de esta fue para nosotros determinante. Esta agencia es Viajes Tuareg (tel. 93 265 23 91) y obviamente tiene como socio una agencia local Libia que se encarga de la carta de invitación y de toda la logística una vez allí.

De todo modos, por si os interesan los enlaces a las agencias finalistas libias con las que contactamos en su día y a las que hacíamos referencia anteriormente: Fessano Tours, Alhanove Travel & Cyrene Tours y también Ocean Tours.

Algo a tener en cuenta a la hora de contratar una agencia para ir al desierto, y no es una cuestión baladí, es que los conductores y guías contratados para la parte de desierto sean tuaregs y no árabes, ya que, en general, los primeros conocen muchísimo más el terreno (es su propia tierra) y os pueden llevar a lugares que no sean los más conocidos y típicos. En nuestro caso eran tuaregs y nos sorprendió ver que, no pocas veces, conductores árabes de vehículos de otros grupos preguntaban a nuestro conductor porque estaban perdidos o no sabían que ruta tomar (!!!). Además, eso os permitirá conocer de primera mano una cultura tan interesante como la tuareg.

Por último, comentar en este apartado que la legislación actual en Libia obliga a que la agencia que nos acompañe por territorio libio debe estar presente en el momento de nuestra entrada en el país para entregar la carta de invitación y a partir de ese momento es técnicamente responsable de nosotros durante toda nuestra estancia en el país. Por ello el guía puede ser muy reacio a dejarnos ir por libre, aunque sea por la ciudad.

Dinero

La moneda oficial de Libia es el dinar libio (LD). Las tarjetas de crédito no suelen ser muy útiles.
En Túnez la moneda de curso legal es el dinar tunecino (TND) y aquí sí las tarjetas de crédito son generalmente aceptadas.

Cambio medio: (ver cambio actualizado en XE.com)
1 LD = 0,554 € / 1 € = 1,805 LD
1 TND = 0,569 € / 1 € = 1,758 TND

Gastos del viaje

+ 186 € (vuelo BCN-Túnez-BCN)
+ 65 € (visado libio + traducción pasaporte)
+ 1.140 € (viaje contratado: transporte, alojamiento, comida, entradas, vuelos Túnez-Djerba, Sebha-Trípoli y Trípoli-Túnez, etc)
+ 109 € (otros)
= 1.500 € (total por persona)

Nivel de vida: El viaje a Libia no es especialmente barato, sobre todo si tenemos en cuenta que deberemos contratar una agencia para recorrer el país, con todo lo que ello supone en coste. Pero la ventaja es que, aparte del importe pagado a la agencia, poco más podremos gastar en el país, especialmente los días de ruta por el desierto. De todos modos, el nivel de vida en Libia es rela- tivamente alto y los precios no son, en general, baratos para el viajero.

Transporte

Avión. Los vuelos internos en Libia son operados por dos compañías: Libyan Arab Airlines, con muy mala fama por sus retrasos y cancelaciones. En Ghadames y Ghat hay aeropuerto, pero no hay vuelos regulares, por lo que prácticamente la única posibilidad práctica es el trayecto Trípoli-Sebha. La otra línea aérea en Libia es Al-Buraq Air, pero sólo cubre la ruta Trípoli-Benghazi.

En Túnez, por su parte, los vuelos internos están limitados por el escaso número de aeropuertos del país, pero las distancias aquí son mucho menores que en Libia. Para volar desde Túnez a la isla de Djerba, por ejemplo, hay dos opciones: TunisAir y SevenAir. Esta última suele tener precios más económicos.

Otros. Debido a la naturaleza de este viaje por Libia, hecho mayormente con transporte privado, no podemos dar información de primera mano sobre otros tipos de transporte público. Sí podemos decir que las carreteras en Libia, cuando las hay, son bastante buenas y los vehículos suelen circular a bastante velocidad. Moverse por Túnez parece fácil por la variedad de transportes.

Vacunas

En principio no hay ninguna vacuna obligatoria para viajar a Libia, aunque puede ser recomendable la vacuna contra el tétanos. Para visitar Túnez no hay ninguna vacuna obligatoria y ni siquiera recomendable.

Puesto que en el desierto podemos estar bastantes días sin pisar un pueblo donde pueda haber una farmacia, es muy conveniente llevarse de casa todos los medicamentos que podamos necesitar una vez allí.

Seguridad

Aunque lógicamente la seguridad total no existe en ningún país del mundo, Libia debe ser uno de los más seguros que existen, ya que el gobierno está omnipresente y parece ejercer un control férreo sobre todos los aspectos de la vida y el territorio libio. Para el viajero este control se hace evidente en los numerosos controles policiales que se encuentran en las carreteras del país. Además, aunque la población libia es muy conservadora no es, en su mayoría, nada fundamentalista.

En el caso de grupos de cinco o más viajeros parece ser obligatorio que un policía acompañe al grupo en cualquier desplazamiento por el país, en teoría para la seguridad del grupo, pero la verdadera razón podría ser el deseo del gobierno libio de controlar a los viajeros. Esto, junto con las fuertes restricciones al viaje independiente, podría tener su origen en un incidente acaecido a finales del año 2000, cuando un grupo de viajeros europeos que visitaban por libre la región del Acacus, en el sur de Libia, decidieron llevarse como recuerdo algunas pinturas rupestres. Fue entonces, cuando el gobierno libio decidió atajar estos actos vandálicos imponiendo fuertes restricciones al viaje independiente por el país, ya que además no era la primera vez que pasaba algo así. La lástima es que por culpa de unos pocos energúmenos ahora todos los viajeros a Libia paguen las consecuencias.

Clima

El desierto en el centro y sur del país y el mar Mediterráneo al norte marcan claramente el clima libio. La humedad presente en la atmósfera de la costa suaviza las temperaturas, tanto en verano como en invierno. En el desierto, en cambio, los registros pueden llegar a ser extremos entre abril y septiembre, con una media de 38ºC. Además hay que tener en cuenta el viento ghibli, caliente y seco, que durante la primavera suele soplar con fuerza y puede afectar seriamente a los planes de viaje por el país.

En las fechas de nuestra visita la temperatura durante el día era agradable o fresca dependiendo de si hacía sol o no, tanto en la costa como en el desierto, pero la noche en el desierto podía llegar a ser muy fría, especialmente de madrugada. Por ello, si váis a viajar en estas mismas fechas, es imprescindible llevar ropa de mucho abrigo: anorak, guantes, gorro, cuello, polar, jerseis, cal- cetines, etc. Y claro, un saco de dormir preparado para aguantar temperaturas muy bajas (0ºC-5ºC). También puede ser muy útil una manta térmica para retener el calor dentro del saco.

Logística para el desierto

Para realizar un tour de varios días por el desierto, y para un máximo de cuatro viajeros, la infraestructura mínima que debe proveer la agencia contratada consta de dos vehículos todoterreno, uno para el grupo y el otro para la cocina (comida, agua, enseres, fogones, leña, etc), con sus correspondientes conductores, guía y cocinero, aunque algunos pueden doblar (en nuestro caso llevábamos tres personas, todas ellas tuaregs). Ellos se encargan de todas las comidas del día y llevarán un hule y colchonetas o equivalente para poder comer en el suelo (o mesas y sillas si van mejor preparados). También llevarán las tiendas de campaña y las colchonetas para colocar bajo el saco de dormir.

Por nuestra parte es indispensable llevar, sobre todo si el viaje es en invierno y tal como ya comentamos en el apartado anterior, un buen saco de dormir y ropa de mucho abrigo. Además, y para cualquier época, es muy útil llevar una linterna de las que se fijan a la cabeza. Pensad que cuando oscurece ya no hay más luz que la que proporciona el fuego de la hoguera o bien alguna bombilla alimentada por la batería del vehículo, por lo que es necesario disponer de una fuente de luz propia para escribir o para cuando estemos dentro de la tienda de campaña. Por otra parte, dado que los menús que prepara el cocinero pueden llegar a ser repetitivos a lo largo de los días, no estaría de más llevarnos productos envasados desde casa, según los gustos de cada uno, para poder variar un poco el menú. Para la higiene diaria, y a falta de agua, se agradecen las toallitas mojadas en colonia. Lógicamente también hay que llevar papel higiénico (y no estaría de más llevar encima un encendedor para quemar los restos antes de enterrarlos en la arena). Por último, un buen libro o un juego de cartas puede ayudar a pasar horas muertas. Y para la cámara fotográfica, sobre todo si es digital, llevar suficientes baterías y memoria para todos los días de desierto: es difícil resistirse a hacer cientos (o miles) de fotos.

Diferencia horaria

En Libia, durante nuestro horario de invierno, hay una diferencia de +1 hora con España. En Túnez, en cambio, hay la misma hora que en España. En las fechas de nuestra visita a Libia el día se levantaba sobre las 7:45 y oscurecía a las 19:10 h.

Idioma

El Tamashek es la lengua del pueblo tuareg, los cuales se autodenominan Kel Tamasheq o «hablantes del Tamashek». Es una lengua afro-asiática del grupo de lenguas bereberes que se habla en el norte de África. A su vez es hablada bajo la forma de diversos dialectos. Su forma escrita recibe el nombre de Tifinagh. A continuación algunas palabras útiles con la pronunciación fonética aproximada: Hola (Labús), Adiós (Artúfat estúfat), Por favor (Alák), Gracias (Tananmér), Duna (Ramla)

Guías de viaje

Libya, de Lonely Planet (2ª edición, julio 2007, en inglés). Aún siendo muy reciente ya estaba desactualizada en algunas cosas, como horarios de visita, pero, claro, Libia es un país algo impredecible en este aspecto. Por lo demás está bastante bien.
Libia (Guía Total), de Anaya Touring Club (marzo 2006, en español). Complementa perfectamente a la anterior.


EN LA ISLA DE DJERBA (Túnez)

HOUMT SOUQ (Isla de Djerba - Túnez)

Cómo llegar

Empezamos el viaje con un vuelo de la compañía TunisAir de Barcelona a Túnez (90 minutos). En el aeropuerto de la capital tunecina enlazamos con un vuelo doméstico de la compañía SevenAir a la isla de Djerba, adonde llegamos tras 1 hora de viaje en un avión ATR de hélices. Este vuelo interno ya nos lo había contratado la agencia y su precio incluido en el total del paquete. Entre ambos vuelos tuvimos tiempo para cambiar unos pocos euros a dinares tunecinos, previendo que llegaríamos tarde a Djerba. En la sala principal del aeropuerto de Túnez hay varios chiringuitos donde cambiar y están todos juntos, por lo que es fácil comparar precios antes de cambiar.

Finalmente llegamos al aeropuerto de Djerba a una hora intempestiva, por lo que tomamos un taxi con taxímetro hasta nuestro hotel en Houmt Souq, a 10 km del aeropuerto. El taxi nos cuesta 10 TND. Se da la circunstancia de que ese mismo día el presidente tunecino había visitado este aeropuerto, por lo que nos encontramos aún con una gran cantidad de banderas y fotos del presidente por todo el aeropuerto.

Dormir y comer

El Machrek Hotel (Av. Habib Bourguiba 102 - Houmt Souq; tel. (75) 653 155). Es un hotel de 2 estrellas en el que una habitación doble con baño y con desayuno incluido cuesta 35 TND. Lo habíamos reservado desde casa porque sabíamos que llegaríamos muy tarde, pero la verdad es que no lo recomendamos especialmente, ya que encontramos que la habitación era muy fría, aún funcionando la calefacción, y no había suficientes mantas para la cama. Todo el hotel era bastante frío, tanto por la temperatura como por la iluminación y aspecto. Pero lo cierto es que en Djerba hay pocas opciones de alojamiento para viajeros independien- tes con presupuesto ajustado, ya que lo que más abundan son los resorts para grupos. En la página Djerba Hotels encontraréis un listado con un gran número de hoteles de todas las categorías en la isla de Djerba.

Cosas a ver y hacer

ISLA DE DJERBA. Esta isla está situada en el extremo sudeste de Túnez, en el golfo de Gabès, y tiene una superficie de 500 km². Su situación tan meridional hace que tenga un clima muy apreciado por el turismo europeo, por lo que Djerba es un destino turístico bastante importante, con aeropuerto internacional y multitud de hoteles resort que se llenan a reventar durante el verano. Djerba cuenta con una arquitectura muy característica formada por casas de planta cuadrada y encaladas de blanco que reciben el nombre de menzel.

En nuestro caso la isla tunecina de Djerba fue sólo un lugar de paso hacia la frontera libia, por lo que no tuvimos ni tiempo ni intención de visitar nada en ella. La existencia de un aeropuerto y su proximidad a la frontera fueron determinantes para escogerla como etapa hacia Libia. Y dentro de la isla, escogimos para pernoctar la población de Houmt Souq, la principal de la isla, por su proximidad al aeropuerto y por la oferta de hoteles. Houmt Souq se encuentra en el norte de la isla y vive básicamente del turismo, aunque en las fechas de nuestra visita, siendo temporada baja, funcionaba sólo a medio gas.


RUTA POR EL DESIERTO LIBIO: GHADAMES, GHAT, TADRART ACACUS y LAGOS UBARI

GHADAMES (Libia)

Cómo llegar

Habíamos acordado con nuestra agencia que su socio local libio nos viniera a recoger al hotel de Djerba a primera hora de la mañana, con lo que nos ahorrábamos el tener que buscar un transporte para ir hasta Ras el-Jedir, el puesto fronterizo libio en el que nos debía esperar el susodicho socio local. Así, a las 7 de la mañana nos encontramos en la recepción del hotel con el chófer y el guía que han venido a recogernos con una furgoneta Mercedes, grande y cómoda para nosotros cuatro.

Desde Houmt Souq hasta Ras el-Jedir hay una distancia de 135 km de buena carretera. Salimos de Houmt Souq a las 7:15 y cruzamos la isla hacia el sudeste, hasta llegar a El Kantara, el lugar desde el que arranca un largo trecho de carretera elevada sobre el mar que une la isla con el continente (unos 10 km), dejando a un lado una gran extensión de marismas en las que es posible ver una gran cantidad de aves. Poco después, ya en territorio continental, pasamos por la población de Zarzis y unos kilómetros más allá por Medenine, donde se unen las carreteras que vienen de Djerba y del norte de Túnez. En los últimos 50 km antes de llegar a la frontera encontramos unos cuantos controles de la policía tunecina, en los que, como mucho, piden la documentación del vehículo. En este tramo de carretera también llaman la atención un par de cosas: lo sucios que están los márgenes de la carretera, sobre todo de bolsas de plástico, y lo notorio del contrabando de gasolina. Y es que la gran diferencia en el precio de la gasolina a ambos lados de la frontera propicia que muchos tunecinos pasen a Libia con el coche, llenen diversos bidones de plástico con gasolina y vuelvan a Túnez para venderlos en chiringuitos improvisados junto a la carretera.

Finalmente llegamos a la frontera en el lado tunecino de Ras el-Jedir sobre las 9 de la mañana. Unos 10 minutos más tarde reiniciamos la marcha para parar 50 metros más adelante, en el lado libio, dominado, como no, por una enorme foto del Coronel Qaddafi, con sus características gafas de sol. Las gestiones en la frontera las llevan a cabo nuestros conductor y guía, ya que a nosotros no nos permiten bajar del vehículo. Y lo que iba a ser un mero trámite se convierte en una pesadilla para nosotros, ya que el funcionario de turno en la frontera libia no nos permite la entrada en el país so pretexto de que «nos falta un sello sobre la traducción del pasaporte que acredite que esta es oficial». Al principio no entendemos nada, puesto que esta era la primera noticia que teníamos sobre este requisito, y además nos parecía absurdo que hubiera que oficializar una traducción hecha por un traductor jurado oficial (es como si fuera necesario oficializar un documento firmado por un notario). Pasada la perplejidad inicial intentamos encontrar alguna solución a nuestro grave problema y para ello contactamos con la Embajada española en Trípoli, la capital libia. Tras exponerles nuestro caso y enviarles por fax desde Medenine copias de nuestros pasaportes, funcionarios de la embajada intentaron buscarnos una solución ante las autoridades fronterizas libias, pero sus gestiones resultaron infructuosas, aunque nos aconsejaron que nos dirigiéramos a la Embajada española en Túnez para que nos hicieran una nueva traducción del pasaporte. Y esto es lo que hicimos, ya que parecía ser la única salida.

Sin extendernos demasiado en la explicación decir que tuvimos que volver a Túnez, unos 650 km al norte de Medenine (compramos un vuelo de ida para ese mismo día y la vuelta para el día siguiente, de nuevo con la compañía SevenAir). A primera hora de la mañana siguiente ya estábamos en la Embajada española, con la que habíamos contactado el día anterior para ponerlos al tanto de nuestro caso y concertar cita. A pesar de ser festivo ese día para el personal de la Embajada nos atendieron solícitamente y en menos de una hora nos hicieron gratuitamente una nueva traducción al árabe del pasaporte, sobre la que pusieron un sello oficial de la Embajada. Desde aquí queremos agradecer la profesionalidad y el magnífico trato dispensado por el personal de la Embajada española en Túnez, especialmente de la Sra. Olga, y también de la Embajada en Trípoli.

Con la nueva traducción en la mano decidimos ir al Consulado libio en Túnez (rue Youssef Ruissie, muy cerca del centro comercial Colisée Soula), para tener la certeza de que ahora estaba todo en orden. En el consulado un funcionario algo siniestro nos dio su conformidad. Volvimos en avión a Djerba, adonde llegamos a las 15:45 y allí nos esperan nuestros conductor y guía para iniciar de inmediato el camino hacia Ras el-Jedir, adónde llegamos nuevamente a las 19:00, ya que encontramos una larga cola en el lado tunecino. Esta vez tuvimos más suerte y pasamos a Libia sin problemas (es una lotería que parece basarse, principalmente, en lo quisquilloso que sea el funcionario de turno).

Felices por estar al fin en territorio libio, aunque 34 horas más tarde de lo previsto, paramos 1 km después para cambiar algo de dinero en una pequeña oficina de cambio. Reiniciamos la marcha y 60 km más al este paramos a cenar en la ciudad de Zuara (Zuwarah en árabe), una población bereber en la costa. Es curioso observar que en ella hay multitud de comercios y negocios que tienen un enorme escudo del Barça pegado en el cristal de la puerta de entrada (?).

Tras la cena reemprendemos la ruta y para recorrer los 470 km que separan Zuara de Ghadames enfilamos la carretera que va hacia el sur, paralela a la frontera tunecina, y que cruza la parte occidental de Jebel Nafusa, la zona bereber por excelencia. En ella hay varios pueblos fortificados que parecen ser bastante interesantes, pero no estaba en nuestra agenda visitarla en este viaje. Pasamos, sin parar, por la población de Nalut, famosa por su Qasr, un pequeño núcleo fortificado, o su Mezquita Alal'a, construida en 1312. Y 210 km al sur de Nalut también pasamos por Derj, otra pequeña población con una ciudad antigua hecha de barro. Desde aquí una carretera parte hacia el oeste y tras recorrer unos 60 km más llegamos finalmente a Ghadames, a las 3:15 de la madrugada !!!.

Dormir y comer

Funduq Kasser el-Deawan (situado a 2 km de la ciudad vieja; tel. 0484-63350). Se trata de un hotel bastante nuevo, de precio medio. Las habitaciones dobles cuestan 50 LD y disponen de baño privado, TV. La cama es muy cómoda y la decoración interior de la habitación nos pareció un tanto recargolada. En nuestro caso el precio de este hotel estaba incluido, lógicamente, en el coste del viaje contratado, así como también el desayuno.

Cosas a ver y hacer

GHADAMES. Conocida como la Perla del Desierto, Ghadames es una atractiva ciudad oasis junto a la frontera con Túnez y Argelia. Fue en su día la guarnición militar más meridional del Imperio Romano y, más adelante, un importante puesto caravanero de las antiguas rutas comerciales que, a través del desierto, se dirigían hacia el Mediterráneo. Hoy en día es, junto con Ghat, la población donde se concentran los tuaregs en Libia. Para el viajero, además de visitar su magnífica ciudad antigua, hoy prácticamente deshabitada pero muy bien mantenida, Ghadames es también el punto de partida de la ruta por el desierto que se dirige a Ghat resiguiendo la frontera argelina.

Mientras nosotros llevamos a cabo la visita a la ciudad antigua nuestro guía libio se quedó los pasaportes para que nos estamparan el sello de entrada al país en la jawazzat (oficina de pasaportes) de Ghadames (no lo habían hecho en la frontera). Aquí tuvimos que pagar los 40 € que cuesta el visado libio. Además se encargó de gestionar los permisos necesarios para efectuar la travesía a Ghat por el desierto.

Interior casa tradicional de Ghadames
Interior casa tradicional de Ghadames

Patrimonio de la Humanidad Ciudad antigua de Ghadames (declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el año 1986). Se trata de una de las ciudades en el Sahara más antiguas y un excepcional ejemplo de asentamiento tradicional sahariano, reconocido por la belleza e inventiva de su arquitectura, diseñada para proteger a sus moradores del clima extremo del desierto. Todas sus casas, pintadas de blanco, están hechas con adobe, cal y troncos de palmera. Y construidas de tal forma que estas se acaban entrecruzando, dando lugar a callejones semi-cubiertos entre ellas y terrados contiguos que permitían el paso de una casa a otra. Estos callejones han dado lugar a una red laberíntica casi subterránea de pasadizos.

La arquitectura de Ghadames se caracteriza por una división vertical de la casa según su función: en la planta baja se guardaban los suministros para la familia; la planta inmediatamente superior era donde vivía la familia (sobresalía de la planta baja para dar lugar a los callejones cubiertos); y en la parte más superior había terrazas al aire libre reservadas para las mujeres. Junto a la ciudad se extiende el palmeral, que alberga numerosos huertos y jardines. La ciudad es lo suficientemente pequeña como para poder recorrerla a pie de punta a punta. Sus lugares de interés incluyen el museo cultural, las casas tradicionales, ricamente decoradas en estilo local, la Gran Mezquita, y la Plaza de Armas, usada antiguamente como mercado de esclavos. Unos 20 años atrás la ciudad antigua de Ghadames quedó vacía, ya que todos sus habitantes se fueron desplazando a las nuevas construcciones en la cercana ciudad nueva, aunque hoy día vuelve a tener unos pocos habitantes que están rehabitándola (básicamente inmigrantes subsaharianos).

Callejón de la ciudad antigua
Callejón de la ciudad antigua

Nosotros hicimos la visita a la ciudad antigua acompañados de un guía que nos iba dando interesantes explicaciones, en inglés, sobre lo que íbamos viendo o sobre lo que nosotros preguntábamos. Entramos en la ciudad antigua por la puerta Bab al-Burr, que hay justo delante del cementerio.

A partir de aquí seguimos, más o menos, el recorrido a pie propuesto en la guía LP, pero en sentido contrario a aquel a partir de la mezquita Omran (aquí giramos a la izquierda) con el fin de evitar un grupo de turistas que iba delante. Fue una decisión acertada porque con ello conseguimos no encontrar a nadie durante la visita. Lo cierto es que se trata de una visita hiper-recomendable ya que el lugar es fantástico, está muy bien conservado y son innumerables las oportunidades para obtener buenas fotos (pasajes, puertas, huertas, mezquitas, etc).

No hay que perderse, por nada del mundo, la visita a una casa tradicional, ya que la decoración interior es sencillamente maravillosa. El guía que nos acompaña en la visita a la ciudad antigua tiene la llave para acceder al interior de una de estas casas, por lo que en este caso está sobradamente justificado el llevar guía. Finalizamos la visita a la ciudad antigua en la misma puerta donde empezamos, habiendo dedicado a la visita más de dos horas y media.

Además de la ciudad antigua, en Ghadames se puede visitar el museo, situado en un viejo fuerte italiano, con fotos antiguas de Ghadames en blanco y negro y objetos de relativo interés. También se puede ver por fuera la bonita mezquita nueva (200 metros al sudoeste del museo) o el cementerio que hay ante la puerta principal que da acceso a la ciudad antigua.


GHAT (Libia)

Cómo llegar

Travesía Ghadames-Ghat. Esta larga travesía de puro desierto recorre una distancia aproximada de 750 km y nosotros empleamos 3 días enteros desde que salimos de Ghadames hasta llegar a Ghat. Aunque a veces se antoja un poco larga y algunos tramos incluso aburridos la verdad es que vale la pena como introducción para lo que vendrá más adelante y para comenzar a apreciar la vastitud y soledad del desierto en esta zona del planeta. Existe una ruta alternativa para ir de Ghadames a Ghat por asfalto: Ghadames -> Derj -> Sebha -> Al-Awainat -> Ghat, pero es muchísimo más larga en distancia y desde luego carece del interés de la primera.

Antes de partir de Ghadames para iniciar esta travesía cambiamos la furgoneta que nos había traído hasta Ghadames por dos vehículos todo-terreno: un Toyota Land-Cruiser ya algo viejo, donde íbamos el conductor, nosotros cuatro y el equipaje, y otro Toyota pick-up en el que iban dos personas más y todo lo necesario para la expedición: comida, fogones, leña, agua, etc. Así nos despedimos de nuestros guía y conductor árabes y, a la vez, conocimos a los tres tuareg que nos iban a acompañar durante los siguientes días en el desierto. Uno de ellos, el jefe y dueño de los vehículos, era el guía y conductor de nuestro Toyota. Demostró ser un profundo conocedor de todo lo que hay a este lado del Sahara, ya fueran personas, lugares, animales o plantas. Cualquier tuareg que encontramos en 1.000 km a la redonda, ya fuera otro conductor, guía, nómada, pastor o policía, parecía ser íntimo amigo de él a tenor de los saludos, risas y abrazos efusivos que se prodigaban. El resto de nuestros acompañantes eran su hijo mayor (está familiarizándose con el oficio para ayudar y suceder otro día en el negocio a su padre), que hacía de conductor y chico-para-todo, y una tercera persona que ejercía de conductor y cocinero. Con ellos nos comunicábamos sobre todo en francés, aunque a veces también utilizábamos el inglés.

Nubarrones sobre la Hamada al-Hamra
Nubarrones sobre la Hamada al-Hamra

Salimos de Ghadames en dirección sur a primera hora de la tarde y enseguida dejamos el asfalto. Tomamos una pista que a ratos está en buen estado y otros no. En el arcén de la pista podemos ver unos arbustos que producen un fruto redondo del tamaño de una naranja que es muy amargo y suele ser el alimento de las cabras que deambulan por estos parajes desolados, acompañadas por pastores nómadas. Poco a poco el horizonte va tornándose llano a medida que nos adentramos en una inmensa llanura pedregosa conocida como Hamada al-Hamra, un terreno inhóspito y deshabitado de casi 300 km de diámetro y 90.000 km² de superficie que se extiende paralelamente a la frontera Argelina. Esta meseta es uno de los territorios desérticos más extremos del planeta.

Al cabo de 131 km de salir de Ghadames, y antes de que anochezca, paramos en el lecho de un wadi (curso ocasional de agua) para montar el campamento donde pasaremos esta primera noche en el desierto. El lugar se llama Wadi al-Awanad (o algo parecido, ya que esta es la transcripción fonética de lo que nos dice nuestro conductor). Cuando se hace oscuro podemos ver en el horizonte el resplandor producido por alguna torre petrolífera que hay a decenas de kilómetros de aquí. Después de cenar, y a pesar del fuego, el frío viento que sopla nos obliga a refugiarnos en las tiendas de campaña. A las 21:00 ya estamos durmiendo.

Tras el desayuno reiniciamos la ruta, pero antes el día nos obsequia con una imagen espectacular: un cielo completamente cubierto de nubes negras y grises de formas redondeadas se cierne amenazador sobre nosotros y realza aún más el dramatismo de esta llanura desolada de grava i arbustos. Poco después, conduciendo aún por la Hamada, llega a lloviznear un poco. En general, el paisaje de la Hamada llega a hacerse aburrido. Más adelante paramos junto a los restos de un bosque petrificado (si lleváis GPS lo encontraréis en la coordenada N 28º 25' 06.42" E 10º 36' 43.47"). A la hora de comer nos detenemos en un lugar muy bonito, llamado Ben der Quish (o algo así), ya a la entrada del Idehan Ubari, desde el que podemos ver ya las primeras dunas. Mientras preparan la comida nosotros aprovechamos para explorar la zona y hacer muchas fotos, sobre todo teniendo en cuenta que desde hace un rato ya nos acompaña el sol y resalta los colores de la arena y las rocas.

Dunes en el Idehan Ubari
Dunes en el Idehan Ubari

Nos adentramos en el Idehan Ubari, un mar de arena (ese es el significado de idehan) que tiene la misma extensión que el Reino Unido. El paisaje ha cambiado completamente y ahora conducimos sobre la arena, entre un fantástico paisaje de enormes dunas. Esta noche acampamos al pie de una gran duna y junto al antiguo lecho de un gran lago. Antes de la puesta del sol subimos a lo alto de una duna para poder disfrutar de este paisaje de otro mundo. Decir que es fantástico es decir poco, pero a estas alturas ya vamos agotando los adjetivos. Hoy el frío nos permite aguantar un poco más a la intemperie y nos vamos a dormir pasadas las 22:00. Aún a pesar del frío, la contemplación del cielo estrellado es un highlight de cualquier viaje al desierto, ya que nos permite apreciar detalles que en nuestras latitudes ya son casi imposibles de ver, como por ejemplo un número desconocido de estrellas, el cinturón de la Vía Láctea o estrellas fugaces. Hoy hemos recorrido un total de 240 km de pista.

Al día siguiente, tras levantar el campamento, reiniciamos la travesía y continuamos serpenteando sobre caminos de arena del idehan Ubari. Por el camino paramos infinidad de veces para hacer fotos. Salimos del mar de dunas por su extremo sur (lo hemos cruzado por su parte más estrecha, con un total de 80 km de norte a sur). A partir de aquí vamos cruzando paisajes bastante cambiantes, mayormente llanuras pedregosas. Paramos en un lugar donde hay una especie de bosque formado por rocas de curiosas formas debido a la erosión por el viento. En general tienen forma de seta. Más tarde conectamos con una pista semi-arreglada (al parecer para facilitar el acceso de los vehículos a una estación de bombeo de petróleo que hay en la zona). Para el almuerzo paramos en un lugar llamado Birg Helou, un pozo de agua natural con vegetación alrededor. Hay un tubo de donde sale agua permanentemente y donde es posible refrescarse. Es una lástima que este lugar esté sucio con restos de botes, botellas, etc. que han dejado otros grupos que han acampado aquí (según nuestro guía la culpa es de los guías árabes, refiriéndose a las expediciones comandadas por árabes venidos de Trípoli, por ejemplo. A lo largo de los días pudimos constatar la poca estima mutua entre árabes y tuaregs!!). Tras el almuerzo continuamos ruta hasta un lugar llamado Birg Takioumet, donde llaman la atención dos gigantescas dunas de más de 200 metros de altura. Nos encontramos de nuevo en una zona de dunas en el extremo de un brazo del Idehan Ubari. Al parecer este es un lugar típico donde acampan la mayoría de expediciones camino de Ghat, pero afortunadamente nuestro guía supo encontrarnos un lugar muy apartado del resto. Antes de la cena, como cada noche en el desierto, nuestros acompañantes amasan pan que posteriormente cuecen enterrándolo en la arena con las brasas del fuego. Hoy recorrimos un total de 198 km de pista.

Por la mañana, antes de continuar hacia Ghat, caminamos por las dunas y wadis alrededor del campamento. El paisaje es, como no, fascinante. Por otra parte es divertido intentar adivinar a que animal pertenecen las numerosos rastros que quedan sobre la arena del desierto: los candidatos suelen ser camellos, feneks (un pequeño zorro del desierto), chacales, aves, insectos, etc.

En el último día de travesía recorremos 73 km de pista que transcurren por bonitos paisajes cambiantes. Finalmente conectamos con la carretera asfaltada Sebha-Ghat, concretamente en un punto a 105 km de Ghat. Circulando ya en dirección sur dejamos a nuestra izquierda la muralla infranqueable que forman las montañas Acacus (Jebel Acacus). Unos 32 km antes de llegar a Ghat paramos a almorzar en una zona protegida del viento, a los pies de la imponente y espectacular montaña Khaf Ajnoun, una extraña formación rocosa que se eleva solitaria unos 1.300 metros sobre la llanura. A lo largo de los siglos el pueblo tuareg le ha asociado una gran cantidad de leyendas y mitos: de ahí que su nombre signifique montaña de los fantasmas. Finalmente llegamos a Ghat a las dos de la tarde, primer lugar civilizado que vemos en días. Fin de esta larga travesía de Ghadames a Ghat.

Dormir y comer

Camping Les Dunes (situado a 2'5 km del centro de Ghat). Dormimos en una especie de bungalows adosados, muy básicos pero correctos. Las duchas y el baño son compartidos. Tiene también una especie de comedor donde cenar y desayunar. La verdad es que, después de varias noches en el desierto, se agradece una cama y una ducha.

Casi enfrente de la parada de taxis compartidos hay un bar con una terraza exterior, junto a la calle/carretera principal de Ghat, desde la que se tiene una posición privilegiada para ver el ir y venir de la gente en esta remota ciudad.

Cosas a ver y hacer

GHAT. Esta ciudad-oasis, situada junto a la frontera argelina en la zona conocida com Tassili-n-Ajjer, es conocida entre los viajeros por su interesante medina y por ser una de las dos puertas de entrada a Jebel Acacus (aunque a principios de 2006 el ejército argelino ocupó un wadi al sur de Ghat que impedía el acceso a Jebel Acacus desde Ghat por el sur y esa ruta permanecía cerrada en el momento de nuestra visita). En el pasado Ghat fue un centro importante en la ruta comercial trans-sahariana, conectando con Ghadames y Tripoli en el norte. Hoy día el trasiego de vehículos y personas le dan un aire realmente fronterizo.

Medina de Ghat. La ciudad vieja de Ghat es bastante compacta y está ubicada en la ladera de una colina, algo común en otros lugares del Sáhara libio. En el año 1991 las últimas personas que habitaban la medina la abandonaron para irse a vivir a la parte nueva de la ciudad, aunque desde entonces algunos inmigrantes venidos de Níger han ocupado algunas de las casas vacías. En teoría, para visitar la medina hay que pagar una entrada de 3 LD, más 5 LD por la cámara de fotos, pero la verdad es que nosotros no pagamos nada.

Nosotros iniciamos la visita a la medina tomando un té en la casa familiar de uno de nuestros acompañantes tuareg. Después subimos al fuerte que hay en la cima de la colina, en el punto más alto de Ghat. La construcción de este fuerte fue iniciada por los otomanos en el s. XIX y acabada por los italianos en la primera mitad del XX. Ahora el fuerte está cerrado, pero las vistas desde el exterior y el camino de subida son magníficas sobre la ciudad vieja, la ciudad nueva y alrededores, destacando sobre todo las montañas Acacus. Caminando por los callejones de arena de la medina podemos ver de cerca la vieja mezquita o el edificio del antiguo congreso (subiendo arriba del edificio se tiene buenas vistas sobre los tejados de la medina), además de otros interesantes rincones, aunque desde luego no es comparable en belleza a la de Ghadames. En una zona de la medina encontramos un grupo de mujeres ataviadas con vestidos de llamativos colores que se dedicaban a engalanar las calles con cenefas de colores, aunque no pudimos aclarar si era por la celebración de una boda o por una fiesta tuareg.

Festival Internacional Tuareg. Coincidió nuestra visita a Ghat con este importante festival tuareg, el cual tuvo lugar del 28 al 30 de diciembre (de no haber sido por nuestro problema en la frontera libia no hubiéramos coincidido con este festival:

Festival tuareg
Festival tuareg
no hay mal que por bien no venga!!). Se celebra en un descampado, a las afueras de Ghat, donde se colocan una grada y una tribuna para las autoridades que delimitan una área cuadrada en la que se llevan a cabo los actos del festival. Junto a la tribuna vemos el consabido retrato del coronel Qaddafi presidiendo los actos, así como varias unidades móviles de la televisión libia para retransmitir el festival. En este festival se congregan tuaregs de todos los países africanos en los que están presentes. Durante casi dos horas tuvimos la oportunidad de ver todo tipo de manifestaciones culturales y artísticas del pueblo tuareg, con desfiles, danzas, música con instrumentos tradicionales, etc. Ataviados con sus elegantes ropas tradicionales dan un gran colorido y espectacularidad a los actos. Pero uno de los momentos estelares es el desfile de tuaregs, vestidos también con sus mejores ropas y con el característico turbante tuareg o tagelmoust cubriendo sus cabezas, montando sobre sus altísimos meharis (camellos más altos y esbeltos, especiales para las carreras). Sencillamente espectacular y del todo recomendable!!. Y las oportunidades para obtener buenas fotos son infinitas...


TADRART ACACUS (Libia)

Cómo llegar

Para llegar a la zona de los Acacus desde Ghat hay sólo dos rutas posibles, puesto que aquí las montañas forman una muralla de norte a sur, sin ningún paso posible. La ruta más corta es la que va hacia el sur y luego vira hacia el este para acceder a los Acacus desde el sur, pero esta ruta está cerrada desde que el ejército argelino ocupara militarmente en 2006 un wadi al sur de Ghat por el que transcurre esta ruta. A día de hoy (abril 2008) y mientras no se solucione este contencioso la única vía posible es utilizando Al-Awainat como puerta de entrada. Al-Awainat (o Serdeles en lengua tuareg) es una pequeña población que está al nordeste de Ghat, a unos 120 km por carretera asfaltada. De aquí arranca una pista hacia el sur que se interna en los Acacus.

Dormir y comer

Durante los tres días enteros que estuvimos en la zona de los Acacus, lejos de todo atisbo de población, acampamos al abrigo de las dunas seleccionadas por nuestro guía al caer la tarde. Lógicamente para el almuerzo también era nuestro guía quien escogía el lugar según sus preferencias o lugar en el que nos encontráramos al mediodía.

Cosas a ver y hacer

Patrimonio de la Humanidad TADRART ACACUS. También conocida como Jebel Acacus y pronunciado a-ca-cús, es una de las zonas más fascinantes y bonitas de Libia, cubriendo una vasta área desértica de la región de Fezzan, al este de Ghat y en pleno Sahara central, limitando con el Tassili N'Ajjer argelino. De extraordinaria belleza natural, Tadrart Acacus (tadrart significa 'montaña' en la lengua tuareg) está formada por una extensa variedad de paisajes que ciertamente no parecen de este mundo, con monolitos de oscura piedra basáltica que emergen sobre la arena, curiosas formaciones pétreas erosionadas por el viento, arenas de diversas tonalidades, arcos de piedra, cañones, montañas y wadis. Pero además alberga restos de pueblos prehistóricos, con más de 300 muestras bien conservadas de pinturas y frescos realizados sobre roca, de muy diferentes estilos, y datadas entre los años 12.000 a.C y 100 d.C. Estas muestras de arte rupestre, que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el año 1985, se encuentran dispersas en cuevas y paredes del macizo montañoso y reflejan los cambios habidos en la flora y la fauna, además de los diferentes modos de vida de los grupos humanos que habitaron esta región del Sahara, mostrando escenas de caza, de sexo, celebraciones, etc.

Esta tierra era antiguamente el hogar de numerosos tuareg, nómadas o sedentarios, pero ahora ya son poquísimos los que continúan viviendo aquí, debido a que en los últimos años la mayoría se han ido mudando a la ciudad. Ahora vuelven como guías o conductores por su conocimiento de la zona. Pero aún hoy no es difícil encontrar en algún rincón a alguna familia tuareg habitando una zeriba (vivienda típica tuareg, con paredes de piedra).

Para explorar mínimamente esta región se necesitan varios días. Según las preferencias y el tiempo disponible se puede recorrer a pie, en camello, con un vehículo 4WD o combinando varios de ellos. En cualquier caso es imprescindible ir acompañado de alguien que conozca muy bien la zona para guiarnos en este laberinto de wadis y localizar los puntos de interés. Lógicamente hay muchas rutas posibles, pero aquí exponemos la que realizamos nosotros durante los 3 días que estuvimos en la zona:

Pinturas rupestres
Pinturas rupestres

Partiendo desde Al-Awainat hacia el sur, a través del paso que forma el Wadi Awiss, el primer punto de interés es Adadh, un monolito vertical con una incierta forma de dedo (de hecho, es conocido con el sobrenombre de finger rock) y que se mantiene en un equilibrio precario (?). Algo más al sur nos detenemos junto a unas rocas con unas bonitas pinturas de vacas. A partir de aquí comenzamos a cruzar una serie de espectaculares paisajes que combinan el color negro de la pizarra con el amarillo o rosado de la arena, entre otras combinaciones. Unos cuantos kilómetros más al sur llegamos al Wadi Erazzar Melen (o algo parecido), donde pasamos la noche. Este lugar es absolutamente maravilloso, inmersos en un mundo de arena y piedra. En los alrededores, a unos 500 m. del lugar de acampada, encontramos unos preciosos grabados con figuras de jirafas, así como una zeriba (vivienda con paredes hechas con piedras y techo de paja) que aún deben utilizar nómadas tuareg, pues en el interior hay diversos utensilios. Y otros 500 metros más allá tenemos la oportunidad de ver un pequeño campamento tuareg, donde viven un hombre y varias mujeres y niños. Nuestro conductor le saluda y nos lo presenta, para después continuar hablando de sus asuntos (??).

Siguiendo el wadi anterior, a no mucha distancia, nos detenemos en un lugar para ver un bonito conjunto de pinturas que representan camellos, personas, y diversos signos Tifinagh. Y más adelante, ya en el Wadi Tinlalan, vemos en la pared de una roca unos curiosos grabados que representan varias parejas hombre-mujer haciendo el amor, destacando sobre todo el enorme falo masculino (vemos que en el pasado el tamaño sí importaba!!). Continuamos la ruta conectando un wadi con otro wadi, pasando por paisajes muy variados, pero igualmente espectaculares. Llegamos a un lugar llamado Tina Newen, donde podemos admirar otra muestra de pinturas con personas y animales, en colores rojo, amarillo y blanco. Y la siguiente parada es un lugar im-pre-sio-nan-te, llamado Tan Khaliga, donde destaca un enorme arco de piedra de 3 columnas que nos recuerda muchísimo una parte del Parc Güell de Barcelona. Y a 100 m. del arco, en una cueva encontramos una pintura solitaria que representa un unicornio o una especie de rinoceronte. El entorno de este lugar es realmente precioso, aunque a estas alturas ya hemos gastado los superlativos. Este lugar ya se encuentra en el Wadi Tashwinet (también conocido como Wadi Tashween), uno de los mayores wadis de los Acacus, con una longitud de 60 km e innumerables wadis tributarios. Y además tiene una gran cantidad de puntos de interés. Empezamos por pasar junto a Awanini, una enorme forma pétrea piramidal en la mitad del wadi y cerca de la entrada al wadi Tashwinet. En el mismo wadi, hacia el sur, vemos un lugar llamado Wan Traghit, con unas preciosas pinturas que representan unas escenas de caza. Y a sólo 300 m. podemos admirar unos magníficos grabados con dos elefantes. Yendo al otro lado del wadi visitamos Takdhalt, con pinturas de caza de animales y un antiguo mapa del wadi grabado en la roca. Nuestra siguiente parada es Wan Melol, con una gran cantidad de pinturas. Son especialmente llamativas las que representan escenas de una boda, aunque el cercado de protección alrededor de la cueva hace que tengamos que verlas a una distancia que no permite apreciarlas bien. Y a 100 m. de aquí está Wan Mughjaj, lugar en el que se hallaron 3 tumbas con esqueletos de niños que ahora están en un museo de Trípoli.

Paisaje del Tadrart Acacus
Paisaje del Tadrart Acacus

Acabada la visita al Wadi Tashwinet nos dirigimos hacia el suroeste de Acacus, pasando por innumerables wadis con paisajes realmente increíbles, sin palabras para poder describirlos mínimamente, hasta llegar al lugar de donde arrancan los wadis Anshal y Wadi Tanshal. En el Wadi Anshal, de 13 km de largo, también vemos algunas interesantes pinturas y grabados, al igual que en el Wadi Tanshal (desde este punto estamos sólo a 25 km de Ghat en línea recta). Y como colofón final del día nada mejor que maravillarse ante el arco Afozedzhar, en la entrada sur de los dos wadis anteriores. Este enorme arco de piedra natural, con una altura de 150 metros, es el mayor de los Acacus y desde luego la más espectacular de todas las formaciones naturales de roca que hay en la zona. Además, el hecho de poder disfrutar de un lugar así en solitario hace que sea un momento muy muy especial. Hoy dormimos a pocos kilómetros de aquí, en un lugar llamado Wadi Tinezzrin (o algo así), a sólo 5 km de la frontera con Argelia. Se trata también de un lugar excepcional, aunque a estas alturas ya no debería sorprendernos. En la etapa de hoy recorrimos 127 km de arena, piedra y tierra.

En la ruta de nuestro último día en Acacus vamos desde el extremo sur de este hasta su extremo norte. Buena parte de esta ruta transcurre por la enorme rambla que separa las montañas Acacus de las dunas de Wan Caza (pronunciado Uan Casa). Esta rambla de piedra y arena llega a tener una anchura de 30 km. De hecho es la misma por la que pasamos cuando íbamos hacia el sur, aunque entonces íbamos pegados a las montañas y ahora vamos más pegados a las dunas. Debido a lo pedregoso del terreno en algunos tramos las ruedas de nuestros vehículos se ven muy castigadas, llegando a dos pinchazo en menos de una hora y en la misma rueda. Cuando circulamos por el centro de la rambla, lejos de las montañas y las dunas, el paisaje llega a ser algo aburrido, pero cuando nos acercamos a las dunas la cosa cambia completamente: enormes dunas de arena de tonos rosados, amarillos o negros, que combinadas con unas nubes como algodón y las sombras de estas sobre las dunas, crean un marco de incomparable belleza (¿dónde hemos oído esto antes?). Tras un largo día de ruta llegamos a nuestro destino y, al caer el sol, acampamos en un lugar llamado Ramla Hamsalarbain (???), una de las innumerables dunas de Wan Caza, situada unos 40 km al oeste de Al-Awainat y a sólo 3 km de la carretera asfaltada que va a Sebha. Dado que el lugar de acampada está orientado al oeste podemos disfrutar de una preciosa puesta de sol desde la cima de la duna.


LAGOS UBARI (Libia)

Cómo llegar

Desde nuestro lugar de acampada, en Wan Caza, tomamos la carretera asfaltada en dirección a Sebha. Desde la carretera podemos ver en el horizonte la humareda de de diversas torres de extracción petrolífera, incluida una de la empresa Repsol. También es curioso ver junto a la carretera numerosos vehículos accidentados y/o quemados que han sido abandonados allá mismo. Al cabo de bastantes kilómetros llegamos a Ubari y Al-Ghoraifa, las primeras poblaciones de cierta entidad que hemos visto en varios días. A la derecha de la ruta hemos dejado el Wadi Methkandoush, una auténtica galería de arte a cielo abierto, ya que posee una de las mayores y mejores concentraciones del mundo en grabados prehistóricos. Desafortunadamente nosotros no pudimos ir por falta de tiempo, pero posiblemente valga mucho la pena (snif, snif!!).

Camino de los lagos de Ubari
Camino de los lagos de Ubari

A la salida de Al-Ghoraifa hacia Germa, en el lado derecho de la carretera, podemos ver un lugar llamado Ahramat al-Hattia, donde destacan unas curiosas pirámides cuadradas que eran tumbas del antiguo pueblo Garamante. Al llegar a la población de Germa nos desviamos por una carretera y tras 1,5 km llegamos junto al sitio arqueológico de Garama, la antigua capital del pueblo Garamante, el cual se estableció en este lugar en el s. I de nuestra era. La entrada al sitio cuesta 3 LD, más 5 LD por una cámara fotográfica (aunque nadie controla si se hacen fotos o no). La verdad es que este lugar parece ser bastante importante desde el punto de vista arqueológico, pero para el común de los mortales no hay gran cosa a ver, ya que las construcciones, hechas de piedra, arcilla y estiércol, están bastante deterioradas. Además no hay ningún rótulo ni indicación. Únicamente las vista desde lo que fue el castillo tienen cierto interés.

Desde Garama volvemos a la carretera en dirección a Sebha y poco después, entre las poblaciones de Germa y Tekerkiba, dejamos la carretera principal (han sido 238 km de carretera asfaltada desde Wan Caza) y tomamos una pista a la izquierda con la indicación Gebraoun. Poco después ya estamos inmersos de nuevo en el Idehan Ubari, esta vez por su lado sudoriental. A partir de aquí el paisaje es increiblemente espectacular, con llanuras y dunas de arena bien amarilla salpicadas con grandes arbustos verdes y palmeras. Es la imagen del Sahara que todos podemos tener en el subconsciente... Además hemos de bajar con los vehículos por altas y empinadas pendientes de dunas que quitan el aliento. Ya sólo por este trayecto a los lagos de Ubari ya valía la pena venir a Libia. Tras 65 intensos kilómetros desde Germa e innumerables paradas para hacer fotos llegamos al lago Mavo, el primero de los lagos de Ubari que encontramos en nuestra ruta.

Dormir y comer

Para la única noche que pasamos en los lagos Ubari escogemos pasarla junto al lago Gebraoun, acampando y comiendo sobre la arena. De todos modos, este lago es el único que tiene alguna infraestructura turística, como un camping, restaurantes y tiendas. Quizás con la calor sea cierto que haya muchos mosquitos cerca de los lagos, tal como señala la guía LP, pero con el frío que hacía en las fechas de nuestra visita los mosquitos hicieron bien en no salir al exterior, ya que no vimos ni uno.

Cosas a ver y hacer

LAGOS UBARI. Estos lagos-oasis son una de las maravillas de la región de Fezzan. Son lagos de agua salada y azul intenso, rodeados de palmeras y enormes dunas. Un milagro de la naturaleza hecho realidad en pleno desierto. Hay unos 20 lagos en la zona, pero muchos de ellos ya han desaparecido por el efecto de la evaporación o por el descenso en el nivel de las aguas, atribuido a los regadíos intensivos en zonas limítrofes o al Great Man Made River, un mastodóntico proyecto llevado a la realidad por el gobierno libio, que extrae agua del subsuelo sahariano y la canaliza hacia las ciudades libias en la costa mediterránea. Por ello, los lagos que se suelen visitar son sólo cuatro: Gebraoun, Mavo, Umm al-Maa y Mandara. Tanto los dos primeros, como los dos últimos son cercanos entre sí, pero entre los dos grupos de lagos hay una cierta distancia y un gran desnivel. Por poco tiempo que tengáis vale la pena visitar los cuatro, ya que cada uno de ellos tiene sus propias particularidades.

Lago Mavo (pronunciado mafo). Aunque en la guía LP se dice que este es el lago menos espectacular de los cuatro, lo cierto es que a nosotros fue uno de los que más nos gustó. Quizás influyó también el que estuviéramos prácticamente solos y que la luz, con el sol ya bajo en el horizonte, era mágica, realzando las sombras y el color de la arena y el agua. Este lago es pequeño y alrededor suyo sólo hay vegetación, dunas y poca cosa más. Si se rodea por el lado de la gran duna, la cual llega hasta el agua, las vistas son soberbias. Aquí hicimos un montón de fotos, pero es que el lugar se lo merecía.

Lago Gebraoun
Lago Gebraoun

Lago Gebraoun (pronunciado guebraún). Desde el lago Mavo hay sólo 3 km hasta el lago Gebraoun, quizás el más popular de todos. En cualquier caso es el mayor de todos (aproximadamente 250 X 300 m.) y tiene la particularidad de que la duna que hay en su lado sur es la más alta de la región y de que su extremo oeste está ocupado por las ruinas de la vieja población de Gebraoun, abandonada por sus últimos habitantes en 1991 y que ahora está siendo engullida por la arena de la duna. La estampa del lago, con la muralla formada por la duna detrás, y las ruinas a un lado es atractiva, pero, para nuestro gusto, le resta encanto la suciedad (bolsas, botellas, latas, etc) que hay junto al lago y entre las ruinas de Gebraoun, así como el hecho de que es el lago más concurrido (aún y así había poca gente en las fechas de nuestra visita) y con más presencia humana alrededor. En este lago se puede comprobar fácilmente que el agua, además de muy salada, está caliente. Por último, comentar que en el camping que hay en la orilla norte se puede alquilar una plancha de snow-board para deslizarse duna abajo.

Lago Umm al-Maa. Este lago se encuentra a 25 km del de Gebraoun y el último tramo de la ruta es realmente espectacular, puesto que se llega con el vehículo al filo de una alta duna desde donde hay una vista extraordinaria sobre el lago Umm al-Maa y sus alrededores, bastante por debajo nuestro. A continuación toca bajar con el vehículo por la pronunciada ladera de la duna para llegar hasta la orilla del lago. Para nosotros este lago es quizás el más bonito de todos, por su forma peculiar y porque no hay construcciones humanas alrededor. La estampa es extraordinariamente idílica, de verdad, para no olvidarla.

Lago Mandara (pronunciado mándara). Se encuentra a 3 km de Umm al-Maa. Es un lago bastante grande y podría ser muy bonito, pero desgraciadamente ya no tiene casi agua a causa del descenso del nivel del agua. Es una lástima, porque la imagen de ver el lecho seco produce una inmensa tristeza y más en un lugar como este, sabiendo además que la causa, como casi siempre, es la mano del hombre. Por otra perte, toda la orilla tiene una densa barrera de palmeras y a un lado también se pueden ver los restos de una población que fue abandonada en 1991, como en Gebraoun. Junto al lugar donde suelen parar los vehículos de los visitantes hay algunos tenderetes donde es posible comprar bonitos recuerdos tuareg, aunque será necesario regatear.


RUTA POR LA COSTA LIBIA: TRÍPOLI, LEPTIS MAGNA y SABRATHA

TRÍPOLI (Libia)

Cómo llegar

Desde el lago Mandara recorremos unos 60 km por entre el mar de dunas hasta llegar al camping Africa Tours, en la población de Tekerkiba, ya junto a la carretera principal a Sebha. En algún momento durante este trayecto se puso a llover, en pleno desierto, proporcionándonos una imagen curiosa: como el vehículo de nuestro conductor no tiene limpia-parabrisas él se vio obligado a ir sacando el brazo por la ventana para limpiar el vidrio con su turbante (!!).

En el camping de Tekerkiba cambiamos de vehículo, ya que nuestro plan inicial era continuar viaje hasta la ciudad de Sebha, despedirnos de nuestros amigos tuareg y allí tomar un vuelo de Libyan Arab Airlines a Trípoli, pero a causa de los problemas en la frontera del primer día estábamos siguiendo la ruta prevista con un día de retraso. Eso nos hizo perder el vuelo Sebha-Trípoli que teníamos reservado para el día anterior y, al no ser posible cambiarlo de día, nos vimos obligados a ir a Trípoli en coche, un larguísimo viaje. Por ello nos despedimos aquí de los tuareg y sus vehículos 4WD. A partir de ahora ya todo será asfalto y es mucho más cómoda y rápida la furgoneta Mercedes Vito que ha enviado la agencia desde Trípoli para recogernos. Con ella vienen el mismo conductor que al principio nos llevó desde Djerba hasta Ghadames.

Dejamos atrás las dunas y la región de Fezzan. Tras 145 km de carretera en dirección norte llegamos a Sebha, la mayor ciudad de todo el Sahara libio y un puro lugar de paso. Pasado Sebha la carretera mejora. Nuestro conductor raramente baja de los 140 km/hora, por lo que los kilómetros pasan muy rápido. Finalmente llegamos a nuestro hotel en Trípoli sólo 9 horas después de salir de Tekerkiba, tras recorrer la friolera de 845 km y parar para almorzar, cenar y alguna otra parada técnica. Además resultó ser un viaje nada pesado ni cansado, siendo mucho mejor de lo esperado.

Dormir y comer

El sitio escogido por nuestra agencia es el Al Sendebad Tourist Hotel (Alfatah Rd, en el paseo marítimo, a menos de 2 km al sudoeste de la medina; tel. +218 21 4446864). El hotel es de categoría media (cuesta 85 LD la habitación doble, con desayuno buffet incluido) y está bastante bien, aunque el personal de recepción es algo incompetente e indolente. Por otra parte, después de tantos días sin dormir en una cama y sin ducharnos en condiciones es un gustazo el poder hacerlo. De haber escogido nosotros el hotel en Trípoli hubiéramos ido al Funduq Al-Andalus (Sharia al-Kindi; tel. 334 37 77), ya que aunque no nos alojamos en él (estaba lleno para nuestra segunda noche en Trípoli) sí estuvimos en recepción y tenía muy buena pinta. Además cuesta sólo 60 LD, realmente barato para los precios de los hoteles en Trípoli.

Para comer no hay una gran oferta gastronómica en Trípoli, pero poco a poco parece que va habiendo más sitios. Recomendamos especialmente el restaurante Mat'aam Obama (Souk Alturk, 144; tel. 0925010736), muy popular entre locales y foráneos, por lo que es imprescindible reservar. Sólo tiene 5 mesas y la decoración es muy austera, pero se come muy bien y barato (por sólo 8 LD cada uno salimos bastante llenos), siendo especialidades de pescado. Un chollo!. Otro restaurante es el Al-Badawy (calle Baladiya; tel. 3339995), con comida libanesa y libia. Se come bien, pero es caro. Para tomar algo, con un agradable patio al aire libre, una buena opción es el Cafe Marcus, situado enfrente del Arco de Aurelio y junto al restaurante Athar.

Cosas a ver y hacer
Cartel conmemorativo sobre el castillo
Cartel conmemorativo sobre el castillo

TRÍPOLI. Esta ciudad, situada junto a una bahía natural en la orilla sur del Mediterráneo, es la capital y mayor ciudad de Libia. Fue fundada por los fenicios en el s. VII a.C con el nombre de Oea y es la única ciudad libia que ha sido habitada desde entonces de forma ininterrumpida. El nombre actual de Trípoli (no confundir con la Trípoli libanesa) proviene de la época de dominación romana, cuando la zona empezó a ser conocida como Regio Tripolitana (o región de las tres ciudades), ya que comprendía las antiguas ciudades de Oea, Sabratha y Leptis Magna.

Sin ser ninguna maravilla, Trípoli es una ciudad interesante para el viajero, en la que es posible encontrar huellas de diferentes periodos coloniales, desde la época romana hasta la de la colonización italiana. Por ello, pensamos que vale la pena dedicar un tiempo a visitar sus diferentes puntos de interés, así como fijar en ella la base desde la que visitar Leptis Magna y Sabratha.

Medina. La medina de Trípoli es la parte de la capital que ha quedado dentro de los límites de las viejas murallas de la ciudad y mirando al mar Mediterráneo. Desde luego existen en el mundo árabe unas cuantas medinas más bonitas o interesantes que esta, pero aún y así vale la pena visitarla, ya que es la zona más atractiva de Trípoli. Además tiene la ventaja de que se puede pasear por ella sin temor a ser agobiados por los vendedores, cosa que no se puede decir de medinas como la del Cairo, las de Marruecos o las de Túnez, por ejemplo. Ello permite disfrutarla plenamente y realizar compras libremente en sus zocos. Por otra parte, en el interior de la medina hay numerosos vestigios de la presencia europea en Trípoli bajo la forma de preciosos edificios construidos por comerciantes europeos o por los propios Estados. Fuera de las horas de oración las mezquitas de la medina suelen estar cerradas (y no tienen horarios de visita), por lo que si queremos visitar una basta con tocar en la puerta y esperar a que alguien abra o preguntar en alguna tienda vecina. Y para recorrer los numerosos puntos de interés de la medina nada mejor que seguir la ruta a pie propuesta por la guía Lonely Planet.

Empezamos nuestra ruta por la medina en la gran puerta, la cual da acceso desde la plaza Verde o plaza de los Mártires. Aquí empieza el zoco al-Mushir, con joyerías (donde es posible cambiar dinero), tiendas de artesanía y maletas, por ejemplo. Enseguida, a la derecha, encontramos la mezquita Ahmed Pasha Karamanli, la mayor de la medina, construida en 1738. Es muy bonita, con una sala de oración que tiene 5 entradas y balcones en 3 de sus lados, además de 25 cúpulas en su tejado. Esta mezquita tiene algunos de los mejores trabajos en madera de todo el país. A menos de 100 m. de la mezquita encontramos de frente la torre del reloj otomana y tras ella el zoco al-Ghizdir, donde se puede ver a los artesanos trabajar el cobre. Girando a la izquierda desembocamos en el callejón del zoco al-Turk y al final de él tenemos la pequeña mezquita Draghut, construida por un corsario en el s. XVI. Siguiendo a la izquierda llegamos a una plaza donde está el antiguo Banco di Roma (edificio colonial construido por los italianos en el s. XIX), la antigua Catedral católica, una pequeña iglesia ortodoxa, la antigua prisión turca (s. XVII) y la mezquita y madrasa Othman Pasha, con un bonito patio interior. Siguiendo una estrecha calle desde el lado norte de la plaza, y pasando junto al antiguo consulado francés (edificio construido en 1630), llegamos hasta al Arco de Marco Aurelio, un arco romano de 4 pilares decorado bellamente, mostrando imágenes de Apolo y Minerva. Es del año 164 y es prácticamente lo único que sobrevive de la antigua ciudad romana de Oea. Entre este arco y el mar encontramos la atractiva mezquita Sidi Abdul Wahab. Y justo en el lado opuesto al arco hallamos la mezquita Gurgi, construida en el s. XIX. Esta mezquita es pequeña, pero su interior es quizás el más bonito y diferente de todas las mezquitas de la ciudad, con su decoración floral y sus bellas obras de cerámica tunecina. Posee además un minarete octogonal, bastante inusual en Tripoli. Siguiendo al oeste encontramos el interesante edificio del antiguo consulado inglés (edificio construido en 1744, con bonitas vistas desde la terraza superior; vale la pena además leer con atención la placa que hay a la entrada) y la mezquita de Sidi Salem, una de las más antiguas de Trípoli (s. XV). Después continuamos por la calle Hara Hbira y al llegar a la muralla giramos hacia el sur, pasando junto a la antigua sinagoga, para luego girar al este, siguiendo el zoco al-Harrara, hasta llegar a la Dar Karamanli, la casa de Yusuf Karamanli, miembro de una rica familia turca de principios del s. XIX. Esta preciosa casa (entrada: 3 LD) cuenta con un patio interior rodeado de balcones y columnatas, contando además con coloridos azulejos turcos y una exposición de muebles, ropas o instrumentos tradicionales. Cerca de la casa se pueden ver cuatro antiguas columnas romanas que han sido reutilizadas como esquinas de los edificios en el cruce de dos callejones. Tomando la calle Jama ad-Draghut se pasa ante la mezquita Druj, para luego conectar con el zoco al-Attara y acabar en el punto de partida de esta ruta circular. Por último, junto a esta entrada se encuentra el bazar Ben Zeglam, el mejor sitio en Trípoli para comprar recuerdos de Libia.

Castillo de Trípoli (también conocido como Al-Saraya al-Hamra o Castillo Rojo). Está situado en la esquina sudeste de la muralla que rodea la medina, con vistas al puerto. La actual configuración del castillo data de la época otomana, pero sin duda está construido sobre los cimientos de fortalezas anteriores. Cada una de las sucesivas generaciones de gobernantes de Trípoli ha ido añadiendo su sello a la fortaleza y, por tanto, contiene una mezcla de arquitectura y decoración. La mayor parte de la estructura que vemos hoy día es de los s. XVIII y XIX. En la actualidad la mayor parte del castillo aloja el Museo Jamahiriya y se puede visitar con la misma entrada (cuesta 3 LD, más 5 LD por una cámara fotográfica). Este museo es de primer nivel internacional, tanto por los objetos expuestos como por la presentación, aunque curiosamente la mayor parte de los rótulos explicativos están sólo en árabe. Los mosaicos, estatuas y artefactos de la antigüedad clásica, especialmente de la época romana, forman la parte más impresionante del museo y lo convierten en una de las mejores colecciones de los países mediterráneos. El museo abarca desde el Neolítico hasta la época de la Revolución.

Otros puntos de interés. Además de todo lo anterior aún podemos encontrar otros puntos de interés en Trípoli, todos ellos ya en la parte nueva. Entre la plaza de los Mártires y la plaza Maidan al-Jeyazir, siguiendo las calles 1º Septiembre o Mohammed Megharief, podemos encontrar bonitos ejemplos de edificios con fachadas de estilo italiano, construidos durante la época colonial italiana. Quizás el más representativo sea la Galleria De Bono. En esta zona encontramos también la Madrassa al-Founoun Wasana'a al-Islamiya, con una bonita fachada y patio interior de dos niveles. Y finalmente, en Maidan al-Jeyazir, podemos admirar la elegante mezquita Jamal Abdel Nasser, una antigua catedral católica italiana de 1928 reconvertida a mezquita y reformada recientemente. No es posible visitar su interior, pero sólo verla por fuera ya vale la pena. Y de noche, además, está bellamente iluminada. Por otra parte, sobre la Corniche, al oeste de la medina, encontramos las cinco torres idénticas que forman parte del complejo Dhat al-Ahmat, con forma de botella invertida y con la particularidad de que es imposible ver las cinco torres enteras a la vez, estemos donde estemos. También domina el skyline de Trípoli el lujoso Corinthia Bab Africa Hotel (en Souk Al Thulatha, a menos de 200 metros al oeste de la medina), un elegante y moderno edificio en cuya planta 26 hay un restaurante panorámico desde el que gozar de unas impresionantes vistas sobre la medina, el puerto y alrededores. Este restaurante cierra los viernes, pero no hay problema, ya que desde los ventanales que hay en el pasillo exterior de la planta 25 se puede disfrutar más o menos de las mismas vistas. Y entrar en el hotel no es problema: sólo hay que pasar un control de las mochilas o bolsas que llevemos.

Patrimonio de la Humanidad Leptis Magna. Este impresionante sitio arqueológico, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982, es probablemente la ciudad romana más grande y mejor conservada del mundo, y lo cierto es que debería ser un lugar de obligada visita en todo viaje turístico a Libia. El hecho de que ya no fuera jamás habitada tras su abandono y la dureza de los materiales con que fue construida han sido la causa de su excelente estado de conservación, por lo que no es difícil para el visitante imaginársela en sus tiempos de esplendor. Es un lugar realmente fascinante.

Teatro de Leptis Magna
Teatro de Leptis Magna

El origen de Leptis Magna pudo ser un asentamiento fenicio que estaba bajo la tutela de Cartago, hacia el siglo VI a.C., aunque no se conoce mucho de este periodo. Pero su periodo de máximo esplendor llegó con el imperio romano, en el que Leptis fue una gran metrópolis, especialmente bajo el reinado de Septimius Severus (193-211 d.C). La riqueza de la urbe se basó, sobre todo, en la producción de oliva y trigo, así como en una pujante industria y un potente comercio. Finalizada la dinastía Severus la ciudad comenzó su declive, aunque renació nuevamente bajo la dominación de Diocleciano y Constantino (284-337 d.C). Ya a mediados del s. IV gran parte de la ciudad había sido abandonada. En el s. VII los árabes conquistaron la región de Tripolitania, a la que pertenecía Leptis Magna, y esta ya nunca más recuperó su antiguo esplendor.

Desde la entrada el primer punto de interés que encontramos es el gran Arco de Septimius Severus, construido en honor al emperador. A partir de aquí nosotros seguimos la ruta inversa a la que propone la guía LP, ya que quisimos empezar por el Teatro. La vista sobre la fachada del escenario desde las gradas superiores del teatro, con el azul del mar Mediterráneo de fondo, es algo indescriptible, que no hay que perderse por nada. Después continuamos por el Calcidium, los Arcos de Tiberio y de Trajano, el mercado, el puerto, los Forum, la Basílica Severana, la calle encolumnada, el Nymphaeum y los Baños de Adriano, cubiertas en su totalidad de mármol y granito y con enormes piscinas. Durante nuestra visita apenas encontramos visitantes en el recinto. Y al ir por la tarde disfrutamos de una luz extraordinaria, ya que el sol estaba bajo en el horizonte y bañaba la piedra con un color y contraste muy bueno. Además tuvimos la suerte de que el día anterior había llovido bastante, dejando grandes charcos de agua entre las ruinas y permitiéndonos jugar con los reflejos. Sensacional.

Leptis Magna se encuentra a 2 km de la población de Al-Khoms y 123 km al este de Trípoli (el trayecto en coche supone unos 90 minutos de viaje). La entrada cuesta 3 LD, más 5 LD por la cámara fotográfica, aunque como en otros lugares, aquí nadie controla si se ha comprado o no el ticket para hacer fotos. En invierno el horario de cierre es a las 17 h. y no a las 18 h. como menciona la guía LP, aunque en su descargo debemos decir que esto había cambiado hace poco (ni nuestro guía tenía noticia de ello). Y es que Libia es así de imprevisible!!. Por otra parte, para visitar las ruinas es obligatorio contratar un guía de los que hay en la entrada y cuyo coste es de 50 LD, aunque nosotros conseguimos eludir esta obligación y disfrutamos del sitio a nuestro aire. Nuestra estrategia fue convencer a los funcionarios que controlaban la entrada, a través de nuestro propio guía, de que nosotros no entendíamos ninguna de las lenguas de los guías ofrecidos (previamente nos habíamos enterado de que el español no era una de ellas) y que por tanto era absurdo que nos acompañara un guía al que no entenderíamos (?). Finalmente, después de un largo estira y afloja, accedieron a dejarnos entrar sin guía.

Tras la visita al sitio arqueológico principal fuimos en coche al lugar donde se encuentran el Anfiteatro y el Hipódromo, a 2 km del anterior. El anfiteatro no está mal, pero del hipódromo no queda casi nada. En general este lugar está muy abandonado y muy sucio, lo cual es una verdadera lástima. Dado que hay que pagar de nuevo 3 LD para esta visita (+5 LD por la cámara), nuestra opinión es que este lugar no vale la pena para nada, al menos en su estado actual.

Villa Sileen. Unos 14 km antes de llegar a Al-Khoms desde Trípoli encontramos esta villa romana que venía a ser la segunda residencia de miembros de la élite de Leptis durante la época romana. Al parecer tiene preciosos mosaicos y el lugar en sí vale la pena, pero durante las fechas de nuestro viaje a Libia este lugar se encontraba cerrado.

Teatro de Sabratha
Teatro de Sabratha

Patrimonio de la Humanidad Sabratha (sitio arqueológico declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982) era, juntamente con Oea (la actual Trípoli) y Leptis Magna, una de las tres ciudades que formaba la provincia romana de Tripolitania. Aunque menos imponente que Leptis lo cierto es que también vale mucho al pena. Su impresionante teatro y el hecho de que las ruinas estén pegadas al mar le dan un interés añadido. Si es posible, es recomendable visitar Sabratha antes que Leptis.

El puerto de Sabratha data quizás del s. V a.C y se estableció para el comercio de los fenicios. Sabratha fue romanizada en los s. II y III d.C. Durante el reinado de la dinastía Severana alcanzó su máximo apogeo monumental. La ciudad fue muy dañada por varios terremotos en el s. IV, y fue reconstruida por los bizantinos, aunque a menor escala. Con la llegada de los árabes empezó su declive final, aunque sobrevivió unos años más que Leptis Magna, hasta convertirse en una simple población.

Sin duda la principal atracción de Sabratha es su Teatro, uno de los más bonitos y mejor conservados de la era Romana. La fachada de tres niveles que hay tras el escenario es una de las más excepcionales del mundo romano, con 108 columnas corintias que se elevan a una altura de 20 m. sobre el escenario. De hecho, aún hoy se utiliza este teatro para obras de teatro y conciertos. Además de esta maravilla, Sabratha tiene templos dedicados a Liber Pater, Serapis e Isis. Hay también una basílica cristiana de la época de Justiniano y restos de algunos mosaicos en los suelos de antiguas villas de la élite romana, aunque los mejores conservados son los maravillosos mosaicos que podemos ver en los Baños Marinos, con vistas directas sobre la playa, y en los suelos en blanco y negro de los Baños del Teatro. También tiene bastante interés el Museo Romano, con preciosos mosaicos, estatuas y otros tesoros de Sabratha, aunque es mejor verlo al final de la visita a las ruinas.

Sabratha está unos 65 km al oeste de Trípoli (unos 45 minutos en coche). La entrada cuesta 3 LD, más 5 LD por la cámara, y su horario de visita de invierno es de 8 a 17 horas (mismo horario que en Leptis). También en Sabratha existe la obligación de contratar un guía oficial (cuesta 50 LD), aunque nosotros conseguimos visitar el complejo completamente solos, sin guía, utilizando la misma estrategia que ya habíamos utilizado en Leptis Magna. Las ruinas de Sabratha son más pequeñas que las de Leptis, pero hay que contar un mínimo de 2 horas para visitarlas sin agobios, incluyendo el museo. Ah! y para visitar el Museo Romano hay que pagar 3 LD adicionales a la entrada del complejo, pero vale la pena.


RUTA POR TÚNEZ: TÚNEZ, CÁRTAGO Y SIDI BOU SAID

TÚNEZ (Túnez)

Cómo llegar

Desde el centro de Trípoli hasta el aeropuerto internacional hay unos 30 km. Una vez en el aeropuerto cambiamos en un banco los últimos dinares a euros. Antes de pasar el control de inmigración nos despedimos de nuestros inseparables conductor y guía libios.

Nuestro vuelo de TunisAir de Trípoli a Túnez tarda sólo 50 minutos y al desembarcar en Túnez retrasamos 1 hora nuestro reloj para adaptarnos a la hora local tunecina. Pagamos 15 TD por un taxi que nos lleva al centro de la ciudad, en la Av. Habib Bourguiba, porque era muy tarde y nosotros éramos cuatro, pero el taxista nos pedía 22 TD). Como Túnez es un sitio muy muy turístico hay que vigilar y regatear mucho para no pagar precios desorbitados por cualquier cosa.

Dormir y comer

En el Hotel Excel (Av. Habib Bourguiba, 35 - Túnez) pagamos 80 TD por una habitación doble con baño privado, TV y desayuno incluido. El hotel está bien, el personal de recepción es atento y la situación es excelente, pero lo cierto es que no lo podemos comparar con otros lugares porque llegamos de madrugada a Túnez y no era cuestión de perder mucho tiempo investigando.

Para cambiar dinero recomendamos la sucursal del Banque de L'Habitat en Av. Bourguiba (muy cerca de la Catedral), donde obtuvimos la mejor tasa de cambio de todas.

Cosas a ver y hacer

TÚNEZ es la capital y mayor ciudad de la República de Túnez. Está situada a lo largo del Golfo de Túnez, en el mar Mediterráneo, y junto a un lago y el puerto de La Goulette. La ciudad se extiende sobre una llanura costera rodeada de montañas. En el centro de la ciudad se encuentra la medina, rodeada de barrios más modernos, algunos con edificios de la era colonial francesa. Ya en las afueras de la ciudad, hacia el norte, encontramos los arrabales de Cártago, Sidi Bou Said y La Marsa.

Nuestra visita a la ciudad de Túnez y alrededores fue de sólo un día, por lo que con más tiempo es posible ampliar los puntos de interés a visitar. Por otra parte, Túnez es un destino turístico internacional consolidado ya desde hace muchos años y esto se nota en lo turístico que es todo, para lo bueno y para lo malo. En este sentido nada que ver con Libia. A pesar de todo, sin ser la capital tunecina una maravilla, tampoco es desagradable, por lo que una visita de paso (como en nuestro caso) está justificada.

Patrimonio de la Humanidad Medina (declarada Patrimonio de la Humanidad en 1979). Es el corazón histórico y cultural de la moderna Túnez y uno de los mejores lugares de la ciudad, con una densa aglomeración de callejones y pasajes cubiertos, llenos de olores y colores, y con un bullicioso comercio en sus zocos bastante orientado al turismo. Han pasado casi doce siglos desde que el príncipe Hassen Ibn Nooman fundó la ciudad sobre los restos de un viejo asentamiento púnico. De esa época es la Gran Mezquita Ezzitouna. El acceso a la medina desde la ciudad moderna es a través de la puerta Bab el Bahr, también conocida como Porte de France. En un mapa turístico de la ciudad de Túnez, que se obtiene gratuitamente en cualquier oficina turística (por ejemplo en el aeropuerto), se proponen 3 diferentes circuitos para recorrer la medina y sus puntos de interés.

Ville Nouvelle. Es la parte nueva de Túnez, cruzada por la gran avenida Habib Bourguiba, considerada por muchos como los Champs-Élysées tunecinos. Aquí los edificios afrancesados de la era colonial contrastan con otras construcciones más pequeñas y viejas. Hay un gran número de cafés al más puro estilo parisino. Y como curiosidad la Catedral, en el extremo occidental de la Av. Bourguiba, una mezcla de arte gótico y bizantino con un peculiar toque norteafricano. Por último, el Museo Bardo, a 4 km del centro, es un antiguo palacio y residencia oficial de la monarquía histórica tunecina.

Patrimonio de la Humanidad Cártago (Carthage y pronunciado cartásh), cuyo sitio arqueológico fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1979, fue fundada sobre la colina de Byrsa en el s. VIII a.C. Durante mil años los fenicios camparon a sus anchas por el Mediterráneo y sus barcos para la guerra y el comercio encontraban abrigo en el cercano puerto de Salammbo. Pero tras el asedio y posterior conquista de Cártago por parte de los romanos estos hicieron tal trabajo de demolición de la ciudad que no dejaron nada. Lo poco que se ve hoy día es lo que construyeron los propios romanos cuando establecieron aquí su capital administrativa para África.

Puesto que las ruinas de Cártago se extienden por un área bastante grande nosotros decidimos limitar nuestra visita al museo, las ruinas de Byrsa y los baños de Antonino. Cártago está 15 km al norte del centro de Túnez y para llegar hasta él la mejor opción es el TGM, un tren ligero de cercanías que va de Túnez a La Marsa, al norte, pasando por Cártago y Sidi Bou Said. Nosotros fuimos andando hasta el extremo este de la Av. Bourguiba, donde está la estación Tunis Marine del TGM. Compramos un billete de ida a Cártago y vuelta desde Sidi Bou Said por sólo 1,55 TD. Hay trenes con frecuencia y en sólo 25 minutos ya estamos en la estación Carthage Hannibal, donde bajamos. Desde la estación subimos por una calle ancha flanqueada por grandes palmeras y con lujosas mansiones (este barrio, llamado Carthage, es zona donde viven representantes diplomáticos). A unos 750 m. de la estación encontramos un rótulo que indica Ville Didon a la izquierda. Lo seguimos y enseguida encontramos unos escalones a la derecha que suben, entre una casa y una zona de vegetación, hasta la colina de Byrsa.

Al llegar arriba nos encontramos ante un majestuoso edificio, la antigua Catedral de Saint Louis, construida por los franceses en 1890 y que ahora es un centro cultural. Tras ella está el edificio blanco del Museo Nacional. La entrada cuesta 8 TD (+ 1 TD por la cámara), pero es válida para todo las ruinas de Cártago. Antes de entrar en el museo visitamos las excavaciones de la antigua ciudad púnica, que está justo al lado. El lugar es muy bonito y desde aquí hay una vista privilegiada sobre los alrededores: la ciudad de Túnez, los barrios periféricos del norte, el mar y la península Cap Bon. En el interior del museo hay grandes mosaicos, estatuas y todo tipo de objetos encontrados en las excavaciones, tanto púnicas como romanas, con abundantes paneles informativos (en árabe y francés), muy interesantes e instructivos. En el exterior del museo también hay un jardín con estatuas, estelas y urnas púnicas. Acabada la visita al museo volvemos andando por el mismo camino, pasamos la estación de tren y continuamos hacia el mar. Esta es una zona muy agradable para pasear. Así llegamos hasta los Baños Termales de Antonino, impresionantes por ser unos de los mayores construidos bajo el Imperio Romano. Para visitarlos vale la misma entrada comprada en el museo. En el sitio también hay un bonito jardín. El lado norte del recinto limita con la enorme finca que ocupa la residencia del Presidente tunecino, por lo que no es de extrañar la gran vigilancia que se detecta en la zona.

Callejón de Sidi Bou Said
Callejón de Sidi Bou Said

Sidi Bou Said, situada 20 km al nordeste de la capital, es una pequeña y atractiva villa sobre unos acantilados y con grandes vistas sobre la bahía de Túnez. Su nombre es la abreviación del nombre de un santo musulmán, llamado Abou Said ibn Khalef ibn Yahia Ettamini el Beji, y que vivió aquí.

Para llegar hasta aquí desde Cártago tomamos un tren en la estación Carthage Hannibal y en un corto trayecto de sólo 3 estaciones ya estamos en la estación de Sidi Bou Said (el billete cuesta 0,4 TD), situada en la parte nueva. Para ir hasta la parte vieja hay que andar en subida unos 15 minutos. La parte vieja es un agradable y bonito lugar de calles estrechas adoquinadas. Las casas son de paredes blancas y puertas y ventanas decoradas al estilo local, pintadas de color azul, y con geranios y buganvillas. Hay muchos rincones de postal. Al ser un lugar tremendamente popular es también muy muy turístico y los precios van en consonancia. Para comer hay poca oferta y nada barata. Por ello podemos recomendar por sus precios moderados el restaurante Chengri, en la calle principal, bajo la mezquita. Y para tomar un té a la menta con piñones nada mejor que ir hasta el final de la calle principal, en el Café Les Delices, con unas estupendas terrazas escalonadas con vistas magníficas sobre la costa y el mar. Vale la pena buscar una mesa con buenas vistas y estar aquí un buen rato para amortizar la clavada en el precio. En resumen, Sidi Bou Said es bonito y merece una visita, a pesar de que suele estar muy concurrido y es un lugar muy turístico.

Para volver a Túnez hay que ir a la estación del TGM en la parte nueva y allí tomar un tren a la capital (35 minutos hasta la estación final de Tunis Marine).

Y el viaje se acaba ...

En la Av. Habib Bourguiba tomamos un taxi, por 10 TD, hasta el aeropuerto internacional Tunis-Carthage, donde tomamos nuestro vuelo directo de TunisAir hasta Barcelona (90 minutos).


Relat d'un viatge per lliure de 13 dies a Tunísia - Sandro Alarcón & Rosa Moreno [2013]

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