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Bandera de Grecia Bandera de Bulgaria

GRECIA / BULGARIA

Relato de un viaje a Bulgaria, Grecia continental y Creta

Elena y los magníficos
Published on Travel date: 2009 | Published on 09/11/2009
2.7 de 5 (227 votes)

Ficha técnica del viaje

Fechas del viaje

Primera quincena de Octubre de 2009.

Itinerario

mapa
mapa

Gastos viaje

+ 84 € (vuelo Madrid-Sofía)
+ 158 € (vuelo Atenas-Barcelona)
+ 153 € (vuelo Atenas-Creta-Atenas)
+ 100 € (coche alquiler Bulgaria)
+ 14 € (tren Sofia-Thesalonika)
+ 411 € (coche alquiler Grecia continental)
+ 70 € (coche alquiler Creta)
+ 500 € (entradas, alojamiento, comidas y gasolina para 3.000 km)
= 1.400 € (total por persona).

Transporte

- Vuelo internacional: Ida Madrid - Sofía (Bulgaria) con EasyJet, con salida a las 15:45 y llegada a las 20:15 (3,5 horas de vuelo, hay una hora de diferencia, en Bulgaria es una hora más tarde que en la península). Regreso Atenas - Barcelona con Aegean Airlines.

- Vuelo doméstico: Vuelo Atenas - Creta - Atenas con Aegean Airlines.

- Coche de aquiler. En Bulgaria pagamos 100 € por 2 días con Sixtimage. En la Grecia continental, con recogida en Tesalonika y entrega en Atenas, nos costó 411 € por 5 días (ver Auto Escape siempre que el coche se deje en la misma ciudad que fue alquilado, ya que de lo contrario pagas una penalización de casi la mitad del importe. Nosotros la tuvimos que pagar, por lo que nos hubiera salido mejor alquilarlo directamente con Avis). En Creta: 70 € / 2 días con Sixtimage.

En las carreteras griegas falta señalización, ya que a veces sólo la hay en un sentido de la marcha. Además, casi siempre aparece primero en griego y cien metros después en inglés. En general, en Grecia se suele conducir con medio coche por el arcén para facilitar los adelantamientos, los cuales se llevan a cabo sin demasiado control, sin obedecer a las líneas discontinuas y sin mirar si otros vehículos que vienen de frente también adelantan.

Guías de viaje

- Bulgaria, Ed. Rumbo-Laertes. 2007
- Grecia, Ed. Anaya Touring Club, 2007 (buena en imágenes)
- Grecia y el Peloponeso, Trotamundos, 2008 (buena en detalles y descripciones)
- Además solicitamos al Organismo Nacional Helénico de Turismo mapas que nos fueron muy útiles. Fueron los únicos que usamos, ya que la cartografía que venden es verdaderamente incompleta.
- Recomendamos para todo el viaje una guía de arte explicativa o, al menos, una genérica, pues hemos detectado una ausencia total de folletos explicativos, ni facilidades para audioguías y ni siquiera guías en los yacimientos.

Otros

En los WC hay que tirar siempre el papel a la papelera, siempre. Por el retrete sólo han de pasar los deshechos orgánicos, y es muy muy frecuente encontrarse placas turcas en la Grecia continental.


DIARIO DE VIAJE A BULGARIA, GRECIA CONTINENTAL Y CRETA

Día 1. Vuelo Madrid - Sofía

Llegada a Sofía, capital de Bulgaria, a las 20:15, la oscuridad era tan oscura que parecía la profundidad de la noche. En el mismo aeropuerto tuvimos que cambiar para tener algo de dinero. La leva está a 0,51 €, aproximadamente (1 € = 1,9 levas). Cambiamos lo justo para sobrevivir esa noche en la que no sabíamos dónde dormir.

Los taxistas del aeropuerto fueron tan desagradables que optamos por coger el bus 85, que lleva al centro (unos 25 minutos de trayecto, precio 0,50 levas). El personal del bus no sabe mucho inglés, así que mejor preguntadle a cualquiera que acabe de llegar en otro vuelo y tome el mismo bus, que deja muy céntrico (tras 10 minutos de paseo llegamos al centro de Sofía).

Habíamos visto algún hotel-cutre por Internet, que en directo aún eran peor, pero era tarde y no había dónde elegir. Habíamos mirado en la página Bed and Breakfast Center diferentes alojamientos tipo bed & breakfast. Dormimos cerca de la plaza Garibaldi, en el Red Star Hostel (c/ Angel Kanchev, 6) que nos costó 35 € la doble con desayuno incluido. Para desayunar se prueban varios quesos y al yogur espeso se le puede añadir agua para batirlo... se trata de diferentes especialidades culinarias. Podéis encontrar más alojamiento en la web SofiaHotels.net, para todo lo que quieras gastar.


Día 2. Veliko Tarnovo - Monasterio Kilifarevo - Plovdiv (490 km)

Recomendamos cambiar a levas en casas oficiales habiendo comprobado los cambios en varias.

Teníamos el coche de alquiler reservado con antelación y debíamos recogerlo en un hotel con tantas estrellas que al oír el nombre, el taxista pulsó un botón rojo en su taxímetro y el importe empezó a subir a gran velocidad. Nadie nos supo explicar cómo llegar en bus o tranvía, así que optamos por el taxi que nos costó 15 € (alquilar los servicios de un taxi para todo el día y que os haga un recorrido turístico un día completo cuesta unos 20€). No os fiéis de los taxistas, ni siquiera de los que están en las paradas oficiales: tan pronto pulsen el botón rojo hacedle parar, pagad el importe y bajaros para coger otro.

Cogimos nuestro coche y con un buen plano callejero salimos de la ciudad rumbo a Veliko Tarnovo (a 240 km de Sofía).

Colina Tsaravets de Veliko Tarnovo
Colina Tsaravets de Veliko Tarnovo

Veliko Tarnovo es una ciudad fundada en el cuarto milenio a. C, de las más antiguas de país. Conserva su barrio medieval, casas de madera y adobe, calles empedadas, antiguas casas "importantes", como la farmacia. Muchas son ahora apetecibles hostales. Conserva perfectamente amurallado el recinto del castillo en la colina Tsaravets. La entrada al castillo tiene un coste de 3 €/persona. Preciosas vistas, pero gente poco amable.

Comimos en una terraza del barrio renacentista, embutidos, ensalada y quesos del lugar (unos 3 €/persona). Tras el paseíto nos dirigimos al cercano Monasterio de la Transfiguración (Monasterio de Preobrazhensi) de preciosa iglesia ortodoxa con decoración mural y frescos exteriores. El recinto está en restauración.

Después nos costó encontrar el famoso Monasterio de Kilifarevo, uno de los muchos que hay en el país, como tales se trata de un recinto cerrado que contiene viviendas, cocinas, salas comunes e iglesia ortodoxa. Hay varios caminos para llegar a este, la gente que encontramos se contradecía en las indicaciones, no hay muchas flechas así que hay que contar con un buen mapa de carreteras y no abandonar la carretera principal (en Bulgaria recomendamos evitar las carreteras pequeñas, ya que además las autopistas son gratuitas). El Monasterio está muy bien cuidado, el marco es tranquilo y está bien restaurado. Cuando llegamos una señora canturreaba en la iglesia una especie de letanía. Sorprendente porque las iglesias están sobrecargadas de adornos, lámparas, cuadros, taraceas y velitas. Más información sobre los monasterios búlgaros en Bulgarian Monastery.

Teníamos que llegar a Plovdiv a dormir (208 km), así que no paramos en Triavna, que parecía evitable. Llegamos a Plovdiv y la ciudad estaba llena de congresistas, por lo que no había mucho dónde elegir. Así que nuestro descanso fue en el Hotel Allur (50 € la doble con desayuno). Servicios los justos, la ducha cae sobre la taza y te traen el desayuno a la habitación porque no hay sala de desayuno. En nuestro paseo nocturno buscando para cenar descubrimos unas tranquilas calles peatonales donde fue sencillo comer y en las que los restos arqueológicos salían al paso. Cena por unos 8 €/persona con vino incluido.


Día 3. Plovdiv - Monasterio de Rila - Sofía (360 km)

La ciudad de Plovdiv (a 156 km de Sofia) fue un descubrimiento, conserva un precioso barrio antiguo amurallado, las puertas reconstruidas, numerosas casas de notables personajes, plazas, restos y un teatro romano que está en activo para festivales de verano (una avenida de tres carriles pasa por debajo del teatro y del barrio).

Teatro romano de Plovdiv
Teatro romano de Plovdiv

Recomendamos visitar la iglesia de Constantin y Elena, la de Bogoroditsa, así como la mezquita Djumaya, ya fuera de la muralla. Y sobre todo hay abundantes hotelitos y habitaciones de alquiler dentro del barrio antiguo, no perdáis la oportunidad de dormir en una casa de estas, ni tampoco de comprar pastas y dulces en alguna panadería tradicional. Más información sobre Plovdiv en Plovdiv.org y en Plovdiv Guesthouse.

A las 10:30 salimos hacia el Monasterio de Rila (a 240 km de Plovdiv), atravesando los paisajes de los montes Borovets, muy conocidos por los esquiadores. El macizo de Rila tiene más de 1.000 mts de altura. El monasterio se encuentra en el parque nacional de Rila y es precioso. Forma parte del patrimonio de la Unesco y su entrada es gratuita. El patio está perfectamente restaurado, así como las dependencias que lo circundan, la iglesia y la torre. Casi seguro encontraréis grupos de estudiantes y viajes organizados con guías en español. Recomendamos comer en los restaurantes de allí, comida de cuchara, ensaladas y carne: unos 4 €/persona.

Continuamos nuestro camino con la intención de subir a los Lagos de Rila, pero teníamos que cambiar de valle porque el telesilla sólo asciende desde la otra vertiente. Después de una carretera sinuosa entre frondosos bosques llegamos media hora más tarde de que cerraran (cerraban los telesillas a las 16:30). Rabiosos y decepcionados descendimos hacia Sofia, quedaban aún 90 km.

Teníamos que buscar otro sitio para dormir en Sofía, un poco más pulcro al menos. No encontramos nada de precio intermedio en el centro, a pesar de que los hoteles ofrecían precios más baratos que los oficiales expuestos en recepción. Al final, en el hotel Gloria Palace, de 4*, pagamos 70 € por una doble con desayuno (el precio oficial decía 130 € y no cumplía las 4*). Está muy bien situado, en el bulevar Maria Luisa nº 20, cerca de la mezquita y del mercado central. Recomendamos tambien echar un vistazo al Hotel Central.

Dejamos el coche alquilado en el mismo megahotel y de nuevo cogimos otro taxi al centro: esta vez 6 levas (3 €). (Nos sentimos engañados cuadruplicadamente por el anterior taxista). En una guía de la ciudad de Sofía había recomendaciones originales y nos lanzamos a buscar el restaurante Checkpoint Charlie (c/Ivan Vazoz, 12): modernísimo , agradable, música baja, platos trabajados, buen vino, todo un lujo que nos costó unos 14 €/persona. En la misma zona, entre el Teatro Nacional y la Avda. Vasil Levski, hay también bares de copas y buena música: el cubata no llega a 2 €. En Programata Cultural Guide encontrareis actuaciones, sitios recomendados en la ciudad, cines, etc.


Día 4. Sofía

Lloviendo sin una pequeña tregua descubrimos la ciudad de Sofía: en la céntrica plaza Sveta Nedelya, junto al hotel Sheraton se levanta la catedral de Sveta Nedelya, con unos murales exquisitos y donde tuvimos la oportunidad de ver un bautizo ortodoxo. Muy cerca está la mezquita y en una calle perpendicular la sinagoga (es visitable a horas concretas, pero no en sábado, claro), pero no conseguimos ver ninguna de las dos. Vimos también la pequeña capilla de Sveti Nikolai Chudotvorets (San Nicolás el Milagroso), que se ha quedado en medio de la rotonda en la plaza Sveta Nedelya, a la altura de la estación del metro. No tiene más valor dentro que su antigüedad (entrada 1 €).

Un mojado paseo nos llevó por los edificios de la National Art Gallery y la Iglesia rusa hasta la catedral de Alexander Nevski, de principios del s.XX y la de mayor tamaño que les permitieron edificar a los ortodoxos hasta entonces bajo el régimen (la cúpula mide 50 m. de altura y fueron necesarias 8 toneladas de pan de oro para cubrirla). Suele haber grupos de turistas y guías en varios idiomas.

Comimos cerca de un mercadillo entre la zona de Vitosha y Stefan Satambolov, en un restaurante chino de raciones tan tan grandes (los rollitos de primavera son de 15x6 cm) que los comensales se llevan lo sobrante a casa en perfectas bandejas preparadas por los camareros.

La tarde fue descansada (callejear bajo la lluvia mientras el pantalón ejerce de efecto azucarillo en los charcos no es muy buena opción), entre el hotel y una casa "tomada-alternativa" donde tomar cervezas, té o pastas caseras en la calle Neofit Rilski, perpendicular al bulevar Vitosha. La casa alternativa está al lado de unos apartamentos en cuyo cartel pone "chocolatería").

Ese mismo día cenamos en la zona de Vitosha bulevar, en el restaurante Davidi (calle Khan Asparouh, paralela a Neofit Rilski), unas ricas tostadas con foie, crepes, risoto... por unos 11 €/persona.


Día 5. Tren Sofía (Bulgaria) - Tesalonika (Grecia) (300 km).

Existen varias opciones de bus y tren para ir a Tesalónica desde Sofía, la duración en tiempo es similar y los precios también. Así que por comodidad elegimos tren, sale a las 6:55 y llega a las 12:55 (ver horarios en la web de Bulgarian State Railways). El precio es de 14 €/persona. Nos tocó un departamento de 8 para nosotros cuatro. Bien!!. También hacen el trayecto los buses de Eurolines y Etap, la estación central de tren y de buses están juntas así que es fácil informarse de todo. Comprad algo de comer para el viaje en tren, ya que las paradas son breves y no sabemos si hay bar en algún vagón. Recorremos 300 km en 6 horas.

Con algo de retraso y mucho mucho sol llegamos a Tesalónica. En un abrir de ojos todo se encareció.

Habíamos mirado en Internet dónde dormir, pero todos los hoteles de la avenida Odos Egnatia que comunica la estación con el centro parecían terriblemente ruidosos. Muy cerca, en la zona de Ladadika, encontramos el Plaza Art Hotel, 75 € la doble con desayuno (el precio oficial marcaba 130 €). En un breve paseo descubrimos el mar azulísimo y decenas de terrazas con gente morenísima y depiladísima tomando ricos cafés y helados. Comimos en el restaurante Ladiko (c/ Komninón, 3) por unos 18 €/persona. En esta misma calle la guía señala un restaurante, el I Mirovolos Smirni (calle Komninón, 32) donde por la noche bailan al estilo griego sobre las mesas.

Tesalónica fue la hermana de Alejandro Magno y le dio el nombre a la ciudad, importantísima en la vía de Roma hacia Oriente. El emperador de Oriente, Galerio, fijó aquí su residencia y la llenó de obras convirtiéndola en la segunda ciudad más importante después de Constantinopla. Después pasaron bárbaros, sarracenos, cruzados, otomanos, judíos expulsados, turcos, incendios y terremotos. Así se justifica tal cantidad de restos inmersos en la ciudad, por otro lado de caótico urbanismo. Tesalónica es la segunda ciudad del país con casi 400.000 habitantes.

Por la tarde paseo por la ciudad para descubrir muchos restos, nos sorprendió: la torre blanca, el arco de Galerio, basílica Agios Dimitrios, subida a la acrópolis, murallas del heptapyrgon y paseo por el ágora para acabar en una terraza cualquiera, con café helado en la mano y la baraja española en otra. Ellos, todos, juegan al backgammon.


Día 6. Meteoras - Metsovo - Ioanina (410 km)

En un autobús urbano llegamos a la oficina donde recoger nuestro coche alquilado por Internet. Es un Peugeot 307 para 5 días y devolverlo en Atenas.

Ponemos rumbo a las Meteoras -Patrimonio de la Humanidad de la Unesco-, casi 280 km, más de 3,5 horas, cada peaje de autopista vale 2 € (en total unos 9 €). Recomendamos adelantar tiempo comiendo de picnic, ya que en todos los pueblos hay supermercados para arreglarse un bocata, fruta y algo dulce. Los dos pueblos más cercanos a Meteora son Kalampaka y Kastraki, ambos tienen todos los servicios, además hay tren que los une con Atenas.

Según las guías los monasterios cierran pronto y se alternan para cerrar un día a la semana, así que nunca puedes verlos todos. Decoro y norma son las palabras obligadas para todos los monasterios: no se aceptan tirantes ni pantalones cortos ni tampoco largos para las mujeres. Así que allí hay foulares para cubrirse los hombros y las piernas (incluso los hombres con pantalones muy cortos y todas las mujeres con perneras). Entrada: 2 €/persona en cada monasterio. Recomendamos ir a primera hora (8 de la mañana) o a última (sobre las 16h) para evitar las decenas de turistas.

Seis monasterios están muy cercanos entre sí y se pueden ver todos en la misma jornada. Depende de los grupos que visitantes que todo parezca más un decorado que unos lugares de retiro y estudio: Agios Stephanos, Agia Triados, Voirlaam, Gran Meteora, Roussanou y Agia Nikolaus. Todos tienen composiciones similares: patios, cocinas, salas, exposiciones, iglesia... así que el encanto reside en su situación y en la amabilidad de su personal. A todos los monasterios se accede por más o menos número de escaleras y pasarelas. En el pasado el acceso fue por tirolinas y cestas colgadas por poleas. En el lugar vimos también escaladores.

En nuestro camino hacia Ionanina, donde queríamos dormir, nos desviamos para visitar Metsovo , a 75 km de las Meteroras, en dirección a nuestro destino. Es un típico pueblo de montaña, a 1.000 mts de altura y con 6.000 habitantes, casas de piedra, chimeneas humeantes y hoteles de montaña. Es típico el queso ahumado, aunque preferimos sentarnos en una terraza con unas cervezas y unos magníficos cafés frappé.

Llegamos a Ioanina (100.000 hab), a 55 km de Metsovo y 130 km de las Meteoras. Se accede por una larga y nueva avenida repleta de tiendas y cafés para llegar a la ciudad amurallada, preciosa. Comparamos dos o tres hoteles y nos quedamos con el hotel Kentrikon (c/ Koleti 5A), situado en una preciosa casa restaurada, con habitaciones espaciosas (creo que nos dieron las suites) y que nos costaron 55 € la habitación doble.

La ciudad antigua merece un paseo nocturno y otro diurno, por dentro y fuera de las murallas que dan al lago. Un lugar tranquilo y reponedor, pues está lleno de bares y terrazas. Cenamos una especie de pinchos, que aquí se llaman souvlaki, de cerdo y cordero con ensalada griega, tzatziki de pepino, una mezcla de quesos al horno y cervezas.

Dentro del recinto amurallado no hay alojamientos de ningún tipo y casi ni tiendas, pero sí un par de museos, casas cuidadas y una mezquita visitable. Fuera de la muralla se encuentran las calles del antiguo bazar que mantienen las tiendas y comercios. Tomarnos cuatro cafés nos resultó bien caro.


Día 7. Ioanina - Dodona - Delfos (370 km)

Dodona
Dodona

Recomendamos un paseíto matinal dentro la muralla de Ioanina. Si disponéis de tiempo no os perdáis las cuevas de Perama, las más grandes del país, situadas en Perama, a 8 km de Ioanina.

Nosotros no lo hicimos porque salimos hacia Dodona (a 20 km), el mayor santuario de noroeste de Grecia y que suele pasar desapercibido entre otros más famosos. Entrada: 2 € y gratis para estudiantes (cualquier carnet que acredite ser estudiante nos sirvió). Es un lugar tranquilo, con poca gente, pero muy didáctico, señalización y senderos adecuados. Se puede tomar un cafecito en la terraza, al sol (o sombra) contemplando los restos de los edificios, del teatro, del templo de Zeus desde que el que leía el oráculo a través de unas hojas de una encina sagrada, la basílica bizantina...Muy recomendable.

Sobre las 12 del mediodía salimos hacia Delfos, de gran renombre. En el camino quisimos comer a la orilla de la playa, y lo hicimos en Missolonghi (cerca de las aguas de Lepanto -Naupacto la llaman en griego- y enfrente de Patrás), bajo la estatua de Lord Byron (a casi 200 km de Dodona y 145 km de Delfos).

Sobre las 18h llegamos a Delfos. Ya era tarde para ver nada, así que solo tuvimos que buscar alojamiento. Es muy sencillo, ya que la localidad tiene más de 40 establecimientos de todo tipo y hay campings cerca. Por jemplo Chrissa Camping (a 7 km de Delfos, 40 €/hab doble) o Apollon Camping (a 2 km, 70 €/bungalo). Al final nos quedamos en el centro el pueblo, en el hotel Tholos (c/ Apollonos 31), donde pagamos 40 € por una habitación doble.

No hay nada que ver en esas calles-dormitorio, asi que os recomendamos cenar a la orilla del mar, a 20 km, en Galaxidi. El pueblo es marinero y muy buen cuidado, el golfo es tranquilo y recomendamos cenar en el restaurante Albatros (señalizado en el pueblo y situado entre las dos iglesias). Estaba cerrado por vacaciones, así que nos conformamos con la cena en el restaurante Devernis, donde nos arreglaron lentamente una cena improvisada por 12 €/persona.


Día 8: Delfos - Pyrgos - Olimpia - Naupflia (480 km)

Todos los libros recomiendan ir temprano al recinto de Delfos (a 500 mts del pueblo) para evitar multitudes, así que antes de las 8 estábamos allí. No había mucha gente, la entrada era gratis. La explicación a esto fue que cien metros después de la entrada aparece un cartel y una cuerda impidiendo el paso ya que el "el yacimiento de Delfos se halla cerrado por desprendimientos". De esto hacía varias semanas, pero en ningún sitio informan del cierre y mucho menos los hoteleros te cuentan nada. Y así fue como nos quedamos sin visitar el oráculo de Delfos, el templo de Apolo, la vía sacra, el teatro, el estadio, etc. Sí se puede visitar el Tholos de Delfos (Templo de Atenea), porque está al otro lado de la carretera, y el magnífico Museo (3 € o gratis para los estudiantes), que cuenta con una muy buena colección de piezas y donde el auriga es aún más bello que en las fotos. Ojo, no dan ni un díptico explicativo.

Así que a las 10:30 ya estábamos mirando el mapa camino a cruzar el estrecho por el puente de Patrás hacia Olimpia (desde Delfos a Patrás 125 km, 115 hasta Pyrgos y 30 más hasta Olimpia). Recomendamos comprar en alguna panadería de Delfos, los dulces son exquisitos y así os iréis menos decepcionados de este lugar. ¡Ay, si no hubiera sido por los dulces y el museo!. Cruzar el puente de Patrás cuesta 12 €/vehículo, después la carretera bordea la costa oeste hasta Pyrgos. Recomendamos un bañito en cualquiera de las playas y comer de pic-nic: nosotros paramos en Spiantza, con 35ºC al sol.

Olimpia: ohhhh. Lleno de autocares de turistas, pero como el lugar es grande todos quedamos disimulados entre los restos. El lugar es muy extenso y sólo se conservan las ruinas, pero de casi todo: las ruinas de las termas romanas, de la palestra, del buleuterion donde se reunía el congreso olímpico, del taller de Fidias, de la casa de Nerón, el Filipeion, el Templo de Zeus, de Hera, del hipódrómo y del estadio. Aquí nacieron los Juegos Olímpicos. Recomendamos guía o un libro explicativo, ya que hay que echar mucha mano de la imaginación. Entrada: 6 €/persona e incluye el museo, gratis con carnet de estudiante (nos sirvió cualquier carnet de estudios).

En nuestra ruta teníamos que llegar a dormir a Nauflia (a 30 km de Epidauro) y nos quedaban muchos kilómetros por delante: 210 km hasta Naufplio. El paisaje desde Olimpia a Megalopoli es precioso, pero menos hasta Trípoli, muchos campos devastados por los incendios, demasiados. A las 20:30 estábamos buscando hotel en Naufplio, que es más que bonita.

Hay mucho donde elegir, habitaciones, hoteles caros, etc. pero siempre dentro de la muralla, porque de veras merece la pena. Nosotros dormimos en el Hotel Atenas: 50 € la doble, muy céntrico (de su web se puede descargar un plano de la ciudad).

La ciudad tiene ambiente y está muy cuidada, hay poco tráfico, mucho mármol y casas envidiables, zona antigua pintoresca, edificios neoclásicos, fortalezas turcas y venecianas. Valdría la pena quedarse un par de días. Para cenar, el mismo señor del hotel nos recomendó una taberna fuera del circuito turístico: Taberna Eolos, en la c/ Vasili Olgas 30, unos 12€/persona por una comida casera, gambas y pulpo fresco, en medio de la calle y con buena temperatura. Nos invitaron al postre: manzana con miel y canela.


Día 9. Naufplio - Micenas - Epidauro - Corinto (197km)

Vista de Naufplio
Vista de Naufplio

Recomendamos desayunar en cualquier terraza o panadería de la ciudad, hay montones en todas las esquinas y con los hojaldres recién hechos. Aviso: el café está ardiendo, tanto como para quemarte el paladar.

La ciudad merece un paseo por sus calles para ver las iglesias y mezquitas, acabando arriba del castillo: más de 900 peldaños para tener unas vistas limpias y azules sobre el mar y el puerto. La entrada al castillo son 4 €.

A las 10:30 salimos hacia Argos para ver la iglesia de Kefalari (a 20 km) y la pirámide Helliniko (a 15 km). Paramos en Argos (a 12 km de Naufplio), sorprendidos por los restos que se ven al pasar, porque no lo esperábamos. Lo cierto es que vale la pena. Argos rivalizaba con Esparta como centro socio-político, lo que explica la importancia de sus restos: un teatro muy bien conservado y en altura, ágora, termas, odeón, templos y santuarios que son en realidad las ruinas de Larisa. La entrada vale 2 €/persona, gratis para estudiantes. A las 11 de la mañana había 31ºC, y esto en octubre.

Este día incluía pocos kilómetros e importantes lugares: Micenas y el Epidauro (Micenas está a 22 km de Nauplio y 55 km más hasta el Epidauro). Y así llegamos a Micenas (8 €/persona los dos yacimientos Micenas, el Tesoro de Atreo y el museo; gratis para estudiantes). La visita nos llevó más de 2,5 horas. Todo el yacimiento está perfectamente señalizado y explicado a pesar de los numerosos turistas que estábamos allí y del calor. La ciudad se acomoda perfectamente a la colina, conservando las paredes, la famosa puerta de los leones, una oscura cisterna para el agua, y el museo es excelente. Los dos yacimientos se hallan separados por 300 mts y se puede ir en coche: la edificación del tesoro de Atreo -o tumba de Agamenón- es simplemente perfecta.

Con la satisfacción de haber visitado el origen de la civilización micénica, comimos de pic-nic bajo un puente también micénico en la carretera que lleva al Epidauro. La entrada al famoso teatro del Epidauro cuesta 6 €/persona y es gratis para estudiantes. Incluye más restos y el templo de Asclepios, que bien merece un paseo. El teatro es magnífico y más aún cuando algún grupo de turistas se anima a cantar en el centro para demostrar la espectacular acústica. Asclepio era el dios de la medicina, además de curar podía resucitar a los muertos; resulta muy interesante conocer su historia y técnicas quirúrgicas. Es Patrimonio de la Unesco.

Un día redondo que acabó con baño en el golfo de Epidauros, en Palea Epidauros. Planeábamos dormir en Corinto, a 60 km de Epidauro, pero la ciudad es desagradable y complicada, así que siguiendo los consejos de la guías acabamos en Loutraki, a 7 km de Corinto, donde podréis encontrar alojamiento sin problemas, y también bares y restaurantes mirando al mar. Sólo queríamos llegar y descansar, al final nos quedamos en Hotel Excelsior por 40 € la doble con desayuno (el precio oficial era 90 €, pero suele haber rebaja). El lugar es turístico, así que es sencillo encontrar dónde cenar.


Día 10. Corinto - Cabo Sunión - Atenas (225 km)

Directos al Acrocorinto, arriba de la colina para ver dónde se reunían mil vírgenes consagradas. Cruzamos el Canal de Corinto, que merece parada y foto. Es también toda una obra de ingeniería. Importante: sólo se puede parar y fotografiar desde la carretera, no desde la autopista. Nos costó mucho encontrar la carretera hacia la antigua Corinto, así que atentos a las indicaciones y evitad la autopista. Al Acrocorinto se accede en coche para salvar los 600 mts de altitud, la entrada es gratuita, la muralla se conserva completa, torreones, patios, ermitas, etc y las vistas son históricas.

A las 11:30 nos encaminamos al Cabo Sunión, al gran Templo de Poseidón (70 km al sur de Atenas, en total 155 km desde la antigua Corinto). Recomendamos la carretera de la costa por las vistas y las ganas de darse un bañito en cada cala. Cuando llegamos al Cabo Sunión había 31ºC pero corría brisa, el lugar es precioso y sugerente, agradecimos que no hubiera demasiados turistas. Entrada: 4 €/persona, gratis para estudiantes (nos sirvió el carnet de biblioteca). La localización del templo sobre la colina es sensacional. El mito dice que el rey Egeo -Poseidón- se lanzó al mar tras ver el barco de su hijo Teseo regresar con las velas negras. Padre e hijo habían convenido en izar las velas blancas si Teseo vencía al minotauro en Creta, pero el hijo victorioso olvidó hacerlo. Es inevitable darse un baño y comer pescado fresco sobre un mar azul claro, nítido y calmo.

Con mucha pereza volvimos al volante, teníamos que devolver el coche en Atenas y siendo viernes imaginamos grandes atascos (750.000 atenienses en el centro, que superan los 3 millones de habitantes si incluimos el Pireo). Bueno, al final fue fluido, con pitidos y alguna pirula, pero seguidito: es imprescindible un buen plano callejero (que recibimos de nuestra petición a la oficina de turismo de Grecia en Madrid). Todo ok.

Para dormir en Atenas elegimos el barrio de Plaka, que está lleno de oferta para dormir y comer. Hay hoteles muy chulos que se pueden pagar, como el Hotel Adonis, el Hotel Phaedra, o el Hotel Byron (es frecuente que hagan descuentos en el momento), pero acabamos durmiendo en el Youth Hostel Student's & Travellers Inn, donde pagamos 96 € por una cuádruple en una de las calles peatonales (c/Kydathineon 16) de Plaka.

Encontrar un sitio para cenar es muy fácil en Plaka, pero de calidad ya es menos fácil. Recomendamos un paseo tardío hasta la Acrópolis, por el parque que la rodea para subir al Areópago y fotografiar las mejores vistas del Partenón, ya que de día y con cientos de turistas es más que imposible hacer fotos decentes ni disfrutar del lugar.


Día 11. Vuelo Atenas - Chania en Creta. Y Cnossos - Festos - Matala (235 km)

Madrugón para coger el bus X95 que lleva al aeropuertoy que sale de la plaza Sindagma (a dos minutos del youth hostel). Hay más buses que conectan el aeropuerto con otras zonas de la ciudad, como el X93 y el X94. Hay muchos y con muy buena frecuencia (ver web de los autobuses urbanos de Atenas). El trayecto en bus al aeropuerto desde Sindagma: menos de 1 hora, 3'15 €/billete. No optéis por el Metro al aeropuerto, ya que suele tener parones o descarrilar y muy pocas veces llega puntual.

A las 7 de la mañana desayunamos un cafecito y hojaldres en los bares del aeropuerto, los de dentro son más caros (3,50 café +3 € croissant) que los de fuera. Salida del vuelo a Creta a las 9:10 y llegada a la ciudad de Chania a las 10:00. Después de comparar varios precios de alquiler de coches en el mismo aeropuerto, Sixt nos alquiló un coche por 70 € por 2 días. Ver información sobre Creta en Explore Crete y en InterKriti.

A las 11:00 estábamos en la carretera hacia el palacio de Cnossos (a 150 km de Chania). Entrada: 6 €/persona, gratis para estudiantes. Esto sí que son restos señalizados y con explicaciones didácticas y reconstrucciones (más o menos acertadas), pero que ayudan a la imaginación. El palacio fue el hogar del minotauro retenido por el rey Minos, el palacio se compone de salas reales, habitaciones, santuarios, talleres y almacenes en torno a un patio. La ciudad contaba con las residencias de oficiales y sacerdotes, casas del pueblo llano y cementerio. Es interesante, no solo por sus frescos, sino por la demostración de civilización desarrollada, con sistemas de alcantarillado, patios internos y pasillos de ventilación para verano e invierno.

Camino a Festos encontramos Gortyna (a 55 km de Cnossos). Entrada: 4 €/persona, gratis estudiantes. Una maravilla poco famosa, a solo 15 km de Festos. Se trata de un gran yacimiento con restos de varias épocas, con pretorio, ninfeo, templos y la basílica dedicada a Agios Titos, primer obispo de Creta. Lo más interesante son las Leyes de Gortyna del s. V a.C., grabadas en enormes tablas de piedra y que se refieren a casi todos los delitos de familias, sociedad y clases.

Matala
Matala

Después visitamos Festos (6 €/persona, gratis estudiantes). También palacio, dependencias, alturas, patios y vasijas como el anterior pero sin frescos en las paredes. Es el segundo palacio más importante de la Creta minoica, emplazado con vistas a la llanura de Mesara y el monte Ida, con olor a cientos de olivares. Y recomendamos comer de pic-nic para no perder mucho tiempo.

Para finalizar: bañito en el mar más próximo a Festos, en Matala, a 12 km. Es laborioso encontrar el lugar y tuvimos que preguntar a varias personas para llegar a una playa que en su día fue de hippies en cuevas y hoy es un lugar tranquilo para descansar, con oferta sencilla para dormir desde camping, bungalos, hoteles y habitaciones de alquiler. Recomendamos Die Zwei Brüder, 35 € la doble con derecho a cocina; hay muchos carteles anunciando camas. (Ojo a los mosquitos, todas las camas tienen mosquiteras).

El lugar está lleno en verano a juzgar por la cantidad de sitios que hay para cenar y tomar copas, pero en octubre es muy agradable. Recomendamos cenar pescado fresco, sardinas, etc. Por los carteles confirmamos que el turismo es alemán y del norte de Europa.


Día 12. Matala - Rethimo - Garganta de Samaria - Chania (255 km)

Opción a): levantarse y darse un baño mañanero. Opción b): levantarse y leer con el frescor de la mañana y una luz clarísima. Opción recomendada: desayunar en alguna panadería con pastelería recién hecha en el mismo Matala, hay decenas de hojaldres y dulces para elegir. Ah, mucho más barato que la Grecia continental.

De camino hacia la Garganta de Samaria hicimos parada en Rethimo (casi 30.000 habitantes), a 80 km de Matala. Perdernos esta ciudad hubiera sido imperdonable. Mestizaje de calles, torres y minaretes, baños turcos e iglesias, pequeñas terrazas y calles empedradas. La ciudad estuvo amurallada y conserva también las puertas de acceso. Es preciosa, sin demasiados turistas. En agosto debe de estar abarrotada.

Aún nos quedaban casi 120 km para la caminata por el parque natural. Desde Chania a Laki, el último pueblo con gasolinera antes de adentrarse en la media montaña, el paisaje va ganando en belleza y a partir de Laki todavía más. El termómetro marcaba 30ºC mientras comíamos de pic-nic a la entrada del parque natural Garganta de Samaria (hay mesas de madera, bancos y un bar para comprar bebidas y usar el wc, también existe la opción del restaurante caro con vistas al parque natural). La entrada vale 5 €/persona y hay que conservarla hasta la salida porque se aseguran de que nadie quede dentro del parque o se pierda. El inicio del sendero es lo más costoso: escalones y escalones de piedras sueltas y barandilla para descender hasta el lecho de la garganta; por el camino hay diferentes fuentes, wc y extintores. ¡Estáis en un parque nacional y hay que cuidarlo!. Nosotros sólo invertimos una hora para bajar y otra para subir. No vimos lo más impresionante, pero contábamos con poco tiempo. Una lástima. Al menos vimos cabras montesas (a lo mejor era la cabra salvaje de Creta llamada Kri-kri, en extinción) y las "ofrendas" de los caminantes: montoncitos de piedras por todo el lecho de piedras. Los datos son: 16 km de largo, anchura entre 3 y 150 metros, paredes verticales de hasta 500 m. de altura, y a partir del kilómetro 11 las paredes son de 3 metros y se llega al mar, donde hay un centro vacacional. Imprescindible agua, comida y buen calzado, ya que el terreno es desigual y las piedras punzantes.

Chania
Chania

Con prisas regresamos al coche para llegar a tiempo y devolver el coche alquilado en el aeropuerto de Chania. Con un taxi (20 €/trayecto, precio fijo) nos adentramos en la ciudad de Chania a buscar lugar donde dormir. Aconsejados por las guías fuimos hacia la calle Teotokopoulou -El Greco- y cerca del Museo de la Marina: impresionante puerto veneciano, el faro recién restaurado, el agua transparente, casas tradicionales bien acondicionadas. Pasaron por allí venecianos y turcos dejando sus huellas arquitectónicas y en la urbe como la fortaleza de Firkas o el bastión de Siavo. Más información en Chania Crete.

Hay mucha oferta hotelera y habitaciones de alquiler con derecho a cocina, por ejemplo en Ifigenia studios (70 € la cuádruple) o en Pensión Theresa (45 € la doble y 60 € la cuádruple). La casa de Pensión Theresa es preciosa y ha conservado las escaleras originales, los fregaderos y los muebles.

También aconsejados por las guías evitamos los restaurantes más turísticos y con peores menús para deleitarnos en el archiconocido restaurante Tamman (c/ Zambelieu), en el puerto veneciano: 12 €/persona con vino, excelente moussaka, cabrito al horno, costillas con yogur, berenjenas rellenas y croquetas de tomate. En Creta es todo mucho mejor. Después recomendamos un paseo nocturno por el puerto, también hay bares de copas. Dicen que es la ciudad más evocadora de la isla de Creta, con los mejores restaurantes, rincones y es un lugar perfecto para pasar 2 o 3 días.


Día 13. Chania y vuelo de regreso a Atenas

Recomendamos desayunar en la calle -cafés y hojaldres- y un paseo tranquilo por la otra zona del puerto para ver el gran arsenal que ahora es Centro de Arquitectura, la mezquita y también la sinagoga (sí es visitable). Y cómo no: bañito en la playa de Chania, a 200 metros al oeste del puerto veneciano, se accede andando, es tranquila y familiar.

Para comer recomendamos un sitio de cuchara y tradicional que hay cerca del gran arsenal, el restaurante se llama Doloma (c/ Kalergón, 8), casi oculto por parras y vegetación. No es un lugar turístico y tiene una comida excelente, elegid en el mostrador según la bandeja que más os apetezca (gambas, conejo al vino, judías estofadas, moussaka): 13 €/persona. De postre nos invitaron a baklava, un pecado de hojaldre, miel y almendras.

Tarde ociosa hasta que cogimos el bus en la estación de autobuses hacia el aeropuerto, el último sale a las 18:30. Larga y aburrida espera, es un aeropuerto muy pequeño. Nuestro avión salió a las 21:00 y aterrizó en Atenas a las 21:50. Con el ya conocido autobús X95 llegamos a la plaza Sindagma y de nuevo a dormir en el Student's & Travellers Inn (96 € una habitación para cuatro).


Días 14 y 15. Atenas y regreso Atenas-Barcelona

Desayuno habitual callejero para llegar temprano a la Acrópolis. La entrada vale 12 € e incluye, además del Partenón y el teatro de Dionisio, el ágora griega, el ágora romana, el Keramikos -cementerio- y el Templo de Zeus olímpico. Gran desilusión ver el Partenón de cerca, en obras, rodeado de vallas metálicas, gente, fotos, guías, sin explicaciones, ni folletos y además salió un día lluvioso y con aire.

Por la mañana da tiempo de ver la Acrópolis y el Nuevo Museo de la Acrópolis (1 €/persona, precio simbólico hasta diciembre 2009). El museo es excepcional en forma y contenido, las cariátides son emocionantes, el friso de las Panateneas, las metopas, el frontal... todo.

Comed en el cercano barrio de Monastiraki y además veréis la linterna de Lisíkrates, es un poco menos populoso que Plaka. Y por la tarde visitad las ágoras y el Templo de Zeus, no da para mucho más, cierran a las 17:30h.

Tanta arquitectura en pocas horas nos congestionó, así que nos aireamos por las calles peatonales y viendo el cambio de guardia en el palacio presidencial (cada hora cambio con el mismo ceremonial) y finalmente nos premiamos con una excelente cena de cuchara tradicional en el restaurante Palae Athenas (c/Nikis, 46, en Plaka, muy cerca del Youth Hostel). No hay guiris y la calidad es excelente. Recomiendo probar los mejillones con queso, los calamares rellenos y el pulpo asado: 12 €/persona con vino.

Última noche en Atenas, donde nos dejamos por ver el gran parque de la ciudad, la colina del Licavitós, y más sitios. Ya sabemos también dónde iremos a probar la nueva cocina griega, en un restaurante chulísimo, también en la calle Nikis, 48, el restaurante Maxi-Restaurant Wine Bar.

Al día siguiente, el bus X95 que sale de la plaza Sindagma nos llevó al aeropuerto. Cuesta 3,20 €/persona y se debe validar el billete dentro del bus (se debe, pero no siempre se hace). A las 7 de la mañana ya estábamos en el aeropuerto, desayuno, y salida del vuelo a las 8:40, con llegada a Barcelona a las 10:35. Todo rodado. Aún nos quedaban 300 km hasta nuestras casas. Llegamos con el AVE (la tarifa web es un gran invento) a comer a mi ciudad, Zaragoza, que aún estaba de fiestas.


Travel journal from a trip Spain-Caucasus with a camper - Piki y Enrique (Abueletes) [2011]
Relato de un viaje a la isla de Creta - Albert Guàrdia [2009]