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Bandera de Bangladesh

BANGLADESH

Gran Tour Asiático (III): diario de viaje a Bangladesh

Jota y Dani
Published on Data viatge: 2011 | Publicat el 29/03/2012
Darrera actualització: 04/2022
2.6 de 5 (201 vots)

Introducción

Bangladesh (País de Bengala). Tras la independencia de India, en 1947, los musulmanes deciden separarse formando Pakistán del Este y del Oeste, separados entre sí por muchísimos kilómetros. Esta división se basó en la religión que ambos territorios compartían. El gobierno de Pakistan (Tierra de los Puros) creía que con sólo eso en común se podría mantener ambos territorios unidos, sin tener en cuenta que la cultura, lengua y tradiciones eran distintas.

Como la administración de este nuevo país estaba basada en el Oeste, mirando muy por arriba lo que sucedía en la otra mitad, Pakistan del Este reclamó la independencia. La gota que rebasó el vaso fue en 1971, cuando éstos reclaman que su lengua, el Bengalí, sea aceptada como lengua nacional. Tras el rechazo, se generan violentas protestas que terminan con la creación de un nuevo país, Bangladesh, aunque con la muerte de miles de personas. Tras este movimiento la UNESCO declaró el día de la independencia del país como el día internacional de la lengua madre.

La independencia no fue fácil de absorber. Las estadísticas nos muestran que es el país más densamente poblado del mundo (1090 habitantes por km2), lo que lleva aparejado constantes apagones, faltas en el suministro de agua, contaminación y pobreza (con un 45% viviendo en este estado). Solamente el 30% de las mujeres y un 50% de los hombres están alfabetizados.

La geografía también juega un rol muy importante en la vida de los bengalíes. El país está atravesado por infinidad de ríos, los cuales son su pro y contra. Durante 6 meses alimentan la zona rural irrigando los campos y durante los otros seis, los monzones provocan la inundación de las plantaciones y ciudades, cortando los accesos a éstas.

Unas vacaciones en Bangladesh pueden no resultar lo relajante que muchos esperan, pero la hospitalidad de su gente hacen que este país que afronta tantos problemas tenga un gran corazón.

Nota: Este relato de viaje es la continuación del Diario de viaje a la India. Gran Tour asiático (II), la segunda parte de una serie de relatos que describen el largo periplo de sus autores por el continente asiático. Y el siguiente de esta serie cronológica es el Diario de viaje a Nepal. Gran Tour asiático (IV).


Ficha técnica del viaje

Fechas del viaje

Del 6 al 19 de Mayo de 2011.

Itinerario

mapa

Día 1: Siliguri (India) - Bogra (Bangladesh)
Día 2: Bogra
Día 3: Bogra - Dhaka
Día 4: Dhaka - ...
Día 5: ... - Hularhat - Khulna
Día 6: Khulna - Bagherhat - Khulna
Día 7: Khulna - Barisal
Día 8: Barisal - Chittagong
Día 9: Chittagong - Cox's Bazar
Día 10: Cox's Bazar
Día 11: Cox's Bazar - Chittagong
Día 12: Chittagong - Dhaka
Día 13: Dhaka
Día 14: Dhaka - Katmandú (Nepal)

Dinero

Bangladesh es un país extremadamente barato para el viajero. Según lo consideran la mayoría de los que pasaron por aquí, es el país más económico del mundo para recorrer.

La moneda es la Taka bengalí. El cambio en el momento del viaje era de 1 USD = 73 TK.

Costo del viaje

+ 140 USD (vuelo Dhaka - Katmandú)+ 25 USD (visado Bangladesh)
+ 110 USD (comida, alojamiento, transporte, souvenirs y varios)
= 275 USD (gasto total del viaje por persona)

Visado

Es necesario sacar la visa (visado) con anticipación. Nosotros hicimos el trámite en la embajada de Bangladesh en Calcuta, India. El costo para argentinos fue de USD 25, pero varía según la nacionalidad (para la mayoría de las nacionalidades europeas cuesta alrededor de USD 100). Es necesario llevar el pasaporte, una copia de éste, y dos fotos. Demora 24 horas.

Transporte

Autobús: Como en el resto del subcontinente, a los conductores de los autobuses parece importarles poco su vida y la ajena. Los viajes en muchas ocasiones pueden ser terroríficos y lo mejor es tratar de cerrar los ojos y no ver qué pasa en el camino. Va a ser el medio más utilizado durante el viaje ya que es el que cuenta con más frecuencia.

Por lo general no hace falta sacar el ticket con anticipación. Hay buses privados y estatales. Los primeros son más modernos y cómodos, pero cubren muy pocas rutas, en general las que van hacia o desde Dhaka. La compañía más orientada a los turistas es Greenline, pero nunca utilizamos sus servicios. Los del estado cubren todo el país y van parando a levantar gente durante todo el camino, lo que los hace más lentos.

Tren: Muy lejos de estar desarrollado como en India, la ruta ferroviaria en Bangladesh es muy limitada. Los viajes son mucho más tranquilos que los de bus. Lo utilizamos solamente para hacer el tramo Chittagong-Dhaka, el más transitado del país. Se puede viajar en segunda clase (hay que reservar con mucha anticipación) y primera con o sin aire acondicionado. Nosotros viajamos en ésta última y estuvo bien, aunque no es la imagen que muchos puedan tener de una primera clase.

Barco: Al ser un país atravesado por gran cantidad de ríos, el barco es un medio de transporte muy utilizado. El más conveniente para los turistas es el rocket steamer que va desde Dhaka hacia Khulna y viceversa. En la época que nosotros viajamos solamente llegaba hasta Hularhat (2 horas antes de Khulna), debido a los bajos niveles de agua. Este medio es altamente recomendable ya que se pueden apreciar con tranquilidad los distintos paisajes y pequeños pueblitos de las zonas rurales. Hay tres clases:
- Tercera clase (deck class): es muy barata (150 TK por persona), pero hay que llevar bolsas de dormir para acomodarse en el piso del barco donde encontremos algún lugarcito.
- Segunda clase: es una cabina privada para dos personas, con ventilador y balcón compartido con 5 cabinas más. Nosotros viajamos en esta clase (450 TK cada uno).
- Primera clase: A diferencia de la segunda, ésta tiene aire acondicionado, balcón privado y es más espaciosa (750 TK cada uno).

Salud

Cuidado con la diarrea!. No hay mucha higiene en los restaurantes, así que muy posiblemente estaremos mal del estómago en algún momento. Como en todos los países de esta zona, se recomienda tener las vacunas contra la Hepatitis A y B, fiebre tifoidea y polio. Hay que tener mucho cuidado con los mosquitos, ya que es zona de malaria.

Seguridad

El único gran peligro es el caótico tránsito. Por robos no hay que preocuparse, nunca tuvimos sensación de inseguridad ni escuchamos de nadie que haya tenido este tipo de problemas.

Cuándo ir

Ir a Bangladesh en mayo nos permitió viajar antes de que empezara la temporada de monzones. Si bien no es el momento ideal del año, ya que el calor y la humedad son muy fuertes, se puede viajar igual. El único gran inconveniente es que el que es posiblemente el mayor atractivo del país, los Sunderbans (Patrimonio de la humanidad), están cerrados debido a los bajos niveles de agua. Si se desea viajar entre finales de Mayo y Octubre las inundaciones complicarán la mayoría de los itinerarios.

Comida

Sin duda la gastronomía no es uno de los atractivos del país. Comer en los restaurantes o puestos locales donde no hay menú en inglés se limita a arroz con vegetales o carne y snacks fritos. Lo más difícil pasa por hacerse entender, en especial cuando preferimos evitar la carne, ya que no podrán creer que queramos comer vegetariano.

Es importante tener en cuenta que además de lo que hayamos pedido, el mozo nos traerá a la mesa más comida (por lo general arroz, dhal, más porciones de lo pedido o gaseosas) insistentemente, pero que serán agregadas a la cuenta si consumimos. Es mejor preguntar los precios siempre antes de pedir y revisar la cuenta al pagar ya que en muchos casos notaremos la inflación al turista.

Lo mejor de su gastronomía bangladesí son los dulces, de los cuales están muy orgullosos. Son numerosas las sweet shops donde podemos disfrutarlos. El chá (té con leche condensada y azúcar) también podría ser considerado un postre por su sabor. Solo para amantes de los dulces. Algunos dulces que altamente recomendamos probar son:

Mishti Doi: nuestro preferido. Postre a base de yogurt cremoso endulzado, generalmente servido en vasija de barro. Riquísimo.
Shondesh: otro de los muy buenos, a base de leche, servido en pequeños cuadraditos. También hay otra versión (no tan buena) del mismo nombre con forma redonda y color marrón.
Faluda: bebida típica del subcontinente indio, color rosa con yogurt o helado y bolitas de gelatina.
Bengalí Pudding: postre muy parecido al flan.

Mujeres viajeras

Bangladesh puede ser un país bastante incómodo para una mujer sola. Los bengalíes son muy curiosos, tanto si ven a un hombre como a una mujer, y esto puede llegar a extremos insoportables. Además no podrán entender que una mujer esté viajando sola, ya que las bengalíes, restringidas bajo las leyes musulmanas, no pueden hacer mucho sin un hombre. Es fundamental vestirse conservativamente, aunque no será necesario cubrirse la cabeza.

Guía de viaje

Bangladesh. Lonely Planet 2008, versión en inglés. Es bastante complicado conseguirla en destino, así que es recomendable comprarla antes de viajar. Tiene muchos errores, sobre todo en los mapas, pero igualmente la encontramos útil, sobre todo para el alojamiento, ya que muchos hoteles económicos no aceptan a turistas extranjeros y tuvimos que recurrir a los listados en ella. Nosotros llevamos esta guía ya que la tuvimos gratis, pero según la opinión de muchos la única guía de Bangladesh un poco confiable es la Bradt.

Literatura recomendada

Lajja, de Taslima Nasrin. Libro muy polémico que retrata las atrocidades sufridas por la comunidad hindú en Bangladesh (país con un 90% de musulmanes) tras la demolición de una mezquita histórica en 1992 en India a cargo de extremistas hindúes. El libro fue prohibido en Bangladesh, pero se puede conseguir en India. Es recomendable cubrir su tapa si lo leemos en lugares públicos para no suscitar posibles enojos.


DIARIO DE VIAJE A BANGLADESH: Ruta BOGRA y DHAKA

Días 1-2 [Etapa 1]: Siliguri (India) ... - BOGRA (Bangladesh)

Día 1: Con el objetivo de llegar a Bangladesh hoy mismo comenzamos el día temprano. A las 7:30 partimos de Siliguri rumbo a Changrabanda, empezando a despedirnos de la India. Pero el bus no llega hasta este lugar, sino que nos deja en un desvío donde tomamos el segundo de los tantos transportes para alcanzar nuestro destino final, Bogra, en el noroeste de Bangladesh. El ciclo hasta la frontera, en Burimari, cuesta 50 INR por los dos y al llegar nos encontramos con un par de puestitos de chapa que hacen las veces de Inmigración y Aduana.

Pasadas las formalidades del lado indio, nos esperan más puestitos del lado bengalí. Pero esta vez somos la gran atracción, todos nos rodean, se ríen muy contentos de ver turistas y entre frases en bengalí entendemos los clásicos "Messi, Maradona". Una popularidad que llegará a niveles inesperados una vez que empecemos a recorrer el país.

Después de cuatro sellos en el pasaporte y dos formularios llenos ya estamos en Bangladesh. Sin dudas este paso fronterizo no es la puerta de entrada principal para los turistas. Los pocos viajeros que llegan al país lo hacen en bus desde Calcuta o por el aeropuerto internacional de Dhaka.

Según nuestros planes, desde aquí todo era muy simple: desde la frontera tomaríamos un bus directo a Bogra y listo. Pero para darle un poco de emoción las cosas no serían tan sencillas. En realidad hay buses a Bogra, pero estos salen recién a las 18:00, llegando a destino por la noche, así que tuvimos que optar por una serie de combinaciones.

Primero un ciclo (bicicleta con un carro atrás para llevar pasajeros, 10 TK) nos lleva hasta Burimari Market. Al llegar todos se desesperan por llevarnos a Pargram, desde donde salen los buses a Bogra. Tomamos el primero que nos dijo el precio que debería costar el tramo (100 TK), pero resulta que había una fila que no respetó y el que estaba antes que él lógicamente se puso como loco. Pasaron un rato discutiendo, cada vez eran más y no arrancábamos. Cuando intentábamos salir, el que tenía prioridad se interponía en el camino, persiguiéndonos hasta lograr su cometido. Nos hartamos y no fuimos con ninguno de los dos, así que tomamos una camioneta compartida que debería haber salido más barata, pero nos termina llevando por el mismo precio que el anterior. Ya no queríamos seguir dando vueltas así que fuimos de todos modos.

Al llegar a Pargram le pagamos las 100 TK y entre risa picarona nos pide más plata. Todos a su alrededor se reían porque lo mandamos a freír samosas, y al darse cuenta de que a pesar de ser turistas no somos tan timables nos da la mano y se va riéndose. El conductor de la camioneta le paga 10 TK a un ciclo para que de una vez por todas nos lleven a la terminal de buses, donde podemos sacar el boleto a Bogra (200 TK cada uno).

El viaje hasta Bogra duraría tres horas, según lo que nos dicen, saliendo a las 12:30, lo que nos dejaría algo de tiempo para recorrer la ciudad. Los cálculos fallaron bastante y las tres horas terminaron siendo seis. El viaje transcurre casi en su totalidad por zona rural, pasando por algunos pueblos, pero principalmente por campos de maíz, arroz, fábricas de ladrillos y muchos árboles de durián listos para recolectar. Al conductor suicida se le suman algunos contratiempos que hacen el viaje más interesante: primero revienta una rueda; segundo, un loco parado en el medio de la ruta hace que el bus frene, le hace un gesto de "shhh" y cuando todo hacía suponer que subía a robar, sigue su camino; y tercero, al intentar pasar un camión a toda velocidad y le damos un buen golpe.

Cuando empezaba a oscurecer llegamos a Bogra, acompañados por una horda de seguidores muy curiosos de nuestros movimientos. Un policía los dispersa como si fuéramos estrellas de Bollywood, y podemos tomar el último transporte de la seguidilla que empezó hace ya 12 horas.

¿Alguien quiere kebabs?
¿Alguien quiere kebabs?

Tomamos un ciclo hasta el Chand Market (20 TK), donde nuestra fama toma mayores dimensiones. Como enviado de Alá, un joven que habla inglés aparece entre la multitud para ayudarnos y arreglar el problema con el ciclo que quería cobrarnos el doble. El joven es el nuevo ídolo local por poder comunicarse con nosotros, lo felicitan por su heroísmo mientras nos acompaña al que parece ser el único hotel que acepta turistas dentro de nuestro presupuesto mochilero.

A diferencia de India, acá no desconfiamos de sus buenas intenciones. Se nota desde el principio que no nos acompaña en busca de una comisión. Se despide y entramos al Bogra Boarding Hotel, 150 TK la doble, nada mal.

El largo viaje tuvo consecuencias en nuestro apetito. Caminamos por la calle Nawab Bari hasta entrar en un lugar tentados por una fritura nueva para nosotros. El lugar está muy concurrido, la fritanga tentadora se llama Mughlai Paratha (25 TK cada una) y viene rellena de huevo y verdura, acompañada por una salsa tipo sopa espesa y pepino. La seguimos con unos exquisitos chá (6TK) y mishti doi (15 TK).

Caminamos por las calles principales llenas de puestos de comida hasta encontrar internet. Terminada la sesión, el joven que atiende se saca varias fotos con nosotros.

Día 2: Con la intención de visitar las ruinas de Paharpur, comenzamos la caminata hacia la estación de buses Chand Mata. Supuestamente eran 2 km, pero terminó siendo bastante más lejos. Desde aquí tomamos un bus a Jaipurhat (50 TK, 2 horas) a 44 km de distancia. Una vez en Jaiphurat nos subimos a otro bus que nos lleve a destino (10 TK, 1 hora).

Obviamente, al llegar a Paharpur no encontramos el sitio arqueológico tan fácilmente, sino que tendríamos que tomar un tercer transporte. Después de las negociaciones con los ciclos, nos ponemos de acuerdo con uno de ellos para que nos lleve por 20 TK. Cuando estábamos en camino vemos las ruinas, pero sigue de largo para dejarnos en la puerta de un museo. Le tratamos de explicar que nuestra intención es visitar las ruinas, ya que después, si tenemos tiempo, iríamos al museo.

Pareciendo haber entendido nos lleva de nuevo al lugar de partida. Intentamos explicarle una vez más que queríamos ir a las ruinas, haciéndole claras gesticulaciones (o al menos claras para nosotros), pero no hay forma de hacernos entender, el clima se pone tenso y el conductor se empieza a enojar. Intentamos calmar los ánimos hasta que de un auto de turistas sale un chico para ayudarnos. Le explicamos dónde queremos ir, le pregunta a su chofer y éste le indica el camino. El conductor sigue el camino indicado, pero cada vez nos alejábamos más, no sabemos dónde nos quería llevar, pero a las ruinas seguro que no. Oootra vez al punto de partida y la discusión seguía. El conductor se negaba a llevarnos hasta que alguien nos pudo explicar que la entrada a las ruinas era por ese museo que habíamos ido en primera instancia. Así que de nuevo al museo.

La entrada a las ruinas de Paharpur sale 100 TK cada uno, bastante cara para los precios de Bangladesh. Durante nuestra visita, el conductor no se nos despegó, por las dudas de que otra vez no estuviésemos en el lugar que queríamos.

Estas ruinas son uno de los tres Patrimonio de la Humanidad que tiene Bangladesh, pero, siendo sinceros, no son de gran atractivo. Fue el monasterio budista más grande hacia el sur de los Himalayas. Su stupa principal, Somapuri Vihara, ocupaba 11 hectáreas, pero solamente quedó en pie una cúpula de 20 m. de alto. Se cree que contiene los restos de monjes santos que vivieron aquí.

En el museo hay bajorrelieves, adornos y artefactos de uso cotidiano que se encontraron en las excavaciones. Al terminar el recorrido y volver al punto de partida, el conductor nos pide 100 TK en lugar de las 20 pactadas. Accedimos entendiendo el mal trago que le hicimos pasar por no ser lingüísticamente compatibles y las idas y vueltas que esto conllevó.

A final de cuentas, las ruinas no fueron el gran atractivo del día, pero todo el paseo en transporte público, compartiendo el viaje con las miradas atónitas de los locales, adentrándonos en el Bangladesh rural con sus árboles de gigantes durián y la situación tragicómica del ciclo, hicieron del día una inolvidable experiencia.

Luego de todas las combinaciones para volver a Bogra, nos tomamos un ciclo (20 TK) desde la estación de buses hasta nuestro hotel, que como de costumbre intentó cobrarnos más al llegar.


Días 3-4: Bogra - DHAKA

Día 3: A las 7:00 sale el bus a Dhaka, boleto que compramos en TR Travels, la que al menos de apariencia es la más confiable de las tantas líneas privadas, incluida la popular Greenline, donde casi ni siquiera quisieron atendernos. El viaje de 5 horas (200 TK cada uno) fue como en tantas otras ocasiones que utilizamos este medio en la región, por más que no veíamos la ruta, el corazón se nos paralizó más de una vez, los bocinazos desenfrenados ayudan a exagerar la situación, ya bastante preocupante. Sumado a que la velocidad y las maniobras por momentos son las de un F-1.

Llegamos a la terminal Gabtali de Dhaka. Desde acá un colectivo (40 TK) nos lleva hasta Central Dhaka, donde se supone hay dos hoteles baratos que aceptan extranjeros y mujeres en Topkana Rd. El primero de ellos, el Asia Hotel, está cerrado. Y el segundo, el Cairo International, es donde nos quedamos por ser la única opción, pero la habitación doble con baño privado por 500 TK es una de las peores en precio-calidad de las que hayamos estado. Al hacer el check in nos aconsejan que nunca más digamos que no estamos casados porque nos van a cerrar la puerta en la mayoría de los hoteles.

Resuelto el complicado tema del alojamiento en Dhaka salimos a sumergirnos en el caos de la capital. Lo más importante a resolver era reservar el viaje en el barco Rocket Steamer para mañana. Nos dirigimos a la oficina de BIWTC, pero nos dicen que no tienen primera clase disponible para mañana ni pasado, solamente para hoy, así que tenemos que insistir bastante para que nos vendieran en segunda clase, lo cual no les causa ninguna gracia, porque quieren brindarle el mejor servicio posible a los turistas. En Bangladesh todo lleva su tiempo y si estás apurado, perdiste. Nos derivaron a otra oficina, donde para llegar tenemos que tomar un ciclo, el cual se convierte en un interesante paseo por el fotogénico Old Dhaka, de angostos callejones llenos de coloridos rickshaw (ciclo), carnicerías donde las heladeras (frigoríficos) no parecen ser aceptadas, y carga y descarga de mercaderías al estilo bengalí... todo se transporta en la cabeza.

Esta oficina de venta de boletos merece ser fotografiada, filmada y hasta hacerle una película. Preguntamos varias veces si estábamos en el lugar correcto porque era difícil de creer. Unas escaleras oscuras nos llevan por una obra en construcción, todo muy sucio, y no parece haber lugar para emitir los boletos. Entre los escombros se lee un cartel que dice office y nos indican que los boletos se venden en lo que parece ser la habitación de los trabajadores. Le explicamos que lo que nosotros queremos son los tickets para el Rocket Steamer, y a pesar de que nos cueste creerlo, estábamos en el lugar indicado. Lo que parecía una pieza se asemeja más a una celda carcelaria, con la muchachada tirada en las camas entre ropa y comida. Nos invitan a sentarnos en las camas y como si la situación fuese de lo más normal, nos emiten los boletos en segunda clase (900 TK cabina para dos).

Bandera argentina en las calles de Dhaka
Bandera argentina en las calles de Dhaka

Para sacar unas fotos más tranquilos en Old Dhaka volvemos caminando, tratando de encontrar de camino el popular restaurante Al-Razzaque. Nuestra pronunciación hacía que no pudiéramos encontrar el lugar, hasta que dos jóvenes nos ayudan a corregir nuestro bengalí... al-rashak, no al razaque. Tanto buscarlo para comer lo que se puede encontrar en cualquier lugar, nada más que más caro.

Agotadísimos volvemos al hotel. Cansa mucho viajar por Bangladesh, ya que cuesta hacerse entender, pero la gente está muy contenta de vernos y a diferencia de Sri Lanka e India, aquí Argentina es un país tremendamente popular (gracias al fútbol), generando la alegría de los que preguntan por nuestro origen. Nos sorprende muchísimo ver banderas argentinas por todos lados y posters de nuestros futbolistas.

Cenamos en los restaurantes que están justo abajo del hotel. Las opciones vegetarianas en este país están muy lejos de ser las de India, pero al ver las carnicerías locales preferimos dejar nuestros gustos carnívoros para otro momento.

Día 4: Aprovechamos las horas anteriores a tomar el Rocket Steamer para visitar uno de los puntos obligados de la ciudad: el Liberation War Museum (entrada 5 TK cada uno). Este duro museo muestra una completa explicación sobre la historia del país, la formación de Pakistán y la posterior división. En la planta baja comienza con el movimiento de independencia indio, pero la mayor parte de la exhibición está dedicada a tratar el histórico evento del Movimiento lingüístico, en el cual se pedía que el bengalí sea reconocido como idioma oficial, movimiento que derivaría en la guerra de la independencia. Varias vitrinas con huesos humanos representan el genocidio llevado a cabo por la armada pakistaní contra el pueblo bengalí. Al finalizar el recorrido hay un negocio de suvenires con muy buen material.

Siguiendo los consejos de los locales tomamos un bus a la zona de Sha Abas para visitar el Aziz Market, el cual aparentemente tiene el mejor material para llevarse un recuerdo del país. Remeras (camisetas) con muy buenos diseños, mini rickshaws, libros, artesanías y otras chucherías muy bien logradas.

Al terminar nuestro paseo de compras tomamos un rickshaw desde el hotel hasta la terminal de barcos Sadarghat, a orillas del río Buriganga, desde donde nos embarcaremos en el Rocket Steamer. Aceptan llevarnos por 60 TK pero al llegar nos quieren cobrar de más. En la negociación se formó un enorme círculo de gente alrededor nuestro para ver qué pasaba con los turistas. Como otras veces, desde la multitud apareció un mediador.

Sintiéndonos incómodamente observados<br />en la terminal de barcos
Sintiéndonos incómodamente observados
en la terminal de barcos

El ingreso a la terminal tiene un costo de 4 TK por persona. Las plataformas son un caos de gente, barcos, barquitos, mercaderías, pasajeros, vendedores, etc. Nos informan que el barco llegará en media hora. Apenas sentarnos en el piso a esperar ya estamos rodeados por una grandísima cantidad de curiosos, que no despegarán sus vistas de nosotros, a pesar de que nuestros movimientos sean de los más normales. Sabíamos de esta particularidad del pueblo bengalí. Para los que estuvieron aquí, los más curiosos del planeta, pero no imaginábamos sentir la fama tan de cerca.

Finalmente llega el barco Rocket Steamer y nos despedimos de nuestro club de fans. Este barco increíblemente fue construido en 1928 y desde entonces, entero o a pedazos, sigue cumpliendo su vital función. Apenas entramos, un empleado, sin siquiera mostrarle el ticket, nos conduce a nuestra cabina. Al entrar nos recibe una grata sorpresa, suponíamos que había un error ya que teníamos reservada segunda clase y esto parecía primera. Le mostramos el ticket y nos confirma la buena noticia: ésta es nuestra cabina. Dos ventiladores, camas cómodas, ventanas y un balcón para disfrutar del hermoso atardecer. El barco sale a las 18:30 de Dhaka llegando a Hularhat a las 10 de la mañana del otro día. Cuando el río está crecido lo suficiente el viaje se extiende hasta Khulna.


DIARIO DE VIAJE: Ruta KHULNA, CHITTAGONG, COX'S BAZAAR, DHAKA

Día 5: Dhaka - Hularhat - KHULNA

Día 5: Seguimos en el cohete a vapor, desayunando en el estribor con vistas al río, que al ser una red de angostos canales nos permite ver las pequeñas aldeas rurales de la orilla, como también botes pesqueros que se balancean con las olas que forman nuestro barco.

El «rocket steamer» se acerca
El «rocket steamer» se acerca

Al volver a la cabina un personal del barco vino a visitarnos. Fiel a las costumbres bengalíes, pasó a la pieza, nos invitó a sentarnos en nuestra cama y se quedó por un laaaargo rato, contento de ver que estábamos leyendo Lajja, el libro de Taslima Nasrin, debido a su condición de hindú. El poco (o ningún) sentido de la privacidad que tienen en este país se hace sentir en todo momento (y sufrir en varias ocasiones). Anoche intentaron abrirnos la puerta forcejeando insistentemente para ver si todo estaba bien después de la torrencial lluvia. Durante todo el viaje cada uno que pasaba por nuestra cabina miraba por nuestra ventana para adentro sin disimulo, y hasta se quedaban un rato. Sentido de la higiene, control al volante y privacidad son tres cosas difíciles de encontrar por estos pagos.

Al llegar a Hularhat tomamos un tuk-tuk (40 TK) hasta la terminal donde tomamos el bus a Khulna (70 TK, aproximadamente una hora). Llegamos a la estación Sonadanga de Khulna, también conocida como KDA, desde donde un tuk-tuk nos lleva hpor 50 TK asta el Society Hotel. La habitación doble con baño por 160 TK es un regalo, y como siempre, todos están muy contentos de ver extranjeros.

Damos una vuelta por las animadas calles de Khulna con mucha actividad comercial dividida por zonas. No hay muchos autos, el tráfico lo compone la gente, rickshaws y bicicletas principalmente. Un buen rato de la tarde lo pasamos con un tal Abu Naser, musulmán de ley que quiso ser nuestro compañero temporal, estando junto a nosotros, acompañándonos por los negocios e invitándonos a tomar algo.

La pasión por Argentina en Khulna llegó a su punto máximo, más aún que en nuestro país. Según datos no oficiales y algo dudosos del personal del hotel, el 85% de Bangladesh alentó a Argentina el último mundial, 10% a Brasil y un 5% a otros. Precisando más los datos, nos informan que el 99% de los musulmanes estaban junto a nuestro país, y de los hindúes un 95%, aunque las estadísticas no nos cierran ya que el país solamente tiene un 1% de otras religiones que no sean estas dos, entonces... ¿cómo llegaron a ese 85%?. Como sea, siguen su fanatismo... "85%!!! Maradona first, Messi second".

Después de la cena de pobres, como dicen acá si no comes carne, nos tomamos un faluda en la siempre llena Hooghly Bakery.


Día 6: Khulna - Bagherhat - Khulna

Bien temprano por la mañana, después de desayunar en nuestro puestito de chá amigo (abierto de 5:00 a 1:00!!!) nos dirigimos a la estación de buses de Sonadanga, donde tomamos el bus que nos llevará a Bagherhat (40 TK cada uno).

El trayecto dura 45 minutos y nos deja justo en la puerta del segundo Patrimonio de la Humanidad que visitaremos en nuestro viaje: la mezquita Shait Gumbad, más conocida para los extranjeros como la sixty domed mosque (mezquita de las sesenta cúpulas, aunque en realidad tiene 77). La entrada cuesta 100 TK y también es válida para el pequeño museo. Por estar en Bangladesh, podemos decir que la mezquita tiene un gran atractivo arquitectónico. Por dentro está casi vacía, salvo por algunas alfombras acomodadas para el rezo. Por suerte no hace falta cubrirse la cabeza al ingresar ya que el calor y la humedad eran insoportables.

Frente a ésta se encuentra la mezquita Singar, del mismo estilo arquitectónico que la anterior pero con solamente una cúpula. Aquí parece haber una congregación de musulmanes que se entusiasman mucho con nuestro pedido para fotografiarlos.

Intentamos buscar la mezquita Bibi Begni, pero como nos viene sucediendo desde que llegamos al país, cada vez que preguntamos por algún lugar no saben dónde se encuentra o nos indican para cualquier lado. Después de mucho buscar la encontramos, en sí era la misma construcción que la mezquita anterior, pero un poco más escondida. Éste fue uno de los casos en donde el trayecto es mejor que el atractivo en sí. Por el camino pasamos por varias casas rurales donde los nenes salían a recibirnos y a pedirnos que les sacásemos fotos.

Desde aquí caminamos 2 km hasta la tumba de Khan Jahan Ali, donde supuestamente hay un estanque con cocodrilos que no pudimos ver. Este ídolo local (santo patrono del área) fue el fundador de la ciudad, y quien mandó a construir la mayoría de los edificios que hoy vemos. Cerca de la tumba también se encuentra la mezquita de las 9 Cúpulas (Nine Domed Mosque). Cúpulas más, cúpulas menos, son todas muy parecidas.

Para volver a Khulna tomamos un colectivo desde la calle principal cercana a la tumba. En el viaje de vuelta notamos otra de las clásicas costumbres del hombre bengalí promedio: estemos donde estemos, pero principalmente en los transportes públicos, siempre habrá discusiones y peleas. La situación que siempre notamos es la siguiente: el bus frena en todos lados, donde sube gente a pedir, a vender pepino, maní, helado, y los musulmanes venden rifas en nombre de Alá. También aprovecha la oportunidad para subir alguno con ganas de descargar su ira, discute, todos se meten, gesticula, grita, y después se baja. El viaje continúa como si no hubiese pasado nada, hasta la próxima parada, donde nos espera la misma secuencia.

Al llegar a Khulna, en la terminal vemos varios grupos alrededor de unas mesas, todos juegan al carrom, pasatiempo local con reglas de billar, pero utilizando fichas plásticas que se deslizan por el tablero en lugar de bolas.


Día 7: Khulna - BARISAL

Otro día de traslado. Nuevamente las calles casi desérticas nos reciben, aunque los conductores de rickshaw y tuk-tuk siempre madrugan.

El bus a Barisal (pronunciado Borishal) sale a las 7:00 (160 TK cada uno, 4 horas), recorriendo la parte norte de las bocas del río Ganges de las divisiones de Khulna y Barisal (el país está compuesto por siete divisiones administrativas). Se cruzan muchos ríos por el camino y hasta el bus se sube a una plataforma para poder llegar a la otra orilla. La grata noticia es que al llegar a Barisal nos deja en la ciudad y no en las estaciones que nos obligan a tomar un rickshaw.

En Barisal nos alojamos en el Hotel Ibabil por 250 TK la habitación doble con baño privado (de los más decentes que nos haya tocado).

Barisal no tiene mucho para ver, y aunque podríamos haber buscado un poco más, el calor y el cansancio hicieron que sólo dispongamos nuestro tiempo para resolver el tema del barco de mañana.

Simplemente buscando queso untable para almorzar (para cuidarnos de la diarrea que nos viene persiguiendo) nos vemos en el mismo dilema de siempre: seguir indicaciones imprecisas que sólo nos llevan a pasear por la ciudad. Uno se preocupa por reservar el barco, ver cómo llegar al próximo destino, encontrar alojamiento, etc, pero lo más complicado en Bangladesh es lo que parece más simple.

Según teníamos entendido, en Barisal se especializan en té rojo, un cambio al siempre presente chá. Vemos un puestito que no para de vender, donde algunos toman el que suponemos estamos buscando. Por sólo 4 TK cada uno, nos tomamos estas riquísimas infusiones con jugo de lima.


Día 8: Barisal - CHITTAGONG

A las 7:00 tomamos el barco hasta Mojuchowdhuryhut (pronunciado Moshusoudurijat) con la intención de llegar a Chittagong. Es importante llegar temprano para poder conseguir asientos en el barco. Viajamos en la clase más barata (150 TK cada uno, 4 horas).

El barco es bastante chiquito y el viaje transcurre en total tranquilidad... hasta que llegamos a destino, donde todos se desesperan por bajar y muchos otros por subir. Una vez llegados a este pueblo intermedio de nombre complicado, compramos el ticket de bus a Chittagong (160 TK cada uno). Apenas bajar del barco el bus estaba esperando a los pocos metros. Los imprevistos siempre están a la orden del día y el viaje termina duplicando su tardanza.

Al llegar a Chittagong la segunda ciudad más grande del país, tomamos un tuk tuk que nos costó 70 TK hasta el Hotel Golden Inn. No nos quedaríamos aquí, ya que excede nuestro presupuesto, pero con sólo cruzar la calle el Hotel Sylet nos ofrece una habitación doble por 450 TK, con TV y baño privado.

Como en tantas otras oportunidades, al salir a cenar, un local se nos acerca y nos invita a un restaurante, donde a pesar de nuestra insistencia por pagar la cuenta, no hay caso de que acepten esta ofensa.

Una de nuestras actividades preferidas en este país es disfrutar de sus dulcísimas ananases (piñas), las cuales se venden en carritos ambulantes (15 TK cada una), así que compramos dos y nos vamos a descansar al hotel.


Días 9-10: Chittagong - COX'S BAZAAR

Día 9: Con tres días de anticipación reservamos el tren para el trayecto de Chittagong a Dhaka, el de mayor demanda (primera clase sin aire, 580 TK entre los dos).

En nuestro caso Chittagong fue otro de los lugares de paso para llegar a la lejana Cox's Bazar. Tomamos un tuk tuk a la estación de Bardarhat, aunque la única forma de hacernos entender fue pidiendo por Cox's Bazar bus station, y ese será el próximo destino. Al llegar a la estación parece que estuviésemos en India, de las compañías que hacen el tramo vienen desesperados a querer vendernos el boleto (170 TK cada uno, 5 horas). Sólo pasaron 10 minutos y ya estábamos en viaje.

Cox's Bazar es el atractivo más espectacular del país según sus habitantes: "nadie puede irse de Bangladesh sin visitar Cox's Bazar, una de las maravillas naturales del mundo". Aunque no haya ningún título oficial que lo avale, ni siquiera se sepa en el mundo mucho sobre este lugar, para ellos no hay dos iguales. Lo que sí es cierto es que, bonita o no, es la playa de arena ininterrumpida más larga del mundo.

Día de playa al estilo bengalí
Día de playa al estilo bengalí

¿Llegamos a Kho Phi Phi? ¿Gold Coast? ¿Cancún?. No, pero el boom hotelero es llamativo para la escala de Bangladesh. Al bajar, por suerte lejos de la estación y cerca de la playa, con sólo preguntar en dos hoteles ya tenemos elegido dónde quedarnos.

Más barato de lo que esperábamos (300 TK con baño), la habitación del Hotel Sea View es la mejor en la que hayamos estado en el país, ubicada justo al lado del Ziruk Market. Las calles cercanas al hotel son muy tranquilas, pero los tuk tuk insistentes nos hacen acordar un poco (sólo un poco) a los días en el país vecino.

El Ziruk Market tiene los clásicos suvenires berretas de todo destino de playa: lo que sea, hecho con caracoles. Pero no venimos por el mercado, sino que la vedette es la playa, y con el sol bajo fuimos por una caminata.

Si ésta es una de las maravillas naturales del mundo, entonces cuántas playas podrían serlo. Es larga, sí, pero salvo que la camines de punta a punta, no cambia nada. Lo que sí tiene a su favor es el ancho y la sombra constante sin necesidad de sombrilla gracias a la tupida arboleda. A pesar de estar en la playa, a las mujeres ni se les ocurre mostrar un poco más de lo normal, ni siquiera destaparse la cara, mientras que los hombres se pasean en su mayoría con la clásica camisa estilo Bollywood, jean (tejanos) y zapatos. Así es, ese es el atuendo playero estilo bengalí.

Día 10: A la mañana visitamos el monasterio budista Aggameda Khyang. Para llegar se pasa por la zona no turística de la ciudad, la otra cara de Cox's Bazar, donde sin dudas la mano del hombre no fue muy bondadosa.

Apenas acercarnos a la puerta del monasterio, el cuidador del lugar se presenta muy entusiasmado y comienza a guiarnos. En el templo viven muchos refugiados birmanos que escaparon de la dictadura de su país. Solo un 0.7% de la población de Bangladesh es budista, la mayoría viven en esta provincia por su cercanía con Myanmar.

A la vuelta pasamos por el activo mercado de verduras, pollo y pescado, donde nuevamente nos encontramos con el alegre recibimiento de la gente que nos pide que los fotografiemos. Otro de los mercados de la ciudad es el de pescado seco. Bastante más chico que el anterior, pero mucho más aromático.

La playa más cercana al hotel no es tan concurrida como otras, haciendo que la atención recibida no sea tanta como suponíamos, lo que no quiere decir que no sea mucha para estándares normales.


Días 11: Cox's Bazar - CHITTAGONG

Nos despedimos del personal del hotel, quien nos pidió que nos sacásemos una foto con el diciendo "ya que no voy a poder tener una foto con la selección argentina, al menos quiero una foto con ustedes" y vamos en un rickshaw hasta el lugar donde salen los buses a Chittagong. Tomamos el próximo a salir y cuesta 170 TK por 5 horas de viaje.

Al llegar a la ciudad de Chittagong se nos complicó mucho encontrar un tuk tuk que nos llevara al centro por 70 TK, el precio real, hasta nos llegaron a pedir 500 TK.

Al ver nuestra situación, se acerca un policía a hablarnos. Como siempre que intentas preguntar algo, primero hay que responder las clásicas preguntas... nuestros nombres, el de nuestros padres, estado civil, calificaciones, país de origen, etc, etc, etc. Cuando finalmente nos deja hablar le explicamos lo que estaba sucediendo, pidiéndole si podía actuar de intermediario entre nosotros y algún conductor para que nos cobrase el precio justo. Como su turno ya había terminado, dijo que él vendría con nosotros, y de camino nos invitó a almorzar a su casa.

Seguramente en otro país no hubiésemos aceptado este tipo de invitación, menos viniendo de un policía, pero aquí se nota la buena intención de la gente. Shapla nos presentó a su familia e intentó enseñarnos bengalí. Después del almuerzo nos acompañó en tuk tuk hasta el hotel.


Día 12: Chittaghong - DHAKA

Otro día de tránsito, la diferencia es que no nos espera la locura de los buses, sino que por primera vez viajaremos en tren, y además es la primera, ya que las líneas férreas no están muy expandidas como en su país vecino, y la frecuencia está lejos de ser conveniente, pero para este tramo hay cuatro servicios por día y es necesario reservar con anticipación.

La primera clase no tiene nada especial: los asientos son cómodos, de a dos y con una mesa compartida con otro asiento ubicado enfrente. El recorrido dura entre 7 horas y 7 horas y media.

Después de un rato, los atentos espectadores de nuestros movimientos se animan a hablarnos. Tema principal: religión, el que tanto les gusta. Pero esta vez no dimos la respuesta que usualmente dábamos para no causar alboroto e intentamos explicar que no tenemos religión. Comentaron entre ellos, se rieron e incrédulos volvieron sobre el mismo tema varias veces, creyendo haber entendido mal. "Entonces, son musulmanes?", "No, no tenemos religión" ... "Ah, católicos?" "No, tampoco" ... "No religiooooon!!!???" "No"... "No crees en Dios?" "No"... "Pero eso es muy extraño" "Sí sabemos que lo es para uds., pero en mí país no es extraño". Al rato... "Sos jugo? " "Cómo?" "Jugo, si sos jugo"... "Ah, judío. No tampoco, no tengo religión" (confusión suscitada por su similitud sonora en inglés).

Después de asimilar el acontecimiento siguieron con otros temas como casamiento, religión, si comemos cucarachas y perros, cuál es la religión principal en Argentina, si no tenemos religión, si rezamos, si alguna vez entramos a una mezquita o iglesia, etc. A pesar de no poder creer la mayoría de nuestras sinceras respuestas, en ningún momento nadie se lo tomó a mal, todos se reían y comentaban. Y así se paso el viaje.

Al llegar a Dhaka, el rickshaw desde la estación Kamlapur hasta el Hotel Cairo costó 50 TK.

Dejamos las cosas y caminamos hasta el Banga Market, un lugar donde supuestamente venden ropa de marca de segunda selección, ya que muchísimas marcas tienen su base en Bangladesh para contar con mano de obra barata, pero lo único que había en el mercado eran porquerías, pero pudimos sacar buenas fotos del caos del tránsito en la ciudad desde el segundo piso del mercado.

A la noche, intentando dormir, un intenso aroma nos complica el sueño. Intentamos ignorarlo, pero cada vez se hacía más fuerte. Prendemos la luz y buscando por la habitación el punto de origen del olor, nos encontramos con un ratón en estado de putrefacción debajo de la cama. Vamos a la recepción y al explicarles la situación, vienen a limpiar la habitación. Hacen un comentario de "ah, un simple ratón", el cual sacan con una palita y lo tiran al pasillo que daba nuestra ventana. "Pero no, me estas dejando al ratón podrido al lado, llévatelo por favor".


Día 13: DHAKA

Los rickshaws le dan color a las calles
Los rickshaws le dan color a las calles

Último día completo en Dhaka, el cual aprovecharíamos al máximo.

Nos dirigimos hacia la alocada Old Dhaka donde empezamos caminando por Bicycle St. Supuestamente acá se consigue el rickshaw art, que vendría a ser una especie de fileteado porteño, pero de arte solo vimos partes de rickshaw y etiquetas para pegarle. Éstas bicicletas que transportan pasajeros son un colorido atractivo del país. Su presencia inunda las calles de todas las ciudades y en muchas ocasiones se forman congestiones de tránsito absolutamente de estos triciclos. Se calcula que hay más de 600.000 de estos vehículos sólo en la capital.

Seguimos caminando hasta llegar a Star Mosque (también llamada Sitara Mosque), uno de los principales atractivos turísticos e imagen del billete de 100 TK. Es muy linda de afuera, pero no pudimos entrar ya que estaba cerrada y el cuidador nunca apareció.

Así fue que seguimos hasta el Pink Palace (Ahsan Manzil). Para llegar hasta aquí tuvimos que atravesar gran parte de Old Dhaka donde sus calles se tornan cada vez más caóticas, apreciando las carnicerías que cuelgan su mercadería en la calle dejándola expuesta al sol, smog y polvo. La entrada al Pink Palace cuesta 75 TK. No se puede ingresar con bolsos ni cámaras.

Al ingresar es poco lo que vemos, no porque las exhibiciones sean escasas, sino porque se había cortado la luz, un problema casi diario en el país. Recurriendo a una linterna, podemos ver los distintos objetos que pertenecieron al palacio, aunque muchas explicaciones están solo en bengalí. Fue construido en 1872. Un tornado lo destruiría en gran parte, pero se haría un proceso de reconstrucción basado en antiguas fotografías que podremos ver en las salas del palacio.

A cinco minutos del aquí está Hindu St, que con sus santerías hindúes es una de las más coloridas de Old Dhaka. Siguiendo por esta zona cargada de atractivos visitamos la iglesia armenia. Por lo general se encuentra cerrada, pero si pedimos que nos dejen ingresar lo harán sin ningún problema. Sin dudas es muy extraño ver una iglesia católica en el país de las mezquitas, ya que solamente un 0.3% de la población practica esta religión.

¿Tenés tira de asado?
¿Tenés tira de asado?

Desde aquí caminamos el largo tramo que nos separa del Lalbagh Fort, en la otra punta de la ciudad. Este fuerte es la imagen de muchos folletos turísticos, y a juzgar por las fotos, parecía tener un aire al Taj Mahal. Aunque viéndolo en persona, lejos esté de asimilarse al mausoleo indio, pero igualmente es uno de los grandes atractivos del país.

La entrada cuesta 100 TK. En el complejo se emplazan cuatro edificios: un mausoleo con varias tumbas de acceso restringido, la sala de audiencias de dos pisos que contiene un pequeño museo de los mogoles, un antiguo hammam (casa de baño) y por supuesto una mezquita. Los jardines están muy bien cuidados, y parece ser el lugar elegido por las jóvenes parejas bengalíes para escaparse de las miradas de Alá.

A la noche cenamos con el famoso Mahmud, una persona dedicada plenamente a ayudar a aquellos que quieran visitar su país, respondiendo todas las preguntas que los turistas se hacen en el foro Thorn Tree de Lonely Planet.

Mahmud se volvió tan famoso por su desinteresada colaboración que hasta su dirección de mail aparece en la guía de viajes, y como muchos dicen "no hay Lonely Planet que te sirva en Bangladesh, lo mejor es seguir los consejos de Mahmud"... y vaya si nos sirvieron sus consejos!. Su útil página personal con información turística es Mahmud's Bangladesh.


Día 14: DHAKA - ...

Para quedarnos con un dulce recuerdo de Bangladesh, en nuestro último día nos damos una panzada de riquísimos shondesh y mishti doi en Muslim Sweets.

Para llegar al aeropuerto de Dhaka tomamos un tuk tuk por 250 TK. El terrible tránsito hace que tardemos 45 minutos en llegar.

El vuelo era con la compañía GMG Airlines, supuestamente la más confiable entre las locales. Nuestro destino, Katmandú, no parecía ser muy requerido, en cambio la gente se agolpaba en las filas de Dubai y Singapur, con sus grandes bolsos, cajas, cajones y pertenencias para una mudanza.

Todo venía dentro de lo normal, hasta que la compañía confiable dejó de serlo de un momento para el otro. Al chequear en las pantallas nuestro vuelo no aparecía. Como si fuese algo habitual, nos informan que nuestro vuelo había sido cancelado, pero que nos pasarían a Biman Bangladesh Airlines, la otra compañía nacional, que a juzgar por su imagen un tanto decadente no nos inspiraba ninguna confian-za. Al ser esta más económica, pedimos un reembolso de la diferencia pagada, o un paso a primera clase, pero gracias que al menos había lugares disponibles. Un nepalí que estaba en la misma situación que nosotros nos dice que con GMG siempre pasa lo mismo.

La imagen del check in tampoco es muy alentadora. Por un rato ninguno de los empleados nos atiende, luego nos hacen ir varias veces de un lado al otro del mostrador, sólo dos empleados se encargan del trámite mientras otros cuatro comen samosas despatarrados.

Con largo retraso embarcamos en el destartalado avión de Biman, que justamente habíamos descartado por su reputación de flota vieja y descuidada. Éste, a pesar de su decoración que nunca cambiaron, algunos apoya brazos pegados con cinta y más de una parte suelta, no parece estar tan mal.

El corto vuelo de 1 hora y 30 minutos nos lleva hasta Katmandú (Nepal) sanos y salvos... Nepal es el próximo destino.


Àsia - Altres guies i relats d'Àsia publicats en aquest web.
Diario de viaje a Sri Lanka. Gran Tour asiático (I) - Primera parte de este largo viaje de los autores por Asia.
Diario de viaje a India. Gran Tour asiático (II) - Segunda parte de este largo viaje de los autores por Asia.
Marcando el Polo - Blog de viajes por Asia y Oceanía de los autores, con más información de este y otros viajes.