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Bandera de Marruecos

MARRUECOS

Relato de un viaje de 19 días a Marruecos en autocaravana

Piki y Enrique (Abueletes)
Published on Travel date: 2009 | Published on 13/06/2012
Last updated: 04/2022
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Introducción

Este es el relato de un viaje en autocaravana por Marruecos de Enrique y Piki Sierra, los autores de este diario y también conocidos en el mundo campista como Abueletes.

Se trata de una ruta circular de 19 días, con origen y final en la ciudad autónoma de Melilla y realizado entre los meses de noviembre y diciembre de 2009. Alojamiento en campings a lo largo de la ruta.

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VIAJE A MARRUECOS, EL REINO DE LOS SENTIDOS

Días 1 y 2: Melilla - MEQUINEZ

Día 1º: En este primer día llegamos a Mequinez (Meknès en francés) desde la Ciudad Autónoma de Melilla. El camping de Mequinez es caro, la luz no funciona y encima está muy sucio, pero hacer acampada libre no es demasiado recomendable, no tanto porque te roben sino porque te molestan demasiado.

Cenamos en la plaza Central, frente a la puerta, magnifica puerta, que mando edificar Mulay Ismail, con unas preciosas columnas expoliadas de Volúbilis a los lados. La puerta se llama Bab el Mansour y, para mí, es la mejor puerta de todo Marruecos. El entorno lleno de vida de esta plaza pretende, como tantas otras, equipararse a la plaza Jmaa el-Fnaa de Marrakech, algo inalcanzable, ya que le falta su vida y sobre todo su color (el colorido de la Jmaa es único en el mundo).

Día 2º: En la mañana del día siguiente se abre ante nuestros ojos y caminamos por esas calles que despiertan vida nos acercamos al Museo de Cerámica, y más tarde paseos y más paseos por las callejuelas de la Medina, compras y más compras.

Subimos al camping en calesa, con un frío que pelaba, pero los cuatro no nos dejaban ir en el taxi. El camping continúa sin luz y cobrándote el agua aparte, y cada día más cutre y sucio, pero esto es el Magreb.


Día 3: MEQUINEZ - MULAY IDRISS - FEZ

Salimos hacia Mulay Idriss. Al llegar nos vamos a disfrutar del venerado patrón de Marruecos, el que un día según la tradición llegó a Fez y el sultán le dijo que esa noche lo que midiera con el Fez se lo daría y así nació el primer lugar de esa ciudad patrimonio de la humanidad a cuya Medina no puede hacer sombra ni la mismísima Medina de Damasco.

Vista panorámica de Mulay Idriss
Vista panorámica de Mulay Idriss

Nos negamos a coger un guía porque ya conocemos el camino, repetido tantas veces, subimos hacia el minarete que adornan sus paredes, suras y aleyas del Coran redondo, igual que uno que había en la Meca desde lo alto se contempla la Kubba del santo, el primero de la dinastía Idrissi, que mueve a confusión porque su hijo también llamado Mulay Idriss, pero es Mulay Idriss II, tiene su morabo en la Medina de Fez.

Aquí son típicos los bordados, parecidos al punto yugoslavo, pero en tono rojo y azul. Y en las tiendas próximas de los souvenir del santo encontramos rosarios morunos de cuentas (para repetir los 99 nombres de Alá), los caramelos de azúcar de colores similares a los que reciben nuestros niños en Reyes como carbón, y dulces muchos dulces. Lo más bonito es las velas, velas de todos tamaño y colores para hacer ofrendas junto con la Henna y dinero para el Santo, para hacerle una petición.

Mulay Idriss hace unos pocos años era terreno vetado para el no musulmán, lo mismo que en Xaouen un no musulmán no podía pernoctar en la ciudad. Pero ahora hay un precioso hotel en una callejuela, que por si solo merece subir la cuesta y verlo, paraíso de moteros. Esta ciudad siempre me causa un respeto especial por los ancianos, porque no piden limosnas, sino que se ofrecen como guías, para enseñarte la ciudad por unas monedas y da mucha pena verlos renquear subiendo las cuestas.

No nos acercamos a ver las ruinas romanas porque el camino es pista y no queríamos dar ese tute a la autocaravana. Damos una preciosa vuelta por el Zerhoum, patria de santos, y nos dirigimos hacia Volúbilis, la capital de la Mauritania Tigitania, mejor conservada que otras veces o por lo menos más limpia. Recorremos el recinto, los mosaicos los han cercado con cuerdas para que no se pisen ¡a buenas horas mangas verdes!.

Curioso es que la escena rodada del film La Última Tentación de Cristo, en que se ve a Cristo como hombre casado y no a Cristo Dios, tiene como fondo el arco de Caracalla de Volúbilis.

Nos alejamos de la capital Tigitana y llegamos sin problemas al camping El Diamante Verde de Fez, que el recepcionista de Mequinez nos decía cerrado y como ya conocemos lo que hace una propina en Marruecos, ni se nos ocurre acercarnos al camping Internacional. Paseamos por el complejo y dormimos de forma plácida y tranquila, nos despiertan los patos que por allí pululan.


Día 4: FEZ - IFRANE

El problema del desplazamiento para no tener que contratar a unos de los múltiples guías y abusivos precios de los taxis extraurbanos hace que esperemos el autobús de Ain Cheif y por 5 dirhams nos encontramos en un cuarto de hora en el centro de Fez, donde vamos a desayunar antes de irnos hacia la Medina.

Cogemos un taxi (en los petit taxi sólo se admiten tres personas) y nos deja justito a la entrada de la Medina que a Enrique le gusta, aunque yo prefiero entrar por Bab Jamais. Recorremos la medina despacito, ya que la Medina de Fez tiene unas 10.000 callejuelas, viendo bastantes rincones.

Vamos al zoco de las telas, al Foumdankes, donde se reunen los comerciantes. Recorremos medersas (sobre todo la de Bou Inaia), mezquitas, callejuelas y llegamos a la Mezquita Karouiyin, una de las más famosas del mundo islámico. Con un mirhab regalado por Almanzor, fabricado con todas loas maderas preciosas de esa época, sándalo, palo de rosa, ébano...

Explosión de color
Explosión de color

En la medina hay ocho madrazas, siendo la más famosa Al Attarin, próxima a la Mezquita Karaouyin y que fue donada por Fatima Al Karaouin. Llegamos a la tumba de Mulay Idriss II y su zoco lleno de turrones, velas para las ofrendas y color muchísimo color, para mi Marruecos tiene un olor especial, el de la brea, pero el color es indefinible, creo que aquí el arco iris pierde sus colores para transformarse.

También vemos el Zoco de la Henna, el antiguo Hospital Psiquiátrico, la casa de Maimónides, o el reloj de agua, pero lo que suele gustar más al que visita por vez primera la Medina de Fez es la Tannerie (la zona de los tintoreros). Los tintoreros ejercen un influjo mágico, por estrechas callejuelas conducimos a nuestros amigos hacia una terraza de las que se asoman al gremio de los tintoreros, porque la Medina sigue dividida en gremios como en la Edad Media.

Los colores son de productos naturales: Henna, Azafrán, Jengibre para hacer el amarillo clarito, Té verde, Indigo que se extrae de un arbusto llamado añil (al principio sale verde y al contacto con el aire la oxidación lo vuelve azul), las raíces de remolacha para el color morado y las flores de hibisco para el rojo,

El trabajo de estos artesanos se transmite de generación en generación y es el oficio más antiguo de los de la Medina. Es un trabajo muy pesado: preparar las pieles hasta que llegan al tinte es una labor ardua y desagradable, casi todo el día metido en unas aguas que huelen fatal, los turistas mientras huelen hierbabuena para no estropear sus delicados olfatos, mientras el autóctono, familiarizado con este olor penetrante y desagradable que hiere el olfato, pero no nos podemos olvidar que estamos en el reino de los sentidos.

Comemos en un restaurante donde no acude el turismo, porque no hay mesas en el exterior, pero muy bien atendido y viendo de frente la cocina donde se elabora nuestro condumio.

Salimos por Bab Bouyoud y continuamos hacia la plaza, en que algunas autocaravanas se atreven a quedarse, atrevidos que pagaran su osadía de forma terrible, y sólo la diosa fortuna favorece a unos pocos que se atreven a hacerlo. Lo más posible es que los roben y le destrocen la puerta o una ventana, también se la pueden rallar y últimamente la moda es que mientras duermes te dibujan alguna obra de arte con un spray de algún color.

Además en esa plaza al atardecer llegan los vendedores ambulantes, músicos chipichangas, etc. Y no podrás salir y tendrás que aguantar que todo el que pase manosee el vehículo o se le suba algún niño en los parachoques o los siente algún papá en el capó. Yo cuando los veo me digo muchachos no sabéis donde os habéis metido. En Fez lo mejor y más seguro es un camping, nada de acampada libre y que no me digan pues yo estuve muy bien, porque les responderé que la Divina Providencia ha cuidado de ellos.

Caminando llegamos a la Mella y visitamos en Cementerio judío. El guardián nos exige el pago de manera reiterada y nos quedamos allí bastante rato en este lugar apacible y tranquilo cercano al Palacio real y cercano también a la Sinagoga Danan, repleto de tumbas blancas. Con la estrella de David y un recinto consagrado y cerrado donde se encuentran las tumbas de los rabinos.

Volvemos en taxi al camping, cuidando de no perdernos porque los taxis te dejan donde les permite su licencia, que es en una carretera próxima al camping. Despacito fuimos a nuestra casita para recogerla e irnos hacia Ifrane.

Pasando por Imouzzer de Kandar y la región de los Lagos llegamos a Ifrane al atardecer y en lugar de ir a al camping, que es sucio, acampamos cerca del hotel Michiflen. Pudimos dar un paseo, aunque la temperatura descendió considerablemente (esa noche sacamos el saco). Pagamos al guarda 20 dirhams.


Día 5: IFRANE - BENI MELLAH - KHASBA TADLA - OUZOUD

Nos levantamos prontito y saludamos al León de Piedra, símbolo de Ifrane. Esta ciudad, llamada la Suiza Marroquí, atrae a mucho turismo por sus casas, jardines y fuentes. Ciudad muy cuidada, en la que anidan muchísimas cigüeñas, donde los reyes de los parterres son los pensamientos, donde hay paisajes idílicos y sólo a unos kilómetros el pico más alto del Atlas Medio, el Michiflen, con telesilla y muchos cedros muy degradados en los alrededores, siete lagos de origen volcánico, muchos hoteles y un Palacio real por donde se pueden contemplar muchos monos de berbería. Pero es una ciudad que a mí personalmente no me gusta nada. No me gustan estos sitios tan turísticos y tan limpitos, donde tras una pared se encuentra el hambre.

Desayunamos un cruasán en una cafetería y bajamos hacia Azrou (la roca), dejando al lado el Bosque de Cedros, como lo llaman los autocaravanistas. En realidad lo célebre e interesante en este lugar es el llamado Cedro Goreau, por ser el nombre de un capitán del ejercito francés que envió el general Lyateu para catalogar las especies del Atlas y este le puso su nombre al cedro, que hoy está seco.

Una vez en Azrou nos dirigimos a la Escuela Artesanal para tratar de encontrar alguna pieza de madera de cedro, pues los artesanos van desapareciendo y no se encuentran con mucha facilidad.

Continuamos hasta Khenifra, comienza la tierra roja y los kaftans de flores típicos de esta región. Llegamos a Ben Mellah, ciudad de fuentes. No subimos al Castillo, porque se nos va ha hacer de noche en el camino hacia Ouzoud. Así que nos conformamos con las fuentes, que hace poco eran preciosamente salvajes y hoy están canalizadas.

También, antes de coger la desviación para Ouzoud, estuvimos en Khasba Tadla. En la antigüedad la habitaron los Banoum Efrem. Más tarde caería en manos almorávides, pero su esplendor surgió con Mulay Ismail. Está asentada en la orilla izquierda del L'Ourm er Rbia, el río más largo de Marruecos.

Esta ciudad no suele visitarla el turismo, aunque está próxima a la carretera. Realmente el recinto esta muy deteriorado por haberlo habitado personas sin hogar que parcelaron los lugares históricos y artístico y la convirtieron en sus viviendas. Ahora la khasba está siendo restaurada y alojados sus inquilinos en otros lugares.

Aun se conservan dos mezquitas, una almohade y la otra de estilo del Sahel, y un puente con 10 arcos. A pesar de la mala conservación, esta ciudad siempre me ha gustado.

Una vez que nos adentramos en la carretera que conduce a las Cascadas de Ouzoud, aconsejo a los viajeros, cuando lleguen a Marrakech, tomar dirección Fez y en el Kelaa de Sparza desviarse: no sufrirán tanto con las curvas y el mal estado de la ruta.

El paisaje es muy bonito, en los límites del Atlas Medio y el Gran Atlas, aunque al parecer pertenece al Gran Atlas por un despliegue geológico del río Abid, aunque después de tanto tiempo no he conseguido saber si pertenece a una u otra cordillera.

El camino se nos hace pesado por el mal estado de la ruta, pero hemos de llegar a la población de Azilal (no confundir con la ciudad norteña). Se nos hace de noche y vamos con mucha precaución porque los cortados y la carretera llena de burros y bicicletas sin señalizar nos hace ser prudentes.

Y al fin encontramos la desviación para quedarnos en el horrendo y poco cómodo camping más próximo a las Cascadas de Ouzoud. Sin luz y encendiendo los faros de una y otra autocaravana conseguimos el propósito de alojarnos en este lugar, completamente lleno de autóctonos y varias autocaravanas francesas.


Día 6: OUZOUD - KELAA DE SPARZA - MARRAKECH

Cascadas de río Ouzoud
Cascadas de río Ouzoud

Cuando vamos a desayunar a un cafetín próximo, vemos que nuestros amigos regresan de ver las cascadas de Ouzoud realmente entusiasmados. Lo cierto es que este salto de agua del río Ouzoud, que unos kilómetros más abajo desemboca en el Abid, del que es afluente, son espectaculares y las más altas del Norte de África, con un salto de 110 metros y con un caudal casi permanente, pero que crece un poco en la época estival por el deshielo.

Seguimos hacia Denmate para ver el puente D'Ími Ifrit, que es una preciosidad geológica, una cavidad natural a la que los kabileños le atribuyen historias de demonios y ifrits (su nombre lo dice). Han construido una escalera que era la primera vez que yo la veía, realmente sorprendente, se parece a la carretera de los Trolls en Noruega, pero en peatonal.

Nuestro camino nos conduce a Marrakech, la ciudad roja. Entramos por el inmenso palmeral y nos dirigimos hacia la Menara, pues justito enfrente hay un parking vigilado en un sitio privilegiado, no tenemos suerte. Está la calle en obras.

Nos acercamos cerca de la Koutubia y allí encontramos un lugar donde unos mozalbetes pretendían estafarnos, diciendo que nos quedáramos en el parking de la parada de los buses propios de un hotel. El parking nuevo detrás de la Koutubia estaba lleno y al final quedamos en el otro cutre, lleno de vehículos esperando lugares libres.

Al final lo conseguimos y a pasear para ver la Koutubia, una de las torres más amadas de Marruecos, hermana de la Giralda y prima de la torre Hassan de Rabat. Mi amada plaza Jmaa el Fnaa, corazón del mundo islámico. Marrakech es la ciudad de los siete sabathous, la ciudad de Sidi Bel Abbes, el santo protector de los ciegos.


Día 7: MARRAKECH - OURIKA - MARRAKECH

Nos vamos hacia el Valle del Ourika, pero hemos tenido muy mala suerte, llueve, y la climatología por estos lares nos puede dar un susto mayúsculo. Hace bastantes años nos cogió una riada y nos tuvimos que refugiar con la autocaravana en un hotel, el único hotel, que hay en alto. Allí estuvimos tres días, con la suerte de cómo era un hotel nos auxiliaron en comida y atenciones, pero hubo turismo que lo tuvieron que sacar en helicóptero, fue terrible. Murió mucha gente y muchísimas personas se quedaron sin casa, de hecho aún hoy persiste en algunos lugares, y eso que fue hace bastantes años, la visión del desastre, edificios destruidos, y trozos de carretera aún intransitables.

El Ourika es un río que da nombre al valle y nace en las montañas del Anti-Atlas que aun en verano permanece nevado. Siguiendo la carretera asfaltada se llega al pueblo de Setti Fadma, que casualmente es el pueblo bereber más antiguo de Marruecos.

Artesanía del valle del Ourika
Artesanía del valle del Ourika

Las autocaravanas, si hay coches aparcados, tiene complicado dar la vuelta para girar y regresar por donde han venido. Lo ideal es dejar la autocaravana más abajo y hacer el recorrido a pie.

En Ourika abundan los niños que piden de todo, caramelos, bolígrafos, ropa, y los vendedores ambulantes de objetos en piedra. Pero este pueblo es conocido por su barro, unos trabajos exquisitos que representan mezquitas, personas (a pesar de la prohibición islámica), camellos o kábilas. A mi personalmente me encanta la artesanía de esta región, y más aun los trabajos de arcilla, que a pesar de su fama superan a los de Safi, Taza o Tarraya.

Como el tiempo no acompaña nos vemos muy limitados, por lo que volvemos a Marrakech, bordeando sus murallas y pasando cerca del famoso hotel Mamounia.

Como es de obligado cumplimiento visitamos Medina y zocos, todo parte de la Jmaa el Fnaa, y frente a ella la Koutubia, de 77 metros de altura, donde por sus escaleras hacia la parte superior se puede subir a caballo. La madraza más famosa la madraza de ben Yousef, fundada en 1062 por los almorávides (su nombre en bereber es Tamurt Akkuc: significa tierra de Dios). De esta época había muchos monumentos, pero hoy sólo permanece la Koubba Baadiyin. Después llegan los almohades y estos construyen la Koutubia, la Menara y la puerta monumental de Bab Agnou.

Pero Marrakech, la ciudad roja, guarda el tesoro de ser una ciudad que literatos, poetas, escritores, artistas han necesitado para que se convirtiera en su hogar. Varias veces me crucé con Goytisolo por las calles de Fez y no en la zona moderna de Gueliz precisamente. Marrakech continua con su comunidad gay, que vive allí todo el año.

Como no podía ser de otra manera cenamos en la Jmaa y paseamos contemplando sus múltiples facetas de adivinos, contadores de cuentos, mendigos, boxeadores, prostitutas, vendedores y sacamuelas... Una preciosa noche contemplando la luna sobre las palmeras y la Koutubia desde nuestra cama ¿Quién da más?.


Día 8: MARRAKECH

Hoy decidimos hacer nuestra peculiar ruta por Marrakech, no sin antes llevar a nuestros amigos a la Tannerie de Marrakech, tan distinta a la de Fez y no visitada por el turismo. Después, vueltas y vuelta por zocos y callejas, alguna parada en tiendas y a comer en la calle peatonal.

Después de un descanso, continuamos nuestra peculiar ruta visitando mis morabos preferidos por lugares que escapan del conocimiento de las guias y del turismo. Visita a Bel Abbes, al Cadi Ayat, paseos por las murallas cercanas al palmeral, etc.

Cuando llega el próximo momento de abandonar Marrakech siento una especie de opresión en el pecho y siempre le prometo volver.

Día 9: MARRAKECH - ESSAOUIRA

Nos adentramos poco a poco en la región de la Argania. El argan es un árbol similar al olivo, pero con pinchos que antiguamente valía para que el turismo se parase a hacer fotos de cabras que se encaraman a los árboles para comer sus frutos, a veces algunos te vendían casi a escondidas aceite de argan, pues en la antigüedad se conocía el mito de que los leprosos consumían este aceite. Hoy, afortunadamente, este árbol proporciona trabajo a muchas personas, se han creado cooperativas sobre todo de mujeres que comercializan el aceite, con el que se hacen jabones y cremas y muchas familias viven de ello, además está de moda.

Llegamos a Essaouira, la Mogador de los fenicios, viendo a lo lejos un pueblecito blanco teñido de añil que enmarcado en una península, tiene enfrente las islas de la púrpura, donde los romanos teñían sus capas con la cochinillas que se llevaba el ejército de estos lugares. Acampamos en la plaza porque casi no hay turismo, cerca del puerto y próximos a las murallas que la rodean.

Tenderete de caracoles en Essaouira
Tenderete de caracoles en Essaouira

Essaouira es una ciudad turística por excelencia, donde se celebra un famoso festival de música Gwana y donde se practica el surfing. Una playa de fina arena de muchos kilómetros, donde el turismo se tuesta acariciado por los fuertes vientos que por aquí soplan. Me gusta Essaouira, sus tiendecillas de alimentos y los lugares alejados del turismo, porque Essaouira, si es algo es turística, situada cerca del Cabo Sim, su centro histórico, catalogado monumento de la Humanidad, ciudad donde los judíos habitaban, y donde el viento se dice que señala América.

Rodeada de murallas y cañones (uno de ellos llamado el mejicano, se cree fue de un barco español), Essaouira es cruce de culturas y pueblos, de aquellas caravanas que venían del desierto y aquí embarcaban sus objetos. De los antiguos bereberes hay muchos vestigios, la música autóctona tiene timbres de cuerdas y percusiones que vienen ¿de donde?.

Hoy viven en ella muchos artistas y se vende también pintura cutre para el turismo. Cerca existe una antigua librería que guarda tesoros en su interior, los pájaros comen de los sacos que tienen semillas a las puertas de los tenderetes, y en las calles se venden cangrejos y caracoles, dormimos arrullados por el sonido del mar.


Día 10: ESSAOUIRA - AGADIR

Dirección a Sous hay una carrera ciclista y tenemos que ir parando, porque aunque el pelotón viene detrás nuestro nos paran al pasar las ciudades. Entramos en pleno corazón de la Argania y sus árboles llenos de frutos. Nos bajarnos para contemplarlos.

Paralela la carretera a la costa, esta está llena de bañistas y de gente que quiere ver la carrera. Llegamos al camping de Agadir y después de arreglarnos nos vamos a la ciudad para que nuestros amigos la vean, que si no hubiera sido por ellos hubiéramos pasado de largo.

Agadir, desde hace muchos años, es un paraíso gay. Después del terremoto que la asoló no ofrece ningún atractivo, excepto las maravillosas playas y hoteles de lujo, algo de lo que pasamos.

Calor tórrido, pasamos por el zoológico y en el paseo marítimo cenamos en un restaurante bastante bueno, entre la múltiple oferta gastronomica que hay, de todas las etnias y países. Paseamos y al camping.


Día 11: AGADIR - SIDI IFNI

Seguimos marchando hacia Sidi Ifni, por la parte costera, el Atlántico maravilloso, y todo el campo lleno de limonium de color malva, del que nos aprovisionamos, de la conocida flor del papel para luego adornar algún canastito de vuelta a casa.

Llegamos a Sidi Ifni, el antiguo enclave español y aparcamos en la Plaza de España (aún continúa llamándose así), con la idea de pernoctar, ya que en los dos campings existentes hay una humedad increíble.

En Sidi Ifni no hay mucho que ver: el magnifico paisaje del paseo del océano, algunas calles muy animadas al anochecer y poco más. Aún continuaba el letrero de Twis Club del colonialismo español.

Dormimos en nuestras casitas en un absoluto silencio, guardados por un vecino que se autoproclama guarda para obtener la propina.


Día 12: SIDI IFNI - TAFRAOUTE - TAROUDANT

Por la costa llegamos a Tiznit, pero aparte de la artesanía en plata, no merece la pena ir. La rodean unas murallas, y como digo anteriormente es famosa por sus joyas de plata y a veces de oro. Mucha gente piensa que el oro de Marruecos es de baja calidad, por su color rosáceo, pero no es así, y es que le añaden cobre en lugar de latón, lo que le proporciona ese precioso e intrigante color. Tiznit era lugar de parada de las antiguas caravanas que procedían del desierto y de ahí la tradición artesana por traficar con metales preciosos.

Por la carretera interior nos dirigimos a Tafraoute, la ciudad rosa, que si se enterasen los nabateos menudo rebote cogerian, pues esta población no tiene nada que ver con las magnificas ruinas jordanas. El camino sigue bastante malo, por no decir malísimo, a unas cotas de altura en las montañas del Anti Atlas, situada en medio de un circo de montañas de granito rosa.

Vista de Tioulit
Vista de Tioulit

Cerca de la ciudad hay piedras pintadas por el pintor Jean Verane, que residió aquí una temporada. Es famosa también por su floración de almendros, pero Tafraoute, a pesar de su fama, no suele ser muy visitada por el mal camino que conduce a ella y porque en realidad, ofrece al turista unas casa y algunas mezquitas diseminadas llenas de polvo y con un paisaje montañoso, peculiar, que no reviste una hermosura de alucinar. La ida y regreso a Tafraoute sería un paisaje completo si no fuese por el mal estado de la ruta,

Regresamos dirección Agadir por la horrible carretera. Al final el piso se arregla, pero la carretera es tan estrecha que yo no disfruto del camino y precioso paisaje. Algo maravilloso que nos brinda el paisaje es Tioulit (o Touliet, llamado de las dos maneras), un pueblo situado en una meseta, realmente soberbio.

Se nos va haciendo de noche mientras llegamos cerca de Agadir, donde encontramos la dirección de Taroudant, con un trozo nuevo de autovía que no conocíamos. Se hace de noche y puedo ver ponerse el sol en las murallas de Taroudant, algo de los paisajes marroquíes que no se deben perder.

Enrique contentísimo porque adora esta ciudad, reino de la dinastía Sardiana y ocupada por los almorávides en el mil y pico, Se dice que esta ciudad se edificó para luchar contra los portugueses que ocupaban Agadir, pero esto es una leyenda porque es una ciudad con vestigios anteriores a esa fecha.

Acampamos en las murallas, cerca de las acequias de agua que bajan de los altos montes de la cordillera próxima, donde el Touscal, el pico más alto de Marruecos, se yergue majestuoso.


Día 13: TAROUDANT - AIT BEN HADDOU

Kkhasba de Ain ben Haddou
Kkhasba de Ain ben Haddou

Por la mañana desayuno con jeringo delicioso y vamos de compras por la medina de Taroudant, de la cual se dice que es como una Marrakech en pequeño.

La gente aquí es maravillosa. El Sous, región meridional de Marruecos, guarda en sus habitantes un encanto especial que no tienen otras regiones del país.

La industria por excelencia es la zapatería: hay miles de babuchas y sandalias con unos diseños que para sí quisieran muchas boutiques europeas, y de cómodas, ni cuento.

A pesar de lo muy a gusto que estamos en Taroudant, nos vamos en dirección al Draa. Así que llegamos hasta la general de Marrakech-Ouarzazate y de ahí nos dirigimos a la khasba de Ain ben Haddou. Cuando llegamos a Ain ben Haddou dimos un paseo por este maravilloso Monumento de la Humanidad que es su khasba.

Dormimos en el parking de Ait ben Haddou, ya que al estar solos no tuvimos ningún ruido, cosa que no habríamos podido hacer en temporada turística.


Día 14: AIT BEN HADDOU - ZAGORA

Al levantarnos desayunamos en el hotel cercano a la Khasba. Después marchamos en dirección de la Khasba de Tifoultute, para ir hacia Zagora por el Valle del Draa.

Llegamos a Agdz, una ciudad a unos 70 km de Ouarzazate donde se habla el Tachelhit, una población de paso donde en la gran plaza es donde se desarrolla la vida económica de la ciudad, con muchos comercios y donde se pueden adquirir auténticas reliquias, antigüedades de verdad, joyas, muebles y muchísimos utensilios de procedencia judías.

Nos encontramos en pleno corazón del Valle del Oued Draa, un río que siglos atrás era el más largo y caudaloso de Marruecos. Nace en el Alto Atlas y se dirige hacia el sur, a lo que hoy es la frontera con Argelia y de pronto gira hacia el oeste y se va a desembocar en el Atlántico. Durante miles de años las condiciones climáticas han variado y con ellas el curso del Draa: este se sumerge en las arenas del desierto pasado M'Hamid y durante unos 600 kilómetros sigue su curso de forma subterránea, desembocando cerca de Tan Tan, pero cuando llueve fuertemente el Draa vuelve a su antiguo lecho.

A unos 6 o 7 kilómetros de Agdz reencontramos la Khasba de Tannougalt, ubicada en lo alto y su nombre quiere decir encrucijada. Al parecer en la antigüedad era lugar de cruce de caminos, sus habitantes presumen de vivir en el pueblo más bonito del sur de Marruecos, construida con adobes, ladrillos y arcilla tiene una espectacular belleza, su calles empinadas recuerdan un pueblo medieval, en el que hay majestuosas casas palacios y mezquitas, aquí se funden el agua y el desierto, la montaña y el oasis. Es una ciudad única, sobre todo en otoño, aquí se pueden ver los múltiples colores de las hojas, ámbar, amarillas, rojizas, etc.

Hoy día hay una fundación para su conservación, porque poco a poco se fue degradando y si no hubiera sido por sus habitantes se hubiera convertido en ruinas. A pesar de ello ha sido declarada Monumento de la Humanidad y aquí se rodaron escenas de la película El Cielo Protector, de Bertoluccci.

Continuamos por la región que se extiende uno 200 km hacia Zagora, parando para regocijarnos viendo sus palmerales (los dátiles que comemos en España proceden de aquí junto con los de Irán).

Un paisaje rodeado de niños, donde puedo repartir la mayoría de los objetos que llevo, sobre todo los juguetes, y sobre todo muñecas a las niñas, no hay que olvidar que la mujer ocupa un lugar secundario en la sociedad y las niñas al lado de sus hermanos varones carecen de importancia, todo será para los niños, por ello siempre les doy a las mujeres y procuro hacerme de muñecas, que me regalan o compro porque si vierais brillar los ojos de una niña cuando abraza una muñeca, no tiene comparación con la mayor y más espectacular puesta de sol del mundo. Yo veo brillar esos ojos a menudo, y por solo una muñeca que desprecian nuestras hijas cuando están un poco deterioradas o ante el nuevo modelo de la TV. Os pido, a quien lea este relato, que os olvidéis de lápices, cuadernos y cajitas de lápices de colores, para llevar y dar muñecas. Lo primero, muñecas, después pelotas para los niños, pero no lo olvidéis: las niñas son las más necesitadas.

Llegamos a Zagora y nos alojamos en el camping. Después recorremos la ciudad, un lugar donde no hay nada que ver, como no sea las tiendas subterráneas donde trabajan niños limpiando y tallando metal en unas condiciones infrahumanas, en subsuelos faltos de luz y en horarios de 10 o 12 horas. Aquí el trabajo infantil no es ilegal y estos niños sacan adelante a toda su familia.


Día 15: ZAGORA - M'HAMID - ZAGORA

Desayunamos en el camping y vamos por la ruta del desierto hasta Tamengroute. Esta población tiene dos tesoros ocultos.

El primero de ellos es la Zaouia Naciria, donde muchos fieles piden la ayuda del Santo en el patio (prohibida la entrada a los no musulmanes). Bajo los arcos que la rodean viven unos y otros se quedan muchos días comiendo y durmiendo en el lugar, haciendo sus ofrendas de henna, dinero o velas. Esta Zaouia la funda Mohamed Ben Nacer en el 1010 de la Hégira. Allí no solo van peregrinos, sino ulemas, sabios y estudiantes, por lo que tiene una gran importancia a nivel intelectual y era un punto de apoyo para las caravanas.

Calle de Tamegroute
Calle de Tamegroute

La segunda joya es su biblioteca, realmente mal custodiada. Fue fundada por Hamed Naiciri y guarda manuscritos (uno de ellos en piel de gacela), obras de medicina y astronomía, un Corán del siglo XIII, y también una obra de Pitágoras en árabe con 600 años de antigüedad.

Yo guardo un especial recuerdo de los ceramistas de esta villa, que dan a sus obras un color verde inconfundible y tengo el privilegio de poseer tres obras de esta cerámica antiquísima, compradas hace más de 30 años en un anticuario de Agdz, cuando aun se podía comprar en Marruecos a unos precios razonables.

Continuamos hacia el terreno desértico, hacia las alcazabas y los grandes palmerales. Con la autocaravana es imposible acercarnos a pie de dunas, como ocurre en el Tafilalet. Esta ruta es árida si contamos con la visión desde la carretera, pero cercanas están las dunas de Chegaga, Denast y Tidri. Estas últimas están próximas a M'hamid, donde se pueden encontrar muchos nómadas de la tribu de los Ait Datta, los últimos nómadas de Marruecos, que se alojan (como todos los nómadas esparcidos por el Norte de África) en jaimas de pelo de cabra y estos si que necesitan de todo, medicamentos, ropa e incluso utensilios de cocina.

Muy próximo a M'hanmid se encuentran los túmulos de Erg Regaba Hniti, túmulos que son gemelos de alguna civilización que habitó en estos lugares, pero los arqueólogos no se han puesto de acuerdo.

También hay una civilización perdida en la necrópolis de Four er Riad, adonde se accede por una pista de un terreno pedregoso y baldío a unos kilómetros de Tifoultute y cuya existencia descubrí hace muchos años por un historiador francés que escribió un articulo que de forma casual llegó a mis manos.

Las posibilidades de esta zona van en función de alquilar un 4x4 que traslade al turista por dunas y ouadis, y los acerque al lago Iriki, o bien la última moda de hacer senderismo en camello, muy atractivo, pero muy incómodo.

En estas zonas hay que distinguir lo que es hamada (terreno pedregoso) del erg (dunas de arena), por lo que erg y hamada son términos contrapuestos. La tierra se fragmenta debido a la meteorización mecánica por los contrastes de temperatura. Al fragmentarse el material el viento lo arrastra y así se forma la arena, que al chocar con montañas de roca provocan la erosión.

M'hamid es el centro turístico para visitar esta zona, por lo que hay tropecientas mil agencias, guías y empresas dedicadas a llevar al turista a las zonas próximas de dunas. Aunque aquí hay cosas muchísimo más interesantes, como por ejemplo el desfiladero de Foum Largan, donde hay túmulos prehistóricos, o las dunas de Tinfu, rodeadas de terreno pedregoso que se eleva y al llegar se puede ver un mar de arena impresionante.

Lo cierto es que en esta zona hay que prescindir de la autocaravana para alquilar un vehículo 4x4, ya que en esta región es difícil acceder en estos vehículos a los sitios que puntualmente hay que ver.

Regresamos de M'hamid hacia Zagora por la misma ruta que habíamos llegado. Desde aquí se tardan 52 días en camello (otro error, en Marruecos hay dromedarios y no camellos) para llegar a la mítica ciudad de Tombuctú, en Mali.

Nos quedamos en el camping, para mañana volver atrás, hasta el cruce, para ir hasta el Tafilalet.


Día 16: ZAGORA - ALNIF - MERZOUGA

Salimos de Zagora y nos detenemos en los morabos y cementerios del camino. La mayoría son cementerios bereberes, que se distinguen de los árabes en que estos últimos tienen lapidas, mientras que los bereberes marcan las tumbas con piedras verticales en el lugar sagrado, porque los cementerios son lugares sagrados.

Vemos los niños y adultos que venden los dátiles de esita región y la artesanía de cestos de caña y algunos objetos de barro de color rojo, el color del suelo y las montañas del Draa. Llegamos hacia el cruce de Tazarine, esa población famosa por sus grabados rupestres, petroglifos que se encuentran a unos cuantos kilómetros, con más de 10.000 años de antigüedad.

Continuando por la carretera que nos conduce a Alnif (desde allí una carretera comunica con Tinhergihir, donde están las gargantas del Thodra), pero continuamos por esta zona que se precia de ser el lugar donde hay más fósiles de trilobites de todo el mundo.

Desembocamos en el cruce que viene desde Rachidia a Risani. El tiempo se muestra con nubes y no sería la primera ni la única vez que nos llueve en el Sahara.

Llegamos hasta el Palacio de Dunas, un camping detrás de Merzouga, en plena carretera, por lo que no hay que atravesar la hamada, con el consiguiente peligro de pinchazos y de quedarte tirado, porque vamos solos (no hay turismo en estas fechas) y quedaríamos perdidos a nuestra suerte, Este camping es precioso y muy bien comunicado.

Nos quedamos solos en un Sahara que se abre únicamente a nuestros ojos.


Días 17, 18 y 19: [MERZOUGA - ERFOUD], [ERFOUD - BOUARFA - TAOURIRT] y [TAOURIRT - Melilla]

Día 17º: Hoy vamos a Risani y acabamos el día en Erfoud.

Visitamos la tumba de Mulay Ali Cherif, el zoco de Risani y damos un paseo por la ruta de la palmerie con un taxi alquilado, porque meter la autocaravana por esos lugares es bastante complicado y te arriesgas a quedarte atrapado en el barro, presente a causa de la lluvia de ayer.

La autocaravana, en el camping
La autocaravana, en el camping

Dormimos en el camping de Erfoud.

Día 18º: Hoy iniciamos el regreso a casa. Sería más fácil ir por las gargantas del Ziz (rutas N-13 y N-15), pero decidimos seguir hasta Bouarfa por la N-10, bordeando la frontera argelina, y llegar a Taourirt por la N-17 y la N-6. A pesar de las veces que nos para la policía para pedir los pasaportes y la carta verde, conseguimos llegar a Oujda y pernoctamos en el área de Comarit.

La carretera es buena y al no haber tránsito haremos la ruta más tranquila, porque la carretera Interminable después de la lluvia la encontraremos fatal y atravesar el río Muluya, si viene crecido, nos hará tener que dar la vuelta.

Día 19º: Después de una maravillosa noche muy ventosa y una cena de ensalada Niçoise y Harera, llegamos a la frontera de Melilla. Como en la frontera hay mucho mogollon por el contrabando, dejamos los pasaportes y la documentación del vehículo para sellarlos otro día. Ya estamos en casa.


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