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Bandera de Seychelles

SEYCHELLES

Guía y relato de un viaje por libre a las islas Seychelles

Este es nuestro viaje independiente a las islas Seychelles, con una ruta de 12 días por las islas de Mahé, Praslin, Curieuse y La Digue.

Yolanda y Toni (Viatgeaddictes)
Published on Data viatge: 2022 | Publicat el 18/5/2023
3.8 de 5 (29 vots)

Texto sobre la arena de la playa de Anse Patates (La Digue)
Texto sobre la arena de la playa de Anse Patates (La Digue)

Introducción

Esta es la guía y relato de un viaje por libre de 14 días (12 efectivos) a Seychelles que hicimos dos adultos a finales de 2022 y comienzos de 2023.

Seychelles es un país-archipiélago africano formado por 115 islas en mitad del Océano Índico. La isla más grande es Mahé, donde se encuentra su capital, Victoria, a unos 1.500 kilómetros al este de la costa de Kenia. Estas 115 islas se pueden subdividir en las Seychelles Graníticas o Islas Interiores y las Seychelles Coralinas o Islas Exteriores.

De las primeras, la gran mayoría están compuestas por roca de granito y son una reminiscencia del antiguo supercontinente de Gondwana y que han estado separadas de otros continentes durante 75 millones de años, dando lugar a varias especies endémicas. Estas islas graníticas contrastan con las Seychelles Coralinas, formadas por islas de coral bajo con suelos secos e infértiles.

En este viaje visitamos las islas de Mahé, Praslin, Curieuse y La Digue, las cuales están entre las cinco islas graníticas más grandes del archipiélago.

Las 42 islas graníticas que hay en Seychelles dan lugar a paisajes que no encontraréis en ningún otro lugar. A la combinación ganadora de playas de arena blanca y aguas turquesas prístinas hay que añadir las grandes rocas graníticas que embellecen aún más un paisaje ya de por sí extraordinario, dando lugar a algunas de las mejores playas de todo el mundo.

Por el tanto, no sorprende que las islas Seychelles sean sinónimo de una belleza natural incomparable, única en el mundo, además de disfrutar de un clima privilegiado. Paisajes que repetidamente aparecen en Instagram o en las portadas de las revistas de viajes de todo el mundo.

A todo ello hay que sumar que la sociedad, la cultura y la gastronomía de las Seychelles son una interesante y ecléctica mezcla de influencias francesas, inglesas y africanas, a las que, en tiempos más recientes, se han añadido elementos provenientes de la India y de China.

Pero todo tiene un precio y Seychelles también tiene la fama de ser un destino extremadamente caro para el viajero, pero ¿es cierto?. Pues no del todo. Por favor, leed el apartado Visitar Seychelles con un presupuesto ajustado y ahí encontraréis unos cuántos consejos para hacer el viaje a las Seychelles más asequible. Así pues, es posible disfrutar de aquel paraíso terrenal sin hacer saltar la banca.

Ficha técnica del viaje

Fecha del viaje

Del 25 de diciembre de 2022 al 7 de enero de 2023.

Itinerario

mapa mapa

Día 1: Barcelona → flight → aeropuerto DOH (Catar) - visita a Doha - aeropuerto DOH → flight → ... (vuelo nocturno)

Día 2: ... → flightaeropuerto SEZ (Mahé) → flight → aeropuerto Praslin (Praslin) - Grand Anse - Anse Volbert - Anse Possession - Grand Anse

Día 3: Grand Anse - Vallée de Mai - Anse Volbert - Anse Lazio - Grand Anse

Día 4: Grand Anse - Anse Volbert - Anse Papaie (Curieuse) - Anse St Jose (Curieuse) - Anse Volbert - Grand Anse - Anse St. Sauveur - Anse Takamaka - Grand Anse

Día 5: Grand Anse - mirador Anse Lazio - Anse Georgette - Anse Kerlan - Grand Anse - Anse La Petite Blague - Anse La Blague - Anse Consolation - Grand Anse

Día 6: Grand Anse - Anse Volbert - puerto Ste. Anne (Praslin) → ferry → puerto La Passe (La Digue) - Chloe’s Cottage - Union State / Anse Source d'Argent - L'Union

Día 7: L'Union - Grand Anse - Petite Anse - Anse Cocos - Petite Anse - Grand Anse - Chloe’s Cottage - Anse Patates - Anse Sevère - Chloe’s Cottage - La Passe - L'Union

Día 8: L'Union - taxi a Belle Vue - trekking a Nid d'Aigle y Roche Baie - L'Union - Anse Patates - L'Union

Día 9: L'Union - Anse Fourmis - Anse Banane - Costa este y norte en bici - Anse Sevère - L'Union

Día 10: L'Union - puerto La Passe (La Digue) → ferry → puerto Victoria (Mahé) - Anse Louis -Anse à la Mouche - Anse Soleil - Petite Anse - Anse Police Bay - Ruta costa oriental hasta Anse Royale - Anse Louis

Día 11: Anse Louis - playa Baie Ternay - Anse Port Launay - Anse L'Islette - Grand Anse - Tea Factory - Victoria - Eden Island - Domaine de Val des Prés (Craft's Village) - Anse Louis

Día 12: Anse Louis - Mission Lodge - Danzil - trekking a Anse Major - Danzil - Ruta costa de Beau Vallon a Victoria - Anse Royale - Anse à la Mouche - Anse Louis

Día 13: Anse Louis - Anse à la Mouche - Anse Louis - Craft's Village - Takamaka Rum Destillery - Victoria - isla du Port - isla Perseverance - aeropuerto SEZflight → aeropuerto DOH (Catar) → flight → ... (vuelo nocturno)

Día 14: ... → flight → Barcelona

Dinero

La moneda oficial en Seychelles es la rúpia de las Seychelles (abreviado como SCR o SR).

Es posible pagar con tarjeta de crédito o débito en muchos lugares de Seychelles, pero no en todos, y por eso es necesario disponer siempre de efectivo en rupias de Seychelles.

La mejor forma de obtener moneda local en efectivo es a través de los cajeros automáticos que hay en varios lugares de las islas de Mahé, Praslin y La Digue, y mejor si se utiliza una tarjeta de débito como las N26 o Revolut, por ejemplo, puesto que las comisiones pagadas son inferiores a las que se pagan con una tarjeta de crédito convencional.

Nosotros utilizamos exclusivamente los cajeros de MCB (Mauritius Commercial Bank) porque habíamos leído que no cobraban comisión para sacar dinero.

También se puede obtener efectivo en moneda local cambiando euros en una oficina de cambio o en un banco, pero el cierto es que vimos muy pocas oficinas de cambio y en los bancos suele haber colas, aparte de que, muy posiblemente, la tasa de cambio es peor que la obtenida con el cajero. En la terminal de llegadas del aeropuerto de Mahé, por ejemplo, había una oficina de cambio, pero vimo que se cobraba un mínimo de 50 SCR por operación.

El cambio medio que obtuvimos con las tarjetas de débito fue: 1 € = 14,7 SCR. Ver cambio actualizado en Eur -> SCR

Visitar Seychelles con un presupuesto ajustado

Tal como ya hemos comentado en la introducción, las Seychelles tienen una larga reputación de ser un destino prohibitivo para la mayoría de mortales. Es cierto que no es un país barato y que en el caso hipotético de que tuvierais un presupuesto ilimitado, las Seychelles es el lugar perfecto para dilapidar el dinero en un viaje estratosféricamente caro, con alojamiento en islas privadas o en resorts de lujo a partir de 1.000 € la noche y desplazamientos en avioneta o helicóptero.

Dicho esto, las Seychelles tendrían que figurar sí o sí en la lista de destinos imprescindibles de cualquier viajero ávido de nuevas emociones. La buena noticia es que es posible contener el presupuesto del viaje para hacer realidad este deseo.

Vamos a ver algunas de las claves de cómo conseguirlo:

  • Vuelo internacional. No son muchas las compañías aéreas que actualmente vuelan a Seychelles y menos aún desde Europa, así que no hay una gran competencia que empuje los precios hacia abajo. Además, tras la pandemia los precios de los vuelos iniciaron una tendencia alcista que no parece haber tocado techo aún.

    Pero si sois flexibles con las fechas, las horas de vuelo, las compañías aéreas y las escalas; si evitáis periodos de vacaciones escolares y de temporada alta; y si comparáis precios, ofertas y tarifas de última hora en buscadores de vuelos baratos entonces podréis ahorrar unos cuántos cientos de euros solo en el billete de avión.

  • Alojamiento. En las Seychelles no hay una gran oferta de alojamiento asequible, pero el hay. A través de plataformas como Booking.com o Airbnb, por ejemplo, se pueden encontrar lugares donde la habitación doble cuesta bastante por debajo de los 100 € la noche, dependiendo de la temporada, de la ubicación, del tipo de alojamiento, de si incluye desayuno o no, etc.

    Y para ahorrar aún más vale la pena coger el alojamiento con cocina (self-categing), puesto que os permitirá preparar las comidas en casa, como el desayuno y la cena por ejemplo, a un coste muy inferior del que pagaríais en un restaurante.

    En nuestro caso reservamos alojamiento con cocina en cada una de las tres islas. En los supermercados comprábamos todo aquello que necesitábamos para el desayuno y la cena, ya que al mediodía siempre estábamos fuera haciendo excursiones

  • Comidas. Comer en cualquier restaurante de Seychelles es caro, muy caro o carísimo. dependiendo del lugar. Y no hay ninguna garantía de que la relación calidad/precio sea mínimamente buena. Fácilmente un solo plato cuesta más de 20 € y una cerveza local a partir de los 3-4 €. En conjunto, una comida de dos platos, postre y bebida cuesta a partir de los 45 € por cabeza.

    Frutas y verduras locales en el mercado de Victoria (Mahé)
    Frutas y verduras locales en el mercado de Victoria (Mahé)

    Pero la buena noticia es que es fácil encontrar lugares donde hacen comida para llevar (take-away), sea en pequeños establecimientos o bien en food-trucks, que sirven platos locales de cocina criolla deliciosa y a unos precios muy económicos. Suelen tener mesas y sillas para comer allá mismo, pero no siempre. Encontraréis lugares de comida para llevar en cualquiera de las tres islas principales y suelen estar muy indicados con el nombre take-away.

    Los platos disponibles del día, todos preparados de forma casera, suelen estar a la vista y podéis escoger el que os apetezca más. Normalmente son curris hechos con pez, pollo, ternera o verduras, servidos con arroz y ensalada. También podréis encontrar platos de cocina china como los tallarines o el arroz fritos.

    Por menos de 10 € teníamos un plato principal con una generosa ración de arroz y ensalada, incluyendo también la bebida (una Coca Cola o agua). La ración servida solía ser tan grande que éramos incapaces de acabárnosla y nos el llevábamos para la cena. Comida sencillamente deliciosa. Fue uno de los grandes hallazgos de este viaje.

  • Transporte. Para desplazarse en cada isla de las Seychelles hay diferentes opciones. En el caso de La Digue y las islas más pequeñas, donde no hay autobuses ni coches privados, ir a pie y en bicicleta son las mejores opciones... y las más baratas. El precio del alquiler de una bicicleta en La Digue, por ejemplo, era de unos 8 €/día.

    En las islas de Mahé y Praslin las distancias son más grandes y la opción de alquilar un coche combina un precio relativamente asequible (entre 35 y 45 €/día), sobre todo si el coste se puede compartir entre dos o más personas, con la libertad e independencia que proporciona. Una opción mucho más económica en estas dos islas es el autobús (cada billete sencillo costaba 10 SCR), el cual llega a la mayoría de lugares de interés, pero la frecuencia y los horarios pueden ser un inconveniente (y tampoco permiten pasajeros con equipajes grandes).

    Los taxis, por su parte, son increíblemente caros y solo pueden ser una opción en casos excepcionales.

  • Transporte entre islas. Para desplazarse entre las distintas islas de Seychelles existen las opciones del avión y del ferry, pero ninguna de ellas es especialmente barata, puesto que en ambos casos el servicio se realiza en régimen de monopolio.

    Un vuelo de Air Seychelles de solo 15 minutos de ida de Mahé a Praslin puede costar entre 85 y 200 €/pax según la hora elegida. Y los ferrys son más baratos, pero no mucho: a partir de 60 € por el trayecto entre Mahé y Praslin y a partir de 12 € por el corto trayecto entre Praslin y La Digue.

    Así que conviene estudiar bien el circuito a hacer en el viaje a las Seychelles para minimizar los desplazamientos entre islas.

  • Actividades. La gran mayoría de playas son de acceso público y gratuito, a excepción de las playas privadas de complejos turísticos en pequeñas islas o la famosa playa Anse Source d'Argent en La Digue, en la que hay que pagar una entrada para acceder a ella. Las caminatas sin guía también son, en general, gratuitas.

    Pero cualquier otra actividad que suponga contratar el servicio de una agencia, de un guía o de alquiler de material, o bien adquirir entradas en lugares turísticos, se paga a precios que son, en general, bastante caros. Por el tanto, si queréis contener vuestro presupuesto hay que escoger bien cuáles de estas actividades consideráis imprescindibles, según los gustos y disponibilidad de cada cual.

  • Rupias vs Euros. En las Seychelles es necesario disponer de dinero en efectivo porque en muchos lugares no es posible pagar con tarjeta. Muchos precios se indican directamente en euros, pero esto no quiere decir que tengamos que pagar en esta moneda, ya que habitualmente sale mejor hacerlo en la moneda local.

    En cualquier caso hay que llevar euros, bien sea para cambiarlos a rupias en una oficina de cambio o banco o bien para pagar directamente con ellos en ciertos casos.

    Nosotros llevábamos dos tarjetas de débito (ver Dinero) que nos ahorraron mucho dinero en comisiones de cambio de divisas, tanto en el pago directo con tarjeta como en las retiradas de efectivo en cajeros automáticos.

    Y siempre retirábamos dinero en efectivo en los cajeros de la entidad MCB, donde nos pareció que la comisión aplicada por el propio cajero automático era menor. Calculamos que obteníamos más rupias en efectivo de esta forma que cambiando euros en una oficina de cambio o banco, una vez descontadas todas las comisiones, con la ventaja añadida de la comodidad y la inmediatez.

  • Evitar compras innecesarias. Es muy recomendable llevar desde casa todo aquello que prevemos que necesitaremos durante el viaje, ya que, en general, en Seychelles todo es bastante más caro que en nuestro país, aparte de que la oferta es mucho más limitada o quizás no encontraremos aquello que necesitamos.

    Un ejemplo de ello sería la crema de protección solar, de uso imprescindible en las Seychelles. Y si lleváis en el equipaje unas gafas de esnórquel o unos escarpines para proteger los pies del coral y las rocas, por poner sólo unos ejemplos, os podréis ahorrar su alquiler o compra una vez en destino.

Gastos del viaje

+ 2.947 € (2 pax vuelo Barcelona - Mahé - Barcelona, de la compañía Qatar Airways)
+ 371 € (2 pax vuelo Mahé - Praslin, de la compañía Air Seychelles)
+ 136 € (2 pax ferry Cat Cocos de La Digue a Mahé)
+ 28 € (2 pax ferry Cat Cocos de Praslin a La Digue)
+ 220 € (Praslin: alquiler coche durante 4 días + seguro + 2º conductor)
+ 140 € (Mahé: alquiler coche durante 4 días + seguro + 2º conductor)
+ 51 € (La Digue: alquiler 2 bicicletas durante 4 días)
+ 380 € (Praslin: alojamiento, 2 pax, 4 noches)
+ 480 € (La Digue: alojamiento + desayuno, 2 pax, 4 noches)
+ 250 € (Mahé: alojamiento 2 pax, 3 noches)
+ 631 € (restaurantes, bares y supermercados)
+ 80 € (transporte 2 pax entre las islas de Praslin y Curieuse)
+ 21 € (2 pax Seychelles Travel Authoritation)
+ 110 € (entradas)
+ 160 € (compras y recuerdos)
+ 120 € (otros)
= 6.125 € (total viaje para 2 personas)

En nuestro caso, tal como podéis ver, el coste del vuelo internacional supuso casi la mitad del presupuesto total del viaje. Decidimos este viaje con pocas semanas de antelación, y por razones familiares y laborales nuestra flexibilidad en el momento de escoger las fechas era casi nula.

Además, estas fechas entraban de pleno dentro del periodo de vacaciones navideño, cuando muchos europeos viajan a aquel paraíso. A todo esto hay que sumar la relativa poca oferta de vuelos a Seychelles y el incremento del coste de los vuelos desde el final de la pandemia.

O sea, se daban las condiciones perfectas para pagar un precio muy elevado por el vuelo a Seychelles, pero es el que teníamos.

También el vuelo doméstico de Mahé a Praslin nos supuso un sobreprecio porque el ferry nos hubiera costado un tercio de esa cantidad, pero la hora de llegada de nuestro vuelo internacional a Mahé nos impedía de llegar a tiempo al ferry de la mañana y no queríamos esperar horas y horas con todo el equipaje en el puerto de Victoria.

También hay que tener en cuenta que los vuelos domésticos en las horas centrales del día eran más caros porque son los que tienen más demanda.

En el capítulo del coche de alquiler también acabamos pagando más, sobre todo en Praslin, porque en las fechas navideñas la demanda es muy alta y los precios suben en consecuencia.

En cuanto al alojamiento escogimos lugares que tuvieran cocina (self-catering) y de precio medio-bajo, a pesar de que los había que eran más baratos pero que no nos acabaron de convencer.

Por otro lado, también nos permitimos ciertos lujos, como algunos cócteles, la cena de Fin de año, souvenirs caros, etc.

Pasaporte / Visado

Para visitar Seychelles como turista solo es necesario presentar un pasaporte vigente (al menos durante todo el periodo de estancia en el país).

Además, hay que acreditar tener un billete de avión de vuelta y presentar el alojamiento reservado y confirmado para toda la duración de nuestra visita al archipiélago. Más información en la web Visiting Seychelles - Visa and travel.

Con un máximo de cinco días antes del vuelo hay que solicitar en línea el permiso Travel Authorisation Information Form en la página Seychelles Electronic Border System. En el momento de llenar el formulario hay que adjuntar una copia del pasaporte, una fotografía de la cara, un billete de avión con el regreso y reservas de alojamiento confirmadas para toda la estancia.

El coste de tramitación básico (respuesta en 12 horas o menos) de esta autorización de viaje fue de 10,90 € por persona y que pagamos con tarjeta de crédito en el momento de hacer la solicitud. Finalmente, recibimos el correo electrónico de confirmación en menos de 3 horas.

En nuestro caso, además de todo el comentado, también tuvimos que presentar un Certificado de Vacunación Covid-19 y un certificado de seguro de viaje que cubriera también el Covid-19. Ambos tenían que estar traducidos al inglés o al francés. Pero desde el 1 de diciembre de 2022 estos dos certificados ya no eran necesarios.

Alojamiento

Antes del viaje habíamos reservado, a través del portal Booking.com, un alojamiento con cocina (self-catering) de precio mediano-bajo en cada una de las islas: Praslin, La Digue y Mahé. En los tres casos el resultado fue más que satisfactorio.

  • Praslin. Nos alojamos cuatro noches en el Destination Self-Catering, una casa privada, ubicada en la zona de Grand Anse, lindando el bosque y a solo 350 metros de la playa. La zona es súper tranquila y la casa estaba muy limpia y era muy cómoda, con todo el que necesitábamos. Tiene una terraza exterior y un bonito jardín donde desayunar, cenar o relajarse.

    Su propietaria, Annabelle, vive en otra casa al lado y es muy simpática y extremadamente atenta en todo. Parecía nuestra madre!!!. Por un precio de 95 €/noche su relación calidad precio era inmejorable. Lugar muy recomendable.

  • La Digue. Nos alojamos cuatro noches en Chloe's Cottage Self-Catering. Teníamos un apartamento. en la planta baja. con cocina, habitación doble, baño, sala de estar y una pequeña terraza que da a un bonito jardín. Está ubicado en la zona de L'Union, a unos 900 metros de la playa en la costa oeste y a 2,5 km del puerto de La Passe.

    La zona es muy tranquila y desde la terraza teníamos bonitas vistas hacia la montaña. La Gladys y su marido son muy atentos y nos dieron mucha información sobre qué hacer en la isla. Y sus desayunos, incluidos en el precio, eran buenísimos, con mucha fruta tropical que iba variando cada día.

    El único inconveniente que se le podría encontrar es que está en un lugar un poco apartado, sobre todo de La Passe y del puerto, pero no es nada que no se pueda hacer a pie o en bici. El precio que pagamos fue de 120 €/noche, incluyendo el desayuno, con una relación calidad/precio muy buena teniendo en cuenta el lugar.

  • Mahé. Nos alojamos tres noches en el Sunbird Bungalow, situado en la zona de Anse Louis, en la costa oeste, a solo 400 metros de la playa de Anse Louis. Es una casa sola, no muy grande, pero más que suficiente, con una habitación doble, baño, cocina, comedor y una pequeña terraza. Tiene aparcamiento privado.

    Maria, su propietaria, fue muy atenta, amable y comunicativa con nosotros, al igual que el resto de propietarias de alojamientos de este viaje. Ciertamente fue un plus más de este fantástico viaje a las Seychelles.

    Si disponéis de un coche de alquiler podéis llegar a cualquier punto de la isla en un máximo de 40 minutos, así que su ubicación no supuso ningún hándicap para nosotros. Pagamos 83 €/noche, un precio imbatible.

Transporte

Avión / vuelo internacional. Tal como ya hemos comentado en Visitar Seychelles con un presupuesto ajustado no son muchas las compañías que vuelan a Seychelles desde Europa y esto hace que no haya una gran oferta donde elegir y que los precios de los vuelos sean, en general, más elevados. Si, como era nuestro caso, no tenéis flexibilidad en las fechas y estas coinciden con un periodo de vacaciones escolares entonces es fácil que los precios suban bastante más.

De entre las opciones disponibles la que mejor se adaptaba a nuestras necesidades, atendiendo a una combinación de precio, fechas, número de escalas, horas totales entre la salida y la llegada, etc, era un vuelo de Qatar Airways con un tramo entre Barcelona y Doha (Catar) y otro entre Doha y la isla de Mahé.

Dado que el vuelo de ida suponía una larga escala de 10 horas en el aeropuerto de Doha (Catar), aprovechamos para hacer una visita de seis horas a Doha, una ciudad que ya habíamos visitado en un viaje anterior, pero que también ha cambiado mucho desde entonces.

En el vuelo de Mahé a Praslin
En el vuelo de Mahé a Praslin

Avión / vuelo doméstico. La compañía Air Seychelles es la única que opera vuelos domésticos regulares en Seychelles y solo entre las islas de Mahé y Praslin. Este vuelo, de solo 15 minutos, puede costar entre 85 y 200 € por persona y trayecto según la hora elegida y la demanda propia de la fecha.

En nuestro caso nos vimos obligados a comprar un vuelo de ida de Mahé a Praslin porque nuestro vuelo internacional tenía previsto aterrizar en el aeropuerto de Mahé a las 8:25 de la mañana y el siguiente ferry de Mahé a Praslin salía a las 10:30 desde el puerto de Victoria.

Esto implicaba que nuestro vuelo debería llegar muy puntual y, aun así, teníamos menos de dos horas para desembarcar del avión, pasar los trámites de inmigración, recoger el equipaje facturado, cambiar dinero, coger un taxi y llegar al lugar desde donde sale el ferry, a unos 10 km del aeropuerto, a tiempo para embarcar.

Nos pareció muy arriesgado porque había muchas variables que no controlábamos. Y si perdíamos este ferry deberíamos esperar al siguiente, que salía de Mahé a las 16:30 y llegaba a Praslin poco antes de las seis de la tarde, poco antes de oscurecer. En ese caso podíamos dar el día por perdido.

La opción del vuelo doméstico era bastante más cara que la del ferry, pero a cambio pudimos ir mucho más relajados en la llegada y aún pudimos aprovechar medio día en Praslin.

Además, este vuelo entre islas es a bordo de un avión DHC-6 Twin Otter - 400 Serías, un bimotor de hélices que tiene una capacidad de hasta 19 pasajeros y que vuela a una altura máxima de 3.000 metros, el cual nos permitió disfrutar durante el corto trayecto de unas vistas impresionantes sobre los paisajes marinos y terrestres que sobrevolábamos.

Ferry / Barco. El ferry es la opción más económica para moverse entre las islas de Mahé, Praslin y La Digue. y la única posible en este último caso. La compañía que hace este servicio es Cat Cocos.

Los horarios de los ferrys varían según el destino y la fecha, pero había de dos a cuatro servicios diarios entre estas tres islas. Los barcos utilizados son catamaranes de 36 metros de eslora y con una capacidad máxima de 400 pasajeros. Los billetes se pueden comprar en linea en la web anterior. El trayecto en ferry entre Mahé y Praslin es de una hora y cuarto; entre Mahé y La Digue es de una hora y 45 minutos; y entre Praslin y La Digue es de 15 minutos.

Para ir a la isla Curieuse no hay ferry, así que las únicas opciones pasan por contratar una excursión en una agencia o tour-operador local o bien un taxi acuático.

Estos taxis acuáticos se encuentran fácilmente en el tramo noroeste de la playa de Anse Volbert (Praslin). El precio del trayecto de ida y vuelta entre las dos islas costaba alrededor de los 40 €/pax (además hay que pagar otros 300 SCR por persona en concepto de tasa de entrada al parque marino donde se encuentra la isla Curieuse).

Las lanchas salen directamente de la playa (sin embarcadero), así que debéis prepararos para mojaros los pies y algo más. El trayecto en lancha entre Anse Volbert (Praslin) y Anse Papaie (Curieuse) dura unos 20 minutos.

Nosotros contratamos un taxi acuático de Sagittarius Taxi Boatimage y el servicio fue muy satisfactorio y recomendable. Dispusimos de un transporte privado y acordamos las horas de ida y de vuelta que quisimos con el lanchero.

Coche de alquiler. La mejor forma de desplazarse por las islas de Praslin y Mahé es alquilando un coche, ya que proporciona la libertad y comodidad de llegar a cualquier lugar y en cualquier momento. Para conducir en Seychelles no es necesario el carné de conducir internacional, basta con el carné de conducir normal.

  • Praslin. Alquilamos un coche de Kreol Car Services que recogimos a nuestra llegada al aeropuerto de Praslin y devolvimos en el aparcamiento del puerto de donde sale el ferry a La Digue.

    Pagamos 220 € por el alquiler durante cuatro días de un pequeño Hyundai i10, a pesar de que finalmente nos dieron un coche de una clase superior, un Toyota Urban Cruiser, un SUV grande y automático, porque no tenían otro coche disponible en esas fechas.

    El precio, 55 €/día, era un poco elevado debido a la alta demanda durante las fechas navideñas en Praslin, pero incluía un segundo conductor y una franquicia de 1.000 €. Nos avisaron de que vigiláramos de no aparcar el coche bajo un cocotero porque en caso de caer un coco sobre la carrocería del coche los daños podrían ser importantes.

  • Mahé. En este caso alquilamos un coche de la empresa Car Hire Seychelles que recogimos a nuestra llegada al puerto de Victoria y devolvimos en el aparcamiento del aeropuerto de Mahé.

    Pagamos 140 € por el alquiler durante cuatro días de un Hyundai Grand i10 manual, incluyendo un segundo conductor y una franquicia de 1.000 €.

    El problema estuvo en que cuando llegamos al puerto de Victoria no había nadie de Car Hire Seychelles que nos estuviera esperando con el coche, tal como habíamos pactado. Tras muchas llamadas pudimos contactar con alguien de la empresa que nos dijo que se habían equivocado de día y que para ese día no tenían ningún coche disponible. Demostraron muy poca seriedad y profesionalidad, a pesar de que finalmente nos consiguieron un coche similar a través de otra empresa de alquiler.

Tanto en Praslin como en Mahé es mejor alquilar un coche pequeño porque las carreteras son bastante estrechas y, además, en Seychelles se conduce por la izquierda, el cual añade un plus de dificultad a los que estamos acostumbrados a conducir por la derecha. A pesar de todo nosotros nos adaptamos rápidamente a estas circunstancias. Y el hecho de que en Praslin nos dieran un coche de cambio automático ayudó mucho.

En la isla de Mahé, y en menor medida también en Praslin, las carreteras son estrechas y sinuosas, a menudo con fuertes desniveles y con curvas de 180 grados. Y no siempre tienen guardarraíles en los márgenes. Fuertes aguaceros repentinos pueden reducir rápidamente la visibilidad e inundar temporalmente la superficie de la carretera.

Y hay que estar atento a los posibles baches que haya en el asfalto. A veces, algunos conductores invaden el carril contrario bruscamente para evitarlos.

En la isla de Praslin recorrimos un total de 223 km con el coche de alquiler, mientras que en la isla de Mahé fueron 263 km. El precio de la gasolina 95 en aquellas fechas era de 20,93 SCR/litro, siendo el mismo precio en todas partes.

Salud

En Sychelles no hay malaria ni riesgo de contraer la fiebre amarilla y solo se han dado algunos casos de dengue. En cualquier caso es buena idea intentar evitar las picaduras de mosquito utilizando un buen repelente de insectos y vistiendo ropa clara.

De acuerdo con la Reglamentación Sanitaria Internacional, Seychelles exige un certificado de vacunación de fiebre amarilla a todos los viajeros que lleguen de un país con riesgo de contraer la fiebre amarilla. Estos países son la mayoría de los que hay en la región del África subsahariana y algunos de América del Sur.

El principal riesgo para la salud en Seychelles, cono en otras zonas tropicales o ecuatoriales, es la insolación y los golpes de calor. Para evitarlos hay que hidratarse muy bien, cubrir la cabeza y usar una crema protectora solar de alto factor de protección

El agua de grifo es potable, en general, en todo el país, a pesar de que se recomienda a los visitantes el consumo de agua embotellada o bien hervir el agua del grifo para más seguridad.

Y, como siempre, es altamente recomendable viajar con un seguro médico internacional de amplia cobertura y que incluya también la repatriación en caso de necesidad.

Seguridad

Seychelles es un país muy seguro. Basta con tomar las precauciones habituales y usar el sentido común, estando siempre vigilantes, pero sin caer en la obsesión. Nuestra experiencia en este viaje fue totalmente positiva y no tuvimos en ningún momento la más mínima inquietud sobre nuestra seguridad.

Y si alquiláis un coche no dejéis cosas de valor a la vista cuando el aparquéis.

Conviene vigilar, eso sí, con las corrientes marinas y las mareas que pueden hacer que el baño sea peligroso en algunas playas y bajo algunas circunstancias concretas. Por eso, conviene informarse a través de la población local y ser prudente, sobre todo si no se es un nadador fuerte y experimentado.

Clima

El clima de las Seychelles es tropical, con temperaturas diarias de entre 24 y 30 °C, mientras que la temperatura del océano se mantiene alrededor de los 26 °C durante todo el año. Por ello, en general, todo el año es una buena época para ir a Seychelles.

Entre mayo y septiembre soplan vientos alisios del sudeste sobre aquella parte del océano Índico, proporcionando una brisa refrescante a las playas del archipiélago, pero haciendo que el mar esté más movido y que disminuya la visibilidad submarina. Entre diciembre y febrero son los vientos alisios del noroeste los que soplan débilmente sobre las islas Seychelles. Y entre estos dos periodos, casi no hay viento y el mar se mantiene en calma todo el tiempo.

Por el tanto, los mejores meses para hacer submarinismo o esnórquel suelen ser abril, mayo y los últimos tres meses del año por el aumento de la visibilidad submarina gracias a la calma del mar.

En cuanto a la lluvia, esta se da de vez en cuando a causa del clima tropical de las Seychelles, a menudo al atardecer o por la noche, pero normalmente solo durante un corto periodo de tiempo. Los meses más lluviosos del año son generalmente diciembre, enero y febrero, y los meses más secos son junio, julio y agosto.

Dicho esto, en las fechas de este viaje nosotros disfrutamos de un tiempo mayormente soleado, con algunos cielos nublados y con algún episodio esporádico de lluvias, Solo el último día, cuando ya marchábamos, la lluvia estuvo presente en diferentes momentos del día, el cual no impidió que nos bañáramos igualmente.

Diferencia horaria

La diferencia horaria en Seychelles es de +3 horas respecto al horario de invierno en la España peninsular.

Telefonía

En la terminal de llegadas del aeropuerto de Mahé compramos una SIM de solo datos de 2 Gbytes que nos costó 199 SCR y que nos permitió navegar en uno de los móviles que llevábamos durante toda nuestra estancia en el país. Esta SIM no incluía llamadas de voz, pero ya disponíamos de otro móvil que tenía roaming para llamadas en las Seychelles.

Los operadores de telefonía móvil e internet de Seychelles que había en las fechas de este viaje eran Airtel y Cable & Wireless Seychelles, cada uno de ellos con sus propios planes de llamadas e internet.

Electricidad

En Seychelles la electricidad tiene un voltaje de 240 V y una frecuencia de 50 Hz, por el que no es necesario ningún adaptador de voltaje. Pero el tipo de enchufe que encontramos allí es el de tipo G, incompatible con nuestras clavijas, por el que necesitaremos un adaptador de enchufes.

Guía de viaje

Mauricio, Reunión y las Seychelles (de geoPlaneta, 1ª edición, Abril 2017, en español), en formato papel. Es la traducción de la 9ª edición de Mauritius, Reunion & Seychelles, en inglés. Reaprochamos una guía que ya teníamos de un viaje anterior, a pesar de que la información sobre hoteles y restaurantes, horarios, etc. se había quedado ya algo obsoleta.

También puede resultar muy útil la web Experience Seychelles, la página oficial de turismo de Seychelles.

Patrimonios de la Humanidad visitados en este viaje

Patrimonio de la Humanidad Reserva Natural de Vallée de Mai (inscrita en la lista de Patrimonios de la Humanidad de la UNESCO en 1983).

Situada en el corazón de la pequeña isla de Praslin, esta reserva hospeda los vestigios de un bosque natural de palmeras que ha conservado prácticamente intacto su estado primigenio. Aquí se encuentra la mayor semilla del reino vegetal, el célebre coco de mar, fruto de una palmera de la que se creyó, en el pasado, que crecía en el fondo del mar.

Curiosidades de las Seychelles

  • La palabra anse, de origen francés, significa bahía o cala. Encontraréis este nombre en todas las islas de las Seychelles.
  • Las Seychelles fueron en el pasado un escondite de piratas, sobre todo Anse Forbans en Mahé y Côte d'Or en Praslin. Se dice que el famoso pirata francés Olivier Levasseur escondió un tesoro por valor de más de 160.000 US$ y que aún no ha sido encontrado.
  • El coco de mar, palmera endémica de las islas de Praslin y Curieuse, produce la semilla más grande del mundo, con un peso sobre los 20 kg y un tamaño de hasta 30 cm.
  • El punto más alto de las islas Seychelles es el pico Morne Seychellois, con una altura de 905 metros y ubicado en la isla de Mahé. Y la cumbre más alta de La Digue es el Nid d'Aigle, con una altura de 333 metros.
  • La famosa torre del reloj de Victoria, la capital de Seychelles, es en realidad una réplica de una réplica del Big Ben de Westminster (Londres). Se trajo aquí en 1903 para conmemorar el jubileo de diamante de la reina Victoria, puesto que en aquel momento las Seychelles eran una colonia británica.
  • Más del 99% del territorio de Seychelles es agua, contando a partir de su zona económica exclusiva. Y la gran mayoría de sus 115 islas están deshabitadas, viviendo el 90% de su población en la isla de Mahé.

GUÍA Y RELATO DE UN VIAJE POR LIBRE A LAS SEYCHELLES

Día 1: Barcelona - Doha (Catar)

En el mostrador de facturación de la compañía Qatar Airways del aeropuerto de Barcelona / El Prat nos hicieron mostrar la Travel Authorization de Seychelles que llevábamos impresa

Nuestro vuelo, en un Boeing 787-8 de Qatar Airways , despegó puntualmente a las 8:45 de la mañana. Teníamos por delante 5.178 km hasta Doha, la capital de Catar. Según el sistema de entretenimiento a bordo de nuestro avión, este llegó a volar a una velocidad de 1.150 km/h.

Al cabo de 90 minutos de despegar nos sirvieron un desayuno/almuerzo muy completo y muy bueno. Y tras 5 horas y 30 minutos de vuelo aterrizamos en el aeropuerto Hamad de Doha (Catar) a las 16:15 hora local (+2 horas sobre la hora de Barcelona).

Como que el vuelo a Mahé (Seychelles) salía a las 2:20 de la madrugada, teníamos unas cuántas horas de espera que no queríamos pasar en el aeropuerto. Por este motivo, previamente ya habíamos decidido que iríamos al centro de la ciudad de Doha a cenar y dar una vuelta porque nos apetecía ver de primera mano la transformación que había sufrido la ciudad desde la última vez que el habíamos visitado, en 2007.

Tras esta visita de 6 horas a la ciudad de Doha volvimos a la terminal del aeropuerto Hamad sobre las 22:30 y fuimos pasndo el rato hasta la hora del embarque del vuelo hacia Mahé, a la 1:20.

En este aeropuerto es curioso constatar que cuanto más tarde es, más gente hay. La explicación es que, como gran aeropuerto de conexión intercontinental que es, son muchos los vuelos que salen de madrugada.


Día 2: Doha (Catar) - aeropuerto MAHE - PRASLIN

A las 00:30 pasamos los controles de seguridad del aeropuerto Hamad y fuimos hacia la puerta de embarque. El avión, un Boeing 777 de Qatar Airways, despegó puntualmente a las 2:20. Quedaban unos 3.357 km hasta la isla de Mahé, la principal del archipiélago de Seychelles, en un vuelo de 4 horas 27 minutos.

Aterrizamos en el aeropuerto de Mahé (Seychelles) a las 8:25 hora local (+1 hora respecto Doha y +3 horas respecto la hora de Barcelona durante el horario de invierno).

Tras pasar inmigración y recoger el equipaje fuimos a desayunar a un bar en la pequeña terminal de llegadas. También obtuvimos folletines de Información turística que había en un quiosco de la propia terminal de llegadas y adquirimos una SIM de móvil para uno de nuestros móviles en otro quiosco al lado del anterior.

Vista de Grand Anse desde el avión en la llegada a Praslin
Vista de Grand Anse desde el avión en la llegada a Praslin

Por último, también queríamos disponer de algunas rupias de Seychelles en efectivo. En la misma terminal había un cajero de MCB donde sacamos 1.500 SCR con la tarjeta N26 (equivalente a 103,7 € según el cambia aplicado).

A continuación fuimos al mostrador de Air Seychelles para facturar el equipaje y obtener las tarjetas de embarque para el vuelo doméstico de Mahé a Praslin que habíamos comprado hacía semanas.

El vuelo tenía que salir a las 11:30, pero por un problema técnico nos tuvieron que cambiar de avión y finalmente salimos a las 12:15.

Nuestro avión de hélice volaba bastante bajo y ello nos permitió ver muy bien las Islas, los islotes, los arrecifes coralinos y las aguas de color turquesa que íbamos sobrevolando en la ruta desde Mahé a Praslin.

Este avión no tenía más de 8 plazas y nosotros íbamos sentados justo detrás de los pilotos, sin casi separación con ellos. Aterrizamos en el pequeño aeropuerto de Praslin a las 12:35, después de solo 20 minutos de vuelo.

Fuera de la mini terminal del aeropuerto nos esperaba una persona para hacernos entrega del coche de alquiler que teníamos reservado en Praslin. Esta persona nos avisó de que vigiláramos de no aparcarlo bajo un cocotero porque la caída accidental de un coco sobre el coche (sobre todo si es un enorme coco de mar) podría causar daños importantes al vehículo.

Rocas sobre la playa de Anse Citron (Praslin)
Rocas sobre la playa de Anse Citron (Praslin)

Después de cargar el equipaje en el coche pusimos rumbo hacia el alojamiento reservado en Praslin, situado a unos 2 km del aeropuerto, en la zona de Grand Anse, en la costa sur de la isla.

Dejamos el equipaje en la casa y fuimos con el coche a buscar un lugar próximo donde comer. Empezamos por probar suerte con el restaurante La Paradisier, que nos habían recomendado, pero estaba cerrado.

Buscando más restaurantes por la zona encontramos Le Relax Beach Resort, un lugar con bungalous y que tiene un restaurante. La comida no estaba mal, pero las raciones no eran muy grandes y el servicio fue lentísimo.

Aquí constatamos un hecho que después fuimos confirmando con el paso de los días: los restaurantes en Seychelles son, en general, caros o muy caros, con platos a partir de los 270 SCR (cerca de 20 € o más por plato). Pero afortunadamente descubrimos rápidamente la existencia de los take-away, con comida para llevar.

Después de comer cogimos el coche y recorrimos la carretera de la costa que bordea la isla de Praslin hasta llegar a Anse Possession, en la costa norte. Este recorrido nos sirvió como primera toma de contacto con la isla, para situarnos.

Puesta de sol desde la playa de Anse Citron
Puesta de sol desde la playa de Anse Citron

Cuando se hizo oscuro, sobre las 18:50, volvimos hacia la casa por la carretera del interior, la que pasa por Vallée de Mai. Por el camino nos paramos en un par de pequeños supermercados (siempre regentados por indios) para comprar todo lo que necesitábamos para los desayunos y cenas de los siguientes días.


Día 3: PRASLIN

Después de un magnífico desayuno en la terraza exterior de la casa salimos con el coche en dirección a la Vallée de Mai, tomando la carretera que cruza la isla por el interior entre Grand Anse y Baie Sainte Anne.

La Reserva Natural Vallée de Mai, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983, es un parque natural formado por un bosque de palmeras muy bien conservado, donde destaca la especie endémica del coco de mar, entre otras especies vegetales y animales que también son endémicas.

El «coco de mar» en primer término, la semilla gigante de la palmera lodoicea maldivica (Vallée de Mai, Praslin)
El «coco de mar» en primer término, la semilla gigante de la palmera lodoicea maldivica (Vallée de Mai, Praslin)

La entrada a esta reserva natural es cara, costaba 350 SCR por cabeza, pero lo cierto es que valió mucho la pena ya que se trata de un lugar bastante único.

Además nos unimos a una visita guiada de 1 hora (150 SCR/pax) porque intuíamos que si hacíamos toda la visita por libre nos perderíamos muchas cosas interesantes.

Y eso es lo que hubiera pasado porque gracias a la guía que nos tocó pudimos conocer un montón de cosas sobre el coco de mar (Lodoicea maldivica), un árbol de la familia de las palmeras que tiene las semillas más grandes de cualquier planta del mundo (unos 30 cm de largo y sobre los 20 kg de peso). Y solo se encuentra en las islas de Praslin y Curieuse.

También es endémica de estas islas la palmera Deckenia nobilis, una palmera que tiene unas curiosas flores en forma de espagueti que han hecho que en el pasado fueran muy apreciadas para las ensaladas, pero que pusieron a esta planta en grave peligro de extinción.

La «millionaire's salad palm» o la palmera deckenia nobilis (Vallée de Mai, Praslin)
La «millionaire's salad palm» o la palmera deckenia nobilis (Vallée de Mai, Praslin)

Hoy en día su cosecha está muy controlada por las autoridades y ello hace que reciba el sobrenombre de millionaire's salad palm.

La guía nos explicó un montón de cosas sobre todo lo que íbamos viendo y, gracias a ella, pudimos ver especies animales endémicas de estas islas como el gecko verde o un lagarto pequeño de color plateado.

De entre los pájaros que pudimos ver destacamos el loro negro, también endémico de Seychelles y que es difícil de ver.

Este bosque de palmeras nos impresionó porque no habíamos visto nunca nada parecido.

De hecho, esta reserva natural, con sus peculiares especies vegetales y animales, es un vestigio de la época en que el supercontinente de Gondwana se dividió en partes más pequeñas, dejando las islas Seychelles entre la actual Madagascar y la India.

Al cabo de una hora de visita guiada la guía nos dejó en el punto donde se cruzan los tres caminos señalizados que recorren el bosque. A partir de aquí cada cual podía continuar por libre.

El esquivo, y difícil de ver, loro negro (Vallée de Mai, Praslin)
El esquivo, y difícil de ver, loro negro (Vallée de Mai, Praslin)

Nosotros recorrimos los caminos Cedar Path y Circular Path North hasta llegar a un mirador elevado sobre el bosque.

En este punto conectamos con el camino Circular Path South, recorriendo así el camino más largo posible dentro del bosque, pero que disfrutamos enormemente.

Acabada esta indispensable visita a la Vallée de Mai continuamos con el coche hasta llegar a Anse Volbert.

La playa de Anse Volbert es preciosa y muy grande, de unos 2 km de longitud, y es conocida con el sobrenombre de Cote d'Or. Es de arena blanca y aguas turquesas.

Es un lugar fantástico para pasear por la playa, bañarse, tomar el sol o practicar deportes acuáticos. Y a solo 300 metros de la playa se encuentra el islote de Chauve Souris.

Después de un paseo por la playa fuimos a comer al Ma's Takeawayimage que hay en una calle paralela a la playa. Tiene una gran selección de comida criolla casera a precios muy correctos. Pagamos 270 SCR por dos platos que no nos pudimos ni acabar por la gran cantidad que había (nos lo llevamos para la cena), una macedonia de frutas buenísima y dos coca-colas. Comimos una comida excelente en una mesa exterior. Muy recomendable.

Después de comer volvimos al coche y fuimos con él hasta Anse Lazio, en el noroeste de la isla. Realmente es una playa preciosa y merece toda la fama que tiene. Nos bañamos un buen rato y después la recorrimos de punta a punta para disfrutar del paisaje y hacer fotos.

Piscina natural en la parte posterior de Anse Lazio (Praslin)
Piscina natural en la parte posterior de Anse Lazio (Praslin)

Las grandes rocas graníticas que hay a lado y lado de la playa son realmente muy fotogénicas y son, en general, la enseña de identidad de las playas y paisajes de Seychelles.

Y nos gustó muchísimo una pequeña laguna muy poco profunda que hay en la parte posterior de la playa, la cual es de agua dulce que proviene de las montañas circundantes.

Las aguas de estas lagunas, que también vimos en muchas otras playas de Seychelles, son de color amarillento y están rodeadas por rocas y vegetación.

Marchamos de la playa cuando ya empezaba a hacerse oscuro y no quedaba casi nadie.

En el camino de vuelta hacia Grand Anse nos detuvimos en una parada que había junto a la carretera, en Baie Ste. Anne, para comprar fruta.


Día 4: PRASLIN

Después de desayunar, con el coche fuimos hasta Anse Volbert. Hoy queríamos hacer la excursión a la isla Curieuse y la noche antes habíamos llamado, con la inestimable ayuda de Annabelle, nuestra anfitriona, a Kevin, el propietario de Sagittarius Taxi Boatimage, para concretar la hora en que saldríamos desde Anse Volbert hacia Curieuse con su lancha.

La playa de Anse Volbert  y la pequeña isla de Chauve Souris (Praslin)
La playa de Anse Volbert y la pequeña isla de Chauve Souris (Praslin)

Así que aparcamos el coche en una calle de Anse Volbert y fuimos andando hasta su bonita playa.

Al llegar a la playa buscamos la Pizzería du Berjaya, puesto que es junto a ella, sobre la arena de la playa, donde Kevin, conocido localmente con los sobrenombres de Mimo o Moyo, tiene habitualmente su oficina, que no es otra cosa que una silla plegable, una mesa de camping y un cartel.

Lo encontramos enseguida en el lugar esperado y acabamos de cerrar la negociación para esta excursión privada.

El precio de la excursión fue de 40 €/pax por la lancha y 300 SCR/pax más por la tasa de entrada al parque marino donde se encuentra la isla Curieuse, pagable en efectivo en euros y/o rupias.

Antes habíamos preguntado precios en otros lugares y eran iguales o superiores, así que aceptamos. Es caro (es Seychelles!!), pero valió mucho la pena. Con la excursión también se puede contratar una barbacoa para el almuerzo en Curieuse, pero nosotros no lo hicimos.

Tortugas gigantes de Aldabra (Anse Papaie, Curieuse)
Tortugas gigantes de Aldabra (Anse Papaie, Curieuse)

Así que, sobre las 10 de la mañana, subimos a la lancha que Kevin tenía anclada en las aguas de la bahía y pusimos rumbo hacia Anse Papaie, en la isla Curieuse, unos 3,7 km hacia el noroeste de Anse Volbert. Son unos 20 minutos de navegación.

La isla Curieuse es una pequeña isla granítica de solo 2,9 km² que destaca por su tierra roja y sus palmeras de coco de mar, así como por las tortugas gigantes de Aldabra, los también gigantes árboles takamaka (Calophyllum Inophyllum) o varias especies vegetales endémicas de esta isla, entre otros varios puntos de interés.

Actualmente la isla Curieuse y las aguas circundantes forman parte Parque Nacional Marino de Curieuse para proteger la fauna autóctona. En Curieuse hubo en el pasado una población de tortugas gigantes autóctonas, pero los primeros colonos de la isla (s. XVIII) acabaron rápidamente con ellas. Afortunadamente, entre 1978 y 1982, se trasladaron a Curieuse varios ejemplares de la tortuga gigante de Aldabra y hoy en día hay más 300 tortugas gigantes viviendo en diferentes lugares de la isla.

Rocas en la playa de Anse Papaie (Curieuse)
Rocas en la playa de Anse Papaie (Curieuse)

Al llegar a Anse Papaie desembarcamos de la lancha y acordamos con Kevin de que volvería a recogernos al cabo de tres horas en la playa de Anse St Jose.

En Anse Papaie se encuentra la oficina de la Reserva Marina. En esta zona vive un numeroso grupo de tortugas gigantes de Aldabra que podréis ver e incluso tocar, aunque mejor no hacer esto último para no causarlas estrés. También hay un tipo de granja/guardería para tortugas bebé que podréis visitar.

Después exploramos la preciosa playa de Anse Papaie, con unas rocas graníticas muy fotogénicas en ambos extremos.

A continuación nos dirigimos hacia el inicio del camino que sale desde el extremo oeste de la playa y que va hacia Anse St Jose bordeando la bahía Laraie. El camino está perfectamente indicado.

Una parte de este fantástico camino transcurre por una pasarela de madera elevada sobre una zona de manglares, el cual permite pasar aunque la marea esté alta. Después el camino sube a lo alto de un pequeño cerro con buenas vistas sobre la bahía.

Finalmente, después de un largo y apasionante recorrido, este camino desemboca en la playa de Anse St Jose. Por el camino hay algunas placas explicativas de la flora y fauna locales.

Manglares frente a la bahía de Laraie (Curieuse)
Manglares frente a la bahía de Laraie (Curieuse)

Muy cerca de la playa de Anse St Jose pudimos ver los restos de una leprosería. También la bonita residencia donde vivía el médico en la isla y que ahora es un centro educativo y museo.

Y es que desde 1829 Curieuse fue una colonia de leprosos que estuvo activa hasta el año 1965, lo cual ayudó a proteger el frágil ecosistema de la isla de la influencia humana exterior.

Nos bañamos un largo rato en la bonita playa de Anse St Jose hasta que, a la hora convenida, llegó Kevin con la lancha para llevarnos de vuelta hacia Praslin.

De vuelta a la playa de Anse Volbert nos despedimos de Kevin. Estábamos más que satisfechos y contentos por la excursión hecha a la isla Curieuse, del todo recomendable.

Como que ya eran las 13:40 y teníamos hambre buscamos un lugar donde comer entre los restaurantes que hay frente a la playa, pero finalmente volvimos a repetir en el Ma's Takeaway que tanto nos había gustado ayer. Nuevamente comimos muy bien... y barato. Por 270 SCR almorzamos los dos, incluyendo la bebida.

Después de comer cogimos el coche y fuimos hasta nuestro alojamiento para ducharnos y descansar un rato.

Iluminación navideña en la iglesia St Mathew's (Grand Anse, Praslin)
Iluminación navideña en la iglesia St Mathew's (Grand Anse, Praslin)

Y a continuación volvimos al coche para ir hasta las playas de Anse St Sauveur y Anse Takamaka con el objetivo de disfrutar de una preciosa puesta de sol en este paraíso.

Cuando ya había oscurecido volvimos hacia el coche para ir hacia casa.

Pero antes de llegar a la casa nos paramos en la iglesia anglicana St Mathew's que hay en el extremo oriental de Grand Anse.

Junto a la iglesia había una gran figura, representando un barco, hecha completamente de luces LED y que hacía las funciones de iluminación navideña. Espectacular, original y muy llamativa.


Día 5: PRASLIN

Tras un buen desayuno en la terraza exterior de nuestra casa cogimos el coche y pusimos rumbo a la playa de Anse Georgette, ubicada en la punta noroeste de la isla de Praslin.

Para llegar a esta playa hay que pasar necesariamente por los dominios del hotel Constance Lemuria y, por ello, es necesario pedir autorización previa al hotel para que los guardas que hay en la entrada nos dejen pasar.

En nuestro caso, Annabelle, nuestra solícita anfitriona, ya había llamado la noche anterior al hotel y había dado nuestros nombres para que nos autorizaran la entrada. Pero esto mismo lo podéis hacer vosotros mismos por teléfono o e-mail al hotel o bien yendo directamente hasta la entrada del resort, aunque esto último es más arriesgado.

Vista sobre Anse Lazio y la costa norte de Praslin
Vista sobre Anse Lazio y la costa norte de Praslin

Pero nuestra anfitriona también nos había recomendado que aprovecháramos para ir hasta un mirador sobre Anse Lazio.

Este mirador se encuentra en un punto elevado y para llegar a él hay que tomar una carretera que se desvía a la derecha unos 100 metros antes de llegar a la garita de seguridad del hotel Constance Lemuria.

La carretera sube con fuerza hacia lo alto de un cerro y cada vez es más y más estrecha hasta llegar al lugar donde se encuentra el hotel Terrasse sur Lazio.

El mirador propiamente dicho está en un punto pasados 100 metros de la entrada de este hotel, en un lugar donde la carretera es algo más ancha. Es un bonito mirador orientado hacia el norte, desde el cual se ve el océano y las pequeñas Islas Booby y Aride. También hay una vista parcial sobre Anse Lazio, pero seguramente desde la terraza del hotel Terrasse sur Lazio se debe de ver bastante mejor.

Hechas las fotos y después de disfrutar de las vistas, volvimos con el coche por la misma carretera, rezando para no encontrar ningún otro vehículo en sentido contrario, ya que la carretera no permite pasar dos vehículos. Al llegar a la carretera principal giramos a la derecha y aparcamos, ahora sí, en la entrada del Constance Lemuria, en un lugar indicado para los visitantes que vayan a Anse Georgette, como era nuestro caso. Lo tienen todo previsto.

La preciosa playa de Anse Georgette (Praslin)
La preciosa playa de Anse Georgette (Praslin)

En la garita de seguridad del hotel dimos nuestros nombres y el vigilante comprobó que estábamos en la lista de autorizados.

El siguiente paso fue registrarnos en la lista de entrada y así ya pudimos acceder a los dominios del lujoso Constance Lemuria, donde destaca, de entrada, un cuidado campo de golf.

A partir de aquí seguimos las indicaciones hacia la playa y subimos por un empinado camino que va por el lado izquierdo de un largo green.

Al llegar a lo alto de un pequeño cerro el camino se bifurca, pero no hay pérdida porque la playa esta perfectamente indicada. Ahora el camino desciende, también por el lado izquierdo de otro green y así hasta llegar a la playa de Anse Georgette.

El golf no es un deporte que nos guste y no hemos jugado nunca, pero a la vista del fantástico paisaje de rocas, mar y vegetación que rodea este campo de golf bien es verdad que no nos hubiera importado probarlo aquí.

Anse Georgette es una playa extraordinaria, de las mejores de Praslin a nuestro parecer, y eso que en Seychelles este es un título muy disputado porque el nivel de las playas es realmente altísimo.

En esta playa estuvimos un buen rato bañándonos y haciendo fotos. El paisaje es sencillamente increíble!!.

Rocas en la playa de Anse Georgette (Praslin)
Rocas en la playa de Anse Georgette (Praslin)

Después volvimos por el mismo camino de la ida. Pero cuando llegamos a la bifurcación de caminos en lo alto del cerro cogimos un camino hacia la derecha que sube aún más, hasta el lugar donde se encuentra el helipuerto de evacuación del hotel.

Muy cerca de él hay un magnífico mirador sobre Anse Georgette, aunque no está indicado. Merece la pena subir hasta aquí por las vistas.

A continuación bajamos de vuelta por el mismo camino hacia la salida del hotel y marchamos con el coche hacia Grand Anse.

Por el camino quisimos ver la playa de Anse Kerlan y en un punto giramos a la derecha por un callejón hasta el final, donde aparcamos el coche.

Pero para llegar a la playa había que pasar por el jardín y la piscina del hotel Castello Beach. Así que pedimos permiso para pasar y no nos pusieron ningún impedimento. Por el contrario, nos invitaron a pasar.

La playa de Anse Kerlan es bonita, pero se han tenido que construir contrafuertes de piedra para que las olas no pasen de un cierto punto. Y el mar parece haberse comido un buen trozo de arena de la playa. Un ejemplo más de los efectos del cambio climático.

Continuamos con el coche en dirección hacia Grand Anse. Como cosa curiosa decir que el único semáforo en la isla de Praslin está en la carretera que pasa justo por el lado de la cabecera de pista del pequeño aeropuerto. Cuando llega uno de los pequeños aviones o avionetas que aterrizan aquí el semáforo se ne en rojo porque pasan a muy baja altura por encima de la carretera.

Y 1,2 km más adelante nos paramos a comer en el restaurante Le Paradisierimage que nos habían recomendado. No es nada barato y pagamos unos 65 € por los dos, pero los platos que probamos eran buenísimos y las cantidades servidas muy generosas. El lugar, además, es muy agradable, con una bonita terraza exterior.

Vista de la playa de La Petite Blague con marea baja (Praslin)
Vista de la playa de La Petite Blague con marea baja (Praslin)

Tras el almuerzo pasamos por nuestro alojamiento para ducharnos, refrescarnos y descansar un rato antes de salir nuevamente.

Por la tarde cogimos el coche y fuimos hacia el otro lado de la isla, en la península donde están las playas de La Petite Blague y La Blague.

El tramo de carretera que cruza esa península es muy estrecha en algunos puntos. Al llegar junto a la playa aparcamos el coche y recorrimos las dos playas a pie.

De hecho son dos playas contiguas y no nos quedó claro donde acaba una y empieza la otra o si en realidad son la misma playa.

En el momento de nuestra visita la marea estaba muy baja y quedaban al descubierto las rocas de coral del fondo de la bahía. Las playas de La Blague y La Petite Blague están bien, pero no son comparables en belleza a otras de Praslin.

Desde La Blague volvimos con el coche en dirección a Grand Anse por la carretera que bordea la isla. Al llegar a la altura de la pequeña playa de Anse Consolation hacía sol y nos gustó mucho el rincón que forma la playa por el lado de Pointe Consolation.

Así que nos paramos y nos bañamos un buen rato mientras iba subiendo la marea e iba cayendo el sol.

Puesta de sol desde la playa de Grand Anse (Praslin)
Puesta de sol desde la playa de Grand Anse (Praslin)

Desde aquí fuimos a ver la puesta de sol a Grand Anse. Aparcamos el coche ante el aeropuerto y fuimos andando por la bonita playa mientras se ponía el sol e iba oscureciendo, tiñendo el cielo de tonalidades naranjas y rojas. Hicimos un montón de fotos porque el momento y el lugar lo valían.

De vuelta a casa nos paramos en el Oasis Hotel & Resort con la idea de tomar un cóctel para despedirnos de Praslin, puesto que al día siguiente nos íbamos hacia La Digue. Nuestra idea inicial era haber ido al hotel Raffles Seychelles o bien al Constance Lemuria, pero en ambos casos nos habían dicho que estos días no admitían clientes que no fuera huéspedes.

En cualquier caso nos tomamos un magnífico cóctel llamado Creole Planter Punch, hecho con ron blanco y negro Takamaka, limón Malibu, zumo de naranja y piña, jarabe de frutas de la pasión y granadina. Una bomba!!. Y también una excelente Piña Colada hecha con ron blanco Takamaka, zumo de piña y crema de coco.

El ron Takamaka, por cierto, es un ron hecho y producido en las Seychelles (en la isla de Mahé visitamos su destilería).


Día 6: PRASLIN - LA DIGUE

Tras el desayuno y a primera hora de la mañana fuimos a bañarnos a Grand Anse. El mar estaba muy tranquilo y parecía una piscina gigante. Además estábamos solos. Una buena despedida de esta isla que nos ha gustado tanto.

Después del baño volvimos a la casa a ducharnos y a recogerlo todo. Nos despedimos del Annabelle y pusimos rumbo hacia Baie Ste. Anne, donde está puerto de los ferrys que van a La Digue y Mahé.

Dado que íbamos con mucho tiempo antes de la salida del ferry, decidimos ir, una vez más, por la preciosa carretera que bordea la isla siguiendo la costa y íbamos tan lentos como podíamos, saboreando cada metro de costa.

Así, lentamente, llegamos a Anse Volbert, donde hicimos unas cuántas fotos más de la playa antes de dirigirnos hacia el puerto. Cuando llegamos al aparcamiento del puerto devolvimos el coche a un empleado de la empresa de alquiler, tal como habíamos pactado previamente con la empresa.

Entrada al puerto de La Passe (isla de La Digue)
Entrada al puerto de La Passe (isla de La Digue)

En una oficina del puerto, ante el ferry, obtuvimos los billetes en papel a partir de la reserva en linea que habíamos hecho días antes. El precio de este ferry de Praslin a La Digue fue de 14 € por persona.

El ferry salió del puerto de Baie Ste. Anne (Praslin) a las 11:13 y llegó al puerto de La Passe (La Digue) unos quince minutos después, ya que las dos islas están muy próximas.

En la salida del puerto de La Passe nos esperaba una furgoneta que debía llevarnos al alojamiento reservado en La Digue, ubicado en un punto a 2,4 km del puerto, y que previamente habíamos acordado a través del correo electrónico. El precio de este transporte era de 100 SCR por cabeza.

Llegados al alojamiento, y después de tomar posesión de nuestro apartamento, Gladys, la anfitriona, nos explicó todo lo que podíamos hacer en la isla los siguientes días. Después fuimos a un súper-mercado próximo, Le P’ti Shop, a comprar cosas para las cenas, ya que los desayunos estaban incluidos en el precio del alojamiento.

Palmeras en L'Union State Park (La Digue)
Palmeras en L'Union State Park (La Digue)

A continuación fuimos a pie hasta Rey & Josh Cafe Takeawayimage, a menos de 1 km del alojamiento. Ofrece comida para llevar y tiene unas mesas en el exterior. Probablemente sirve la mejor comida de toda la isla y a un precio insuperable. Disfrutamos de un excelente almuerzo por solo 230 SCR los dos.

Después de comer fuimos, también a pie, a L'Union Estate Park, situado en la costa occidental, en la parte sur de la isla.

L'Union Estate Park es una finca que permite conocer de primera mano la historia colonial de las Seychelles, con los ejemplos más antiguos de la arquitectura colonial francesa de la isla.

Esta finca nos habla del momento de la historia en que el cultivo de coco era la principal fuente de ingresos para la población de La Digue. Esta finca fue el hogar de una familia proveniente de la isla de Mauricio.

La entrada a L'Union Estate Park, que incluye la icónica playa Anse Source d'Argent, costaba 150 SCR por persona. Recorriendo la finca pudimos ver las siguientes atracciones:

  • Un bonito Cementerio Histórico, el más antiguo de la isla.
  • Un pintoresco Molino de coco tradicional, donde antiguamente se desgranaban y se preparaban los cocos.
  • La Plantation House, un edificio histórico que ha tenido unos cuántos propietarios a lo largo del tiempo, incluyendo el gobernador de la isla. Ahora ha sido transformado en un pequeño museo con una galería de arte.
  • Un monolito de granito gigante. Con una edad de 750 millones de años es una de las formaciones rocosas de granito más grandes de la isla y es realmente impresionante por su tamaño y altura. A los pies del monolito de granito viven diversos ejemplares de tortugas gigantes de Aldabra.
  • En uno de los rincones de la playa Anse Source d'Argent (La Digue)
    En uno de los rincones de la playa Anse Source d'Argent (La Digue)
  • La plantación de vainilla, donde podréis ver las plantas que producen la vainilla.
  • La granja de L'Union Estate, aún en funcionamiento, que produce una amplia gama de hortalizas y especias.
  • Los caminos flanqueados por cocoteros. Varios caminos, de formas sinuosas y que recorren la finca, están flanqueados por altas palmeras de cocos a lado y lado, dando lugar a panorámicas muy fotogénicas.
  • La playa Anse Source d'Argent. Es el lugar más icónico y famoso de La Digue e, incluso, de las Seychelles. Y bien es verdad que su fama es del todo merecida, con un espectacular tramo de playa de arena blanca repleto de algunas de las formaciones rocosas de granito más increíbles que podréis encontrar en las Seychelles.

Muchos visitantes pasan por la finca solo para visitar la playa Anse Source d'Argent, lo cual es un error, y se venden muchas excursiones desde Praslin o Mahé expresamente para visitar esta célebre playa.

Pero esta fama tiene un precio: en ciertas horas puede haber tanta gente en esta playa que fácilmente puede arruinar la experiencia de la visita. Por eso recomendamos ir a primera hora de la mañana o bien por la tarde, cuando la mayoría de excursiones ya se han ido.

Rocas de formas caprichosas en la playa de Anse Source d'Argent (La Digue)
Rocas de formas caprichosas en la playa de Anse Source d'Argent (La Digue)

Nosotros empezamos la visita a la finca cuando ya eran las 15:00 y cuando llegamos a la playa Anse Source d'Argent ya no quedaba mucha gente y pudimos disfrutar de sus rincones (y bañarnos) casi en soledad. De este modo pudimos hacer millones de fotos porque cada rincón es de lo más increíble y fotogénico. Es realmente un lugar único y extraordinario.

Nos quedamos a ver la puesta de sol y salimos de la playa cuando ya era oscuro. Toda una experiencia cruzar los caminos de L'Union Estate a la luz de la luna.

Y otra imagen de la playa de Anse Source d'Argent (La Digue)
Y otra imagen de la playa de Anse Source d'Argent (La Digue)

Saliendo de L'Union State fuimos hasta el cercano La Digue Reggae Bar, donde tomamos una bebida antes de continuar paseando hasta llegar al núcleo de La Passe, desde donde volvimos hacia el alojamiento a las 21:00. Desde que habíamos llegado a La Digue no habíamos parado de andar y estábamos cansadísimos.

La Digue y las bicicletas

Con una población de unos 3.000 habitantes, la población local de La Digue se enorgullece de utilizar la bicicleta como medio de transporte principal, a diferencia de las islas vecinas más grandes de Mahé y Praslin.

Para sus habitantes, el coche es innecesario y moverse en bicicleta siempre ha sido una forma de vida. Los visitantes también participan de esta tradición local y, en general, alquilan bicicletas para explorar la isla, ya que a día de hoy no es posible alquilar coche o moto. Las dimensiones reducidas de la isla hacen posible que sea fácilmente explorable en bicicleta y a pie.

En las fechas de este viaje eran poco más de 60 los vehículos a motor que había en la isla, un aumento considerable respecto de los que había unas décadas antes, pero no deja de ser un número reducido. Y es que, afortunadamente, la legislación local actual no permite los vehículos a motor salvo que presten un servicio público.

Por ello, es fácil encontrar un montón de gente de todas las edades desplazándose en bicicleta por la calle principal que va de La Passe a L'Union. Como curiosidad, en un par de veces vimos a un chico sobre una bicicleta y llevando dos más, una en cada mano, y por tanto sin las manos sobre el manillar. Y continuando con esta demostración de los bicitrotters también vimos chicos y chicas yendo en bici y escribiendo con las dos manos mensajes en el móvil.

Y en una pequeña rotonda que hay a la salida del puerto del ferry de La Passe, en las fechas de nuestra visita había un árbol de Navidad hecho con llantas de rueda de bicicleta. Nada es más representativo de esta simpática isla.

Muy probablemente todos los alojamientos de la isla alquilan bicicletas (el nuestro lo hacía), pero también hay lugares específicos donde alquilarlas, sobre todo en la zona alrededor del puerto. Uno de estos lugares es Stan Bike Rental La Digue.


Día 7: LA DIGUE

Tras un abundante y buenísimo desayuno que tomábamos en la terraza exterior pedimos unas bicicletas a Gladys para poder explorar la isla durante los siguientes días (costaban 8.5 € o 120 SCR por día y bicicleta).

Cogimos todo lo que necesitábamos para la excursión que queríamos hacer por las playas del sudeste de la isla, Grand Anse, Petite Anse y Anse Cocos. Salimos de nuestro alojamiento con las bicicletas y fuimos siguiendo una pista asfaltada que va en dirección este. El camino es bonito y está bien para ir en bici, pero hay algunas subidas que suponen un cierto esfuerzo.

Al cabo de unos 2,2 km la pista finalizaa frente al bar y restaurante Loutier Cocoimage, junto a la playa Grand Anse. Dejamos las bicicletas atadas con un candado en una zona de árboles junto al restaurante, con otras muchas bicicletas.

Aquí empieza el sendero que va de Grand Anse a Anse Caiman y que pasa por Petite Anse y Anse Cocos. La longitud total del camino es de 2,52 km y el tiempo aproximado para recorrerlo es de una hora y media. Conviene llevar calzado adecuado, sobre todo para ir por rocas, así como mucha agua, crema solar y ropa de baño.

Esta excursión es uno de los grandes atractivos de La Digue, al menos el tramo del camino hasta Anse Cocos. Si venís a La Digue no dejéis de hacer esta excursión..

Bien, una vez aparcada la bicicleta, fuimos hasta la playa de Grand Anse e hicimos unas cuántas fotos de esta bonita playa, en la que siempre suele haber muy poca gente porque hay muy poca sombra y las corrientes y olas son fuertes.

En la parte posterior de la playa de Grand Anse, concretamente en el extremo norte y en el inicio del camino hacia Petite Anse, hay un gran charco de agua dulce rodeado de grandes rocas, palmeras y vegetación, formando un espacio muy fotogénico.

Gran charco de agua dulce en la parte posterior de la playa de Grand Anse (La Digue)
Gran charco de agua dulce en la parte posterior de la playa de Grand Anse (La Digue)

Recorrimos toda la playa, de unos 400 metros de largo, antes de iniciar la caminata hacia Petite Anse. Este camino entre la vegetación es muy bonito y no es difícil de hacer, pero hay que subir un pequeño montículo de piedras de unos 40 metros de altura.

No tardamos mucho en llegar a Petite Anse. También aquí recorrimos su playa, de unos 300 metros de largo, e hicimos unas cuántas fotos. En esta playa tampoco hay lugares de sombra natural y las corrientes son fuertes, aunque menos que en Grand Anse, sobre todo cuando hay marea baja. Por este motivo también es una playa bastante solitaria.

De la parte posterior de un pequeño cobertizo de madera y palma que hace de bar (cuando está abierto) y que está en el extremo sur de la playa Petite Anse arranca el camino que va por la parte posterior de la playa hacia Anse Cocos. Apenas empezar el camino éste pasa junto a una preciosa zona de humedales.

Grandes rocas sobre la playa de Petite Anse (La Digue)
Grandes rocas sobre la playa de Petite Anse (La Digue)

En algunos puntos del sendero encontraréis unos interesantes paneles explicativos sobre la flora y la fauna del entorno.

Cuando llegamos a Anse Cocos y vimos su playa, a primera vista no nos pareció nada que no hubiéramos visto ya (en términos de playas de Seychelles, donde el nivel es altísimo). Pero cuando la recorrimos hasta el extremo norte de la playa, donde hay una piscina natural, cambiamos rápidamente de opinión. El lugar es una auténtica maravilla.

Se trata de una piscina natural, protegida de las olas y las corrientes del océano por las altas rocas que la rodean. En ella había un montón de peces de colores que te rodean cuando entras en el agua. Increible!!.

En la playa de Anse Cocos, de unos 350 metros de longitud, tampoco abundan los lugares de sombra, pero cerca de esta piscina natural hay algunos rincones donde protegerse del sol, cosa que se agradece muchísimo.

La maravillosa piscina natural en la playa de Anse Cocos (La Digue)
La maravillosa piscina natural en la playa de Anse Cocos (La Digue)

Y de este punto, en el extremo norte de Anse Cocos, parte el tramo final del camino que, cruzando el bosque, llega hasta Anse Caiman, una playa situada más en el norte y que, en principio, no tiene demasiado interés, sobre todo después de ver Anse Cocos, sin duda una de las playas más sensacionales de La Digue. Nosotros no llegamos a recorrer esta última parte del camino.

En Anse Cocos nos quedamos más de dos horas bañándonos, haciendo fotos y tomando el sol. Y no nos hubiéramos ido nunca, pero cuando ya no quedaba casi nadie en la playa iniciamos el camino de regreso hacia Grand Anse siguiendo el mismo camino que habíamos hecho por la mañana.

Columpio en la playa de Anse Cocos (La Digue)
Columpio en la playa de Anse Cocos (La Digue)

En la playa de Anse Cocos suele haber más gente que en las de Grand Anse y Petite Anse, pero aun así no éramos más de 30 personas en toda la playa en el momento de más concurrencia.

Nada que ver con el alud de visitantes que se puede encontrar en la playa Anse Source d'Argent, al otro lado de la isla.

Es de suponer que el hecho de que la playa de Anse Cocos solo sea accesible tras una larga caminata es determinante en el bajo número de visitantes que llegan hasta ella.

Esta poca concurrencia, junto con su enorme belleza natural y el hecho de mantenerse en un entorno aún virgen, hace de estas playas del sureste de La Digue, desde Grand Anse a Anse Cocos, un lugar extraordinario y que merece la pena conocer de primera mano. Cualquiera que visite La Digue debería incluir esta ruta en su agenda.

Cuando regresamos de nuevo a Grand Anse fuimos al bar-restaurante que hay junto al lugar donde habíamos dejado las bicicletas y nos tomamos una bebida bien fría como colofón a una excursión fabulosa.

La iglesia de Notre Dame de l'Assomption, en La Passe (La Digue)
La iglesia de Notre Dame de l'Assomption, en La Passe (La Digue)

Con las bicicletas volvimos por la misma pista de cemento que habíamos seguido por la mañana hasta llegar a nuestro alojamiento.

Tras una ducha refrescante y comer algo que teníamos en la nevera, salimos nuevamente con las bicicletas a las 16:30 y fuimos hasta la calle principal que une L'Union y La Passe.

Esta calle pasa ante la bonita iglesia de Notre Dame de La Assomption, muy activa aquellos días por la celebración de las fiestas navideñas.

Y seguimos con las bicicletas hacia el norte de la isla, circulando por la pista de cemento que bordea la costa hasta llegar a Anse Patates.

Esta pequeña playa, junto con la de Anse Sevère para ver las puestas de sol, se convirtió en uno de nuestros rincones preferidos en La Digue. Su sitaución, así como la combinación de arena blanca, rocas, vegetación y aguas cristalinas es imbatible y por este motivo es un lugar muy fotogénico (y muy fotografiado).

La playa de Anse Patates es muy accesible y está junto a un pequeño hotel, pero está un poco escondida y por ello no suele haber tanta gente como podría esperarse.

Un cóctel de piña colada en la playa de Anse Sevère
Un cóctel de piña colada en la playa de Anse Sevère

Tras pasar un buen rato en Anse Patates volvimos con las bicicletas en dirección hacia La Passe, pero antes de llegar nos detuvimos en la playa de Anse Sevère.

En esta playa disfrutamos de una espectacular puesta de sol (y la última del año porque era 31 de diciembre) tomando una deliciosa piña colada del Sunset Bar. Un recuerdo de aquellos que son del todo inolvidables!!!.

Cuando ya se había hecho oscuro regresamos con las bicicletas al alojamiento y nos pusimos guapos para salir a «celebrar» el Fin de Año.

Pasadas las 20:00 fuimos a pie hasta el Reggee Bar La Digue, donde cenamos al ritmo de la música reggae que iba pinchando un dj local.

Tras la cena y una larga sobremesa escuchando y bailando, sobre todo música de Bob Marley, fuimos a dar una vuelta andando en dirección a La Passe, disfrutando del ambiente festivo de una noche tan especial en esta pequeña isla.

Estuvimos un largo rato paseando por la calle principal de La Passe hasta llegar más allá del hotel de lujo Le Domaine de L'Orangeraie Resort. Ya de regreso hacia el alojamiento, nos detuvimos en el Natural Bar & Restaurantimage para tomar una última copa y aquí es donde pudimos oir las campanades en la televisión seychellois.

Poco después iniciamos el largo camino de vuelta hasta el alojamiento, adonde llegamos muy cansados de tanto andar y tras un día muy largo e intenso.


Día 8: LA DIGUE

Era el primer día del año y nos levantamos algo más tarde de lo que venía siendo habitual porque la noche anterior habíamos ido a dormir tarde.

Tras un buen desayuno preparamos todo lo que necesitábamos para la excursión de hoy al Nid d'Aigle, el punto más alto de La Digue, con 333 metros, y con unas vistas soberbias en todas las direcciones.

Para ahorrarnos una parte de la fuerte ascensión pedimos a Gladys, nuestra anfitriona, que nos pidiera un taxi que nos llevara hasta los pies del restaurante Snack Bellevueimage. Y es que el camino hasta llegar a él es una pista de cemento muy empinada, con un gran desnivel. El desnivel es tan pronunciado que no se puede hacer en bicicleta e incluso a pie es durísima, sobre todo bajo un sol de justicia.

El taxi hasta el Bellevue costó 250 SCR. Resultó caro, pero valió la pena para no llegar ya cansados al punto de inicio.

Un zorro volador de les Seychelles sesteando en un árbol (La Digue)
Un zorro volador de les Seychelles sesteando en un árbol (La Digue)

El taxi nos dejó en un punto donde finaliza la carretera de cemento y desde ahí subimos a pie por un camino hasta llegar al bar y restaurante Bellevue, que aquel día estaba cerrado. De todas maneras las vistas desde él son sensacionales por estar en un punto bastante elevado sobre la isla.

De detrás del edificio sale el camino que sube hacia el Nid d'Aigle (indicado con la palabra Mountain y una flecha). El camino asciende rápido y esto hace que sea bastante empinado.

Algunos tramos del camino de subida no son nada fáciles de hacer y no son aptos para todo el mundo: escaleras de hierro, rocas de dos metros de altura por las que no queda más remedio que trepar, camino resbaladizo, etc.

De vez en cuando nos girábamos para disfrutar de las fantásticas vistas que teníamos a nuestra espalda. También nos detuvimos para ver plantas de vainilla silvestre junto al camino y también algunos ejemplares de zorros voladores de las Seychelles, el enorme murciélago autóctono, que permanecían colgados cabeza abajo de las ramas de los árboles.

Cuando, tras una gran esfuerzo, llegamos casi arriba de todo nos encontramos con una bifurcación del camino. El camino que va hacia la derecha no tiene ninguna indicación y conduce a la cima del Nid d'Aigle, donde se encuentra el mirador de Nid d'Aigle (Nid d'Aigle Viewpoint).

Vista panorámica desde la cima del Nid d'Aigle sobre Praslin (La  Digue)
Vista panorámica desde la cima del Nid d'Aigle sobre Praslin (La Digue)

Las vistas sobre toda la costa oeste de La Digue I sobre las Islas de Praslin, Round y Curieuse son sencillamente extraordinarias. Y bajo nuestros pies los núcleos habitados de L'Union y La Passe. Ya solo por estas vistas valía la pena todo el esfuerzo que supone subir hasta el mirador. Una visita a La Digue sería incompleta sin esta excursión.

Tras disfrutar de un largo rato extasiados con las vistas y de comprobar que desde aquí no hay ningún otro camino visible por donde continuar, volvimos hasta donde había encontrado la última bifurcación y seguimos por el otro camino, indicado como Roche Baie, a pesar de que no desconocíamos hacia donde nos llevaría.

Unos 100 metros más adelante encontramos otro mirador hacia el mismo lado que el anterior y 30 metros más allá otro sobre la vertiente nordeste de La Digue, desde donde pudimos ver perfectamente las Islas Felicité, Cocos, Grand Soeur y otras más pequeñas.

Vista panorámica desde la cumbre Nid d'Aigle sobre Felicité y Cocos (La  Digue)
Vista panorámica desde la cumbre Nid d'Aigle sobre Felicité y Cocos (La Digue)

A continuación seguimos andando por el mismo camino, el cual sigue la cresta de la montaña en dirección norte. Y es que, en un panel al inicio del camino, habíamos leído que esta ruta es circular y pensábamos que encontraríamos algún camino de bajada que nos devolviera a Bellevue siguiendo otra ruta.

Siguiendo el camino pasamos junto a una antena y unos centenares de metros más adelante encontramos las ruinas de unas construcciones que ya habían sido devoradas por el bosque. Al cabo de un largo rato llegamos a un punto donde se acababa el camino, pero a su izquierda vimos una gran roca colgada sobre el vacío a la que pudimos subir, siendo una magnífica atalaya sobre La Passe y buena parte de la costa oeste de La Digue.

A pesar de que no estaba indicado, dimos por hecho que este era el mirador de Roche Baie (Roche Baie Viewpoint). En cualquier caso valió mucho la pena llegar hasta aquí porque la perspectiva desde este mirador es bastante diferente al que ofrecen los otros.

Vista panorámica desde el mirador de Roche Baie (La  Digue)
Vista panorámica desde el mirador de Roche Baie (La Digue)

A continuación regresamos sobre nuestros pasos y unos 100 metros más allá encontramos un camino que se bifurcaba del principal e iba montaña abajo. Antes ya lo habíamos visto, pero no le habíamos prestado demasiada atención.

Pensamos que este podía ser el ramal que buscábamos para completar la ruta circular, pero no había ninguna indicación y desconocíamos hacia donde iba. El camino de donde veníamos está indicado cómo Roche Baie y el que continúa recto como Circular Path Bellevue (el camino por donde habíamos venido antes).

Pero de este que baja no sabíamos nada y no podíamos preguntar a nadie porque no habíamos encontrado absolutamente en nadie en toda esta ruta por la montaña.

Como que ya empezábamos a estar muy cansados y el sentido común nos decía que no podíamos seguir un camino del cual no sabíamos si iba hacia donde nosotros queríamos, decidimos deshacer todo el trayecto desde el inicio. En aquel momento era un mal menor, aunque sabíamos de las dificultades del camino que habíamos encontrado en la subida.

Yendo con precaución en la bajada conseguimos llegar sanos y salvos al inicio del camino, junto al restaurante Bellevue. Desde aquí conectamos con la carretera de cemento y la seguimos montaña abajo. Para recortar distancia tomamos algunos atajos con escaleras que hay entre las casas ya que la carretera hace zigzag y es más larga de seguir.

Nuestra idea era ir a comer al Rey & Josh Cafe Takeaway, el restaurante de comida para llevar al que habíamos ido dos días antes, pero cuando llegamos a él vimos que estaba cerrado (era 1 de enero, un día muy especial). Por suerte unos 150 metros más abajo en la misma calle encontramos abierto el Zerof Takeawayimage, donde también sirven comida para llevar. Comimos muy bien (y barato) en su terraza exterior.

Vista de la playa de Anse Patates (La Digue)
Vista de la playa de Anse Patates (La Digue)

Después de comer volvimos al alojamiento, descansamos un rato y cogimos las bicicletas para ir nuevamente a Anse Patates, en el extremo norte de la isla.

En este rincón de postal nos bañamos, hicimos muchas fotos y nos deleitamos viendo volar de árbol en árbol a los enormes zorros voladores de las Seychelles (Pteropus seychellensis), un murciélago endémico de estas islas que se alimenta de frutos y néctar. Puede llegar a pesar 1,45 kg y la envergadura de sus alas puede llegar a los 1,7 metros.

Cuando el sol ya estaba a punto de esconderse fuimos con las bicicletas hasta la playa de Anse Sevère, desde donde disfrutamos de otra gloriosa puesta de sol. De vuelta hacia el alojamiento, ya oscuro, nos paramos a sacar dinero en un cajero del banco MCB que hay no muy lejos del puerto de los ferrys.


Día 9: LA DIGUE

Después de otro buen desayuno cogimos las bicicletas y pusimos rumbo hacia la costa oriental, pero siguiendo la carretera que bordea la costa por las vertientes oeste, norte y este de la isla hasta llegar a Anse Fourmis.

Ese día, el último completo que pasábamos en La Digue, se levantó con un cielo muy gris, con ganas de llover.

La pista de cemento que bordea la costa finaliza al llegar a Anse Fourmis. Aparcamos las bicicletas e intentamos encontrar un camino para ir a pie hasta la siguiente playa, la de Anse Caiman. Encontramos el inicio de un camino entre la vegetación, pero unos cuántos metros más adelante el camino desaparecía y había que ir trepando sobre las rocas.

Vista desde un punto en la costa nordeste de La  Digue
Vista desde un punto en la costa nordeste de La Digue

Vimos gente que iba andando por el agua aprovechando la marea baja, pero en esta zona el fondo marino está lleno de rocas y es difícil andar con el agua a la altura de la cintura y luchando contra las olas.

Nos quedó claro que la forma más fácil de llegar a Anse Caiman por tierra es siguiendo el camino que hay desde Anse Cocos.

Por ello desistimos de la idea de ir a Anse Caiman, puesto que ir a ella no entraba inicialmente en nuestros planes y pensamos que no merecía la pena.

De hecho, podíamos ver su minúscula playa a simple vista, ubicada a unos 450 metros de la posición donde nos encontrábamos.

Nos bañamos un rato en una zona de arena de la playa de Anse Fourmis hasta que empezó a llover y nos tuvimos que refugiar bajo unos árboles que había entre la playa y la carretera. Cuando paró de llover volvimos a las bicis y fuimos hasta la siguiente playa hacia el norte, la de Anse Banane, donde se encuentra el recomendable restaurante Chez Julesimage.

Imagen de la playa de Anse Grosse Roche (La  Digue)
Imagen de la playa de Anse Grosse Roche (La Digue)

La playa de Anse Banane es bonita y no tiene tanto coral en el agua como la de Anse Fourmis. Estábamos solos en la playa y nos bañamos durante un buen rato, viendo el perfil de la isla Felicité ante nosotros, a sólo 3 km de distancia mar adentro.

A mediodía dejamos la playa de Anse Banane y fuimos volviendo en dirección hacia La Passe.

Aprovechando que ya no volvió a llover más, por el camino nos detuvimos en varios lugares para hacer fotos, como por ejemplo en Anse Grosse Roche, Anse Gaulettes o Anse Patates.

Y es que las Seychelles son una fuente infinita de oportunidades para cualquier amante de la fotografía. Cualquier rincón es pura fotogènia.

Al llegar a La Passe ya era la hora de comer y nos quedamos en el Tarosa Takeawayimage, situado junto a la entrada al puerto y dónde también sirven comida para llevar. Comimos bien en su terraza exterior, pero nos quedamos con el Rey & Josh o el Zerof que habíamos probado en días anteriores. Eso sí, desde las mesas que tiene el Tarosa Bar sobre la playa que hay junto al puerto hay unas preciosas vistas.

Puesta de sol sobre la playa de Anse Sevère con la marea baja (La  Digue)
Puesta de sol sobre la playa de Anse Sevère con la marea baja (La Digue)

Por la tarde, aprovechando que había salido el sol, volvimos a la playa de Anse Sevère para un último baño en La Digue, ya que el día siguiente marchábamos hacia Mahé. Nos quedamos toda la tarde en esta playa, disfrutando del agua y de las vistas sobre la isla de Praslin. Y un día más disfrutamos de una estupenda puesta de sol.


Día 10: LA DIGUE - MAHÉ

Esta mañana marchábamos hacia la isla de Mahé en el ferry de las 7:30, así que nos levantamos un poco antes de lo que venía siendo habitual para recogerlo todo y preparar el equipaje. El día anterior ya habíamos acordado con Gladys, nuestra anfitriona, que nos sirvieran el desayuno a las 6:30, antes de la hora habitual.

Barcas en la playa junto al puerto de La Passe (La  Digue)
Barcas en la playa junto al puerto de La Passe (La Digue)

El día anterior también habíamos pagado el alquiler de las bicicletas (3 días de alquiler a razón de 120 SCR por día y bicicleta) y el transporte hasta el ferry (200 SCR). Pagamos en rupias porque nos salía más a cuenta que hacerlo en euros según el cambio aplicado.

A las 6:57 subimos al coche eléctrico de golf que conducía el esposo de Gladys y que nos llevó hasta el puerto de La Passe de donde salen los ferrys. Recorrimos los 2,6 km de distancia en solo 7 minutos.

Tras validar los billetes que habíamos comprado días antes en la web de la compañía Cat Cocos subimos al ferry y nos acomodamos en unos asientos exteriores en la proa.

Ferry directo e indirecto entre La Digue y Mahé

En la compra de los billetes de ferry de La Digue a Mahé la compañía Cat Cocos ofrece las opciones directo e indirecto en referencia al tipo de trayecto que hace el ferry.

En ambos casos el ferry para en el puerto de Praslin, pero en la opción directa el mismo ferry continúa viaje hacia la isla de Mahé tras la carga/descarga de mercancías y de pasajeros que inicien/finalicen viaje en Praslin, mientras que en la indirecta hay que bajar del ferry con el equipaje y subir al próximo ferry que haga el trayecto hacia Mahé.

En la opción directa el ferry atraca unos 20 minutos en el puerto de Praslin antes de continuar viaje a Mahé, por lo que no hay que cambiar de ferry y podemos esperar a bordo. En aquellas fechas cada día había una opción directa a las 7:30 y otra a las 13:30, a las 15:15 o a las 16:00 dependiente del día.

En la indirecta los horarios y combinaciones de ambos ferrys dependerán del día de la semana escogido para el viaje.

El precio en ambos casos es el mismo y el tiempo efectivo de navegación también. El inconveniente de la opción indirecta es la molestia que supone tener que cambiar de ferry y el posible tiempo de espera en el puerto de Praslin si no se pueden encadenar bien los dos ferrys.

Así que nos despedimos con mucha pena de La Digue, tal como ya nos había pasado al irnos de Praslin.

El ferry zarpó de La Digue puntualmente a las 7:30 de la mañana y atracó en el puerto de Baie Saint-Anne de Praslin unos 10 minutos más tarde. Después de subir más pasajeros que acabaron de llenar el ferry, continuamos viaje hacia Mahé sobre las 8:00. Los 48 km que separan Praslin de Mahé los recorrimos en una plácida travesía que finalizó en el puerto de Victoria, en la costa oriental de la isla de Mahé, a las 9:10.

Tras recuperar nuestro equipaje de la bodega del ferry fuimos a encontrarnos con el enviado de la compañía de alquiler de coche en Mahé que nos debía entregar el coche contratado, un Hyundai Grand i10 1.2.

Una vez rellenados todos los papeles del contrato de alquiler del coche y hacer el pago correspondiente, salimos del puerto con el coche y pusimos rumbo hacia el otro lado de la isla, donde teníamos el alojamiento reservado.

Siguiendo una carretera que salva la montaña que hay en el centro de la isla llegamos a la zona de Anse Louis donde se encontraba nuestro alojamiento en Mahé. Nos recibió María, la anfitriona de este alojamiento.

Después de las presentaciones y las explicaciones oportunas volvimos al coche y fuimos a un supermercado próximo para comprar todo lo que necesitábamos para los siguientes días. A continuación volvimos al alojamiento para dejar la comida en la nevera y volvimos a marchar con el coche siguiendo la carretera que va hacia el sur por la costa occidental.

La playa de Anse à la Mouche (Mahé)
La playa de Anse à la Mouche (Mahé)

Unos 3,5 km al sur de Anse Louis nos paramos junto a la bonita bahía de Anse à la Mouche porque vimos, junto a la carretera, un sitio con comida para llevar y ya era la hora de almorzar.

Compramos la comida en el food-truck The Lunch Box Takeawayimage y nos la comimos en una mesa frente a la playa y con unas vistas magníficas sobre la bahía. Cómo es habitual en este lugares de comida para llevar, había varias opciones de deliciosa comida local criolla a muy buen precio. Pero en este caso era aún más barata que en Praslin o en La Digue. Pagamos 185 SCR por dos platos principales que no nos pudimos acabar y dos bebidas.

Tras la comida fuimos con el coche hasta la playa de Anse Soleil, unos 5 km más hacia el sur. Dejamos el coche en un aparcamiento junto a la carretera de acceso y bajamos a pie hasta la playa por una calle de unos 300 metros de longitud y con un fuerte desnivel.

El lado «virgen» de la playa de Anse Soleil (Mahé)
El lado «virgen» de la playa de Anse Soleil (Mahé)

La playa de Anse Soleil también es bonita, pero desgraciadamente hay un restaurante y unas casas construidas sobre un lado de la playa que arruinan bastatnte el paisaje. Por suerte, esto solo pasa en su extremo sur y el resto de la playa se mantiene virgen, incluida la gran charca de agua dulce que hay en la parte posterior de la playa.

Salta rápidamente a la vista que en la isla de Mahé la presión inmobiliaria es muy superior a la de Praslin o La Digue.

A pesar de todo, la playa invitaba a un paseo y a un baño rápido que hicimos antes de irnos hacia la vecina playa de Petite Anse.

Desde Anse Soleil volvimos hasta donde teníamos aparcado el coche y buscamos la entrada del Four Seasons Resort Seychelles que estaba cerca de allá, puesto que para acceder a Petite Anse hay que cruzar necesariamente los dominios de este hotel de lujo.

Pedimos permiso de acceso al vigilante que había en la entrada y, como en otros casos similares en Seychelles, no nos pusieron ninguna pega. Simplemente nos tuvimos que registrar en una lista a la entrada y eso fue todo.

Cielo cargado de nubes sobre la playa de Petite Anse (Mahé)
Cielo cargado de nubes sobre la playa de Petite Anse (Mahé)

Y es que en Seychelles todas las playas son públicas, a pesar de que en algunos casos los hoteles cuando compraron los terrenos acabaron cerrando los accesos a la playa. En estos casos el hotel, en principio, no puede denegar el acceso a nadie, sea huésped o no, y solo hay que pedir el correspondiente permiso de paso.

El camino de bajada desde la entrada hasta la playa tiene unos 400 metros de longitud.

La playa de Petite Anse también se bonita, pero tampoco es una playa salvaje, puesto que en su mitad sur hay instalaciones y servicios del hotel y ello le resta un poco de encanto. De todas maneras no hay ningún problema en bañarse o en pasear por cualquier lugar de la playa a peasr de este carácter semi-privado.

En esta playa también nos bañamos un buen rato para refrescarnos del calor que hacía en aquel momento, aunque podíamos ver a la vez como una gran tormenta estaba descargando lluvia no muy lejos de allí, hacia el norte de la isla.

Tras el baño volvimos hacia donde teníamos el coche y seguimos por la carretera que va hacia el sur de la isla. Al cabo de unos 12 km llegamos junto a la playa de Petite Police, donde aparcamos el coche porque ahí se acababa la pista de cemento y empezaba un camino de arena. Hicimos los últimos 750 metros a pie por un camino de arena y tierra hasta llegar a la playa de Police Bay, en el extremo sur de la isla de Mahé.

Vista de la laguna de agua dulce de la playa de Police Bay (Mahé)
Vista de la laguna de agua dulce de la playa de Police Bay (Mahé)

La playa de Police Bay es realmente salvaje y virgen. Aquí no hay ni rastro de construcción humana y todo a su alrededor es naturaleza en estado puro. La playa tiene una longitud de unos 600 metros y junto a ella hay una laguna de agua dulce que se adentra en la selva.

Sus aguas profundas y agitadas la hacen más idónea para la práctica del surf y el submarinismo que no para nadar.

Pero su imponente entorno natural y el increíble paisaje de rocas, olas y antiguas formaciones de coral que bordean algunas secciones de la playa hacen que su visita sea una experiencia única.

Al igual que la playa de Petite Police, la hermana pequeña de Police Bay, esta playa da al visitante una perspectiva distinta de la mayoría de playas de las Seychelles y, sobre todo, de Mahé. Y los amantes de la fotografía también encontrarán aquí oportunidades para hacer un montón de fotos extraordinarias para llevar a casa.

En Police Bay no nos bañamos porque las olas eran fuertes y ya empezaba a ser tarde, pero paseamos por toda la playa y nos extasiamos admirando el bonito paisaje que hay mires donde mires.

Puesta de sol sobre la bahía de Anse à la Mouche (Mahé)
Puesta de sol sobre la bahía de Anse à la Mouche (Mahé)

Ya eran las 18:15 cuando marchamos de Police Bay. Regresamos a pie hasta donde teníamos el coche, pasando nuevamente por Petite Police, y pusimos rumbo hacia el lado oriental de la isla.

Al llegar a Anse Royale nos desviamos a la izquierda por la carretera Les Canelles Rd que cruza la isla y desemboca a Anse à la Mouche, donde nos detuvimos unos minutos para disfrutar de una estupenda puesta de sol sobre el mar.


Día 11: MAHÉ

A primera hora de la mañana cogimos el coche para ir siguiendo la carretera W Coast Rd en dirección norte, parándonos en varios puntos para hacer fotos, como en la playa de Grand Anse.

Continuando por la misma carretera más hacia el norte enlazamos con la carretera Port Launay Rd y pasada la playa Port Launay esta carretera pasa a ser muy estrecha hasta llegar al final, donde se acaba el asfalto y empieza un camino que hay tras una cadena que valla el paso a los vehículos.

Marea baja sobre la playa de Baie Ternay (Mahé)
Marea baja sobre la playa de Baie Ternay (Mahé)

Aparcamos el coche y continuamos a pie por el camino que hay tras la cadena y que cruza Cap Ternay a lo largo de unos 700 metros hasta llegar a la playa de Baie Ternay.

La marea estaba muy baja en aquel momento y el agua prácticamente había desaparecido en buena parte de la bahía, quedando al descubierto las rocas de coral de la playa. Todo ello daba lugar a una imagen muy singular.

Baie Ternay es un lugar muy bonito porque es salvaje y solitario. El camino hasta la playa pasa por una zona de humedales.

Volvimos al coche y fuimos deshaciendo el camino, ahora en dirección sur. Nos paramos en un punto elevado para tener una buena vista sobre la bonita playa de Anse Port Launay, ubicada junto al hotel de lujo Constance Ephelia Resort.

También nos detuvimos a hacer fotos en la playa Anse L'Islette, situada frente a Port Glaud. Y de aquí mismo sale la carretera Sans Soucis Rd que cruza la isla de oeste a este pasando por el parque nacional Morne Seychellois.

Vistas sobre la costa oeste de Mahé desde la «Tea Factory» (Mahé)
Vistas sobre la costa oeste de Mahé desde la «Tea Factory» (Mahé)

Esta carretera rápidamente gana altura y al cabo de unos 3 km llega al lugar donde se encuentra la SeyTé Tea Factory.

En esta modesta factoría es posible apreciar todas las etapas del proceso de elaboración tradicional del té local de Seychelles.

Aparcamos el coche dispuestos a hacer la visita gratuita a la factoría, pero resultó que no se hacían visitas hasta después de unos días a causa de las vacaciones navideñas.

Debido a ello nos limitamos a disfrutar de las espléndidas vistas panorámicas sobre la costa occidental de la isla y a tomar un té local en la tienda de la factoría que sí estaba abierta.

A continuación regresamos al coche y continuamos subiendo por la carretera Sans Soucis Rd en dirección a Victoria, la capital. Al cabo de otros 3,2 km llegamos a la entrada de Venn's Town - Mission Lodge, un lugar arqueológico que queríamos visitar, pero en aquel justo momento estaba lloviendo intensamente y decidimos dejar la visita para otro día.

Conduciendo por la carretera Sans Soucis Rd a través del parque Morne Seychellois (Mahé)
Conduciendo por la carretera Sans Soucis Rd a través del parque Morne Seychellois (Mahé)

Continuando unos 8 km por la misma carretera hacia el este llegamos finalmente a Victoria, la capital de Seychelles. Aparcamos el coche en un gran aparcamiento que hay entre el puerto de los yates y las avenidas 5th June y Flamboyant, junto a una gran rotonda con el monumento del Bicentenario.

Desde aquí fuimos andando hacia el centro, empezando la visita por el conocido el mercado de Victoria (Victoria Market, aunque oficialmente se denomina Sir Selwyn Selwyn Clarke Market), el auténtico corazón de la ciudad. Fue construido en 1840 y renovado en 1999. En él se fusionan el antiguo y el nuevo estilo de vida de las Seychelles.

Interior del mercado de Victoria (Mahé)
Interior del mercado de Victoria (Mahé)

Es un lugar fantástico para comprar fruta, verduras, pesacdo y especias locales. Y por ello es un buen lugar para aprender sobre la comida y la cultura locales, un lugar especial donde estudiar la cocina criolla de Seychelles.

En la planta superior del mercado hay un gran número de tiendas dirigidas a los visitantes con todo tipos de recuerdos y obras de arte local. También hay un bar y restaurante, pero nos pareció caro y muy orientado a turistas.

El mercado está abierto de lunes a sábado y desde las 4 de la mañana a las 5 de la tarde, pero las existencias de pescado, frutas y verduras van disminuyendo a lo largo del día y, por tanto, es mejor no esperar a última hora. El sábado es el día más concurrido. Encontramos mucho ambiente dentro del mercado y en las calles alrededor de él.

Para comer fuimos a Market St y encontramos un takeaway/pastelería donde compramos comida para llevar. Como que no tenía mesas donde comer encontramos un tranquilo parque junto a Manglier St y delante del centro The Quadrant donde hay un banco para sentarse a la sombra de un árbol.

Después de comer continuamos la visita a pie por el pequeño y compacto centro de Victoria, ahora ya mucho más tranquilo porque la actividad en el mercado decae mucho a partir de las 15 horas.

Vista del edificio Domus, junto a la Catedral de Victoria (Mahé)
Vista del edificio Domus, junto a la Catedral de Victoria (Mahé)

Así pudimos visitar la Catedral de la Inmaculada Concepción, el Domus, el templo hindú Arul Mihu Navasakthi Vinayagar, la Torre del Reloj, el Museo Nacional de Historia y además paseamos por las calles más céntricas, donde hay bonitos edificios de estilo colonial.

Lo cierto es que Victoria es una pequeña ciudad muy agradable, tranquila y bonita.

Cuando ya habíamos paseado bastante por el centro de Victoria volvimos al coche y pusimos rumbo hacia el sudeste.

Cuando llegamos a la altura de Eden Island nos desviamos a la izquierda y cruzamos por el puente Eden para dar una rápida vuelta por esta isla artificial de construcción reciente.

De hecho, aún había muchas edificaciones que estaban por empezar o a medias. Básicamente se trata del típico proyecto inmobiliario de nivel para inversores con dinero. Si no entendimos mal, actualmente este era uno de los pocos lugares donde los ciudadanos extranjeros podían comprar una propiedad, ya que en el resto del país estaba prohibido.

Eden Island es la típica zona de nueva construcción que reúne viviendas, hoteles, centro comercial, restaurantes y puertos deportivos, todo de lujo. Con el coche dimos una rápida vuelta por algunas calles de la isla para ver las casas y hoteles construidos, todo muy artificial, con un aire a Dubai o Doha, aunque aquí algo más cutre.

Abandonamos Eden Island y retomamos la ruta hacia el sur, deteniéndonos al cabo de 12 km en el Domaine de Val des Prés, también conocido como Craft's Village.

Se trata de un complejo formado por una serie de bonitos edificios de estilo colonial que ahora hospedan un centro cultural, así como tiendas de artesanía y talleres de artistas que venden aquí sus creaciones. Pero cuando a él llegamos ya estaba todo cerrado y dejamos la visita para otro día. Este lugar abre de lunes a sábado, de 9 a 17 horas.

Desde aquí volvimos 1 km atrás por la misma ruta para coger la carretera Montagne Posée Rd que cruza al otro lado de la isla a través de la zona montañosa central. Nuestra idea era llegar a tiempo para ver la puesta de sol desde la playa de Anse Louis. Pero justo cuando llegamos a la playa y habíamos aparcado el coche empezó a llover y ya se hizo oscuro.


Día 12: MAHÉ

Salimos temprano con el coche en dirección norte por la carretera W Coast Rd. La idea era empezar el día con la visita al lugar histórico de Mission Lodge-Venn's Town que ayer habíamos dejado pendiente por culpa de la lluvia.

Al llegar a Port Glaud nos desviamos a la derecha para tomar la carretera Sans-Soucis Rd. Unos 7,3 km después nos detuvimos en el aparcamiento de Mission Lodge-Venn's Town. La entrada a este lugar costaba 100 SCR por persona.

Vista panorámica sobre la costa oeste de Mahé y el parque Morne Seychellois desde Mission Lodge (Mahé)
Vista panorámica sobre la costa oeste de Mahé y el parque Morne Seychellois desde Mission Lodge (Mahé)

Mission Lodge-Venn's Town es un lugar arqueológico, ubicado a una altura de 450 metros, donde se encuentran las ruinas de la misión de Venn's Town que se estableció aquí a finales del siglo XIX para cuidar de los niños abandonados en las Seychelles tras la abolición de la esclavitud. Este es uno de los sitios culturales más importantes de Seychelles.

De las ruinas de la antigua misión no queda gran cosa, pero el bosque que las rodea y un par de miradores que hay sobre el parque nacional Morne Seychellois y la costa oeste de la isla justifican sobradamente la visita y el precio pagado. Algunos de los árboles que veréis son imponentes y hay letreros con el nombre de muchas especies vegetales endémicas. Repetimos que esta visita vale mucho la pena, no solo por las vistas y el entorno, sino porque las posibilidades de ver lugares históricos como este en Seychelles son muy reducidas.

Uno de los caminos de Mission Lodge - Venn's Town (Mahé)
Uno de los caminos de Mission Lodge - Venn's Town (Mahé)

Saliendo de aquí continuamos con el coche en dirección hacia Victoria, pero unos 300 metros más allá aparcamos el coche junto a la carretera y fuimos a ver el antiguo cementerio de la misión. Hay un letrero junto a la carretera que marca el lugar, pero es fácil pasárselo de largo. Junto al lugar donde dejamos el coche había una plantación de té ladera abajo.

Seguimos por la misma carretera en dirección hacia la costa este y, antes de llegar a Victoria, nos desviamos a la izquierda por una carretera que va en dirección a Beau Vallon, en la costa noroeste, ya que nuestro siguiente objetivo del día era hacer la caminata a Anse Major.

Al llegar a Beau Vallon tomamos una carretera a la izquierda, en dirección hacia Danzil. Unos 3 km al oeste de Beau Vallon pasamos de largo el punto donde se encuentra el restaurante L'Escalaimage y continuamos por una carretera bastante estrecha durante unos centenares de metros hasta llegar a una pequeña zona boscosa, ante un edificio de apartamentos que parecía abandonado.

Delante de él hay un pequeño aparcamiento (posición GPS: -4.618747651, 55.39724769) donde pudimos dejar el coche aparcado bajo los árboles. La pista cimentada continúa más allá, pero ya no hay ningún aparcamiento más. Si aquí no hubiera aparcamiento libre entonces tendréis que volver atrás hasta encontrar algún lugar donde aparcar el coche.

En el camino hacia la playa de Anse Major (Mahé)
En el camino hacia la playa de Anse Major (Mahé)

El camino a Anse Major es una de las caminatas más populares de la isla. Su longitud es de 3,2 km ida y vuelta y se tarda de 45 minutos a una hora en completarlo en cada sentido. No es un camino especialmente difícil, pero conviene llevar calzado adecuado (no chanclas).

Dado que la mayor parte del camino transcurre por zonas sin sombra también es importante llevar crema solar y un sombrero o gorra para proteger la cabeza. Y, sobre todo, bastante agua para hidratarse.

La intensa insolación es quizás la mayor dificultad de esta caminata y hay que ir preparado para mitigarla.

Desde el lugar donde habíamos aparcado el coche anduvimos unos 100 metros hasta el inicio del camino a Anse Major, claramente indicado con un letrero sobre unas escaleras de tierra que suben. Desde este punto el camino va subiendo suavemente al principio. Las vistas desde el camino son alucinantes hacia el océano Índico y la isla Silhouette por un lado y hacia las montañas y el Morne Seychellois del otro.

El camino está muy bien indicado y es imposible perderse. Hay marcas de distancia del camino cada 500 metros. En un punto del camino hay un mirador orientado hacia el océano y las Islas Silhouette y Du Nord.

Vista sobre la playa de Anse Major (Mahé)
Vista sobre la playa de Anse Major (Mahé)

Y hacia el final del camino hay otro mirador orientado hacia la bahía y que proporciona una vista panorámica espectacular sobre la playa de Anse Major.

Desde el punto donde se encuentra este mirador el camino baja hacia la playa. En realidad Anse Major está formada por dos playas, ya que hay un grupo de rocas que separa una playa de la otra y no permiten ir de una a la otra a través de la arena de la playa.

Pasamos de largo la primera porque es bastante pequeña (unos 15 metros de ancho) y ya había alguien. Así que por un camino que se adentra en el bosque llegamos hasta el segundo tramo de playa, el cual es mayor que el primero, pero aun y así no pasa de los 60 metros de ancho.

En la playa de Anse Major la arena no es tan blanca ni tan fina como en otras playas de la isla, pero es igualmente muy bonita y muy salvaje por la dificultad en llegar a ella. Todo ello le proporciona un plus de interés.

Aquel día las olas eran fuertes y no invitaban a alejarse de la orilla, pero nos quedamos en un rincón de la playa (en el extremo oriental de la playa) donde unas rocas rompían las olas y así pudimos bañarnos a salvo de las corrientes.

De todos modos, también pudimos bañarnos en un bonito estanque de agua dulce que había justo detrás nuestro, bajo la vegetación. El agua de este estanque estaba bastante más fría que la del mar porque venía directamente de las montañas a través de un pequeño riachuelo que lo alimenta.

En la playa de Anse Major estuvimos un buen rato disfrutando de un lugar tan bonito y solo acompañados por un grupo de mujeres y niños locales y no más de cuatro extranjeros en toda la playa. Fue la mejor recompensa posible al esfuerzo y al sofocón que suponen llegar hasta aquí. En cualquier caso vale mucho la pena hacer esta excursión.

La playa de Anse Major y, al fondo, la isla Silhouette (Mahé)
La playa de Anse Major y, al fondo, la isla Silhouette (Mahé)

Los 1,7 km del camino de vuelta hasta donde teníamos el coche se nos hicieron más cortos que a la ida.

Y tuvimos mucha suerte porque cuando ya estábamos saliendo de Danzil con el coche en dirección a Beau Vallon empezó a llover y ya no paró en un buen rato.

Al llegar a Beau Vallon tomamos la carretera N Coast Rd que va hacia el norte por la costa oeste y bordea completamente la península norte de la isla de Mahé. Hicimos todo el camino bajo una lluvia que a ratos era muy intensa.

Buscábamos un lugar donde comer, pero la intensa lluvia nos llevó a buscar el refugio del STC Hypermarket que encontramos en la salida sur de Victoria. Dentro del hipermercado encontramos uno restaurante wok asiático donde pudimos comer algo a cubierto de la lluvia. Cuando marchamos de aquí, después de comer, ya no llovía.

Vista de la bahía de Anse Royale (Mahé)
Vista de la bahía de Anse Royale (Mahé)

Pasadas las cinco de la tarde continuamos con el coche hacia el sur siguiendo la costa oriental y nos detuvimos en Anse Royale, junto a la iglesia RC, la cual tiene una torre-campanario de piedra y está ubicada en un bonito lugar junto a la bahía de Anse Royale. Hicimos unas cuántas fotos desde la playa de arena blanca y aguas turquesas que hay a ambos lados de la iglesia.

Ya eran las 18:15 y queríamos ir hasta la costa occidental para ver una nueva puesta de sol, aprovechando que hacía rato que ya no llovía y a ratos aparecía el sol. Así que volvimos atrás 1 km para tomar la carretera Les Canelles Rd que cruza la isla de este a oeste y que nos llevó hasta Anse à La Mouche.

Nos paramos en una minúscula pero bonita playa (posición GPS: -4.72899, 55.48647) que hay junto a la carretera W Coast Rd en el extremo norte de la bahía de Anse à la Mouche.

Puesta de sol sobre la bahía de Anse à la Mouche y Cap Lazare (Mahé)
Puesta de sol sobre la bahía de Anse à la Mouche y Cap Lazare (Mahé)

Llegamos justo a tiempo para ver una puesta de sol entre nubes negras y con un trozo de cielo de colores naranjas y cobrizos sobre Cap Lazare. Muy bonita.

Fue una muy buena despedida porque el día siguiente ya volvíamos hacia casa y esta era la última oportunidad que teníamos de ver una puesta de sol en este viaje, algo que veníamos haciendo casi a diario en las tres islas.

Cuando ya hacía un buen rato que el sol se había escondido en el horizonte y ya era del todo oscuro volvimos con el coche hacia el alojamiento, a unos 2 km al norte, en la zona de Anse Louis.

Día 13: MAHÉ - Doha (Catar)

Último día en la isla de Mahé y en Seychelles. Nos levantamos a las 7:45 y lo primero que hicimos fue coger el coche para disfrutar del último baño de este viaje, a pesar de que el día se había levantado muy gris.

Nuestra idea era ir a la playa de Anse Louis, pero cuando llegamos a ella comprobamos que las olas eran grandes y decidimos ir hasta la siguiente playa hacia el sur, justo en el lugar en el que la tarde anterior habíamos disfrutado de la puesta de sol. Ese trozo de playa nos había gustado y por eso pensamos en ella para este último baño.

En esta pequeña cala el mar parecía una piscina gigante porque la bahía de Anse à la Mouche está protegida por una barrera coralina. A esa hora la marea estaba realmente baja en esta zona de la costa y el agua no nos llegaba ni a la rodilla. A ratos llovía, pero eso no nos desanimó para el baño, al contrario.

Después del baño volvimos al alojamiento, desayunamos y preparamos el equipaje para dejar la casa. Nos despedimos de María, nuestra simpática y atenta huésped, y pusimos rumbo con el coche hacia el lado oriental de la isla.

Vista del Domaine de Val de Prés (Anse aux Pins, Mahé)
Vista del Domaine de Val de Prés (Anse aux Pins, Mahé)

Nuestro primer destino era el Domaine de Val de Prés (Craft's Village), situado en Anse aux Pins, y que teníamos pendiente de visitar. Recorrimos diferentes tiendas y talleres de artesanía del complejo buscando algún recuerdo de este viaje. Lo cierto es que hay cosas muy bonitas para comprar, aunque los precios no son baratos.

Acabadas las compras continuamos hacia el sur 1,4 km por la E Coast Rd hasta llegar a la Takamaka Rum Distillery, el único productor y exportador comercial de ron de las Seychelles. La actual destilería está situada en La Plaine St André, una finca donde antiguamente había una plantación de caña de azúcar.

En la Takamaka Rum Distillery bajo la lluvia (La Plaine St André, Mahé)
En la Takamaka Rum Distillery bajo la lluvia (La Plaine St André, Mahé)

En la casa de la plantación hay un pequeño museo que se puede visitar gratuitamente.

También hay una tienda donde se pueden comprar las diversas variedades de ron que se producen aquí.

A las 11:30 y 13:30 hay visitas guiadas por la destilería, la antigua plantación, el jardín y que acaban con una degustación de rones de la casa. Esta visita guiada, que nosotros no hicimos, costaba 150 SCR por cabeza.

Ya habíamos tenido la oportunidad de probar el ron de esta marca local en varios cócteles que habíamos tomado en Praslin y La Digue.

Acabada la visita a la destilería pusimos rumbo hacia Victoria para hacer las últimas compras de este viaje, cosa que hicimos en una tienda de artesanos locales que hay detrás del Museo Nacional de Historia y también en las tiendas de la planta superior del Victoria Market.

Para el almuerzo de hoy, y puesto que el día continuaba muy inseguro y con lluvias ocasionales, escogimos el restaurante Taste of Italyimage, en la céntrica calle Market St por la sencilla razón de que podíamos comer en el interior. En él se come bien, pero como todos los restaurantes de Seychelles no es nada barato y se acaba pagando más del doble que comprando la comida en un take-away. El propietario, natural de Bari (Italia), es muy simpático.

La entrada principal al mercado de Victoria (Mahé)
La entrada principal al mercado de Victoria (Mahé)

Tras el almuerzo aún teníamos unas pocas horas antes de ir hacia el aeropuerto. Así que quisimos visitar el Jardín Botánico, situado en el extremo sur de Victoria, pero cuando llegamos a él estaba lloviendo y decidimos que no merecía la pena pagar 250 SCR/pax por la entrada a un lugar que es todo exterior y que no nos apetecía visitar bajo la lluvia.

Así que, con el coche, pusimos rumbo hacia la isla du Port y la isla de Perseverance, ambas ubicadas al norte de Victoria y conectadas con puentes a la isla principal. Lo cierto es que no tienen nada de especial para el visitante, pero en el extremo norte de la isla du Port se encuentran los edificios de los Juzgados Centrales de Seychelles y de la Asamblea Nacional de Seychelles, este último bastante bonito.

Ya eran las cuatro de la tarde y pusimos rumbo hacia el aeropuerto porque ya el día no daba más de sí, sobre todo con la lluvia que iba y venía de forma intermitente. En días anteriores habíamos acordado con la empresa de alquiler del coche que lo devolveríamos en el aparcamiento del aeropuerto y así lo hicimos.

En tres días y medio habíamos recorrido con el coche un total de 263 km por la isla de Mahé.

Entramos con el equipaje en el pequeño aeropuerto internacional de Seychelles y fuimos a buscar las duchas de uso gratuito que ofrece (nos habíamos informado en días anteriores sobre la disponibilidad de este servicio).

Este servicio de duchas está ubicado junto a los lavabos que hay detrás del Coffee Club Café, entre la terminal de vuelos nacionales y la de vuelos internacionales. Nos fue muy bien poder disponer de él.

Tras una buena ducha y ya con ropa limpia para afrontar el largo viaje de vuelta que nos esperaba, fuimos a facturar el equipaje y obtener las tarjetas de embarque ya que no se podían obtener en linea. A continuación pasamos inmigración y seguridad y fuimos a esperar a la pequeña sala de embarque.

Al cabo de un largo rato embarcamos en el Boeing 777-200 de Qatar Airways que nos llevaría hasta Doha en un vuelo de 3.359 km. Finalmente el avión despegó a las 19:35 hora local seychellois.

Después de un vuelo muy tranquilo y una cena deliciosa aterrizamos en el aeropuerto Hamad de Doha a las 23:13 hora local catarí (-1 hora respecto de la hora en Seychelles). El tiempo de vuelo efectivo fue de 4 horas y 38 minutos.

Día 14: Doha (Catar) - Barcelona

Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Doha estaba lloviendo bastante y la temperatura fuera era de 15 °C, algo que no habíamos experimentado nunca en anteriores escalas en Doha.

Esperamos el siguiente vuelo en una zona donde había unas sillas reclinadas, aunque tuvimos mucha suerte de encontrar dos que estuvieran libres porque iban muy buscadas.

A las 00:20 fuimos hacia la puerta de embarque y pasamos por zonas del aeropuerto que no habíamos visto antes, bastante espectaculares, con un gran jardín interior. El aeropuerto de Doha es la antítesis del pequeño aeropuerto de Mahé en cuanto a dimensiones y lujo, pero nos quedamos con el último, más humano y simpático.

A la una de la madrugada embarcamos en un Boeing 787-8 de Qatar Airways que, finalmente, despegó a las 2:04. Tras recorrer la distancia de 5.204 km entre Doha y Barcelona aterrizamos en el aeropuerto de Barcelona / El Prat a las 6:32 hora local (-2 horas respecto de Doha). La duración efectiva del vuelo fue de 6 horas y 28 minutos.

Después de recoger el equipaje facturado salimos de la terminal: aún era oscuro y la temperatura exterior era de unos 3 °C. Que lejos quedaba ya, en todos los sentidos, el calorcito de Seychelles!!!!.

Conclusión de este viaje

Y finaliza aquí este fantástico viaje que hicimos por varias de las islas graníticas del archipiélago de las Seychelles, un destino que no podemos dejar de recomendar.

«I love Seychelles» en un mural pintado en una calle de Victoria (Mahé)
«I love Seychelles» en un mural pintado en una calle de Victoria (Mahé)

Siempre nos habían fascinado las fotos y los reportajes que habíamos visto de las islas Seychelles, sobre todo de sus increibles paisajes, pero después de haber estado allí y haberlo experimentado en primera persona, solo podemos decir que nada hace justicia a tanta belleza.

Lo mejor que podéis hacer es ir y comprobarlo por vosotros/as mismos/as.

We love Seychelles !!!!.


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